domingo, 1 de diciembre de 2019

CAPÍTULO DOS

¿Cuándo Serán Vivificados los Muertos?
(El Retorno de Cristo)


1 Corintios 15 es la escritura básica en el entendimiento de las resurrecciones y el retorno de Cristo. Es capítulo comienza por relatar cómo Dios levantó a Cristo después que Cristo estuvo en el hadës por tres días y tres noches. La palabra ratifica la resurrección de Cristo al señalar los testigos que vieron al Cristo resucitado. Luego de mostrar tales pruebas del Cristo resucitado, la Palabra nos pregunta: “¿Cómo podemos nosotros no creer en la resurrección ya que Cristo sí resucitó?”

          1 Corintios 15:3:
          Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.

          Versículo 4:
          Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

          Versículo 5:
          Y que apareció a Cefas, y después a los doce.

          Versículo 6:
          Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.

          Versículo 7:
          Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;

          Versículo 8:
          Y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

          Versículo 12:
          Pero si se predica de Cristo que resucitó [fuera] de [entre] los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?

          Versículo 13:
          Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.

          Versículo 14:
          Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.



          Versículo 15:
          Y somos hallados falsos testigos de Dios [si predicamos que Cristo fue resucitado y no lo fue]; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.

          Versículo 16:
          Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;

          Versículo 17:
          Y si Cristo no resucitó, vuestra fe [creencia] es vana; aún estáis en vuestros pecados.

          Versículo 18:
          Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.

          Versículo 19:
          Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.

Pablo ha debatido y probado su tesis cuidadosamente: que la esperanza de la humanidad es la resurrección de Cristo. Para que el Cristo que ascendió retorne, tiene que haber resucitado. Sin este acontecimiento crucial, nuestra creencia es vana, nuestra enseñanza es falsa, y somos los más desventurados, por cuanto no tenemos esperanza de una vida futura. Pero afortunadamente, nuestra creencia no es vana, nuestra enseñanza no es falsa, y somos los más esperanzados porque Cristo sí resucitó.

Dado que Cristo sí resucitó, ¿cuándo regresará? Mateo 24:3 y 6 dan el relato de la pregunta que los discípulos le hicieron a Jesús acerca de su retorno personal y el fin del tiempo.

       Mateo 24:3:
       ...Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin [sunteleia, moviéndose hacia el punto final, telos] del siglo?

       Versículo 6:
       ...porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin [telos, punto final].

La palabra “venida” en Mateo 24:3 es la palabra griega parousia, traducida en la Biblia como “venida”, “presencia” y “advenimiento”, y siempre indica la presencia personal de la persona de quien se habla.* Para entender la segunda venida de Cristo, debemos mirar su primera venida.

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*Las siguientes escrituras son todos los lugares en el Nuevo Testamento donde la palabra parousia se usa. Nótese que no solamente se usa sobre la venida de Cristo por su Iglesia; pero siempre demuestra la presencia personal de aquel de quien se habla:
Mateo 24:3,27,37,39; 1 Corintios 15:23; 16:17; 2 Corintios 7:6,7; 10:10; Filipenses 1:26; 2:12; 1 Tesalonicenses 2:19; 3:13; 4:15; 5:23; 2 Tesalonicenses 2:1,8,9; Santiago 5:7,8; 2 Pedro 1:16; 3:4,12; 1 Juan 2:28.
Miqueas 5:2 indica que Cristo saldría de Belén (acontecimiento que está relatado en Mateo 2:1) mientras que Zacarías 9:9 indica la venida de Cristo a Jerusalén (acontecimiento relatado en Mateo 21:1-10).
Los acontecimientos entre e incluyendo el nacimiento de Cristo y su ascensión es su primera venida. Y, así como la primera venida de Cristo abarca un período de tiempo, lo mismo hace su segunda venida, la parousia.
Los acontecimientos del fin (sunteleia) incluyen: (1) La venida de Cristo por sus santos, (2) los acontecimientos del Libro de Apocalipsis, con la venida de Cristo con sus santos, (3) la primera y segunda resurrección, y finalmente (4) el fin (telos) cuando la muerte es destruida y todas las cosas le están sujetas a Dios.

La segunda venida de Cristo tiene dos fases básicas. Las dos partes de la parousia deben distinguirse claramente a fin de evitar serios errores. Con estas dos fases todos los muertos serán vivificados y los creyentes vivos serán hechos inmortales.

1.                  El retorno de Cristo por su Iglesia, el Cuerpo
La Reunión

La parte del retorno (parousia) de Cristo por su Iglesia es llamada en 2 Tesalonicenses 2:1 “nuestra reunión con él”. Primeramente, debe notarse que la reunión afecta solamente a quienes son renacidos de Dios* durante la Era de la Iglesia del Cuerpo, era que abarca el periodo entre el día de Pentecostés y la primera parte de la parousia. Los no salvos del periodo de la Iglesia del Cuerpo y todos los otros de antes y después de la Era de la Iglesia serán resucitados cuando Cristo venga con sus santos. Ningún incrédulo está afectado por la parte de la parousia de Cristo por su Iglesia, ni tampoco lo están los santos del Antiguo Testamento, ni la Iglesia de la Esposa.

