VIVIFICADOS JUNTAMENTE CON CRISTO
Capítulo Catorce de "Ordena mis Pasos con Tu
Palabra"
Por V.P. Wierwille
Mientras veo la Palabra de Dios creciendo en los corazones y
las vidas de la gente, me siento inmensamente agradecido a Dios por Su bondad y
Su gracia. A menudo pienso en cómo el apóstol Pablo debió haberse alegrado
cuando viajaba y enseñaba la Palabra de Dios en el primer siglo. Yo, también me
regocijo y estoy profundamente agradecido por todos aquellos que están
parándose firmes por la exactitud e integridad de la maravillosa e incomparable
Palabra de Dios. La Palabra de Dios da la misma vitalidad y entusiasmo a la
vida en este momento como lo hizo cuando Jesucristo mismo caminó en esta
tierra.
Recordemos juntos el maravilloso registro en el Evangelio de
Lucas que narra un incidente del día después de la resurrección de nuestro
señor y salvador Jesucristo. Jesús, en el camino a Emaús, se unió a dos hombres
que estaban discutiendo los sucesos recientes en Jerusalén. Después de caminar
con estos hombres una cierta distancia, Jesucristo les relató información
importante para ellos. Lucas 24:27 nos dice: “Y comenzando desde Moisés, y
siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que
de él decían”.
Dios mío, cómo me habría gustado ser uno de esos dos
hombres. ¡Acaso no sería emocionante tener la compañía de Jesucristo
explicándole a usted las Escrituras que se refieren a él mismo, comenzando con
Moisés y continuando a través del Antiguo Testamento!
Después de que Jesucristo los dejó, estos dos hombres
expresaron su gran emoción al exclamar: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros,
mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”¿! No es
esto hermoso!? Verá usted, cuando la verdad de la Palabra de Dios se abre ante
nosotros, el interior de nuestros corazones cobra vida como carbones
encendidos. La Palabra de Dios es tan apasionante, tan emocionante, tan
inspiradora.
El registro en Lucas 24 también dice: “Entonces les fueron
abiertos los ojos” [de los dos hombres]. Esto es exactamente lo que ocurre con
nosotros, también, cuando la Palabra de Dios nos es dada a conocer y es
desplegada ante nosotros. Nuestros ojos necesitan ser abiertos del mismo modo
que les fueron abiertos a esos dos hombres en ese camino a Emaús. Y es debido a
que Dios tiene un gran cuidado e interés por aquellos de nosotros que estamos
buscando saber más de Él, que Él está constantemente abriendo nuestros ojos,
iluminando nuestras mentes y corazones y ampliando nuestra visión.
Para ver el gran cuidado e interés de Dios por nosotros,
necesitamos entender la verdad que se encuentra en el segundo capítulo de
Colosenses. Comencemos con el versículo 1.
Colosenses 2:1:
Porque quiero [deseo] que sepáis [que sean plenamente
conocedores de] cuán gran lucha [agÇn] sostengo por vosotros, y por los que
están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro.
La palabra “lucha” es la palabra griega agÇn que se asocia
en la literatura griega con los atletas que competían en los Juegos Olímpicos.
Esta palabra agÇn significa “cuidado”, “interés”, “preocupación”. El mayor
cuidado, interés y preocupación eran dados en el entrenamiento de estos atletas
para que pudieran competir con su máximo potencial. El deseo de Pablo era que
los creyentes de Colosas y Laodicea tuvieran el pleno conocimiento del gran
interés que tenía para con ellos, incluso por los que nunca había visto en la
carne. Este es el tipo de interés, cuidado y atención que debemos edificar en
nuestras vidas los unos por los otros. Debemos tener una seria y fervorosa
preocupación por la gente de Dios, incluso por aquellos que nunca hemos visto.
Verá usted, si Cristo no se hubiera interesado por nosotros
y no nos hubiera amado, nosotros no podríamos amar. Pero ahora somos capaces de
amar. Dios nos amó cuando éramos indignos de ser amados, cuando estábamos
muertos en delitos y pecados; y muchas veces nosotros también debemos amar
incluso a quien no es digno de ser amado. A veces amamos debido a, y otras
veces a pesar de, pero lo importante y necesario es que nos amemos los unos a
los otros. Como creyentes renacidos que estamos llenos del poder de Dios y que
creemos en la Palabra de Dios, usted y yo debemos satisfacer las necesidades de
la gente hasta que ellos mismos aprendan cómo ir a Dios para ver que sus
propias necesidades sean satisfechas. Permitimos que la gente se apoye en
nuestra habilidad para manifestar el poder de Dios hasta que aprendan a
manifestar el poder de Dios en sus propias vidas. Debemos tener gran amor e
interés.
Este segundo capítulo de Colosenses nos está diciendo que
las cosas deben ser usadas y la gente debe ser amada. Podemos usar las cosas
para avanzar hacia nuestros objetivos, pero nunca debemos usar a la gente.
Considere esto: Si Dios pudo amarme tanto a través de Cristo
Jesús brindándome la más alta salvación –a mí que estaba muerto en delitos y
pecados y fui vivificado, y si Él arrojó todos mis pecados sin recordarlos más,
¿habrá alguna persona en este mundo que yo no pueda perdonar? Yo no tengo ningún
problema perdonando a otras personas cuando considero la gran gracia con la que
Dios me perdonó a mí. Y si usted realmente sabe lo que Dios hizo en Cristo por
usted, entonces no tendrá ningún problema ayudando a otra persona para que
Cristo pueda hacer el mismo trabajo de redención y sanidad para ellos. Esa es
la ternura, ese es el cuidado que debemos tener por todas las personas en todas
partes.
