79 - ¿Es
posible vivir con paz interior en medio de los problemas de la vida?
Mateo 6:25-34 “Por
tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis
de beber; ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir. ¿No es la vida más que
el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no
siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las
alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá,
por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿Por
qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, como crecen; no trabajan ni
hilan; pero os digo, que ni aún Salomón con toda su gloria se vistió así como
uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No
os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe
que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de
Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os
afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a
cada día su propio mal.”
Estas palabras de Jesús
a sus discípulos tiene para nosotros hoy también un gran significado. Aquí
Jesús está aconsejando a los suyos a enfrentar las preocupaciones y ansiedades
de la vida cotidiana. La frase que resalta en estos pasajes es “no os afanéis”,
es decir, no se preocupen.
Las preocupaciones de
las cuales Jesús menciona son las básicas de la vida. Toda persona necesita
para vivir normalmente comer, beber y vestir (ropa, casa, auto). Cuando alguna
o todas ellas escasean, o faltan, se origina la preocupación y la ansiedad. En
nuestro lenguaje cotidiano la frase de Jesús “no os afanéis” significa “no se
llenen de estrés”. Nos llenamos de estrés cuando vemos a nuestra actual
necesidad como algo continuo y no pasajero. Jesús aquí no niega que vendrán las
preocupaciones o afanes (6:34) pero nos alerta acerca del problema que conlleva
el llenarnos de tensión y estrés sin tener en cuenta que como creyentes,
tenemos de nuestro lado al Señor para ayudarnos.
Todos los seres humanos
nos preocupamos, pues es una reacción natural ante los problemas, pero Jesús en
este pasaje nos anima a reaccionar espiritualmente para poder vivir sin estrés
o tensión. Una cosa es vivir sobre las circunstancias y otra muy diferente es
que las circunstancias vivan sobre nosotros.
Esta absolutamente
comprobado que cuando las preocupaciones nos superan y nos llenamos de tensión
o estrés, se origina una descompensación total (Espíritu-Alma-Cuerpo) en la
vida del creyente: En el campo espiritual, nuestra fe se apaga y se enciende la
incredulidad, la duda e intranquilidad; en el campo del alma, nuestra mente se
fatiga y no funciona como debe, nuestros sentimientos se debilitan, originando
una debilidad interior que nos hace rendir bajo las circunstancias; y en el
campo físico, nuestro cuerpo se fatiga con cansancio extremo, bajan las
defensas y se abren las puertas para la llegada de enfermedades e infecciones.
La clave para poder
dominar la preocupación y no llenarnos de tensión o estrés es “mantener la
calma” en medio de las necesidades y problemas. Es decir, se hace necesario
aprender como conservar la paz interior. La pregunta que surge aquí es: ¿Cómo
estar con paz interior cuando todo lo que nos rodea está convulsionado?
Existe otro pasaje del
Nuevo Testamento, específicamente en las Epístolas, que habla también acerca
del afanarse, preocuparse.
Filipenses 4:6-7 dice lo siguiente:
“Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús.”
Aquí se detalla la
receta para vivir sin estrés y tener la paz interior de Dios. Se nos exhorta a
no estar afanosos, preocupados o llenos de estrés ¿Cómo lograrlo?: “ (estar)
delante de Dios” La verdadera paz interior que necesitamos para poder
sobrevivir en un mundo convulsionado y problemático viene cuando tenemos un
encuentro diario con Dios.
Únicamente en ese
“lugar” obtenemos la paz que necesitamos para no ceder ante las presiones
estresantes de la vida.
Mateo 4:4 dice: “No sólo de pan el hombre vivirá, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Lo que Jesús aquí dice
es que el hombre (y la mujer) que ama a Dios vivirá, cada día, de toda palabra
que viene del Señor. No estamos hablando aquí de memorizar la Biblia ni de estudiarla,
sino de recibir aquella Palabra fresca proveniente de Dios que habla a nuestra
alma, cuando tenemos un encuentro diario y privado con el Señor a través de la
oración y la meditación. Esta es la manera como el creyente en Cristo necesita
vivir para vencer al estrés. Dios cada día quiere proveernos aliento especifico
del cielo para que podamos vencer al estrés cotidiano que todos enfrentamos en
mayor o menor grado.
Si queremos vivir en
paz en medio de las preocupaciones diarias, necesitamos darnos cuenta que se
hace indispensable tener cada día un tiempo a solas, en quietud, con el Señor.
