73 - INTERCESIÓN
Ezequiel 22: 23-31
Ezequiel
22:23 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 24 Hijo de hombre, di a ella: Tú
no eres tierra limpia, ni rociada con lluvia en el día del furor. 25 Hay
conjuración de sus profetas en medio de ella, como león rugiente que arrebata
presa; devoraron almas, tomaron haciendas y honra, multiplicaron sus viudas en
medio de ella. 26 Sus sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis
santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni
distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis días de reposo apartaron sus
ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos. 27 Sus príncipes en medio de
ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las
almas, para obtener ganancias injustas. 28 Y sus profetas recubrían con lodo
suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentira, diciendo: Así ha dicho
Jehová el Señor; y Jehová no había hablado. 29 El pueblo de la tierra usaba de
opresión y cometía robo, al afligido y menesteroso hacía violencia, y al
extranjero oprimía sin derecho. 30 Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se
pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la
destruyese; y no lo hallé. 31 Por
tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice
volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová el Señor
Intercesión tal como lo
define la Real Academia española de la lengua es: “Intervención en favor de
Alguien”.
Es decir, alguien que
intermedia o aboga en favor de otro, por eso la intercesión ocupa un lugar
importante en la Biblia.
¿Qué hace a la
intercesión tan importante? Lo que la hace importante es su propósito, ¿cuál es
el propósito de la intercesión? que el culpable pueda ser exonerado de su
culpa, y el desafortunado pueda alcanzar una mejor suerte.
Es por medio de la
intercesión que se logra este cambio de posición, el culpable es sin culpa y el
desafortunado alcanza la fortuna, por eso la intercesión no es un rol
insignificante en la iglesia sino todo lo contrario, sin la intercesión de los
creyentes muchos sino todos, no pudieran experimentar este cambio de posición.
Por eso cuando la
iglesia sea arrebatada empezará el fin de esta tierra, porque los que
intercedían por ella ya no estarán aquí, por eso la intercesión no es un rol
irrelevante, sino uno muy relevante. Tan relevante es, que Ezequiel 22:30 dice, que Dios anda buscando intercesores
que se pongan como vallado en la brecha.
Se lo explico, en la
antigüedad las ciudades eran amuralladas para evitar el ingreso de ejércitos
invasores, pero cuando un ejército quería tomar una ciudad tenía que penetrar
el muro abriendo una brecha, es decir un hueco, ¿cómo lo hacía? En épocas más
recientes a través de cañones, pero en épocas más antiguas por medio de
catapultas que arrojaban grandes piedras.
Una vez que abrían una
brecha en el muro, la conquista era mucho más fácil, cuando esto sucedía,
inmediatamente se buscaba la forma de tapar la brecha y lo hacían incluso
poniendo soldados u hombres comunes para evitar el ingreso de los enemigos. A
esto se le llamaba vallado.
Hoy en día, se le llama
vallado a un cerco que sirve para delimitar un terreno, pero en la guerra, esto
era lo que se conocía como vallado.
A esto mismo se refirió Jesús cuando dijo
en Juan 10:9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare,
será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
Los Pastores en la
antigüedad guardaban a sus ovejas en corrales y no les hacían puertas, sino que
ellos mismos se convertían en puertas, se abrazaban de las estacas por donde
entraban las ovejas y así dormían para que si algún lobo quisiese entrar a atacar
a la oveja ellos lo sentirían y reaccionarían.
Cuando la Biblia dice
que debemos orar unos por otros, eso significa intercesión. Ahora, la
intercesión no siempre involucra oración, pero lo que sí siempre involucra es
mediación. Veamos un par de ejemplos:
En el libro de Génesis
18:17-33 Abraham intercede por Sodoma y Gomorra y Dios lo escuchó pero no pudo
librar a la ciudad por cuanto allí no habían ni diez justos, esta es una ley
espiritual, para que la intercesión pueda dar resultados favorables, la persona
o el lugar por el que se intercede debe tener un mínimo de justicia.
¿Por qué Dios no
perdonó a Sodoma y Gomorra siendo que Abraham intercedió por ellas? Porque la
intercesión se vuelve inútil si por lo menos no hay un mínimo de justicia en el
lugar o en la persona por quien se intercede.
