DESCANSO Y REPOSO PARA
LOS HIJOS DE DIOS
"El
Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. En verdes prados me deja
descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas". Salmo 23:2-3
La respuesta les puede sorprender: El insomnio.. La mayor
parte de mi vida me reía secretamente ante el pensamiento de tener dificultades
para dormir. Mi problema no era dormirme. Era mantenerme despierto.
Hace unos años, una noche me acosté, cerré los ojos y nada
pasó. No me podía dormir. En vez de bajar la velocidad gradualmente para quedar
en neutro, mi mente parecía haber enganchado una velocidad alta. Mil y una
obligaciones me venían a los pensamientos. Pasó la medianoche y aún estaba
despierto. Tomé un poco de leche y volví a la cama. Todavía estaba despierto.
en algún punto, en horas de la mañana, tras haberme iniciado en la fraternidad
de los insomnes, me dormí. Nunca más me reí de las dificultades para dormir.
Las personas con demasiado trabajo y poco sueño van al
lugar de reclamo del equipaje de la vida y recogen el bolso del cansancio. Uno
no lo carga. No se lo cuelga del hombro para caminar por la calle. Lo arrastra
como lo haría con un obstinado perro San Bernardo. El tedio cansa.
¿Por qué estamos tan cansados? ¿Ha leído el periódico
recientemente?
Ataques al corazón, deslealtades, deudas y batallas por la
custodia de los hijos.
Puesto que no podemos dormir, tenemos un problema
adicional.
Nuestros cuerpos están cansados. Piénselo. Si tantos no duermen lo necesario, ¿qué significa? Que un tercio del país se duerme en el trabajo, toma siesta en las clases o se duerme en el volante. (Muchas muertes en la carretera se atribuyen a camioneros soñolientos.) Diariamente se consumen treinta toneladas de aspirinas, pastillas para dormir y tranquilizantes. 2 El medidor de energía en el tablero de mandos de nuestra cabeza marca vacío.
Si invitáramos a un extraterrestre a resolver el problema,
sugeriría una simple solución: todo el mundo a dormir. Nos reiríamos de él. No
entiende nuestro modo de trabajar. De veras, no entiende nuestro modo de
trabajar. Trabajamos arduamente. Hay que ganar dinero. Hay títulos que
alcanzar. Hay escaleras que subir.
Según nuestra mentalidad, estar bien ocupado es estar a un
paso de la santidad. Idealizamos a Tomás Edison, quien decía que podía vivir
con quince minutos de sueño. Y por el contrario nos olvidamos de Albert
Einstein, que promediaba once horas de sueño por noche.
En la actualidad dormimos siete y nos enorgullecemos de
ello. Tenemos la mente cansada. Tenemos el cuerpo cansado. Pero, lo que es peor, tenemos el alma cansada.
Somos criaturas eternas y nos hacemos preguntas eternas:
¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Qué es bueno?
¿Qué es malo? ¿Hay vida más allá de la muerte? Estas son preguntas
fundamentales para el alma. Si las dejamos sin responder, tales preguntas nos
robarán el descanso.
Sólo otra criatura viviente tiene tanto problema para
descansar como nosotros. No los perros. Estos dormitan. Ni los osos. Estos
hibernan. Los gatos inventaron las siestas breves, y las marmotas duermen
veinte horas diarias La mayoría de los animales saben descansar. Hay una
excepción. Tales criaturas son lanudas, tienen poca inteligencia y son lentas.
No, no se trata de los maridos en un día sábado. ¡Se trata de las ovejas! La
oveja no duerme.
Para que la oveja duerma todo tiene que estar bien. Que no
haya depredadores. No puede haber tensiones en el ganado ni insectos en el aire.
No debe tener sensación de hambre en el vientre. 4 Todo tiene que andar bien.
Desafortunadamente la oveja no puede hallar lugares de delicados pastos, ni puede rociar insecticida, ni tratar las fricciones personales, ni hallar alimento.
Desafortunadamente la oveja no puede hallar lugares de delicados pastos, ni puede rociar insecticida, ni tratar las fricciones personales, ni hallar alimento.
Necesitan ayuda. Necesitan un pastor que las «guíe» y las
ayude a «descansar en lugares de delicados pastos». Sin un pastor no pueden
descansar.
Nosotros tampoco podemos hacerlo sin un pastor.
