68 - Cómo conocer y
hacer la voluntad de Dios
Mucho se ha especulado sobre el tema. Y muchos creyentes se
hacen la pregunta que encabeza el presente artículo. Esa curiosidad, por lo
general, es sana, pues en el servicio cristiano la aprobación o la desaprobación
por parte de Dios depende del conocimiento y cumplimiento de su voluntad.
Lc. 12:47-48. 47Aquel
siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme
a su voluntad, recibirá muchos azotes. 48Mas el que sin conocerla
hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se
haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más
se le pedirá. Para el Señor Jesucristo la sumisión a
la voluntad del Padre era tan vital como el alimento para el cuerpo
Jn. 4:32, 34; 2El
les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 33Entonces
los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34Jesús les
dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. Jn. 5:30). 0Y
los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por
qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
Y
algunos ejemplos bíblicos nos muestran que nada puede sustituir la aceptación
de tal voluntad.
El
rey Saúl había recibido de Dios órdenes muy claras acerca del botín dejado por
los amalecitas; pero él creyó que sería mejor apropiarse de éste a cambio del
sacrificio de vacas y ovejas en honor de Yahveh. ¿Y qué le dice el Señor?
«¿Acaso se complace
Yahveh tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las apalabras
de Yahveh? Mejor es obedecer que sacrificar»
1 S. 15:1-23). 1Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te
ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras
de Jehová. 2Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo
que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.
3Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te
apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas,
ovejas, camellos y asnos.
4Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en
Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá. 5Y
viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle. 6Y
dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que
no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a
todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos
de entre los hijos de Amalec. 7Y Saúl derrotó a los amalecitas desde
Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. 8Y tomó
vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. 9
Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor
de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros
y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y
despreciable destruyeron.
10Y vino palabra de Jehová a Samuel,
diciendo: 11Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto
de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y
clamó a Jehová toda aquella noche. 12Madrugó luego
Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel,
diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la
vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal. 13Vino, pues, Samuel a
Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra
de Jehová. 14Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y
bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? 15Y Saúl respondió:
De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y
de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.
16Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha
dicho esta noche. Y él le respondió: Di.17Y dijo Samuel: Aunque eras
pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y
Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? 18Y Jehová te envió en
misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta
que los acabes. 19¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino
que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? 20Y
Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la
misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a
los amalecitas. 21Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las
primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.
22Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los
holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que
la grosura de los carneros.
23Porque como pecado de adivinación es
la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste
la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.
Cuando
la voluntad de Dios llega clara a nuestro conocimiento, todo intento de
sustituirla por criterios humanos aparentemente más acertados es insensatez y
rebeldía cuyas consecuencias habremos de deplorar el resto de nuestros días.
La voluntad de Dios en las cuestiones dudosas de la vida
No siempre encontramos en la Biblia respuesta a nuestras
preguntas. Damos algunos ejemplos (podrían citarse muchos más):
- Se me presenta la oportunidad de obtener un nuevo
empleo. ¿Debo aceptarlo o no?
- Hay una persona que me atrae poderosamente. Ambos
estamos recíprocamente enamorados. ¿Es voluntad de Dios que me case con
ella?
- La relación con mis padres se ha hecho tensa,
prácticamente insoportable. ¿Debo abandonar la casa paterna y vivir mi
propia vida?
- Una situación análoga vivo en la iglesia. ¿Debo
buscar otra en la que me incorpore como miembro?
- ¿Quiere el Señor que me prepare para servirle mejor
en alguna forma de servicio cristiano?
- En el círculo de mis relaciones hay una persona con
la cual congenio, pero no es cristiana. ¿Qué es aconsejable en tal caso? etc. etc. etc.
Principios generales para conocer la voluntad de Dios
En primer lugar hemos de entender que no hay camino seguro al
conocimiento de la voluntad divina cuando nuestra consulta admite dudas. La
respuesta puede variar según multitud de factores y circunstancias. Nos
gustaría que Dios nos enviase un ángel que nos indicara la decisión a tomar. La
consulta sobre la voluntad del Señor en una cuestión determinada no es hoy en
día algo que pueda resolverse mediante un talismán, sino por medio de una
percepción espiritual y una sensibilidad debidamente desarrolladas. A modo de
guía, sugerimos las siguientes pautas:
1. Renuncia a todo prejuicio y a todo intento de
justificar lo que a nosotros nos gustaría que fuese la voluntad divina. De lo
contrario, cualquier respuesta que no se ajuste a nuestro deseo fácilmente será
rechazada con razonamientos fruto del autoengaño. Hemos de ir a Dios con mente
y oídos abiertos a su voz, sea cual sea su respuesta.
