67 - Anticipándote a la
victoria
La tristeza seca los
huesos, pero el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
Luego de la muerte de Moisés, Dios le habló a Josué para que
guiara al pueblo a la Tierra Prometida.
No le dijo que hiciera luto o que se deprimiera, al contrario, le
dijo levántate y haz la obra! Porque Él lo acompañaría de la misma forma que
estuvo con Moisés
Josué 1:1-5). 1 Aconteció
después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo
de Nun, servidor de Moisés, diciendo: 2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora,
pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo
les doy a los hijos de Israel. 3 Yo os he entregado, como lo había dicho a
Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4 Desde el desierto y
el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el
gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5 Nadie
te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés,
estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Muchas veces nos estancamos porque hay cosas que mueren y
nos deprimen. Puede ser una persona querida o un sueño que no se ha cumplido. Así
que tendrás que pelear la buena batalla y vencer para la honra de tu Señor.
Deja de lamentarte y levántate porque Él te ayudará pero tú debes tomar acción en Su nombre. Dios también le dijo a Josué que nadie podría hacerle frente en todos los días de su vida. Esto significa que tendría que afrontar dificultades pero que triunfaría. Se anticipó a la victoria, tal como debemos hacerlo nosotros.
Romanos 8:31 dice que nadie se atreverá a estar contra nosotros creyendo que puede vencernos. Así que debemos preguntar: “¿Si Dios es por mi, quién contra mi?”
Deja de lamentarte y levántate porque Él te ayudará pero tú debes tomar acción en Su nombre. Dios también le dijo a Josué que nadie podría hacerle frente en todos los días de su vida. Esto significa que tendría que afrontar dificultades pero que triunfaría. Se anticipó a la victoria, tal como debemos hacerlo nosotros.
Romanos 8:31 dice que nadie se atreverá a estar contra nosotros creyendo que puede vencernos. Así que debemos preguntar: “¿Si Dios es por mi, quién contra mi?”
Entonces, debemos analizar algo importante. Sabemos que Dios no
nos abandona, pero lo crucial es tener la certeza de que nosotros mismos no nos
abandonaremos. Es decir, confiaremos en nuestras capacidades y nos
motivaremos a vencer. Solamente de esa forma estaremos realmente con
Dios. Parece algo confuso, pero es sencillo: Si Dios está contigo y tú no estás
contigo, entonces no estás con Dios. La solución es cuidarte, valorarte y
motivarte para hacer proezas. Nadie más que tú puede encontrar la voluntad para
luchar y vencer.
Quiérete, valórate y enfrenta la vida convencido de que lograrás
grandes proezas. No te abandones a la depresión y la tristeza, toma carácter,
enfrenta la vida. Eres valioso, por eso Dios dice que está contigo. Si Él te
valora, tú también debes valorarte.
Si Dios está contigo, tú también debes estar contigo para estar
con Él y lograr la victoria.
Deja de pensar que nadie te quiere, mejor levántate pensando que algo bueno te sucederá, que alguien está pensando bendecirte y así será.
Hebreos 13:7 nos pide recordar a nuestros pastores, imitar su fe y considerar el resultado de sus conversaciones.
Deja de pensar que nadie te quiere, mejor levántate pensando que algo bueno te sucederá, que alguien está pensando bendecirte y así será.
Hebreos 13:7 nos pide recordar a nuestros pastores, imitar su fe y considerar el resultado de sus conversaciones.
Esto nos hace reflexionar en lo importantes que son las palabras.
Pueden levantarnos o hundirnos, por lo que debemos tener cuidado con lo que
decimos y escuchamos. La vida se compone de acciones y palabras. Un hijo y un
discípulo aprender del ejemplo y de los consejos, por eso es necesario que
cuidemos lo que hacemos y decimos.
Dios espera que nos anticipemos a la victoria con nuestras palabras. Él, con Sus palabras anticipó la victoria de Josué y también la de Gedeón a quien le dijo: “Ve con esa tu fuerza y derrotarás a los madianitas”. Se refería a la fuerza que Gedeón expresaba con sus palabras, aunque eran de duda y temor. Si Dios con Su Palabra anticipa la victoria, nuestras palabras deben afirmarla.
Dios espera que nos anticipemos a la victoria con nuestras palabras. Él, con Sus palabras anticipó la victoria de Josué y también la de Gedeón a quien le dijo: “Ve con esa tu fuerza y derrotarás a los madianitas”. Se refería a la fuerza que Gedeón expresaba con sus palabras, aunque eran de duda y temor. Si Dios con Su Palabra anticipa la victoria, nuestras palabras deben afirmarla.
Sus palabras y las nuestras deben ser las mismas. Por favor, no te
anticipes a tu fracaso, habla sólo de victorias, sé tu mejor aliado porque
suficientes enemigos tendrás que vencer como para ser tu propio verdugo. Debes
decir: “Soy capaz, lo lograré, Dios está conmigo y yo también estoy de mi
lado”.
Habacuc 3:17-19 nos da un buen ejemplo de un hombre que anticipa su victoria. Dice que se gozará en el Señor aunque la higuera no florezca, no den fruto las vides y olivos, y no haya ovejas o vacas. Dice: “Dios es mi fortaleza y me hace andar en MIS alturas”.
Habacuc 3:17-19 nos da un buen ejemplo de un hombre que anticipa su victoria. Dice que se gozará en el Señor aunque la higuera no florezca, no den fruto las vides y olivos, y no haya ovejas o vacas. Dice: “Dios es mi fortaleza y me hace andar en MIS alturas”.
Este hombre habla de un probable futuro de escasez, pero su
presente es de abundancia. Se anticipa a la crisis y dice que sin importar lo
que deba enfrentar, siempre se gozará en Dios quien lo levanta. Al decir que lo
hace andar en sus alturas, está afirmando que no nació para estar abajo, sino
arriba. Hay pensamientos que te hacen creer que naciste para estar abajo, pero
estás equivocado. No aplastes tus propias alturas, las que el Señor te ha
otorgado. No hagas caso de las palabras que intentan hundirte.
En otras palabras, Habacuc dice: “Aunque algo me falte -que no sucederá-, me esforzaré en el Señor, me alegraré en Él y me levantaré”. ¡Eso es anticipar la victoria! Debemos hablar de que tendremos alegría en medio de la crisis porque la tristeza seca los huesos, pero el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
En otras palabras, Habacuc dice: “Aunque algo me falte -que no sucederá-, me esforzaré en el Señor, me alegraré en Él y me levantaré”. ¡Eso es anticipar la victoria! Debemos hablar de que tendremos alegría en medio de la crisis porque la tristeza seca los huesos, pero el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
Gozarnos en cualquier situación no significa resignarnos y cantar,
sino demostrar que estamos convencidos de que Sus promesas son más grandes que
los problemas.
Cada vez que te sientas abatido, párate frente al espejo y repite el Salmo 27:13-14: Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes. 14 Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová. “No desmayaré, me esforzaré y esperaré en Jehová”.
Cada vez que te sientas abatido, párate frente al espejo y repite el Salmo 27:13-14: Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes. 14 Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová. “No desmayaré, me esforzaré y esperaré en Jehová”.
Además, expresa: “también confío en mí, porque Él confía en mí”.
Las mejores palabras deben salir de tu boca, no para adularte, sino para
motivarte. La fórmula para no desmayar es creer en Sus promesas, no en
lo que ven tus ojos.
Deja de quejarte, entrégale tu vida al Señor para que te enseñe a
confiar en Su Palabra y en tu capacidad de triunfar. Si Él está contigo, tú debes
estar contigo porque juntos alcanzarán la victoria que han anticipado.
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