DIOS
RESPONDE A NUESTRA FE =CREENCIA
JEREMIAS 1:12 Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi
palabra para ponerla por obra
GENESIS 26:3 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te
bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y
confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre.
GALATAS 3:14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a
los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
Dios no te limita, no te
priva. Dios te bendice y se
apresura a ponerlo por obra.
Hechos 10:34 Entonces Pedro,
abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de
personas, Dios no hace acepción de
Personas, siempre responde a nuestra creencia, nosotros creemos y El lo hace.
LUCAS 5:12 Sucedió
que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el
cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo:
Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Jesucristo dijo con toda seguridad lo hare, no
dijo debes sufrir para merecer.
Otra versión: (TLA) Un
día, Jesús estaba en un pueblo. De pronto llegó un hombre que estaba enfermo de
lepra, se inclinó delante de Jesús hasta tocar el suelo con la frente, y le
suplicó:—Señor, yo sé que tú puedes sanarme. ¿Quieres
hacerlo?
LUCAS 8:41,42 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era
principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que
entrase en su casa;
Luc 8:42 porque tenía una hija única, como de doce
años, que se estaba muriendo.
Y mientras iba, la multitud le oprimía. EL iba en camino y la mujer con el flujo de
sangre lo detuvo, como lo hizo:
La fe es el
requisito que mueve a Jesús al confesar con Fe creencia a su
Palabra. Estos dos lo llevaron con su fe.
Tener en cuenta que La angustia nace del temor, en estas situaciones.
No actuar como Job, oh Dios
cuídalo por si hubieren cometido, por si hubieren pecado,
SALMOS 127:2 Por demás es
que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de
dolores; Pues que a su amado dará Dios
el sueño. Lo que paso, paso hecha tu carga en Jesucristo o en Dios, y
darle gracias por tu bendición, Dios me ama y quiere bendecirme.
PROVERBIOS 10:22 La bendición de Jehová es la que enriquece, Y
no añade tristeza con ella. Calla, duerme
y deja que Dios obre.
LUCAS 8:43- Pero una mujer
que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en
médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
Luc 8:44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su
manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
Luc 8:45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha
tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la
multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
Luc 8:46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque
yo he conocido que ha salido poder de mí.
Luc 8:47 Entonces, cuando la mujer vio que no había
quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de
todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido
sanada.
Luc 8:48 Y él le dijo: Hija,
tu fe te ha salvado; vé en paz.
c
8:49 Estaba hablando aún, cuando vino
uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no
molestes más al Maestro.
Luc 8:50 Oyéndolo Jesús, le
respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
NO TEMAS, esto se dice 110
veces, lo que hay que hacer es: cree
solamente y sucederá
1JUAN 5:14 Y esta es la confianza que tenemos en él,
que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. NO contaminar con el temor, la fe obra por el
amor
1JUAN 4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto
amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que
teme, no ha sido perfeccionado en el amor. El amor lo hecha fuera lo expulsa
HEBREOS 2:14 Así
que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó
de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la
muerte, esto es, al diablo,
Heb 2:15 y librar a todos los que por el temor de la
muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. DESTRUIR = PARALIZAR
1° Extirpara el temor con
convicción bíblica absoluta, hemos sido librado del temor.
No hay maldición
generacional para nosotros se acabo, no porque mi abuelo y mi padre murieron
del corazón yo también, NO NO. En Cristo recibimos la bendición y nos alcanzo.
No activar leyes
espirituales con el temor, no llegare a los cincuenta, no poner en marcha el
temor tu lo puedes detener hoy, que dice Isaias.
ISAIAS 53:4,5, Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros
dolores;(C) y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Isa 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados.
ROMPER AL ESPIRITU DE MUERTE Uno tiene que disciplinarse a
confesar y creer lo que Dios dice en su Palabra sus promesas y nada mas.
DISCIPLINA = DISCIPULO:
hacer lo que Jesús dice, no es cantar e ir a lugares, no es solo decir yo creo,
los demonios también creen el tema es que creo, tiene que ser su Palabra
correctamente enseñada dividida, si no tendré error.
No es decir yo tengo
carácter, eso es decir yo puedo sin ayuda y no es así, es lo que puedo por
Cristo y Dios produce el querer como el hacer por su voluntad.
GALATAS 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya
no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí.
Con tu fuerza de voluntad no
puedes vencer tus debilidades, todo nos lleva a pensar que somos nosotros los
que hacemos y es por Dios en Cristo que
nos hizo mas que vencedores.
HEBREOS 12:8,9 Pero si se os
deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois
bastardos, y no hijos.
Heb 12:9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres
terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos
mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
No Perder la pasión, ni ser
arboles sin fruto, cínicos, amargos, ellos dicen todos están mal tienen que
cambiar, nosotros no nos quejamos creemos lo que Dios en su voluntad dice.
Eres más que
vencedor
Lo que te aleja o acerca a
Dios, es lo que determina si serás derrotado o más que vencedor.
Jesús, quien nos amó, ha
vencido al pecado y a la muerte. Y somos más que vencedores porque Él peleó la
batalla y nosotros recibimos el beneficio, sin haber muerto en la cruz.
El amor de Cristo nos da la
victoria
Romanos 8:35-39 asegura: "¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito:Por causa de ti
somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni
lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor
de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".