El orden de los acontecimientos en el retorno de Cristo por su Iglesia del Cuerpo fue revelado a Pablo y está relatado en 1 Tesalonicenses 4 y 1 Corintios 15.

       1 Tesalonicenses 4:13-18:
       Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
       Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
       Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del señor, no precederemos a los que durmieron.
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
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*Romanos 10:9,10: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, será salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.-
Esta primera parte de la parousia no es técnicamente, una resurrección de los muertos, aun cuando el versículo 16 dice: “...y los muertos en Cristo resucitarán primero”. No es una resurrección de los muertos porque algunos creyentes estarán vivos en esta parte de la venida de Cristo y naturalmente no necesitarán ser resucitados. Aquellos que estén vivos serán arrebatados en las nubes con los creyentes que poco antes habrán sido resucitados para recibir al Señor en el aire. Con esta venida de Cristo por su Iglesia, él no vendrá sobre la tierra; él simplemente va a reunir a muertos y vivos de la Iglesia del Cuerpo. 1 Corintios 15 corrobora estos acontecimientos.

       1 Corintios 15:51-54:
       He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos [no todos estarán muertos al retorno de Cristo]; pero todos  [los miembros de la Iglesia] seremos transformados,
       En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros [que estemos vivos al momento de su retorno] seremos transformados.
       Porque es necesario que esto corruptible [los muertos de la Iglesia del Cuerpo] se vista de incorrupción, y esto mortal [los de la Iglesia del Cuerpo que estén vivos] se vista de inmortalidad.
       Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

Cuando los mortales se hayan vestido de inmortalidad y los muertos y corruptos hayan sido levantados incorruptibles, todos tendrán un nuevo cuerpo, tal como se declara anteriormente en el capítulo 15 de 1 Corintios. El cuerpo natural, el cuerpo que una persona tiene antes del retorno de Cristo, tiene sus limitaciones; pero el cuerpo espiritual que él da a su retorno es como su cuerpo resucitado --ilimitado en alcance y actividad.

       1 Corintios 15:44:
       Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

       Versículo 45:
       Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán [Jesucristo], espíritu vivificante.

       Versículo 46:
       Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.

       Versículo 47:
       El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.

       Versículo 48:
       Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.

       Versículo 49:
       Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.

       Versículo 50:
       Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

Nuestro cuerpo carnal es un cuerpo natural. Pero con la reunión, tendremos un nuevo aspecto, un nuevo tipo de cuerpo --un cuerpo espiritual. Hasta que Cristo retorne, los muertos permanecen en el hadës con cuerpos físicos corruptos y con inconsciencia.

2.                  El Retorno de Cristo con su Iglesia
Las Resurrecciones

La venida de Cristo a la tierra con sus santos es también parte de la parousia, pero está solamente relacionada con “el día del Señor”.*  Esta parte de la parousia debe definitivamente ser distinguida de la primera parte de la parousia cuando Cristo viene por su Iglesia. La venida de Cristo con sus santos, llamada en griego apokalupsis, es la “aparición”, la “revelación”, “el advenimiento” y “el día del Señor”. El día del Señor incluye el periodo de los juicios de Dios. La Iglesia del Cuerpo nunca tendrá que sufrir esta experiencia pues ya habrá sido reunida. No sería ningún consuelo si tuviéramos que pasar por la tribulación del periodo del Apocalipsis. Además, si la reunión se confunde con la resurrección, entonces toda la Iglesia del Cuerpo tendría que pasar por la tribulación. Dado que la Iglesia del Cuerpo no estará sobre la tierra durante el periodo de tribulación, 1 Tesalonicenses dice “...alentaos los unos a los otros con estas palabras”.

El hecho que a los creyentes de la Iglesia del Cuerpo se les evitará la tribulación, de la cual se habla en el Libro de Apocalipsis, está expuesto varias veces en las epístolas. 2 Tesalonicenses 2 es un ejemplo.

2 Tesalonicenses 2:1-3:
       Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,
       Que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.


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*El “ día del Señor” no es un día de la semana sino el día en que el Señor del cielo juzgará. Está en oposición al “tribunal humano” (1 Corintios 4:3) que es durante la era de la Iglesia del Cuerpo; ahora, cuando son los hombres los que juzgan.-




       Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apos-       
       tasía [correctamente traducida, “la apostasía” es “la partida”, lo cual indica “la reu-  
       nión”],* y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición.

La iglesia habrá partido y estará con Cristo antes que la ira del día del juicio de Dios acontezca, los siguientes pasajes también ratifican esta verdad.

Romanos 8:1:
Ahora, pues, ninguna condenación [Katakrima, juicio] hay para los que están en Cristo Jesús...

