la Biblia Me lo Dice
Estudios sobre la vida Abundante
Volumen I
Victor Paul Wierwille
CAPÍTULO DOS
Cómo Evitar ser un Fracaso
La sencillez de la Palabra de Dios, la
Biblia, es asombrosa. La mayoría de nosotros tenemos demasiada teología
complicada y no tenemos suficiente creencia simple. Estamos encerrados en
tantos negativos que aun los positivos están cubiertos bajo un manto de
tinieblas. Hacemos a Dios demasiado difícil. Nadie quiere ser un fracaso. Dios
no quiere ningún fracaso, entonces, ¿por qué ser uno? Usted no tiene que serlo,
si no quiere. Este es el significado exacto de este estudio.
Recuerde la historia de la mujer que perdió
una de las diez dracmas. Ella buscó diligentemente hasta que la encontró.
Después de que dio con ella, llamó a todas sus vecinas y tuvo una celebración,
pues habiendo perdido una simple dracma de pocos centavos de valor, por fin la
encontró. Todas las vecinas se regocijaron con ella. Imagínese usted un
pueblecito en un sector de su país que se entusiasmara por unos pocos centavos,
¡sin mencionar que todas las vecinas llegaran a estar tan animadas con esto!
¿Cómo evitó ser un fracaso esta mujer?
Lucas
15:8-10:
¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si
pierde una dracma no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con
diligencia hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas
y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había
perdido.
Así os digo que hay gozo delante de los
ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
Hay tres relatos interesantes en el capítulo
quince de Lucas y los tres tratan todos del mismo asunto principal. El primero
es concerniente a un pastor que tenía cien ovejas, de las cuales sólo noventa y
nueve estaban sanas y salvas. El tercer relato es el que la mayoría de las personas
ha llamado erróneamente: “La Historia del Hijo Pródigo”, y que más
apropiadamente sería: “La Historia del Padre que Perdona”. El segundo es un
relato de una mujer que evitó ser un fracaso porque encontró una simple dracma.
Puede que usted se ría pero es verdad, su esposo la hubiera echado de la casa
si ella no hubiera encontrado la dracma perdida. Así que ella hubiera sido un
fracaso en lo que concierne a todo el pueblo, incluyendo hombres y mujeres.
Las dracmas no son meramente diez piezas
ordinarias de dinero o diez monedas con poco significado; son el regalo más precioso
que la novia recibe de su novio al momento de su matrimonio.
Cada dracma es aproximadamente de 2,5
centímetros de diámetro. En un lado de la dracma está grabado el emblema por el
cual se conoce esa familia en particular. Si el timbre familiar fuera una
oveja, bien alimentada, protegida y segura, esa imagen estaría grabada sobre un
lado de todas las dracmas. Por el otro lado estaría estampado el año en que la
dracma fue hecha.
El esposo le da esta dote especial a su
esposa en el día de su matrimonio. En cuanto a dólares y centavos, no es de
mucho valor, pero el valor sentimental no tiene precio. El dinero no es
substituto alguno para la dracma perdida.
Tanto ahora como durante el tiempo en que
vivió Jesús, las mujeres en el oriente a
menudo reciben valiosos regalos de joyería en el momento del matrimonio.
Todas las joyas que una mujer recibe pasan a ser su propiedad y posesión con la
excepción de las diez dracmas. Ella tiene todos los derechos legales sobre
todas sus joyas; el esposo no tiene ninguno. Él no puede quitarle sus joyas
bajo ninguna circunstancia, con una excepción; la joya llamada “las diez
dracmas”. Esta joya, en el caso de la muerte del esposo, tiene que ser devuelta
inmediatamente a la familia del esposo.
La joya llamada las diez dracmas es usada por
la esposa sólo en ocasiones muy especiales. Debido a su amor por su esposo,
ella se las podría poner mientras su esposo está trabajando, y contemplarse en
el espejo, apreciativa del regalo y del amor de su esposo. Debido a que son tan
preciosas para ella, raramente las usa, por temor de perder una. El vigésimo
quinto o el quincuagésimo aniversario de bodas se prestaría para su uso. Solamente
en ocasiones muy especiales.