El versículo 2 nos dice por qué tenemos que tener ese
cuidado e interés por las personas.
Versículo 2:
Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor,
hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el
misterio de Dios el Padre, y de Cristo.
Qué tremendo versículo de la Escritura. Una traducción
ampliada de este versículo sería: “Tenemos este cuidado por las personas para
que sus corazones puedan ser consolados y alentados, para que sean unidos en
una mente, en un mismo espíritu para la gloria de Dios a través del amor de
Dios manifestado que ha sido derramado en nuestros corazones por el espíritu
santo, con el fin de que utilicemos en conjunto, con plena convicción, lo que
hemos aprendido a través de escuchar atentamente y reflexionar y meditar sobre
la Palabra de Dios, con la meta final de conocer plenamente el Misterio de Dios
(Quien es nuestro Padre) y de Cristo (quien es la cabeza de la Iglesia)”.
Este deseo de consolar y alentar también fue la razón por la
que Pablo envió a Timoteo a Tesalónica.
Tesalonicenses 3:2:
Y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y
colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros
[alentaros] respecto a vuestra fe.
Timoteo era el más leal, el más dedicado, la persona mejor
equipada para que Pablo enviara a una situación como la que había en Tesalónica.
Usted no habría enviado a su creyente menos cualificado; usted habría enviado
lo mejor que tenía a una situación
demandante, y lo que ocurría en Tesalónica era difícil. Así se llegó al
acuerdo de que Timoteo, “nuestro hermano y un ministro de Dios”, era la persona
adecuada para enviar a Tesalónica. Timoteo también era diligente, trabajador y
conocedor de la Palabra de Dios. Estas fueron las cualificaciones necesarias.
“…Para Confirmaros…” Verá usted, llegar a ser renacido es
sólo el comienzo. Hay muchas personas en el mundo que han renacido del Espíritu
de Dios, pero que no han tenido enseñanza, no se han establecido, no se han
edificado en la profundidad de la Palabra de Dios en ellos. Es por eso que esta
palabra “confirmaros” es tan significativa. Los renacidos necesitan ser
confirmados (“establecidos”), lo que significa ser “fortalecidos”, “hechos
firmes” hechos sólidos en la Palabra de Dios.
“…Y exhortaros…” Confirmados y exhortados. Cuando la gente llega a ser sólida en la
Palabra de Dios, la consecuencia natural es que ellos serán consolados. La
palabra griega para “exhortaros” también significa “animar” y “consolar”.
Timoteo estaba ahí tanto para establecerlos, como para exhortarlos y
consolarlos.
“Respecto a” es “para la ventaja y beneficio” de vuestra fe.
Timoteo debía establecer y alentar a los tesalonicenses para que sacaran
ventaja y provecho de su creencia, pistis. Pablo expresó esta misma exhortación
a los colosenses.
Colosenses 2:3-5:
En quien [en el cual, habla del Misterio] están escondidos
todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras
persuasivas.
Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en
espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la
firmeza de vuestra fe [creencia] en Cristo.
Pablo dice: “Tengan cuidado con las personas que buscan
atraerles lejos de la Palabra de Dios, con aquellos que les mueven lejos de
ella con palabras persuasivas. Por el contrario, sean consolados y exhortados
sabiendo que hablo en lenguas por ustedes, y estoy gozoso por la firmeza de
vuestra creencia”. Pablo siempre era bendecido cuando los creyentes eran
fieles, como estos creyentes en Colosas y los de Tesalónica.
I Tesalonicenses 3:6:
Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio
buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño,
deseando vernos, como también nosotros a vosotros.
Cuando Timoteo volvió a Pablo después de visitar a los
creyentes en Tesalónica, él trajo “buenas noticias de vuestra fe [creencia] y
amor [el amor de Dios en la mente renovada en la manifestación]”. Esta era la
condición espiritual de los tesalonicenses. Estas fueron las personas por las
que Pablo había estado grandemente preocupado, preguntándose si ellos, bajo la
persecución y la constante aflicción, permanecían fieles. Y cuando Timoteo
regresó, trajo buenas nuevas de su creencia y de su caminar con el amor de Dios
en la mente renovada en manifestación. Su creencia y amor es el primer punto
planteado en este versículo.
El segundo punto en I Tesalonicenses 3:6 se refiere a su
actitud. “…y que siempre nos recordáis con cariño…” La palabra “siempre”
significa “de continuo”, no sólo los recordaban por un momento, sino continuamente.
Ellos de continuo tenían buenos recuerdos de Pablo, de Silas y del resto de los
creyentes, los mantenían en alta estima.
El tercer punto de este versículo se refiere a su afecto
mutuo. “…Deseando vernos, como también nosotros a vosotros”. La palabra
“deseando” significa “anhelando con un deseo intenso”. Esto muestra el gran
afecto de los tesalonicenses por Pablo. “…Deseando vernos, como también
vosotros a nosotros…”. La palabra griega para “como” significa “así como” e
indica el afecto mutuo de los unos por los otros, indica su mutuo deseo de
reunirse los unos con los otros.
La combinación “vosotros” y “nosotros” es usada cuatro veces
en este versículo: Timoteo “volvió de vosotros a nosotros”, número uno; “nos
dio buenas noticias de vuestra fe y de amor”, número dos; “nos recordáis con
cariño”, número tres; “deseando vernos, como también nosotros a vosotros”,
número cuatro. Cuatro veces estas palabras se presentan juntas en el mismo
versículo. Tal aprecio mutuo: el amor, el deseo y el respeto deben mantenerse
entre los líderes y entre los creyentes si ellos quieren que la grandeza de la
Palabra de Dios realmente viva.