A. Un tiempo de quietud
y a solas con Dios, cada día, es vital para nuestra salud espiritual, ya sea
que seamos recién convertidos o maduros espirituales 1Pedro 2:2; desead,
como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación, Hebreos
5:14 pero
el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el
uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
B. Un tiempo de quietud
y a solas con Dios cada día, es vital para nuestra limpieza espiritual. Si bien
somos limpiados inicialmente por la preciosa sangre de Cristo, al confesar
nuestros pecados, también día a día somos limpios por la Palabra de Dios
(Salmos 119:9; ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con
guardar tu palabra. Juan 15:3; Ya vosotros estáis limpios por la palabra
que os he hablado. Juan
17:17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
C. Un tiempo de quietud
y a solas con Dios, cada día, es vital para recibir consejo espiritual. Nunca
conoceremos los principios de verdad de la Palabra de Dios para aplicarlos a la
vida cotidiana sin dejar que la Palabra de Dios habite en nosotros ampliamente.
2Timoteo 3:16; Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
Salmos 73:24 Me has guiado según tu
consejo, Y después me recibirás en
gloria.
D. Un tiempo de quietud
y a solas con Dios, cada día, es vital para enfrentar nuestros conflictos
espirituales. Es muy probable que Jesús, cuando fue atacado por el diablo en el
desierto haya estado alimentando su alma con el libro de Deuteronomio a fin de
vencer al enemigo con la Palabra. El Apóstol Pablo nos exhorta, como creyentes
a tomar “…la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.” Efesios 6:17 Y tomad el yelmo de la salvación,(J) y la
espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Es importante destacar
que tener un encuentro diario con Dios va mucho más allá que hacerlo por
disciplina diaria u obligación religiosa. Necesitamos ver ese tiempo como un
privilegio y un honor que el creyente tiene con su Señor.
Para establecer un
encuentro diario con Dios en quietud, tenemos que armarnos del pensamiento de
que no va a ser fácil. Vivimos en un mundo muy agitado, veloz, que quiere
impedirnos hacer un alto para estar con el Señor. Es por eso que debemos saber
que tenemos un precio que pagar pero que la recompensa será grande. Todo lo que
cuesta, vale la pena. Es por eso que, sumado a los impedimentos naturales, el
diablo de una manera feroz intentará de mil formas posibles robarnos el tiempo
que queremos dedicarle a Dios. Es nuestra responsabilidad cuidarlo y no dejar
que el enemigo nos robe ese tiempo vital. ¿Por qué nos ataca tanto el enemigo?
El bien sabe que un cristiano que tiene un encuentro diario con su Dios, será
un creyente victorioso y con paz interior. Ninguna presión exterior lo
detendrá.
Existen algunos
requisitos prácticos, específicos y necesarios para tener un encuentro
productivo diario a solas con el Señor:
1.Se necesita definir
un lugar específico y tiempo determinado donde encontrarnos con Dios. La
mayoría de los creyentes no tienen esto muy en cuenta, pero debemos aprender
del ejemplo del Señor Jesucristo que así lo hacía. Marcos 1:35 Levantándose
muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y
allí oraba. Mar 6:46 Y después que los hubo despedido, se fue al
monte a orar;
Lucas 5:16 Mas él se apartaba a lugares desiertos, y
oraba. Luc 6:12 En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
etc.).
2. Obtenga una Biblia
con un tamaño de letra fácil para leer.
3. Para orar, tenga un
plan específico. Por ej. Cada día de la semana, dedicarlo para orar por algún
motivo especial, como ser: Lunes por Liberación personal, familia, finanzas,
salud; Martes por los problemas del mundo; Viernes por victoria personal, en la
congregación, etc.; Sábado por Salud; Domingos orar por los demás que no
conocen a Cristo y que he invitado a la reunión de la Iglesia, etc.
4. Tenga junto con su
Biblia un anotador para escribir allí, lo que Dios le hablo a través de la
Palabra leída. No es necesario escribir mucho, quizás alcance una sola palabra
o frase para registrarla y saber cómo Dios le ha hablado.
Junto con todos los objetos
tangibles, debemos asegurarnos de ir al encuentro personal con Dios con un
sentido de expectativa, creyendo que algo bueno sucederá, y que el Señor nos
hablará. Esta actitud de expectativa implica:
A. El factor físico
Usted no puede acostarse muy tarde por la noche y pensar que estará fresco y
bien despierto temprano a la mañana del día siguiente, preparado para escuchar
al Señor. Un buen descanso nocturno ayuda para estar bien descansados por la
mañana.