Nada debe separarnos del
amor de Cristo, quien nos ha hecho más que vencedores del mundo. ¿Cómo podemos
identificar a alguien más que vencedor? Pues al ver que se toma de la mano del
Señor sin importar por lo que esté pasando, sea bueno o malo. Porque algunos se
acercan cuando están mal, a punto de divorciarse o en bancarrota, y se alejan
cuando comienza a irles mejor.
Nuestra fe es la
que vence y Dios siempre responde a ella.
1 Juan 2:13-14 dice: Os
escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os
escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a
vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros,
padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a
vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en
vosotros, y habéis vencido al maligno.
El Señor nos lo asegura, ¡ya
vencimos al maligno! Es fácil vencerlo porque, de hecho, desde antes de
enfrentarlo, ya había sido derrotado por Jesús. Entonces, ¿por qué a veces
permites que te derrote? Porque realmente no crees que Jesús ya lo venció. Cuando
confiamos en Él, las victorias se manifiestan en todas las áreas de nuestra
vida, pero si confiamos solo en nuestra fuerza, no logramos vencer. Nuestra fe debe estar puesta en que fue Jesús quien venció al
mundo, no nosotros.
Si el diablo ya está derrotado,
¡créelo!, no te le acerques a verificarlo. Te cuesta vencer al vencido porque
debes reforzar tu fe en la victoria que Dios ya te ha otorgado.
Jesús recuperó el dominio,
autoridad y victoria
Génesis 1:28 comparte: Y los
bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Dios creó a Adán con
dominio, autoridad y victoria. Pero al pecar, perdió lo que había recibido. Sin
embargo, nosotros ya fuimos redimidos por la sangre de Cristo y gracias a Él
recuperamos la autoridad.
Mateo 28:18-20 explica: Y
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en
la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Jesús, el segundo Adán vino
a salvarnos y nos hizo nacer de nuevo en Su Espíritu. En esa nueva vida,
recuperamos la autoridad perdida porque Él tiene toda potestad sobre el cielo y
sobre la tierra. Entonces, ahora puedes vencer porque ¡tienes autoridad de
nuevo! Date por vencedor, recupera tu confianza en Jesús y Su victoria será la
tuya.
Josué 6:1–4 relata: Ahora,
Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie
entraba ni salía. Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó
y a su rey, con sus varones de guerra. Rodearéis, pues, la ciudad todos los
hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante
seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero
delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los
sacerdotes tocarán su bocinas.
La Palabra nos cuenta que
Jericó estaba bien cerrada, pero que Dios le dijo a Josué que ya la había
entregado en manos de Su pueblo. Y le dio instrucciones sobre lo que debían
hacer. Actualmente hay puertas en tu vida que estaban cerradas, pero el Señor
te dice que ¡están por caerse las paredes y entrarás donde no era posible!
Las entradas que se encontraban cerradas están
por abrirse. Confía y obedece las instrucciones de Dios, porque Él ya arregló
tu victoria, así como dispuso todo para que Su pueblo conquistara Jericó.
La instrucción que Josué
recibió no era esgrimir las espadas y pelear. Quizá eran indicaciones un poco
extrañas para alguien que esperaba luchar por la Tierra Prometida, ya que
rodear la ciudad y tocar las trompetas durante siete días no era precisamente
la idea de una batalla, pero obedecieron, demostrando
que nada los separaba de la fe y el amor que le rendían a Dios.
Lo mismo debes hacer tú
ahora. Obedece a tu Padre día a día y verás que lograrás en un día los que
antes lograbas en siete. A veces crees que tu esfuerzo no vale la pena, te
cansas de esforzarte por lograr el bien, piensas que perdonar, amar y bendecir
no dan resultado, pero no desmayes, ¡confía un día más!
Cuando sabemos que somos más
que vencedores y que nada nos separará de Su amor, estamos dispuestos a seguir
Sus instrucciones por extrañas que parezcan. Esa fe y
obediencia es la que nos da la victoria. Seremos más que vencedores si estamos
plenamente convencidos de que ni la vida, ni la muerte, ni el enemigo ni las
puertas cerradas nos separarán del amor de Dios y de la fe en nuestra victoria.
Nunca destruidos
2 Corintios 4:7-9 asegura:
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder
sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no
angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados;
derribados, pero no destruidos.
En medio de las
dificultades, aprendamos a diferenciar lo externo de lo interno. Claro que
podríamos estar atribulados en todo, en apuros, perseguidos y derribados, todo
eso es externo, es lo que el mundo podría hacernos sentir.
Sin embargo, nuestra fe en la victoria que ya
tenemos provoca que a pesar de todo eso negativo, no estemos angustiados,
desesperados, desamparados ni destruidos.
Porque la angustia y la
falta de paz interior, la desesperación de pensar que
no podremos salir del problema y el desamparo de sentirnos abandonados sin
ayuda nunca serán una realidad dentro de nuestro corazón, si afirmamos una y
otra vez que nada puede destruirnos, aunque seamos derribados.
Lo que vence al mundo es
nuestra fe. Si las circunstancias te han derribado,
levántate victorioso porque en el Señor, nada puede destruirte.
Esfuérzate en obedecerlo, en
rodear los muros las veces que sea necesario para que Él haga Su parte y los
milagros sucedan en tu vida.
Solo la fe puede darte el
valor para hacer lo que Dios te mandará, porque los muros cayeron
por el poder del Señor, no por la vueltas que el pueblo dio. Fue la plena confianza en Dios lo que les dio la victoria.
Haz lo que Su Palabra dice y
deja que Él mueva Su mano. Entrégale tu vida a
quien por Su gracia te ha dado la vida eterna y la victoria sobre el
mundo.
Jca.
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