1 Tesalonicenses 1:10:
Y esperar de los cielos a Su hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

       Romanos 5:9:
       Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

En esta parte de la parousia de Cristo la Iglesia ya habrá sido juzgada, no para castigo, sino para recompensas. 2 Corintios 5:10, haciendo referencia a la parousia por la Iglesia, dice: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo...” Este tribunal es el bëma, el lugar desde el cual se dan premios y recompensas “según lo que hayan hecho”.

La Iglesia del Cuerpo se presenta ante el bëma de Cristo para recibir la “corona de justicia”, “recompensas” por nuestras obras, por la fidelidad de nuestra mayordomía para Él. Nosotros aparecemos ante el bëma de Cristo, no para recibir sentencia de ira o condenación de Dios, sino para recibir “alabanza de Dios”. Ninguno de los hijos renacidos de Dios en Cristo será juzgado en cuanto a su posición o cualquiera otra cosa, por cuanto ellos ya han sido juzgados en la persona de su sustituto y mediador, Cristo Jesús. (Juan 5:24; 3:17,18; 1 Corintios 11:32; Romanos 8:33,34; 1 Tesalonicences 1:10; 5:9).

En el día del juicio del Señor, cuando toda la gente haya sido resucitada,** todos (excepto la Iglesia del Cuerpo) aparecerán ante el tribunal, el estrado desde el cual serán pronunciadas las sentencias del juicio de Dios.

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*Antes del “día del Señor”, los creyentes renacidos tienen que haber partido de este mundo para   estar con Cristo. Después de esto se cumplirá que “se manifieste el hombre de pecado” que será seguido entonces por “el día de la ira”.
En 2 Tesalonicenses 2:3, las palabras griegas son hë apostasia.
La palabra es el artículo “la”. El prefijo apo quiere decir “alejamiento de”. Si se tiene un círculo, apo se ilustraría como una línea en movimiento del exterior del círculo a algún punto distante. Stasia quiere decir “separar”, o “sacar”. Hë apostasia es una separación, un alejamiento de, o un sacamiento fuera de entre, es la partida.
**”Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”.
1 Corintios 15:22.-
2 Tesalonicenses 1:7-10 relata algunos de los acontecimientos que ocurrirán cuando Cristo retorne con su Iglesia.

       y a vosotros que sois [fuisteis] atribulados, daros reposo con nosotros, cuando [en el momento en que] se manifieste [apokalupsis] el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder [angelon dumaneos, que quiere decir “mensajeros de Su poder”, tanto los ángeles como los santos de la Iglesia],
       en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;
       los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.
       Cuando venga [después que haya venido] en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

Estas palabras no podrían ser más claras. Definitivamente no tratan sobre la parousia de Cristo por su Iglesia, sino sobre la aparición de Cristo más tarde en la aparición apocalíptica, apokalupsis, de sí mismo sobre la tierra. Si leemos las escrituras que se refieren a la venida de Cristo por su iglesia y las interpretamos como la venida de Cristo a la tierra con su Iglesia, permanecemos ignorantes de la esperanza bienaventurada* y nos encontramos temerosos y frustrados.

Cuando Cristo retorne con sus santos ya reunidos, habrá dos resurrecciones, una para los justos y otra para los injustos.

       Juan 5:28,29:
       No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
       Y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

       Hechos 24:15:
       Teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos.

       Lucas 14:14:
       ...pero te será recompensado en la resurrección de los justos.

       Hebreos 11:35:
       ...a fin de obtener mejor resurrección [la primera resurrección, la de los justos].


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*Tito 2:13: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y [el] Salvador Jesucristo”.


La primera resurrección es para los justos; la segunda para los injustos. Existe un periodo de tiempo entre estas dos. Apocalipsis 20, una visión de Juan sobre los últimos días, habla del lapso de tiempo y explica muchos otros acontecimientos de la sunteleia, los últimos tiempos cerca del fin mismo.


       Versículo 1:
       Vi un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.

       Versículo 2:
       Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;

       Versículo 3:
       Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

       Versículo 4:
       Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi la almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús, y por la Palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

       Versículo 5:
       Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.

       Versículo 6:
       Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

       Versículo 7:
       Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,

       Versículo 8:
       Y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.

       Versículo 9:
       Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada, y de Dios descendió fuego del cielo y los consumió.


       Versículo 10:
       Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

       Versículo 11:
       Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
       Versículo 12:
       Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.

       Versículo 13:
       Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades [hadës] entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.

       Versículo 14:
       Y la muerte y el Hades [hadës] fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.

       Versículo 15:
       Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

Ya para el versículo 13 de Apocalipsis 20 todos los muertos habrán sido resucitados. Mirando nuevamente a 1 Corintios 15, los versículos condensados sobre el retorno de Cristo, con sus distintas facetas, se entienden más claramente.

       1 Corintios 15:22:
       Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.*

¿Cuándo serán todos vivificados?