I Tesalonicenses 3:7:
Por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y
aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe.
La palabra “consolados” aquí significa “alentados”.
Hermanos, nos sentimos alentados “por vuestra fe”, por su andar en creencia o a
través de su andar en creencia. “Nos sentimos alentados, en nuestras
aflicciones externas y en nuestras aflicciones causadas por otras personas,
porque ustedes permanecen fieles”.
Este mismo amor mutuo y fidelidad es lo que Pablo escribió
en el segundo capítulo de Colosenses.
Colosenses 2:6:
Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor
Jesucristo, andad en él.
“De la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo,
andad…” Aquí no dice que debemos relajarnos después de que hemos recibido a
Cristo Jesús. Obviamente, ya que somos salvos y tenemos vida eterna, vamos a ir
al cielo. Pero, ¿sólo de eso se trata la vida, de ser salvo y esperar el
retorno de Cristo? De ningún modo. Ya que hemos hecho a Cristo Jesús nuestro
señor, debemos andar en él. Y este es un andar minuto a minuto. ¿Y cómo
andamos? El versículo 7 nos lo dice.
Versículo 7:
Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe,
así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
“Arraigados…” Este es el aspecto número uno en nuestro
andar. El creyente debe tener raíces. Jesucristo muestra la importancia de
estar arraigado en Mateo 13.
Mateo 13:20 y 21:
Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la
palabra, y al momento la recibe con gozo;
pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración,
pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego
tropieza.
Este hombre escuchó la Palabra de Dios y tenía gran gozo por
ello. Pero no tenía raíz, y por lo tanto su gozo duró sólo un rato. Cuando
surgió un problema, inmediatamente tropezó, porque no tenía raíz.
Entonces vemos que, con el fin de comenzar a caminar para
Dios, tenemos que estar arraigados. De lo contrario, cuando alguien nos
cuestione, o ataque la Palabra de Dios, no vamos a permanecer firmes por mucho
tiempo. Algunas personas pueden preguntarle: “¿Qué sabes tú de la Palabra de
Dios?” Ellos lo desafiarán diciendo: “¿Quién eres tú para hablar como un
graduado de un seminario teológico? Seguramente ministros y teólogos saben más
que tú”. La verdadera pregunta es: ¿Ellos conocen a Dios y Su Palabra mejor que
usted? Ellos podrán ser más conocedores de Platón, de Aristóteles y Freud, pero
¿qué saben ellos de la Palabra de Dios? ¿Dónde se encuentran los tesoros del
conocimiento y la sabiduría? ¡En la Palabra de Dios! Así que necesitamos estar
enraizados en Su Palabra. Debemos llevar esa Palabra en nuestras mentes.
Necesitamos leer la Palabra misma, escuchar cintas sobre la Palabra, leer todo
lo que esté dividido correctamente conforme a la Palabra, memorizar la Palabra.
Tenemos que llegar a estar arraigados. Este es el aspecto número uno.
Número dos, según Colosenses 2:7, tenemos que ser
sobreedificados. Usted no puede tener un roble alto sin tener un sistema de
raíces bien desarrollado. Ahora, ¿Cuál es el punto de tener raíces profundas en
un roble, si el tronco, las ramas y ramitas no se desarrollan por igual? ¿Cuál
es el punto de estar arraigados en la Palabra de Dios si no manifestamos nada
más en nuestras vidas? Si usted como creyente nunca va más allá de simplemente
echar raíces, ¿cuál será el provecho? Un creyente debe llegar a estar arraigado
en la Palabra, pero después él o ella debe crecer y madurar, debe “ser
sobreedificado” en el conocimiento y la sabiduría de la Palabra. Llegar a estar
sobreedificados es el paso número dos.
No solamente debemos estar arraigados y sobreedificados en
Cristo, sino de acuerdo a Colosenses 2:7, también debemos estar confirmados en
la fe. Un árbol confirmado o establecido es aquel que se encuentra en su punto
óptimo de madurez. Está lleno de hojas y en floreciente plenitud. Similarmente,
un creyente establecido es aquel que ha resistido la prueba del tiempo y ha
llegado a la madurez, que está lleno de fruto. “Confirmados” en otras versiones
se traduce “establecidos”. Aquel que está establecido está confirmado, está
afianzado, asentado, es inamovible, seguro y firme.
Bíblicamente hablando, estamos confirmados o establecidos
cuando hemos crecido en Cristo al nivel en que estamos manifestando la grandeza
de lo que Dios es. Cuando estamos llevando fruto. Cuando no somos llevados por
doquiera de todo viento de doctrina. No estamos entusiasmados con el Señor un
día y pesimistas y deprimidos al siguiente. Tenemos que llegar a estar establecidos
en la Palabra de Dios al punto que nadie pueda movernos fuera de nuestro
centro, justo como si nos hubieran vertido cemento alrededor de nuestros pies,
de los tobillos, y nos quedáramos quietos hasta que el cemento haya fraguado.
Simplemente no podemos flaquear en la Palabra de Dios. Debemos estar
arraigados, edificados y establecidos. Esto es lo que se requiere minuto a
minuto y año tras año para que seamos representantes para Dios. Este es el
andar requerido. De esto estamos hablando.
Quiero que observe ahora a dos grandes representantes de
Dios de los que habla Hechos 16.
Hechos 16: 4 y 5:
Al pasar por las ciudades [Pablo y Timoteo], les entregaban
las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en
Jerusalén, para que las guardasen.
Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y [mientras
ellos eran establecidos y confirmados,
ellos] aumentaban en número cada día.
Como dice aquí de Pablo y Timoteo, así debería ser con usted
mientras madura como creyente: Las iglesias
serán establecidas y el número se incrementará cada día.
Y de nuevo en I Corintios 3 observamos a dos hombres que
fueron confirmados.
I Corintios 3:6:
Yo [Pablo] planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha
dado Dios.
I Corintios 3:6 dice que en Corinto, Pablo había plantado la
semilla de la Palabra de Dios y Apolos la había regado, pero ¿Quién dio el
crecimiento? Dios. ¿Quién va a plantar y
a regar hoy? Creyentes que anden en la Palabra y que hablen la Palabra de Dios.
Y mientras andamos, Dios da el crecimiento a las semillas que plantamos y
regamos.
Colosenses 2:7:
Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe,
así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
Sólo hay una manera para que las personas comiencen a estar
arraigados y sobreedificados y confirmados, y esta es que alguien les enseñe.
Así que, con el fin de conseguir que la gente sea arraigada, sobreedificada y
confirmada, usted necesita enseñar como ha sido enseñado.
“Abundando en acciones de gracias”. Las acciones de gracias
y “agradecer mientras vivimos” van de la mano. Sus acciones de gracias a Dios
causan su actuar en gratitud. ¡Viva la Palabra con acción de gracias y con
gozo! No puede usted esperar ser un
testigo eficaz para Dios a menos que viva Su Palabra. No puede solamente hablar
la Palabra; usted tiene que vivir los principios de la Palabra o no va a
permanecer.
Ahora, el versículo 8 de Colosenses 2 comienza con una seria
advertencia: “Mirad”. Usted tiene que mirar o tener cuidado (ser avispado) con
la finalidad de mantener su caminar en Cristo Jesús.
Versículo 8:
Mirad que nadie os engañe [sulagÇgeÇ] por medio de
filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a
los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
“Mirad que nadie os engañe…” “Engañe” es sulagÇgeÇ, que
significa “que seamos llevados como una presa o botín”. No permita que el
adversario le lleve lejos como un botín de batalla. No son las manzanas
podridas o estropeadas las que el devorador está buscando. Son las buenas
manzanas de las que busca apoderarse el enemigo. El adversario dedica sus
mejores esfuerzos para evitar que usted sea un denodado testigo para Dios. El
adversario no está interesado en aquellos que están sin Dios; él está interesado
en conseguir a la gente que ama a Dios y en llevarlos como un botín.
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías…” La
filosofía es la sabiduría del mundo. Hay una gran cantidad de hombres y mujeres
que son tremendamente entusiastas con la sabiduría del mundo; pero nosotros
sabemos por la Palabra de Dios que la verdadera sabiduría y el conocimiento
provienen de Dios. Los verdaderos tesoros de la sabiduría y el conocimiento se
encuentran en Dios, no en la sabiduría mundana. Así que tenga cuidado, porque
usted va a ser confrontado con la sabiduría del mundo.
La siguiente cosa con la que hay que tener cuidado es con
las “huecas sutilezas”". “Huecas” es “vacías” en el griego “sutilezas” son
“tergiversaciones”, en otras palabras,
manipulaciones intencionales. “Filosofías” y “huecas sutilezas” están
unidas por la conjunción “y” porque estas dos van de la mano. Ambos inflan el
ego. Ellas son “según las tradiciones de los hombres”.
Para ver el contraste entre la grandeza de Dios y las
tradiciones de los hombres, vamos a Mateo 15.
Mateo 15:1 y 2:
Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de
Jerusalén, diciendo:
¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los
ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
Los escribas y fariseos, que formaban parte de la jerarquía
del Templo, confrontaron a Jesucristo con el problema que sus discípulos
estaban causando al no lavarse las manos antes de comer. Lavarse las manos
antes de comer era una “tradición de los ancianos”.
Versículo 3:
Respondiendo él [Jesucristo], les dijo: ¿Por qué también
vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
Así que la tradición puede y a menudo transgrede el
mandamiento de Dios. ¿Y cuál de los dos es más importante, la tradición de los
ancianos o los mandamientos del Señor? La respuesta es obvia. En el versículo 6
de Mateo 15 Jesús concluye: “Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por
vuestra tradición”. Cuando la tradición toma preeminencia sobre la Palabra de
Dios, los mandamientos de Dios se vuelven ineficaces.
Entonces Jesús dijo a la gente en el registro de Mateo 15:
“Hipócritas”. ¿Le sorprende que Jesús dijera algo tan duro? ¿Él no amaba a la
gente? Ciertamente lo hizo; sin embargo, él llamó a estas personas hipócritas.
¿Recuerda el “mirad” de Colosenses 2:8? Usted debe ser consciente, debe estar
alerta de los trucos de la tradición.
Mateo 15:7 and 8:
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de
mí.
“Este pueblo de labios me honra…” Ellos podían decir las
palabras correctas, “pero su corazón está lejos de mí”. ¿Eran religiosos? ¿Eran
sinceros? Ciertamente lo eran. Pero ser religioso o sincero no es garantía de
la verdad. Dios no mira las apariencias; Él ve en el corazón, y “su corazón
está lejos de mí”.
Versículo 9:
Pues en vano me honran [adoran], enseñando como doctrinas,
mandamientos de hombres.