El Señor le dijo a
Abraham si por lo menos hubiere 10 justos no la destruiré, ¿porqué diez? Porque
diez es el número que en la Biblia denota medida completa. El diez en la Biblia
es un número de medida, con éste número se mide tanto la justicia como la
maldad, el número que mide la tolerancia antes del juicio es el diez, pero
también este número mide la justicia antes de la bendición.
Si usted examina un
poco la Biblia se va a dar cuenta que hubieron diez generaciones de patriarcas
antes de que el diluvio viniera (Gn. 5) y diez generaciones más después del
diluvio hasta la aparición de Abraham, el padre de la fe. (Gn. 11:10)
Diez plagas tuvieron
que caer sobre Egipto antes de que Israel fuese liberado, (Ex 7:17), el
Decálogo o las demandas de Dios para con el hombre son diez, (los diez
mandamientos). El diezmo es la décima parte de las entradas que Dios demanda.
Todos estos pasajes
denotan que el número Diez describe un tiempo o una medida completada. Si en
Sodoma y Gomorra hubiesen existido 10 justos, por esos diez justos Dios no las
hubiere destruido, porque la justicia de diez hombres alcanzaba para satisfacer
la demanda de la justicia de Dios.
Sin embargo, aun cuando
Sodoma y Gomorra fueron destruidas Dios libró al pariente de Abraham, es decir
a Lot, ¿por qué? Por causa de la justicia de Abraham y por la mínima justicia
que había en Lot.
Esto es lo mismo que
sucede con la iglesia, cuando la iglesia está en peligro el Señor intercede por
ella y Dios la libra del juicio por causa de la justicia de Cristo que está en
ella, pero no puede hacer lo mismo con los incrédulos puesto que la justicia de
Cristo no está en ellos.
Veamos otro ejemplo, en
1 Samuel 25 se narra la historia de una mujer llamada Abigail y de su perverso
esposo llamado Nabal, la biblia dice que cuando Nabal trató con mucha afrenta a
los hombres de David, este resolvió matarle a él y a todos los de su casa, pero
Abigail su esposa se dio prisa e intercedió ante David y David la escuchó y se
detuvo de hacerles daño.
Pero el vs. 38 dice: Y
diez días después, Jehová hirió a Nabal, y murió. ¿Qué quiere decir esto? Que
la intercesión de Abigail libró a la gente de su casa de la mano de David por
causa de la justicia de ella, pero no pudo librar a su esposo del juicio de
Dios porque su corazón era perverso y no había ni un mínimo de justicia en él.
Note además que la
Biblia dice que diez días después Jehová lo hirió y murió, otra vez aparece el
número diez, es decir el número de la medida de la justicia y de la paciencia
de Dios.
Esta es la razón por la
que la intercesión se vuelve imprescindible en la iglesia, porque si nadie se
pusiese como vallado para interceder delante de Dios por los demás, el juicio
de Dios vendría inevitablemente sobre muchos.
¿Cómo Interceder
Efectivamente? Ahora veamos cómo la intercesión se vuelve efectiva y eficaz,
para ello veamos lo que nos dice Santiago 5:16
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis
sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
En este texto, la frase
oración eficaz, tiene que ver con intercesión eficaz, ya que el texto dice
confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros. Ahora veamos lo
que significa la oración eficaz, o lo que es lo mismo, la intercesión eficaz.
Primero dice que la
oración que puede mucho es la oración eficaz del justo, es decir, que esta
oración debe ser hecha por un hombre justo.
Ahora ¿a quién se
refiere aquí Santiago? A alguien que no sólo es cristiano y ha sido justificado
en Cristo, sino que además de haber sido justificado, camina en la justicia de
aquel que lo justificó.
Por eso 1 Juan 3:7 dice: Hijitos, nadie os engañe; el que hace
justicia es justo, como él es justo. Note que aquí el apóstol Juan esta
diciendo que es inconsistente llamarse justo y no vivir en la práctica de la
justicia de aquel que lo justificó.