Aquellos que han muerto durante la administración de la Iglesia del Cuerpo serán vivificados cuando Cristo venga por su Iglesia. Todos los demás serán vivificados cuando Cristo venga con su Iglesia. Entre la primera resurrección y a la segunda hay un lapso de tiempo. Algunos eruditos de la Biblia dicen que de 1000 años. Pero la primera y la segunda resurrección vivificarán a todos, y todos serán juzgados.

       Versículo 24:
       Luego el fin [telos, el punto finalísimo], cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.


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*El versículo 22 es a veces usado incorrectamente para probar que toda la gente será finalmente salva y todo el mundo estará con Cristo. Todos  sin excepción “serán vivificados”, pero no todos tendrán la recompensa de ir al cielo.

Cuando llegue este momento, todos habrán sido juzgados --las sentencias pasadas, las recompensas dadas-- y habrá un cielo nuevo y una tierra nueva donde no habrá más pecado, enfermedad o muerte. En aquel momento él será Rey de Reyes y Señor de Señores.

       Versículo 25:
       Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.

       Versículo 26:
       Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.

Cuando la muerte sea destruida podremos preguntar: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” Cuando la profecía de Apocalipsis 20:14 se cumpla, la cual dice: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego”, entonces la muerte habrá sido destruida y por consiguiente no tendrá ningún aguijón.
      
Versículo 27:
Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies...

       Versículo 28:
       Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

Para cuando Dios sea todo en todos, la Iglesia habrá sido reunida y recompensada; los justos y los injustos habrán sido resucitados y juzgados para recompensas y castigos; y, finalmente, la muerte destruida. Únicamente en estas tres ocasiones --la reunión, la primera y la segunda resurrección-- serán vivificados los muertos.

PRIMERA PARTE

LA TESIS 

CAPÍTULO UNO

¿Están vivos ahora los muertos?


La mayoría de los cristianos sostienen la creencia que, al morir, aquellos que pertenecen a Cristo son inmediatamente recibidos arriba en gloria, llamada comúnmente “cielos” o “paraíso”, para aparecer ante el Padre. Allí están vivos y conscientes y tienen una existencia gozosa con Él y con sus seres queridos. Tal creencia es contraria a las enseñanzas en la Palabra de Dios. Pues si una persona es llevada a felicidad eterna inmediatamente después de expirar, ¿por qué es necesario el retorno de Cristo y/o la resurrección? Si después de la muerte el cristiano ya está inmediatamente vivo y con él, ¿por qué habría de retornar Cristo a reunir su iglesia?

Si la muerte es la entrada a la felicidad eterna con el Señor, entonces la muerte no es un enemigo, sino un amigo bienvenido. Si la muerte nos lleva a la presencia inmediata de Cristo, entonces las Escrituras están vacías y nuestro creer es en vano. Pero la muerte no es un amigo, así como 1 Corintios 15:26 enfáticamente lo señala: “Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte”. La muerte enemiga será destruida algún día, pero obviamente no lo ha sido todavía, como lo evidencia el hecho que a las empresas funerarias no les faltan los negocios.

Ya que la muerte no ha sido destruida y ya que los que han muerto todavía no están vivos y en el cielo, ¿dónde están los muertos? ¿Qué es la “muerte?”

La palabra “muerte” en la Biblia es la palabra griega thanatos, la cual se define como “el fin natural de la existencia terrenal humana”. Thanatos no es simplemente una ocurrencia instantánea cuando uno expira, sino que es un estado continuo. La liberación de este estado continuo de muerte depende del retorno de Cristo.*

Si la liberación de la muerte viene con el retorno de Cristo, ¿dónde están los muertos hasta ese momento? La Biblia dice que ellos están en el “Hades” o en el “Seol”. Estas palabras son transliteraciones directas de hadës en griego y sheol en hebreo.



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*1 Tesalonicences 4:16:17: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
1 Corintios 15:12, 13: “Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó”.

El hadës o el sheol no es nunca el lugar de destrucción;* es siempre el estado  continuo de los muertos. La traducción más exacta de hadës o sheol sería “dominio de la tumba”. El dominio de la tumba

       Salmos 6:5:
       Porque en la muerte no hay memoria de ti...

       Salmos 146:4:
       Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos.

       Eclesiastés 9:5,6,10:
       Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.
       También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.
       Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia [conocimiento], ni sabiduría.

Debido a que en la muerte no hay conocimiento, para la persona muerta no hay conciencia de tiempo. Así pues el momento de la muerte de un hombre viene a ser, en un sentido de tiempo para él, el momento del retorno de Cristo. Pero dentro de la dimensión del tiempo, el momento de la muerte de un hombre no es ni su reunión con Cristo ni su resurrección. En un sentido de tiempo él no va inmediatamente al cielo, sino que desciende al dominio de los que están en la tumba, sheol.

       Salmos 89:48:
       ¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librará su vida del Seol [sheol]?