El pueblo al que Jesús se dirigía, ¿adoraba? Oh, sí. Tenían
velas, tenían el altar debidamente organizado, llevaban el atuendo correcto,
oraban en el momento adecuado, la introducción con el órgano era melodiosa, y
los salmos eran leídos con la inflexión o tono adecuado. Todo lucía muy bien,
excepto por una cosa: su corazón estaba lejos de Dios. Por lo tanto, ellos
adoraron en vano. Entonces ¿qué enseñaban ellos con el corazón tan lejos de
Dios? Enseñaron los mandamientos de los hombres como su doctrina, y no la
Palabra de Dios.
Por lo tanto Colosenses 2:8 dice: “Cuídate de no ser tomado
como botín por la sabiduría del mundo, por tergiversaciones o manipulaciones
intencionadas según la tradición de los hombres, de acuerdo a los principios
del mundo, y no según Cristo”.
Colosenses 2:9:
Porque en él [en Cristo] habita corporalmente toda la
plenitud [lleno a capacidad] de la Deidad.
Note la palabra “Deidad”. Este versículo exactamente dice:
“Porque en Cristo habita toda la plenitud de Dios Quien es la cabeza”. Y sólo
hay una cabeza: Dios. Hay dos dioses, pero sólo hay una cabeza de todo, y ese
es Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. El otro dios es el dios de este
mundo, y ciertamente él no es la cabeza.
Jesucristo fue la primera persona que se menciona en la
Palabra de Dios que tuvo sin medida todo lo que Dios podría hacer disponible en
ese momento. Toda otra persona a la que Dios había puesto de Su espíritu, se le
dio el espíritu con medida, con una cantidad específica. Mire Juan 3.
Juan 3:34:
Porque el que Dios envió [Jesucristo], las palabras de Dios
habla; pues Dios no [le] da el Espíritu por medida.
“…Pues Dios no [le] da el Espíritu por medida…” Jesucristo
entonces pudo operar al máximo todas las manifestaciones del espíritu
disponibles a él: profecía, palabra de ciencia, palabra de sabiduría,
discernimiento de espíritus, fe (creencia), milagros y dones de sanidad. Sin
embargo, hubo dos manifestaciones que él no tenía: hablar en lenguas e
interpretación de lenguas, ya que no estuvieron disponibles hasta Pentecostés.
Es por eso que toda la plenitud de Dios, la máxima plenitud que estaba
disponible, moraba en Cristo. La “plenitud de Dios” es todo lo que Dios puede
hacer disponible. Hoy tenemos la plenitud de Dios en nosotros y podemos operar
las nueve manifestaciones. Jesucristo pudo operar sólo siete. Todo lo que Dios
podría hacer disponible en ese momento, Jesucristo tuvo.
Colosenses 2:10:
Y vosotros estáis completos en él [en Jesucristo], que es la
cabeza de todo principado y potestad.
“Y vosotros estáis completos…” Si le faltara un poco de
algo, usted no estaría completo. Y usted
está completo por lo que Dios hizo en Cristo Jesús nuestro señor y salvador. Y
si Cristo es la cabeza y usted tiene a Cristo en usted, eso pone a Satanás
justo debajo de sus pies. Usted pertenece a Dios, y Satanás no tiene
absolutamente ningún derecho sobre usted o sobre sus hermanos y hermanas
cristianos. Usted puede apagar todos los dardos de fuego del adversario porque
tiene más poder de lo que él tiene.
Efesios 1 corrobora esto:
Efesios 1:3:
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
nos bendijo con toda [con cada] bendición espiritual en los lugares celestiales
en Cristo.
Dios le ha bendecido con toda bendición espiritual y le ha
hecho completo en Cristo. Dios estaba en Cristo y Cristo está en usted. Dios en
Cristo en usted le hace completo en él. Usted está completo en él con toda
bendición espiritual.
Colosenses 2:10 además dice: “…que es la cabeza de todo
principado y potestad”. Estamos completamente completos en Cristo, que es la
cabeza sobre todo principado y potestad. Ahora considere esto: Si Cristo es la
cabeza de todo principado y potestad, y si usted está completo en Cristo, usted
es poderoso, ¿no es usted es más que vencedor? Dios en Cristo en usted le da el
poder de manifestar la vida más abundante porque usted está sobre todo
principado y potestad.*
Colosenses 2:11:
En él [en Cristo] también fuisteis circuncidados con
circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal,
en la circuncisión de Cristo.
El pacto de la circuncisión fue un pacto de sangre. Dios le
dijo a Israel: “Mira, tú eres mío; Yo te protegeré. Tú has dado tu sangre.
Tenemos un pacto, y no voy a romper el pacto de sangre”. Mientras Israel caminó
en los mandamientos de Dios, no hubo literalmente nadie que pudiera
perjudicarlo. Pero Colosenses 2:11 dice que fuimos circuncidados con
circuncisión no hecha a mano, esta circuncisión consiste en que fuimos
despojados del cuerpo de pecado de la carne.
* Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad [espíritus
malignos] en las regiones celestes [de lo alto]”. Los creyentes renacidos no
tenemos lucha contra sangre y carne, es decir, contra las personas;
nosotros luchamos sólo contra un poder
espiritual. Tenemos que hacer frente a las causas y no a los síntomas. Y las
causas de los problemas son los principados, poderes, espíritus malvados de lo
alto. Y puesto que Cristo es la cabeza de todo principado y potestad, y tenemos
a Cristo en nosotros, somos más poderosos que Satanás y usted puede triunfar
sobre él y sobre el poder que él ejerce.
Nuestra circuncisión es que hemos sido librados del cuerpo
de pecado de la carne. El cuerpo de pecado de la carne fue circuncidado de
nosotros porque Cristo llevó nuestros pecados. Fue el acto de Cristo, y no el
nuestro, que nos colocó en el pacto de sangre. Hemos visto tan poco de esta Palabra y la grandeza
de lo que tenemos en Dios en Cristo, y el privilegio que tenemos de
compartirlo.