2. Oración sincera «para
que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; que él alumbre los ojos de
vuestro entendimiento para que sepáis cuál es la esperanza de la vocación a que
él os ha llamado» ( Ef. 1:17-18), 17para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento
de él, 18alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que
sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la
gloria de su herencia en los santos, «que
seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia
espiritual. Así podréis andar como es digno del Señor, agradándole en todo» ( Col. 1:9-10). 9Por lo cual también nosotros, desde el día que lo
oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,
10para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando
fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;
3. Consideración del tema a la luz de la Biblia. En
algunos casos la enseñanza de la Escritura es suficientemente clara y nos
indica si debemos o no tomar la decisión que nos planteamos. En otros, puede
suceder que no hallemos un texto suficientemente claro para decidir la
resolución que debemos tomar. Sin embargo, la enseñanza global de la Escritura
y el espíritu de la misma siempre contienen luz que nos ayuda a tomar nuestras
decisiones. Esa luz será tanto más clara y útil cuanto más ampliamente conozcamos
la globalidad de las Escrituras. No podemos fiarnos demasiado de lo que nos
dice un solo versículo.
Es poco fiable la práctica de abrir al azar la Biblia después
de haber orado pidiendo a Dios que nos dé como mensaje suyo el primer versículo
que aparezca a nuestros ojos. Pero no siempre ese modo de buscar la voluntad de
Dios tiene efectos tan positivos. La experiencia de aquel creyente que,
torturado por un problema, trató de encontrar la voluntad de Dios abriendo al
azar el Nuevo Testamento. El texto sobre el cual se fijaron sus ojos fue el
referido al suicidio de Judas ( Mt. 27:5). 5Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió,
y fue y se ahorcó. Pensando que algo no había
funcionado bien, aquel hombre piadoso repitió la prueba. Esta vez le salió el
texto «Ve y haz tú lo mismo» ( Lc. 10:37). 7Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces
Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo. Insatisfecho, y
desechando esta respuesta por inapropiada, probó una vez más. El texto que leyó
en el tercer intento fue: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto» ( Jn. 13:27). 7Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre,
sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.
La experiencia ha mostrado que en la mayoría de los casos el
texto salido al azar nos dirá muy poco o nada que pueda considerarse una
respuesta fiable.
En cualquier caso es importante asegurarnos de que no
distorsionamos la orientación bíblica con una interpretación de su mensaje
sesgada por nuestras ideas preconcebidas.
4. Demanda de consejo a persona capacitada para
aconsejar con sabiduría y criterio espiritual reconocidos. «El que obedece al
consejo es sabio» ( Pr. 12:15).
El camino del necio es derecho en su opinión; Mas el
que obedece al consejo es sabio.
Importantes
decisiones de algunos personajes bíblicos se debieron a la intervención de
sabios consejeros. Como botón de muestra, recordemos a David en su hora de
furor incontenible por la rudeza hiriente de Nabal. La decisión de David era
dar muerte a aquel hombre. ¿Era esto la voluntad de Dios? Pronto se vio que no.
El sabio consejo de Abigail, esposa de Nabal, fue seguido por David, y lo que
pudo haber sido un episodio trágico se convirtió en un ejemplo de sensatez; y
el dominio propio, principio de una experiencia apacible y romántica
( 1 S. 25).
5. Orientación mediante las circunstancias. Éstas en
muchos casos pueden ser valiosamente orientativas; pero también se prestan a
ser mal interpretadas. En el curso de su Providencia, Dios puede disponer las
cosas de modo que nos libre de decisiones equivocadas; o, por el contrario,
introducir una circunstancia que aparentemente facilite la decisión correcta.
Sin embargo, no siempre las circunstancias son guía infalible. En algunos casos
pueden ser engañosas y llevarnos a resoluciones que no corresponden a la
voluntad de Dios.
Esta posibilidad ha de llevarnos a analizar la situación con
cautela, dando una grado de fiabilidad superior a los medios anteriormente
señalados. No siempre circunstancias favorables para tomar una decisión indican
que nos guían a la voluntad de Dios. A veces «aun el mismo Satanás se disfraza
como ángel de luz» ( 2 Co. 11:14). 14Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se
disfraza como ángel de luz.