       Salmos 16:10:
       Porque no dejarás mi alma en el Seol [sheol]...

       Salmos 49:15:
       Pero Dios redimirá [rescatar por medio de resurrección] mi vida del poder del Seol [sheol]...

       Job 21:13:
       Pasan sus días en prosperidad, y en paz descienden al Seol [sheol.

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*Gehenna en griego, que es ghi-hinnom en hebreo, se traduce “infierno”. Gehenna es el lugar de destrucción, infierno de fuego. La palabra se deriva del valle de Hinom donde la carroña arde eternamente. (Véase Josué 15:8; Mateo 13:39; Lucas 17:29,30; Mateo 25:41).
es el estado en el cual todos los muertos se encuentran; no es un qeber, un lugar donde el cuerpo está sepultado, ya sea en la tierra o en el mar. La descripción bíblica del dominio de la tumba (el reino de todos aquellos en la tumba --los muertos), sheol o hadës, es un lugar donde no hay conocimiento y por lo tanto no hay memoria.

En cada una de estas escrituras se usa la palabra hebrea sheol. Es interesante notar que las bestias también van al sheol.

       Salmos 49:12,14:
          Mas el hombre no permanecerá en honra; es semejante a las bestias que perecen.
         Como a rebaños que son conducidos al Seol [sheol], la muerte los pastoreará.

Jesucristo también descendió al dominio de la tumba cuando murió. Si alguien debió haberse ido al cielo inmediatamente después de la muerte, ciertamente que debería haber sido Jesús. Pero aun él se fue al sheol o hadës. Por tres días y tres noches él estuvo sin conciencia, como lo declaran Mateo 12 y Hechos 2.

       Mateo 12:40:
       Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

       Hechos 2:30,31,32:
       ...levantaría [Dios] al Cristo para que se sentase en su trono,
       viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades [hadës], ni su carne vio corrupción.
       A este Jesús resucitó Dios...

Igual que todos los hombres que mueren Jesús también fue al hadës.
¿Qué sucede entonces en el hadës? Todo es corrupción y podredumbre.

       Génesis 3:19:
       ...pues polvo eres, y al polvo volverás.

       Hechos 13:36:
       Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción.

Como todos los que van al sepulcro, Jesús también se hubiese corrompido totalmente si Dios no le hubiera levantado de los muertos.

       Hechos 13:34,35:
       Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción...
       Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción [podredumbre total].

Dios levantó a Jesucristo del hadës y su corrupción. Si no hubiese sido levantado, Jesucristo no podría regresar; y sin su retorno, nunca podría haber liberación para ningún hombre --cristiano o no cristiano, salvo o no salvo-- del dominio de la tumba y la corrupción correspondiente.



       Hebreos 9:27,28:
       Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
       Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos, y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar [hacer enteros] a los que le esperan.

El elemento de tiempo entre la palabra “mueran” y la palabra “y” en el versículo 27, es el lapso de tiempo entre la muerte de un hombre y el momento en que será resucitado.

“Salvar”, que significa “hacer enteros”, en el versículo 28, es la liberación de corrupción que ocurrirá cuando Cristo retorne para la reunión y la primera resurrección de la humanidad. Los muertos no están vivos para ser hechos enteros ahora, porque el hombre no tiene inmortalidad ahora. Todavía estamos sujetos a morir y a corrompernos en el sepulcro. ¿Cuándo tendremos inmortalidad? Con la segunda venida de Cristo. Hasta ese entonces, todos los que han muerto no están en el cielo; están en el hadës, el dominio de la tumba. La muerte no es un amigo que nos lleva a la presencia de Cristo y de nuestros seres queridos; es conspicuamente un enemigo, pues en la muerte todos van al dominio de la tumba.

No ahora, sino que algún día, la muerte será destruida. Entonces los muertos en Cristo tendrán un cuerpo nuevo --esta vez un cuerpo incorruptible-- y los creyentes que estén vivos tendrán un cuerpo inmortal.

       1 Corintios 15:53-57:
       Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal [vivo en ese momento] se vista de inmortalidad.
       Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal de haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
       ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado la ley.
       Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

La muerte daría para siempre fin a la vida de toda la humanidad, si no fuera por la resurrección de Cristo y por ende su retorno a reunir y resucitar al género humano. Es entonces --con el retorno de Cristo-- que tenemos victoria sobre la muerte. Entonces tenemos inmortalidad e incorrupción. Hasta ese momento, los muertos permanecen en el dominio de la tumba en corrupción e inconsciencia.


¿Estan vivos ahora los muertos?



Este es un libro extraordinario escrito por Víctor Paul Wierwille, cuya forma directa de decir las cosas tal como son con respecto al cristianismo ha atraído a miles de jóvenes, desde la enseñanza superior media hasta la universitaria, al igual que a adultos de todas las edades.