Versículo 12:
Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis
también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó
de los muertos.
“Sepultados con él en el bautismo…” ¿Sabe usted lo que es el
bautismo? La sepultura de Cristo. Con frecuencia el bautismo no se refiere a
estar inmerso en agua. “Bautismo” significa “purificar o limpiar”. En este
contexto es ir a la tumba con Cristo. Cuando él estuvo allí, nosotros estuvimos
con él. “Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también
resucitados con él…”
No sólo fuimos circuncidados en su crucifixión y bautizados
en su muerte, sino que cuando Dios resucitó a Cristo, nosotros fuimos
levantamos con él. Usted y yo fuimos resucitados con Cristo. “Resucitados con
él, mediante [a través de] la fe [creencia] en el poder [energeia, energía] de
Dios que le levantó de los muertos”. Cuando Cristo se levantó, nosotros fuimos
levantados con él. Jesucristo creyó que Dios le levantaría de entre los
muertos, y nosotros creemos lo mismo. Esa es la creencia de Colosenses 3:12.
Efesios 1 añade aún más conocimientos a esto.
Efesios 1:18-23:
Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que
sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la
gloria de su herencia en los santos,
y cuál la supereminente grandeza de su poder para con
nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza,
la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y
sentándole a su diestra en los lugares celestiales,
sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre
todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;
y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza
sobre todas las cosas a la iglesia,
la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena
en todo.
Entonces Colosenses 2 dice que fuimos circuncidados,
sepultados y resucitados con Cristo Jesús; y Efesios 1 dice que ascendimos con
él y que estamos sentados con él. ¡Estamos completamente, absolutamente
completos! Estamos equipados; es algo que ya tenemos. No por lo que somos en
nosotros mismos, sino por lo que Dios hizo en Cristo cuando lo resucitó de
entre los muertos y le sentó a Su diestra.
Cuando Jesucristo fue levantado, fuimos levantados con él;
cuando él ascendió, ascendimos con él; cuando se sentó a la diestra de Dios,
nos sentamos con él. Todo ha sido cumplido.
Colosenses 2:13:
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la
incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos
todos los pecados.
“Y a vosotros, estando muertos en pecados…” Usted ya no está
muerto en pecados, pero ha muerto a ellos. Usted estaba muerto en sus pecados
antes de renacer. Pero cuando usted renació del Espíritu de Dios con Cristo en
usted, llegó a estar muerto a esos pecados. Cada uno de nosotros nacemos en
esta vida natural muertos en delitos y pecados, y la única forma en que Dios
puede levantarnos, es al confesar con nuestra boca al Señor Jesucristo creyendo
que Dios lo resucitó de entre los muertos, como Romanos 10: 9 y 10 nos
instruye. Es entonces que se nos da la remisión del pecado y Dios pone Su
espíritu en nosotros, que es Dios en Cristo en usted, el cual es vida eterna.
Ya no estamos más muertos en nuestros delitos y pecados, y en vez de eso
llegamos a estar muertos a nuestros delitos y pecados.
Después de que Dios perdona todos los pecados, Colosenses 2
explica además lo que Él hace con todas las acusaciones que estaban en contra
de nosotros.
Versículo 14:
Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.
Me pregunté el significado de este versículo durante quince
o veinte años, dándome cuenta de que no lo entendía. También tuve un problema
con Isaías 40. El versículo 1 dice: “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice
vuestro Dios”. La palabra “consolaos” aquí significa aliviar a la gente, darles
paz y serenidad. Pero el segundo versículo de Isaías 40 continúa: “Hablad al
corazón de Jerusalén [la gente de Dios]; decidle a voces que su tiempo [el
tiempo señalado] es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha
recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados”.
“…Consolaos, consolaos, pueblo mío… Hablad al corazón de
Jerusalén…” Diles que Dios va a doblar sus pecados. Ahora ¿cómo podría consolar
a alguien si van a recibir el doble por sus pecados? ¡ Eso no tiene sentido! El
Obispo K.C. Pillai finalmente me explicó lo que es el “doble” por los pecado de
Isaías 40, y entonces entendí la frase “anulando el acta de los decretos” de
Colosenses 2:14.
En los tiempos del Antiguo Testamento una parte del sistema
judicial eran los ancianos en la puerta. Estos eran hombres mayores,
experimentados y sabios en los asuntos humanos. Ellos eran seleccionados entre
los hombres más destacados de la comunidad y eran conocidos por su honestidad y
buen juicio. Una persona que llegaba a ser un anciano en la puerta era tenida
en alta estima. Era responsable de hacer juicios racionales y decisiones con
respecto a conflictos de cualquier tipo. Estos ancianos en la puerta eran
requeridos para “sentarse” en ciertos momentos señalados, y si los habitantes de
la ciudad tenían conflictos o problemas, los presentaban en esos momentos.
Disputas y problemas civiles eran resueltos de esta manera.
Ahora, supongamos que un israelita se declaraba en
bancarrota. Él tendría que informar a los ancianos en la puerta. Los ancianos
harían una declaración de quiebra en la que se hacia una lista de todo aquel a
quien el deudor debía dinero. Cuando los ancianos habían terminado de escribir
a todos los acreedores, clavaban esta notificación de quiebra en las puertas de
la ciudad. Era publicado como un recordatorio constante al público del dilema y
la vergüenza del deudor. Día tras día este aviso se colgaba en la puerta de la
ciudad hasta que se pagaban todas las deudas.