Por eso justo no sólo
hay que serlo, sino además parecerlo. Pero veamos algo más, inmediatamente
después de que Santiago dijera esto, el versículo siguiente es decir, Santiago
5:17 cita al profeta Elías, ¿por qué?, por lo mismo que venimos diciendo, para
interceder por otro hay que tener testimonio de justicia delante de Dios y Él
le escuchará.
En la época de Elías
todos vivieron el hambre que vino sobre todo el país y todos rogaban a Dios
para que la sequía termine, pero Dios no escucho el ruego de nadie, pero si
escuchó la oración intercesora del Profeta Elías. Esto confirma que para
interceder por otro hay que tener un nivel de justicia delante de Dios.
Déjeme ponerle un
ejemplo de la vida secular, cuando una madre decide castigar a su hijo por
alguna falta cometida, pero de repente este corre y se hecha a los pies de la
abuela, es decir de su mamá, esto provoca de manera natural el aplacamiento de
la ira de la madre del niño, ¿por qué? porque la mediación de una abuela en
favor de su nieto, es algo que no se puede ignorar.
Pero ese no sería el
mismo resultado si en lugar de la abuela la persona que intercediera fuera el
niño malcriado de la esquina, lo que trato de decir es que el grado de
influencia que tenga el intercesor es determinante para lograr el perdón del
culpable.
Por otro lado, la
oración o intercesión del justo debe ser eficaz, la pregunta es, ¿cuando la
intercesión es eficaz? Ya dijimos que la oración o mediación que Dios atiende
es la oración influyente del justo, pero ahora veamos ¿cuándo esta oración se
vuelve eficaz?
Volvamos a estudiar la
oración de Elías, Santiago 5:17 dice que Elías oró fervientemente y su oración
fue respondida, este es un ingrediente de la oración eficaz, el fervor.
Hay un tipo de oración
que rompe esquemas y no sigue patrones humanos y religiosos, la Biblia la llama
la oración ferviente, ¿cómo es esta oración? Para explicarlo necesito citar al
Señor Jesús en la noche previa de su crucifixión.
En Luc 22:44 dice: Y estando en agonía, oraba más intensamente;
y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Sabe usted ¿como es el
clima en el desierto?, se lo explico, de día es muy caliente y de noche es muy
frío, esa es la característica de los países que están situados en los
desiertos, la pregunta entonces es ¿como hizo el Señor para sudar en medio del
frío? la respuesta es la oración ferviente.
Esto mismo dice Pablo
en Gál 4:19 Hijitos míos, por quienes
vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros, la
oración ferviente aquí se la llama oración de parto.
El Don de la Intercesión.
Hoy en día ha habido algo de controversia con respecto al ministerio de
intercesión. Algunos dicen que no existe tal cosa como el don de intercesión,
que Dios llama a la intercesión a todo el cuerpo.
Otros, quienes sienten
un llamado especial de Dios sobre sus vidas para interceder, se sienten
confundidos y preguntan: “¿Cuál es mi lugar en el cuerpo si no existe el don de
la intercesión?
¿Cuál de los dos tiene
razón? Ambos la tienen. Desde el punto de vista del ministerio todos debemos
orar e interceder como Jesús, quien es nuestro ejemplo. Pero desde el punto de
vista de los dones, un gran número de personas también recibe un llamado
específico a ser intercesores.
La diferencia entre
estos dos, es que uno pertenece al nivel colectivo de intercesión, que es una
responsabilidad de cada cristiano, y el otro es un regalo que Dios nos da para
sentir de manera especial la carga por los demás.
Este tipo de personas,
tienen un alto nivel de sensibilidad por el dolor de los demás, y no tienen una
vida común, porque su tiempo diario se invierte mucho en la oración
intercesora.
La base bíblica para el
ministerio de intercesión del creyente es nuestro llamado como sacerdotes de
Dios. La Palabra de Dios declara que nosotros somos un sacerdocio santo (1
Pedro 2:5), un sacerdocio real (1 Pedro 2:9), y un reino de sacerdotes
(Apocalipsis 1:5).