En el versículo dos del Salmo 23 , el poeta David se
convierte en David el artista. Su pluma se convierte en pincel, su pergamino en
lienzo y sus palabras pintan un cuadro.
Un rebaño de ovejas echadas sobre sus patas dobladas rodea
al pastor. Los vientres de las ovejas descansan en el pasto largo. A un costado
hay una laguna quieta, al otro hay un pastor que vigila. «En lugares de
delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará» (
Salmo 23.2 ).
Note los dos pronombres que preceden a los verbos: Me hará
… me pastoreará ¿Cuál es el sujeto activo? ¿Quién está a cargo? El pastor. Los
pastores eligen el camino y preparan los pastos. La tarea de la oveja (nuestra
tarea) es mirar al pastor.
Con los ojos puestos en nuestro Pastor, podremos dormir.
«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti
persevera» ( Isaías 26.3 ).
Cambie de enfoque y
relájese.
¡Y mientras lo hace, cambie de programa y descanse!
Mi hermana se encontró con una amiga en una cafetería. Las dos entraron al estacionamiento al mismo tiempo. Cuando salió de su coche, vio a su amiga que le hacía señas. Pensó que le decía algo, pero no pudo oír palabra alguna. Un martillo neumático rompía el pavimento a corta distancia. Caminó hacia su amiga, que, como supo luego, sólo la saludaba, y ambas entraron en la cafetería.
Llegado el momento de irse, mi hermana no logró encontrar
sus llaves. Buscó en su cartera, en el suelo, en el coche de su amiga. Finalmente
cuando llegó al coche, allí estaban. No sólo estaban en la cerradura del
contacto, el motor estaba funcionando. Había estado funcionando todo el tiempo
que ella y su amiga habían estado en el café.
culpa al ruido. «Había tanto ruido, que olvidé apagar el motor».
El mundo se comporta de esa forma. La vida se puede hacer tan ruidosa que olvidamos apagarla. Quizás se deba a eso que Dios pone un énfasis tan grande en el
reposo en los Diez Mandamientos.
Puesto que hizo tan bien el ejercicio, hagamos otro. De
las diez declaraciones grabadas en las tablas de piedra, ¿cuál ocupa más
espacio? ¿El adulterio? ¿El homicidio? ¿El robo? Uno tiende a pensar así. Cada
uno de ellos merece que se le dé espacio.
Pero es curioso: estos mandamientos son un tributo a la
brevedad. Dios necesitó sólo tres palabras en castellano para condenar el
adulterio y sólo dos para denunciar el robo y el homicidio. Pero cuando se
llegó al tema del reposo, no bastó una oración.
«Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás
y harás toda tu obra, mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no
hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu
criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el
mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto,
Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó» ( Éxodo 20.8–11 ).
Dios nos conoce muy bien. Podemos ver al dueño de la
tienda que al leer este versículo piensa: «Pero alguien tiene que trabajar ese
día.
Si yo no lo hago, lo tiene que hacer mi hijo». Pero Dios
dice, ni tu hijo . «Entonces lo hará mi hija». Ni tu hija. «Entonces un
empleado». Ninguno de ellos. «Pienso que tendré que mandar mi vaca para que
atienda el negocio, o quizás encontraré algún extranjero que me ayude».
No. Dios dice no. Un día de la semana dirás no al trabajo
y sí al culto. Te detendrás, te sentarás y te recostarás para descansar.
Aún objetamos: «Pero … pero … pero … ¿quién se hará cargo de la tienda?» «¿Y mis calificaciones?» «No he alcanzado mi cuota de ventas». Ofrecemos una razón tras otra, pero Dios las acalla todas con un conmovedor recordatorio:
«Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el
mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día». El mensaje de Dios es claro: «Si la creación no sucumbió cuando
reposé, no sucumbirá cuando reposes».
«Aun las bestias de carga necesitan que se les suelte a
pacer de vez en cuando; el mar mismo se detiene en el flujo y reflujo; la
tierra guarda sus reposos durante los meses de invierno; y el hombre, aun
cuando es exaltado al rango de embajador de Dios, debe descansar o desmayará,
debe limpiar la mecha de su lámpara o alumbrará mal, debe recuperar su vigor o
envejecerá prematuramente … A la larga haremos más
haciendo menos».
El arco no puede siempre curvarse sin temor de que se
rompa. Para que un campo dé fruto, de vez en cuando debe permanecer en
barbecho.