En ¿“Están vivos ahora los muertos?”. El Dr. Vierwille continúa su búsqueda en la Palabra de Dios con el fin de obtener claves para una vida victoriosa y con sentido. Él considera que estas claves dependen de la comprensión correcta de la Biblia. Desde su punto de vista bíblico, la cuestión de la supervivencia después de la muerte pertenece exclusivamente al mundo espiritual y no está legítimamente al alcance de la ciencia. La misma frase “percepción extrasensorial” implica que está realmente fuera del mundo de los sentidos.

“La Biblia demuestra explícitamente que los fenómenos sobrenaturales deben provenir de uno de dos poderes antitéticos cuyo dominio es lo espiritual”, declara el Dr. Wierwille. “Estos dos poderes son el Dios verdadero y el dios  falso, Satanás”. Él sostiene que es el poder de Satanás el que falsifica la evocación  de los muertos en las sesiones espiritistas y los acontecimientos similares, y que las personas que se mezclan con el espiritismo están siendo cruelmente engañadas.

Su libro es esencialmente un impresionante trabajo de investigación acerca de la exactitud del texto bíblico relacionado con aquellas escrituras que hablan del orden de los acontecimientos y del significado de la muerte y la resurrección.

El mensaje del libro es uno de esperanza, especialmente para aquellos que han estado desconcertados con respecto a lo que realmente dice la Biblia acerca de la muerte y la resurrección. De acuerdo a esta autoridad bíblica, el triunfo final, la obtención de la inmortalidad, se logrará únicamente cuando Jesucristo retorne a la tierra, como lo está prometido muchas y repetidas veces en el Nuevo Testamento. Con este estudio a profundidad, el Dr. Wierwille espera disipar los temores y las frustraciones de todos  aquellos que han tratado de encontrar una respuesta en el culto del espiritismo.


TABLA DE MATERIAS

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               Página
Prefacio ................................................................................................                         4
Introducción .........................................................................................                        6

PRIMERA PARTE: LA TESIS

1.             ¿Están vivos ahora los muertos? .................................................                      10
2.             ¿Cuándo serán vivificados los muertos? .....................................                     14

SEGUNDA PARTE:

Escrituras mal Entendidas................................................................                       24

3.             ¿Es la muerte una ganancia? .......................................................                     25
4.             Ausentes del cuerpo, presentes al Señor .....................................                     29
5.             La Visión en la Transfiguración .................................................                      31
6.             Por la fe Enoc fue traspuesto ......................................................                      34
7.             Lázaro en el seno de Abraham ...................................................                      36
8.             El malhechor y el paraíso ...........................................................                      40
9.             La mujer que tuvo siete maridos ................................................                      44    
10.         La Profetisa de Endor .................................................................                      46
11.         Conclusión ..................................................................................                      50

TERCERA PARTE:

Apéndices ..........................................................................................                        52


I        La diferencia entre “Matar” y “Destruir” ..................................                       53
II.            Cuerpo, alma y espíritu; Formado, hecho, creado .....................                      55
III.         Sheol y hadës; qeber y mnëmeion .............................................                       58
IV.         Thanatos, tartaroö, gehenna, abaddon, abussos y lago de fuego                      60



PREFACIO


Habiendo investigado personalmente durante tantos años todos los campos directa y remotamente asociados con el tema de “¿Están vivos ahora los muertos?”, el autor presenta este trabajo de investigación bíblica con lógica, profundidad bíblica y visión interna espiritual. Esta investigación puede que provoque controversia, pero ciertamente no deja de ser oportuna en virtud de las enseñanzas actuales de muchos líderes religiosos y la experimentación en el mundo psíquico que está encontrando supuestas pruebas de supervivencia después de la muerte. Con estos fenómenos sobrenaturales se está atrayendo de modo convincente tanto a  legos como a cleros. De esta manera, careciendo de conocimiento bíblico exacto, son víctimas de fenómenos falsificados que, para los que están en la ignorancia, parecen inocentes y genuinos.

 El hecho que sí ocurren ciertos fenómenos es obvio para quienes quieran observar. Pero la Biblia expone claramente su enseñanza en este asunto de los fenómenos. La Palabra de Dios divide concienzudamente todas las cosas en dos campos: lo espiritual y lo físico. La ciencia y el hombre de los cinco sentidos (la Biblia lo llama el “hombre natural”) pueden conocer y analizar el mundo físico o material. Pero la supervivencia después de la muerte es un asunto que trata exclusivamente con el mundo espiritual y legítimamente no está dentro del alcance de la ciencia ni del hombre natural, científico, regido por el conocimiento de los sentidos. Contrariamente a la enseñanza bíblica que el hombre natural puede conocer únicamente el mundo natural y físico, está surgiendo cierto grupo supuestamente científico que trata de examinar los fenómenos sobrenaturales. Este grupo llama el poder que ellos investigan “percepción extrasensorial”, denominación que desde un principio lo coloca fuera del campo de los sentidos y por ende, lógicamente, fuera del alcance de la ciencia.