En cualquier momento mientras permanecía esa publicación de
la deuda, una persona podía venir y actuar como un benefactor. Él podría
caminar en las puertas y leer el aviso de bancarrota. Quizá él conocía al
deudor o era de su familia. Así que el benefactor iría a ver a los ancianos en
la puerta y diría: “Quiero pagar en su totalidad todo lo que se debe y es
contrario a este deudor”, y luego él pagaría las deudas. Entonces, ¿qué hacían
los ancianos en la puerta con la notificación de bancarrota? La bajaban y la
“doblaban”. Eso significa que ellos ocultarían el registro para que nadie
pudiera ver la deuda escrita dentro y nadie podía ver ya lo que hubo en contra
del deudor. Entonces los ancianos hacían otra cosa. Ellos escribían el nombre
del ex deudor en el exterior de este documento doblado, y una vez más tomarían
la hoja doblada y la clavarían a la puerta de la ciudad. Así todo el mundo
sabría que todas las deudas, todo lo que era contrario al deudor o en contra de
él, habían sido completamente pagado.
En Isaías 40, Israel tenía sus pecados doblados. “Consolaos,
consolaos, pueblo mío… porque doble han recibido… por todos sus pecados”. Un
benefactor, llamado, el Señor Dios, pagó por sus pecados y les dio un documento
limpio y doblado en las puertas.
Similarmente, Colosenses 2:14 dice: “anulando el acta de los
decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz [la cruz de Jesucristo]”. Jesucristo, que no
conoció pecado por nosotros Dios lo hizo pecado para que pudiéramos ser
justicia de Dios en él. Él pagó nuestra deuda, y entonces Dios dio un paso
todavía mejor y la borró. Él borró completamente esas cosas que estaban en
contra de nosotros, porque Jesucristo pagó el precio en la cruz. Por lo tanto,
no hay ningún registro de lo que había en contra de nosotros, todas las deudas
han sido pagadas. Jesucristo tomó el oprobio que estaba en contra de nosotros,
y fue clavado en su cruz. Isaías 53:6 dice: “Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas [pero] Jehová cargó en él [en
Jesucristo] el pecado de todos nosotros”.
Colosenses 2:15:
Y despojando [apekduomai] a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
Esta palabra griega para “despojado” significa “habiendo
arrojado de sí mismo”, habla de lo que él cargó o llevó por nosotros. El que no
conoció pecado, fue hecho pecado por nosotros. Luego arrojó de sí mismo los
pecados, que eran los principados y potestades. Él hizo una demostración
pública de los principados y potestades, triunfando sobre ellos cuando Dios lo
resucitó de entre los muertos.*
Ahora viene más información importante que los creyentes
deben tener en cuenta.
Versículos 16 y 17:
Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en
cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo,
todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo
es de Cristo.
No le permita a nadie que lo juzgue en virtud de la ley del
Antiguo Testamento, porque no está más bajo la ley del Antiguo Testamento;
usted pertenece al Cuerpo de Cristo durante la Era de la Gracia. La ley del
Antiguo Testamento era sólo una sombra de la ley mayor del espíritu de vida en
Cristo Jesús, que ahora está en vigor.
Versículo 18:
Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto
a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su
propia mente carnal.
“Nadie os prive de vuestro premio…” Las palabras “os prive”
significan “os estafe”. La salvación es por gracia y las recompensas son por
mérito. No permita que nadie le prive de su premio, por medio de envolverle en
sus rituales religiosos, poniéndolo bajo la tradición de los hombres, y
sintiéndose orgulloso de ello, vanamente hinchado.
Versículo 19:
Y no asiéndose de la Cabeza [¿quién es la cabeza?
Jesucristo], en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose
[vinculándose] por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da
Dios.
La expresión “unidos” en el versículo 2 de Colosenses 2,
“para que sean consolados sus corazones, unidos en amor”, es repetida aquí.
Debemos sujetarnos fuertemente a la cabeza, sabiendo que todo el cuerpo, siendo
nutrido y ministrado por las coyunturas y ligamentos, crece. Ministramos la
Palabra de Dios los unos a los otros y así, el Cuerpo de Cristo es nutrido y va
creciendo. Cada creyente es parte de ese cuerpo, y cada uno de nosotros avanza,
va hacia adelante para ministrar. Recibiendo nutrimento, estamos unidos en el
Cuerpo con cada ligamento y coyuntura y podemos permanecer juntos y contribuir.
Un creyente puede ser muy fuerte en un área práctica, y otro será muy fuerte en
alguna otra área; nos complementamos y apoyamos los unos a los otros. Eso es
estar unido entre sí.
*Efesios 4:8 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó
cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres”.
Esto requiere todas las partes del cuerpo, cada uno llevando
a cabo su propia función única, para que el cuerpo funcione correctamente. I
Corintios 12:21 expresa esta imagen tan claramente: “Ni el ojo puede decir a la
mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de
vosotros”. Alguien tiene que ser ojo, otra persona la muñeca, o el dedo pulgar
o el dedo índice. ¿Qué pasaría si todos fuéramos la misma parte del Cuerpo?
Puede que nunca haya tenido aprecio particularmente por mis
dedos hasta que uno de ellos me duela. Es notable que cuando me golpeó el
pulgar con un martillo, todo mi cuerpo siente el impacto. Antes de golpearlo,
ni siquiera estaba consciente de que tengo un pulgar. Y no solo duele por un
momento, sino por algún tiempo después. El Cuerpo de Cristo es así. Si un
miembro es herido, todos sufrimos. Todas las partes en el Cuerpo espiritual son
interdependientes al igual que en el cuerpo físico.