La responsabilidad del
sacerdote era estar de pie ante Dios, y entre Dios y los hombres. Él estaba de
pie ante Dios para ministrarle a Él con sacrificios y ofrendas, pero también
estaba de pie entre el Dios justo y el hombre pecador.
Pero Hebreos 7:11-19
explica la diferencia entre los ministerios del sacerdote del Antiguo
Testamento y del Nuevo. El Antiguo Testamento el sacerdocio levítico era pasado
de generación a generación a través de los descendientes de la tribu de Leví.
Pero El “sacerdocio de
Melquisedec” del que se habla en este pasaje, es el “nuevo orden de sacerdotes”
de quienes el Señor Jesús es el Sumo Sacerdote. Y este es pasado a nosotros no
de generación a generación, sino a través de Su sangre y de nuestro nuevo
nacimiento espiritual.
La Intercesión de
Cristo. “Vio, pues, que no había nadie, y se asombró de que no hubiese quien
intercediese. Por tanto, su propio brazo le produjo salvación, y su propia justicia
lo sostuvo” (Isaías 59:16).
En este texto se habla
del ministerio de intercesión del Señor Jesucristo, es decir, cuando Él no
encontró quién intercediese por la tierra, entonces él mismo se volvió su
intercesor. ¿por qué? Porque si la tierra pecadora necesita ser defendida por
alguien, nadie mejor que un mediador justo y santo para hacerlo.
Por eso Romanos 8.34
dice: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, es el que
también resucitó; quien, además, está a la diestra de Dios, y quien también
intercede por nosotros”
Repito lo que ya dije
hace algún rato, para que la intercesión sea eficaz el que la lleva a cabo debe
tener un alto testimonio de justicia, y nadie mejor que nuestro Señor para
mediar ante el Padre por nosotros.
Usted tiene que saber
que el que está constantemente defendiendo su causa delante de Dios, debido a
las múltiples acusaciones que el diablo hace en contra suya, no es cualquier
abogadito de oficio, sino el abogado celestial, el único calificado para
defenderlo y hacer pedazos los argumentos de satanás contra usted
Pero veamos algo más,
en Hebreos 2:16-18 dice: Por que
ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de
Abraham. 17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir
a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para
expiar los pecados del pueblo. 18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo
tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.
Esto es poderoso,
¿porqué? Por que la intercesión de nuestro Señor Jesucristo es siempre eficaz,
ya que su oficio sacerdotal y de intercesión por nosotros no está basado en el
conocimiento de las cosas, sino en la experiencia de ellas, es decir, él vivió
en carne propia lo que tú y yo estamos viviendo.
Lo que Hebreo 2:18 está
diciendo, es que la intercesión de nuestro Señor se vuelve poderosa, porque él
vivió en carne propia lo que tú y yo estamos viviendo, eso lo convierte en el
más calificado para interceder por nosotros los hombres.
La Intercesión del
Espíritu Santo.
Romanos 8:26 Y de igual
manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles.
Cuando una persona gime,
eso es el resultado de un gran dolor o de una gran carga emocional que lleva
dentro, este es uno de los roles que desarrolla el Espíritu Santo en favor de
la iglesia.
De manera que tenemos
al gran sumo sacerdote del cielo intercediendo por nosotros allá, pero en la
tierra tenemos también al Espíritu Santo intercediendo por nosotros aquí.
Ahora veamos ¿Cuál es
la principal razón de la intercesión del Espíritu Santo por nosotros? Según
este versículo son dos, 1) nos ayuda en nuestras debilidades y 2) no sabemos
como orar.
1. Nuestras
debilidades. Veamos lo siguiente, si Cristo hace una intercesión eficaz delante
de Dios, es porque fue uno como nosotros y además vivió lo que nosotros, la
intercesión del Espíritu es también poderosa porque Él nos engendró.
El evangelio según San
Juan capítulo 3 está lleno de textos que nos dicen que hemos nacido de nuevo
por el Espíritu Santo, es decir fuimos engendrados por Él.
¿Qué significa esto?
Que el Espíritu Santo en este momento ocupa el rol simbólico de una madre para
el creyente, y cual niño recién nacido nos cuida nos alimenta y nos ayuda a
crecer hasta llevarnos a la madurez y presentarnos a Dios el Padre como una
novia digna para su Hijo.