Cuando la esposa usa la joya de las diez
dracmas, usa cinco dracmas de un lado de su
cabeza, hacia el frente de su cabeza, y las otras cinco en el otro lado
de su cabeza. Cada dracma tiene un pequeño enganche en la parte superior. Con
estos enganches la esposa fija las dracmas en su pelo. Así pues, usted puede
entender cuán fácilmente una dracma, o un número de ellas, podrían
desengancharse y, sin darse cuenta, ella podría perderlas.
Si ella pierde cualquiera de las dracmas,
será echada de la casa por su esposo. El esposo no se divorciará de ella ni se
enojará con ella por esto, sino que simplemente expulsará a su esposa pues ella
le ha deshonrado a él y a su casa y ha traído reproche sobre su familia. El
esposo se deshace de su esposa no por el valor monetario de las diez dracmas,
sino porque perder una de las dracmas significaría el retiro del favor de Dios
de la familia. La pérdida de una dracma es vista como una maldición sobre toda
la familia. Ni el esposo ni los padres le tendrán rencor; pero la esposa no
recibirá compasión alguna de su esposo, de los padres de él o de los otros
familiares por parte de él. Un millón de dólares, dados por la familia de la
esposa al esposo, no arreglaría el asunto.
Cuando la esposa pierde una dracma, todo el
pueblo se interesa en ella pues ellos saben las consecuencias de ser deshonrada
y expulsada. Las mujeres de toda la ciudad saben lo que le sucederá. Por lo
tanto, cuando la esposa encuentra la dracma perdida y sabe que ésta está salva
y segura, llama a todas sus vecinas para que se regocijen con ella por la
dracma que ha encontrado. Ella ha evitado ser un fracaso.
Nosotros también podemos evitar ser un
fracaso poniendo primero lo que debe estar primero.
Mateo
6:33:
Mas buscad primeramente el reino de Dios
y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Busque cualquier otra cosa primero y todas
las cosas les serán sustraídas.
Somos la creación más preciosa de Dios. Él no
quiere fracasos y Él no causa fracasos. Su voluntad para nosotros es: éxito en
todo.
El primer escalón en esta escalera del éxito
es que un pecador se arrepienta. El arrepentimiento es para los pecadores no
salvos; la confesión es para los pecadores salvos. El amor de Dios, el corazón
del Padre, de tal manera anhela al perdido que la Iglesia se entregará sin
reserva, sin dejar nada por hacer para encontrar la preciosa joya perdida.
¿Quién es esa “joya?” Cada uno de nosotros si no le hemos aceptado.
Usted dice: “¿Qué tengo que hacer?”
El Padre dice: “Arrepiéntete”. ¿Cómo
arrepentirse? El arrepentimiento es hacer la voluntad de Dios. No es llorar a
mares, cantar himnos o correr hacia el altar. Todo esto puede o no estar
envuelto, pero sin embargo, estas cosas no son arrepentimiento. El
arrepentimiento es hacer lo que Dios dice; y Él dice en Romanos 10:9: “que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo”. El arrepentimiento de su parte es
confesar con su boca al Señor Jesús como su Señor y Salvador personal. Es creer
en su corazón, lo más íntimo de su ser, que Dios levantó a Jesús de los muertos;
y que Jesús está resucitado y vivo, sí, vivo por usted y en
usted. Esto es arrepentimiento. Esto trae gozo, no sólo a los ángeles en el
cielo, sino también al corazón del Padre, pues una preciosísima joya perdida ha
sido encontrada; una vida más ha evitado el fracaso.
Pero usted dice: “¿Todavía puedo hacer esto?
¿Puedo levantarme sobre todo fracaso? ¿Puedo estar seguro?” Sí, usted puede
estar tan seguro como Dios mismo. Pues Él garantiza Su Palabra; Él respalda Su
Palabra; Él se asegura que Su Palabra se ejecute.
En Él usted está completo. Usted es un hijo
de Dios; un coheredero con Cristo Jesús. Usted tiene recursos ilimitados. Con
Él usted no puede fracasar, sólo tener éxito. Sin Él, usted no puede tener
éxito, sólo fracasar. Su invitación es para usted, pues es para todos: “Venid a
mí... y yo os haré descansar”. “...No te desampararé, ni te dejaré”. ¡Venga!
¡Evite ser un fracaso!
§ § § §
Es usted el que decide
Si le cree o Le echa a un lado
Es usted el que resuelve
Si Le acepta o queda alejado
Tomarle o dejarle, tendrá que elegir;
Si Le cree, le aseguro,
sin fracaso ha de vivir
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