Los miembros actúan en diferentes y variadas capacidades en
el Cuerpo. Pero cada uno somos sólo una parte de ese Cuerpo, y cada uno debe
hacer su trabajo a la medida de sus posibilidades, para que todo el Cuerpo
pueda funcionar eficazmente. Si alguien no funciona en su llamado, el Cuerpo
como una unidad está herido. Cada miembro en particular es importante. Y cuando
cada miembro está funcionando, el Cuerpo crece con el crecimiento que da Dios.
Este es un crecimiento dinámico.
Colosenses 2:20:
Pues si [ya que] habéis muerto con Cristo en cuanto a los
rudimentos [sistemas, principios] del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el
mundo, os sometéis a preceptos
Si hemos muerto con Cristo a los rudimentos del mundo, ¿por
qué nos permitimos a nosotros mismos ser sujetos a ellos de nuevo? ¿Por qué,
como si viviéramos en el mundo, estamos dogmatizando de nuevo ordenanzas? ¿De
qué tipo de ordenanzas está hablando? La Palabra de Dios va a explicar esto.
Versículos 21 y 22:
Tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques
(en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres),
cosas que todas se destruyen con el uso?
Estas ordenanzas dogmáticas son “mandamientos y doctrinas de
hombres”. El “no manejes, ni gustes, ni aun toques” son tipos de ordenanzas
hechas por el hombre corrupto. ¿Por qué entonces deberíamos someternos a
aquellas normas que son mandamientos y doctrinas de hombres? ¿Recuerda Mateo
15? Los fariseos enseñaban “como doctrinas mandamientos de hombres”. Cuando
adoramos de acuerdo a los mandamientos y doctrinas de los hombres, ¿qué tipo de
adoración es? Vana. Lo dice en Mateo 15:9: “En vano me honran [adoran]”.
Colosenses 2:23:
Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de
sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no
tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
Las ordenanzas del hombre “tienen a la verdad cierta
reputación de sabiduría”. Pero ese tipo de sabiduría es la sabiduría del hombre
natural que, cuando la estudiamos anteriormente, la encontramos de muy poco
valor, porque el verdadero conocimiento y sabiduría vienen de Dios. Las
ordenanzas del hombre y los rituales religiosos no “no tienen valor alguno
contra [hacia] los apetitos [pl‘smon, satisfacciones] de la carne”. Las ordenanzas
del hombre y los rituales religiosos no tienen ningún valor contra los apetitos
de la carne.
Colosenses 3:1:
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Si, pues, habéis resucitado con Cristo…” Se nos dijo en
Colosenses 2:12 que cuando él se levantó, nosotros fuimos levantados con él.
¿Recuerda? “Si [ya que], habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios”. Busque las cosas de
Dios; y no siga después de los rudimentos del mundo.
Versículo 2:
Poned la mira [phroneÇ, la mente, verbo] en las cosas de
arriba, no en las de la tierra.
“Poner la mente en
las cosas de arriba”, es como dice el texto. Esto significa absolutamente
hágalo. Usted pone su mente en las cosas de arriba. Ponga la Palabra de Dios en
su mente, y verá la grandeza de Dios en Cristo en usted.
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la
tierra”, porque esas cosas que vemos con nuestros sentidos son temporales; pero
lo que vemos espiritualmente, que es Dios en Cristo en nosotros, es eterno.
Damas y caballeros, el mundo exterior nunca verá la grandeza
en su vida hasta que vean al Cristo en usted. Ellos leerán su vida antes de que
alguna vez lean la Biblia, se lo garantizo. Tienen que verla viviendo en usted
primero. Seamos epístolas vivientes, conocidas y leídas por todos los hombres.
Debemos vivir la Palabra y dejar que nuestra luz brille ante los hombres.
Versículos 3 y 4:
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con
Cristo en Dios.
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces
vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
“Cuando Cristo, vuestra vida....” Cristo es nuestra vida.
Esta es la única cosa que tenemos. Estamos muertos a este mundo, pero vivos en
Cristo. Él es ahora mismo nuestra vida. Él es nuestra vida. Y él ya está
sentado a la diestra del Padre, y él va a volver por nosotros. Eso es lo que
Colosenses 3: 4 dice. “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces
vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Cuando Cristo se
manifieste, ¡seremos manifestados con él!
No conozco nada más emocionante y alentador que un andar
triunfal, que vivir en desbordante exuberancia con la mira de ser manifestados
con Cristo en gloria. No conozco otra manera mayor de alentar a la gente de
Dios a vivir en un andar constante día tras día. Porque estamos arraigados y
sobreedificados en Cristo, porque vivimos la Palabra de Dios, porque hemos
dejado este mundo con sus rudimentos y su sabiduría atrás, porque somos el
Cuerpo de Cristo donde cada uno de nosotros tiene una función específica,
porque estamos completamente completos en Cristo Jesús, por todas estas razones
y más, según lo que hemos visto en Colosenses 2 y 3, deseamos caminar para Dios
como creyentes maduros que abundan en de acción de gracias y que agradecen
mientras vivimos.
Oh, qué vida tenemos, que privilegio, ¡qué gozo es servir al
Señor Jesucristo! Hemos sido vivificados juntamente con Cristo. Estamos
completamente completos en él, y tenemos la habilidad y la autoridad de
permanecer firmes con él y los unos con los otros. Esperamos expectantes el día
en que seamos manifestamos con El en gloria. Es por eso que nuestros corazones
son consolados. Esta es la razón por la que estamos unidos en amor en esta
extraordinaria familia de Dios.
Traducción por Claudia Juárez Garbalena
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