El auge espiritual de la iglesia de Antioquía en días de
Bernabé y Pablo era una circunstancia que podía conducir a la iglesia a retener
en su seno a aquellos dos hombres extraordinarios; así seguirían beneficiándose
de su magnífico ministerio. Parecía un criterio muy juicioso; pero no entraba
en los planes del Señor, cuya voluntad era diametralmente opuesta. La
circunstancia que se daba en Antioquía no tenía por objeto retener a los dos
grandes misioneros, sino prepararlos para emprender la gran obra de su vida; de
ella se beneficiaría no sólo la iglesia antioquena, sino todas las iglesias que
iban surgiendo y de las iglesias de todos los tiempos hasta nuestros días. Una
circunstancia determinada puede ayudarnos a entender si apunta a la voluntad de
Dios, siempre que coincida con los parámetros ya señalados.
6. La voz interior. Muchos creyentes sostienen que
Dios les habla de modo especial, indicándoles lo que deben pensar y hacer.
Frecuentemente se les oye decir: «El Señor me ha dicho». Sin embargo, este
elemento en la búsqueda de la voluntad divina es el más dudable. Puede esa voz
proceder del Espíritu de Dios, como en el caso del joven Samuel ( 1 S. 3). Y no cabe duda
que el Señor puede guiar nuestro pensamiento y «hablarnos» de modo que lo que
pensamos y después decidimos es conforme a los planes que él tiene para nuestra
vida. No obstante, en muchos otros casos la voz interior no procede de Dios,
sino del interior del propio creyente.
Tal fue el caso de los falsos profetas en Israel ( Jer. 14:14). 14Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los
profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión
mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón os profetizan.
Por eso lo que atribuimos a Dios creyendo que es revelación
suya para guiarnos no pasa de ser una pretensión injustificada. De todos los
caminos para llegar a conocer la voluntad de Dios, éste es el menos
garantizado, por ser el más expuesto a error. Ello hace necesaria una gran
sensibilidad espiritual y un conocimiento sólido de las Escrituras. Lo que
hemos dicho bajo el epígrafe anterior, es válido para lo que aquí acabamos de
señalar.
A menudo ninguno de los caminos a seguir para conocer la
voluntad de Dios es suficiente por sí solo. Conviene complementarlo con
los medios expuestos a lo largo de este artículo y con la ayuda del espíritu
santo obtener la verdad para nuestras vidas en gracia y misericordia de
Dios hacia nosotros.
Dos observaciones importantes
1. No debemos esperar una respuesta sobrenatural del Señor
cuando le pedimos que nos revele su voluntad. Es más lógico, y más bíblico,
ejercitar las facultades intelectuales que él nos ha dado para discernir lo
mejor a la luz de su Palabra e ir creciendo en el discernimiento de cual es la
Voluntad de Dios. (2Timoteo 2:15)
2. Por atinada que sea nuestra búsqueda de la voluntad de
Dios, a menos que ésta la hallemos muy claramente expuesta en la Biblia,
siempre habremos de adoptar nuestras conclusiones con reservas. Nunca podremos
decir o pensar con carácter absoluto: «Ésto es el plan de Dios para mi vida».
Por lo general, siempre quedará la sombra de la duda.
Lo máximo que puedo decir es: «Creo
que, a través de mis reflexiones, limitadas pero honestas, Dios me guía a tomar
tal o cual decisión. Si me equivoco, que él me perdone y en su misericordia me
haga conocer mejor lo que quiere de mí y para mí». De una cosa podemos estar
seguros: «Por el Señor son ordenados los pasos del hombre y él aprueba su
camino. Cuando el hombre caiga, no quedará postrado, porque el Señor sostiene
su mano»
Y él aprueba su
camino.
24 Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene
su mano.
Añadamos sinceramente algo más:
Una declaración sincera: «Hacer tu voluntad, Dios mío, me
ha agradado» ( Sal. 40:8).
8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha
agradado,Y tu ley está en medio de mi corazón.
Una súplica: «Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán»
( Sal. 43:3).
Envía tu luz y
tu verdad; éstas me guiarán;
Me conducirán a tu
santo monte,Y a tus moradas.
- Y una entrega renovada: «Heme aquí, oh Dios, vengo
para hacer tu voluntad» ( He. 10:9). 9y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu
voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.