¿Qué sabe o cree la ciencia sobre la existencia de dos dioses? La Biblia demuestra explícitamente que los fenómenos sobrenaturales deben provenir de uno de estos dos poderes antitéticos cuyo dominio exclusivo es lo espiritual: (1) el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el verdadero Dios; o (2) Satanás, el dios de este mundo, el dios falso que, si pudiera, engañaría aun a los escogidos del Dios verdadero. Aquellos que están involucrados en el espiritismo y aquellos que sostienen que poseen controles científicos para el estudio de los fenómenos, están siendo cautelosamente engañados por el dios de este mundo y cada vez con mayor frecuencia.

La ironía del engaño de Satanás es que aunque él es el autor del pecado y de la muerte, durante las sesiones espiritistas y las experiencias de percepción extrasensorial, es el poder de Satanás que falsifica la evocación de los muertos y los hace aparecer vivos y disfrutando del “Gran Porvenir”. Los fenómenos auditivos y ectoplasmáticos de aquellos que han muerto y ahora aparecen vivos en otro lado no pueden ser patrocinados por el Dios y Padre del Señor Jesucristo. La Palabra de Dios muestra que con el retorno de Cristo es que habrá vida nueva para los muertos. Antes del retorno de Cristo, todos aquellos que han muerto permanecen en la tumba en corrupción e inconsciencia. Por lo tanto, si una persona muerta aparenta estar presente en cualquier experiencia, el facsímil de esa persona es una falsificación realizada por el dios engañador de este mundo. Veremos más documentación bíblica sobre este tema al estudiar en la Parte II la experiencia del Rey Saúl durante su visita a la mujer de Endor.
Satanás y los poderes satánicos constituyen un estudio bíblico por sí mismos --un tema extenso que está muy oportuno en una era infestada de espiritismo. Las leyes del mundo espiritual de Dios y de Satanás están autenticadas en la Biblia, y por consiguiente el autor de esta obra encara su tema a la luz de la fuente más lógica y segura. En una era de preguntas y búsqueda, el retorno a la Palabra de Dios y su escudriñamiento, se torna no solamente razonable, sino, en definitiva, muy satisfactorio.


INTRODUCCIÓN


La mayoría de nosotros mantenemos ciertas creencias que sin pensarlo aceptamos como verdaderas, sin compararlas con la verdad de la Palabra de Dios. Cuando nos damos cuenta que estamos actuando de esta forma automática, tenemos que detenernos, catalogar nuestros patrones mentales y ver si nuestras creencias están de acuerdo con la Palabra. Como cristianos Dios nos ha llamado a estudiar la Palabra de Dios para presentarnos a Dios aprobados como obreros que no tenemos de qué avergonzarnos en nuestra obra, dividiendo correctamente la Palabra de Verdad. Para que podamos dar testimonio de la fe de Jesucristo que está en nosotros, aceptamos la autoridad de la Palabra como base de nuestras creencias y acciones.

Aquellos que creen y entienden la Biblia, la Palabra de Dios, saben que las Escrituras enseñan sin duda alguna que, hasta o antes del retorno de Cristo, es imposible reproducir personas que ya han vivido y muerto. Por lo tanto, solamente si una persona niega la resurrección de Cristo y su retorno, puede ella creer que los muertos están vivos ahora. Si es que, como la Biblia enseña, los muertos no vivirán nuevamente hasta ser resucitados en algún futuro, entonces es axiomático que los muertos no puedan estar vivos ahora.

Este libro de investigación está dedicado a la presentación de la exactitud del texto bíblico relacionado con aquellas escrituras que hablan del orden de los acontecimientos y del significado de la muerte y la resurrección. La lucidez de las declaraciones bíblicas ha sido enturbiada no por las Escrituras, sino por las interpretaciones y las malas traducciones que el hombre ha hecho, en conjunto con las experiencias sobrenaturales que están contrarias a la Palabra de Dios. Una vez más buscamos sencillez y claridad al volver a la fuente de la verdad y al permitirle a la Palabra de Dios expresarse a sí misma y hablarnos según la absorbemos, sin defender nuestras propias ideas preconcebidas. Al fin y a la postre, la Palabra de Dios perdurará. Así que, si sinceramente deseamos respuestas y creemos en la autoridad de Dios, tenemos que volver a la revelación dada en Su Palabra.

Permítame unas palabras a modo de introducción antes de comenzar con el estudio que sigue. Debemos fijarnos cuidadosamente en que la Palabra de Dios no dice de sí misma que toda traducción de la Biblia está libre de errores. La Palabra en 2 de Timoteo 3:16 proclama que la revelación original fue inspirada por Dios y no tenía errores; pero en el intervalo han ocurrido errores de traducción. Muchos errores se han insinuado  a sí mismos en las traducciones de la Palabra desde que fue por primera vez escrita. Así que la pregunta viene a ser: ¿cómo sabe uno cuándo está leyendo la Verdadera Palabra o cuándo el error? Y cuando es un error, ¿cómo sabe uno cómo corregirlo?