Por eso el Espíritu
Santo nos puede ayudar en nuestras debilidades, puesto que nos engendró y nos
conoce perfectamente, y como una madre que se conduele de su hijo cuando este
sufre, así el Espíritu sufre hasta el gemir por nosotros para que seamos
fortalecidos.
2. No sabemos como
orar. Lamentablemente esta es una realidad que enfrentamos a diario, no sabemos
orar, escuche, no estoy diciendo que no sabemos hablar, digo que muchos no
sabemos orar oraciones que agraden a Dios.
En nuestras iglesias
tenemos gente muy preparada para componer hermosas disertaciones llenas de pensamientos
profundos, pero nada de eso impresiona a nuestro Dios. por eso necesitamos la
ayuda del Espíritu Santo, porque si hay alguien que conoce qué le agrada y que
no le agrada a Dios ese es el Espíritu Santo.
Veamos lo que dice: 1Co
2:11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu
del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el
Espíritu de Dios.
Yo no sé pedir lo que
conviene, pero si sé quien lo sabe, el Espíritu Santo que me ha sido dado para
interceder por mí cuando mi boca esté orando oraciones vacías y carentes de
contenido.
Los que somos padres
sabemos que cuando nuestros hijos son pequeños, no es fácil comunicarse con
ellos, es todo un arte poder interpretar lo que tratan de decirnos cuando
apenas están aprendiendo a hablar, sin embargo, eso no es un gran problema para
las madres, ¿por qué? por que ellas siempre saben lo que sus pequeños tratan de
decir.
De la misma manera
sucede con la oración, muchas veces no sabemos como orar, o lo que hay que
decir correctamente en oración, cuando este es el caso, entonces el Espíritu
Santo interviene, por que si nosotros no sabemos como decir las cosas, Él sí,
por que conoce bien el corazón de Dios el Padre.
Este rol del Espíritu
Santo no es algo irrelevante, es un rol muy importante en favor de la iglesia,
se lo explico.
Cuando usted se
arrodilla a orar, lo que realmente está haciendo, es pidiendo una audiencia con
la persona más importante no sólo de este mundo, ni de este universo, sino de
todos los universos visibles e invisibles, es decir, el Dios creador de todas
las cosas, y eso lo convierte en la persona más importante con la que usted
haya podido estar. Por eso para hablar con Él se requiere de que usted esté
preparado para decir las cosas como corresponden.
Veamos un ejemplo de la
vida natural, cuando un ciudadano de un país donde existe una monarquía, tiene
el privilegio de hablar con el Rey o con la Reina, antes de su entrevista con
la realeza, recibe cierto entrenamiento en cuanto a lo que va a decir y cómo lo
va a decir, a esto se le llama protocolo y sin el debido protocolo no puede ser
atendido.
Esto es lo mismo que
sucede cuando oramos, mucho de lo que decimos cuando oramos no es correcto e
incluso una oración incorrecta nos puede hacer pecar delante de Dios, por eso
es necesario la intercesión del Espíritu Santo en nuestra oración, por que
¿cómo hemos de pedir como conviene? no sabemos, pero el Espíritu si sabe y nos
enseña, pero además nos guía correctamente para no pecar delante de Dios
violando el protocolo.
Hay dos tipos de
oraciones que no sólo no pueden ser respondidas, sino que además pueden afectar
nuestra relación con Dios, la una es de naturaleza egocentrista, es decir,
desea para sí lo que no es el deseo de Dios para sus hijos y la otra es la
oración equivocada, esta es la oración que desconoce la Palabra porque no tiene
fundamento bíblico, y como resultado hace oraciones equivocadas.
La oración es un arma
poderosa que Dios nos dio para emplearla en la guerra espiritual, pero que al
igual que cualquier arma requiere de cierto adiestramiento antes de usarse por
que caso contrario podemos herirnos con ella, por eso el Espíritu Santo nos
debe guiar en oración, para que no sólo seamos eficaces a la hora de orar sino
además, no nos hagamos daño ofendiendo a Dios con nuestras palabras.
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