Para que tenga salud, debe descansar. Baje la velocidad y Dios
lo sanará. Traerá reposo a su alma, a su cuerpo y a casi todo su ser. Le guiará
a lugares de delicados pastos.
Los pastos verdes no eran el paisaje natural de Judea. Las
colinas de Belén donde David cuidaba su rebaño no eran fértiles ni verdes. Aún
en la actualidad son casi desérticas. Los pastos verdes de Judea se deben al
trabajo de algunos pastores. Han limpiado el terreno áspero y rocoso. Han
quitado los tocones y las han quemado junto con la maleza. Riego, cultivo. Ese
es el trabajo de un pastor.
Por eso cuando David dice «en lugares de delicados pastos me hará descansar», en realidad dice: «Mi pastor me hace descansar en su obra terminada».
Con sus manos horadadas, Dios en Jesúcristo creó una pradera para el alma.
Arrancó los espinosos arbustos de la condenación. Arrancó los
enormes peñascos del pecado. En su lugar puso simiente de gracia y cavó lagunas
de misericordia.
Y nos invita a reposar allí.
Y nos invita a reposar allí.
¿Puede imaginarse la satisfacción en el corazón del pastor
cuando, acabado el trabajo, ve a sus ovejas descansando en lugares de delicados
pastos?
¿Puede imaginar la satisfacción en el corazón de Dios cuando
hacemos lo mismo? Sus pastos son su don para nosotros. No son pastos que hemos
cultivado. Tampoco son pastos que merecemos. Son un don de Dios.
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no
de vosotros, pues es don de Dios» ( Efesios 2.8 ).
En un mundo difícil debido al fracaso humano, hay una
tierra en que verdea su divina misericordia. Su Pastor le invita a ir allá.
Quiere que se recueste, que se hunda hasta quedar oculto en los altos pastos de
su amor. Allí encontrará descanso.
Como lograr esta paz, muy sencillo veamos que dijo el señor
Jesucristo:
Lucas 11:28 28Y
él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
Otras versiones:
(LPD) Jesús le respondió:
"Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la
practican".
(DHHe) Él contestó:
–¡Dichosos más bien los que escuchan el
mensaje de Dios y le obedecen!
(TA) Pero Jesús respondió:
Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios, y la ponen en
práctica.
(GNT) αὐτὸς
δὲ εἶπε· μενοῦνγε μακάριοι οἱ ἀκούοντες τὸν λόγον τοῦ Θεοῦ καὶ
φυλάσσοντες αὐτόν.
Bienaventurado, dichoso, feliz al que
escucha la palabra de Dios y la guarda, la obedece.
Oír, guardar y seguir la palabra de Jesús,
los que la ponen en practica a la palabra anunciada por él, eso es lo que
preserva, y eso da paz, felicidad, y reposo.
La palabra de Dios
y su guarda hace ingresar en el Reino, con todo lo que esto significa y uno
accede al reposo de Dios, tan necesario en este tiempo tan demandante que
vivimos, y a la cual no de vemos conformarnos a el sino transformarnos por
medio de la renovación de nuestro
entendimiento como dice Romanos 12:2
Guardando estas
verdades en nuestro corazón, practicándolas es la única forma de comprobar su
voluntad agradable y perfecta y disfrutar de ser bienaventurado y terminar un
año y comenzar otro con descanso en el alma.
Hebreos 4: 9 – 11 9Por tanto, queda un
reposo para el pueblo de Dios. 10Porque el que ha entrado en su
reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
11Procuremos, pues,
entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de
desobediencia.
Siempre
recordando que Dios cumple siempre no se arrepiente ni miente, El es bueno y es
nuestro Padre Celestial.
Números
23:19 Dios no es hombre, para que
mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo
ejecutará?
Cada
uno debe procurar entrar en ese reposo que Dios da a sus hijos, el ha reposado de
sus obras asi nosotros también de las nuestras, y se entra por creencia y obediencia
a lo que Dios dijo en su Palabra que es su voluntad revelada para nosotros.
En
estos tiempos tan demandantes acordémonos de lo que Dios dijo y pongamos en practica
y no solo oir o leerlo y quedarnos allí, es en la acción en la practica que somos
Bienaventurados, dichosos y felices por su
amor y misericordia y gracia hacia nuestras vidas, ya que para el somos su especial tesoro. Malaquias
3:17.
Jca.
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