Primeramente, cuando un pasaje en la Palabra de Dios es impreciso o cuando contradice otras escrituras, un estudiante de la Palabra debe consultar textos más antiguos, más cercanos al original (tales como arameo estranguelo, hebreo o griego) para ver si la traducción es tan clara en español como lo era en los textos anteriores. Consulte las traducciones de textos más antiguos para ver  si son más claros.
En segundo lugar, lea cuidadosamente el contexto completo de una escritura. En el texto de esta obra, a menudo he citado largos pasajes de la Escritura; asegúrese que con cuidado y paciencia lee el contexto completo ya que la temática circundante del versículo es esencial para la comprensión. Los versículos no pueden comunicar la verdad a que se les destina si se les extrae de sus contextos.

En tercer lugar, al estudiar escrituras imprecisas o aparentemente contradictorias, busque otras escrituras sobre el mismo tema. Cuando hay otras escrituras claras que están de acuerdo unas con otras, sabemos que los abundantes pasajes conformes deben estar en lo cierto y el pasaje impreciso y contradictorio ha sido víctima del error que se le ha insinuado con el pasar del tiempo. Debemos adherirnos a la verdad de los abundantes pasajes claros y buscar los errores de traducción en el versículo o versículos aparentemente contradictorios.

Finalmente --y tal vez debí haber llamado la atención a esta clave en primer lugar--debemos analizar cuidadosamente nuestra lectura del versículo o pasaje para ver si estamos leyendo exactamente lo que declara o si tal vez estamos imputándole a las palabras nuestras propias ideas o estamos leyendo entre líneas. Esta es una fuente principal de nuestra falta de entendimiento de la exactitud de la Palabra de Dios. Solamente cuando nuestras mentes entienden la Palabra según está escrita --una vez que la traducción es apropiada, que vemos el versículo en su contexto y que todos los versículos sobre un mismo tema están de acuerdo --es que tenemos aquello a lo cual me refiero constantemente como la Palabra de Dios. Ninguna versión ni ninguna traducción se acerca a la perfección en su representación de la inspirada Palabra de Dios original, y por lo tanto nosotros como estudiantes, debemos tener diligencia especial en buscar la verdad, la verdad sin errores, en la original Palabra respirada de Dios.

En este texto de “¿Están vivos ahora los muertos?”, he comenzado por dar las muchas escrituras que están de acuerdo al decir que todos los que mueren antes del retorno de Cristo están muertos hasta que él venga por segunda vez, de otro modo no habría necesidad de su retorno. La Palabra de Dios muestra que el retorno de Cristo (que en griego se le llama parousia) tiene dos partes. La primera parte es su venida por su Iglesia, el Cuerpo de Cristo. Esto se llama la reunión. En ese momento los muertos en Cristo serán resucitados incorruptibles y los creyentes que estén vivos se vestirán de inmortalidad. La segunda parte de la parousia es la venida de Cristo sobre la tierra con su Iglesia del Cuerpo. Durante este periodo, que también se llama apokalupsis (revelación, revelar, hacer manifiesto, quitar el velo), ocurren las resurrecciones de todos los creyentes (excepto el Cuerpo de Cristo) y de todos los incrédulos.

Después de observar la enseñanza básica de la Palabra, entonces examino varias escrituras imprecisas y aparentemente contradictorias sobre la muerte y la resurrección. Estos pasajes incluyen: (1) la expresión de Pablo en Filipenses 1: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”; (2) la expresión de Pablo en 2 Corintios 5 donde él dice: “...más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor”; (3) la visión de lo que comúnmente se conoce como la Transfiguración, en Mateo 17; (4) la transposición de Enoc para no ver muerte, según se relata en Hebreos 11; (5) la parábola de Lázaro en el seno de Abraham, en Lucas 16; (6) el relato de Jesús y uno de los malhechores el día de la crucifixión cuando Jesús dijo, según se relata en Lucas 23: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”; (7) el ejemplo de Mateo 22 sobre la mujer que tuvo siete maridos; (8) el relato en 1 Samuel 28 sobre la profetisa de Endor. Después de examinar estas escrituras, se incluyen apéndices para estudio más extenso de la usanza exacta pero intrincada de otros vocablos y otros temas relacionados con “¿Están vivos ahora los muertos?” Los apéndices incluyen: un estudio de palabras sobre la diferencia entre “matar” y “destruir”; un estudio del hombre entero --cuerpo, alma y espíritu; varias traducciones de palabras que tienen que ver con la tumba; una lista detallada de palabras específicas sobre la muerte, la destrucción y el infierno, con sus significados y varias traducciones al español.

Después de tal investigación y estudio, la revelación bíblica sobre el tema “¿Están vivos ahora los muertos?” resaltará con su claridad y consistencia.