B. El factor moral El
Salmos 66:18 dice: “Si en mi corazón
hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. Cuando
alguna cosa de nuestras vidas no está en línea o de acuerdo a lo que Dios
quiere, no podemos en ese estado pretender tener comunión con Dios. Debemos
escudriñarnos interiormente para que nada estorbe nuestro encuentro con el
Señor.
C. El factor espiritual
En Juan 7:17 leemos: “El que quiera
(desee) hacer la voluntad, conocerá si la doctrina es de Dios…” Podemos
conocer lo que Dios nos quiere enseñar si obedecemos. La obediencia y la
revelación son como líneas paralelas. A medida que obedecemos recibimos mayor
revelación y entendimiento de lo que el Señor quiere. Cuando dejamos de
obedecer, la revelación cesa.
Muchas veces tenemos
ciertas áreas donde no estamos obedeciendo. De allí la importancia de ponernos
en línea en la voluntad de Dios. Existen áreas donde podemos estar obedeciendo
y a la vez tener otras áreas donde existe desobediencia. Es importante tener
esto en cuenta al presentarnos cada día para tener un encuentro con el Señor.
Hemos hablado acerca de
las razones para tener un encuentro diario personal con Dios, hemos considerado
los requisitos para tener este tiempo y ahora veremos algunas reglas sencillas
que nos ayudarán a tener un encuentro con Dios bendecido:
1) La primera regla es
esperar. Alguien dijo con razón que “el apuro es la muerte de la oración”. Por
cierto, es posible obtener más provecho en cinco minutos de espera que en
treinta minutos preocupados por el reloj. Manténgase callado en la Presencia de
Dios, espere que la Gloria de Su Presencia venga sobre su vida. Busque la
manera de concentrarse solo en el Señor, busque la limpieza de su alma, busque
la iluminación del Espíritu Santo, busque conscientemente entrar en la
presencia del Señor.
2) Una vez que ha
esperado, comience a leer las Sagradas Escrituras. Lea la Palabra de Dios.
Muchos creen conveniente, que primero debemos meditar en la Palabra, para
recibir el consejo de Dios, y luego orar.
3) Lea una porción de
la Biblia, no toda la Biblia. Tenga preparado de antemano un plan de lectura
diaria si es necesario. Lea el mismo pasaje varias veces, al menos unas tres
veces. Lea primero lo que la Palabra dice generalmente; luego lea lo que dice
especialmente y tercero interprete lo que Dios le dice personalmente.
4) Luego de leer de
esta manera, invierta algunos minutos para meditar en lo leído. Meditar es
pensar detenidamente en lo que he leído. Pregúntele a Dios: - Señor, Esto que
he leído ¿Es un mandamiento para obedecer o una promesa para reclamar?, ¿Es un
pecado para eliminar de mi vida?; ¿Es acerca del Señor Jesús, del Espíritu
Santo o una advertencia sobre un ataque del diablo? Hágase preguntas para saber
y entender lo que ha leído.
5) De la meditación
vaya un paso más, hacia la memorización. No me refiero aprender el pasaje de
memoria sino registrar el pasaje bíblico que Dios me hablo en un anotador para
saber el día en que Dios me dio dicho pasaje.
6) Ahora, habiendo
recibido el consejo de Dios para ese día, comience a orar pidiéndole a Dios que
le ayuda a practicar la Palabra recibida y que le de fuerzas del Espíritu para
obedecer.
7) Luego adore al
Señor. Comience con acciones de gracias y exaltando su poder y majestad.
Bendiga su nombre por Su misericordia y bondad continua.
8) Luego pídale con fe
y confianza, no sólo por usted mismo sino por los demás. Esa es la oración de
intercesión.
9) Sobre todas las
cosas, decida obedecer a Dios en todo momento. Pídale al Espíritu Santo que le
de fuerzas para obedecer en todo momento y situación.
10) Luego durante el
día, si tiene la oportunidad, comparta con otros lo que Dios le ha hablado
primero, a través de Su Palabra. Muchas veces lo que Dios nos da sirve para
bendecir a otros también.
Podemos vivir
diariamente con verdadera paz interior, en medio de la preocupación y el
estrés, ¡la que proviene de la presencia de Dios!
Isa 26:3 Tú
guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en
ti ha confiado.
Isa 26:4 Confiad
en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los
siglos.
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