miércoles, 31 de diciembre de 2014

LAS AUTORIDADES SUPERIORES DE
ROMANOS 13
Por V.P. Wierwille
Capítulo Seis de
"Ordena mis pasos con Tu Palabra"

Quiero que usted sea capaz de entender un capítulo de la Biblia que muy pocas personas entienden, este es, el capítulo decimotercero de Romanos. En este capítulo se habla de someternos a las autoridades superiores. Estas “autoridades superiores” han sido una fuente de malentendidos que quiero aclarar en este estudio. Como antecedente a Romanos 13 y las “autoridades superiores”, tenemos que tener en cuenta la información dada en I Corintios 12:27 y 28.

I Corintios 12:27 y 28:
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.

Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

 “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo…” El Cuerpo de Cristo es la Iglesia. Nosotros los creyentes somos el Cuerpo de Cristo, y cada persona en ese Cuerpo es un miembro en particular. Dios nos está diciendo que cada persona en el Cuerpo es especial y tiene una función específica, o ministerio, en ese Cuerpo. Cuando cada miembro del Cuerpo funcione con lo mayor de su habilidad dada por Dios, la vida espiritual de cada persona será totalmente plena. Entonces todo el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, funcionará con total perfección.

Una persona en el Cuerpo de Cristo tiene las mismas recompensas disponibles si él o ella sirven como un profeta o como un apóstol o un maestro o ayudando o administrando o en alguna otra faceta de la Iglesia. Los que enseñan no tienen derecho a más recompensa que aquellos que ministran en ayudar o los que administran o sirven de cualquier otra manera.
 Cada uno de nosotros en el Cuerpo de Cristo tiene una función particular en ese Cuerpo, y debemos funcionar con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza.

Déjeme darle una traducción literal de acuerdo al uso del verso 28 de I Corintios 12: “Así que Dios ha puesto algunos en la Iglesia que tienen ministerios de apóstoles, profetas y maestros. Algunos son efectivos haciendo milagros. Algunos son muy eficaces impartiendo las bendiciones de sanidades. Algunos son muy eficientes como ayudantes y administradores. Y algunos contribuyen mejor con diversidad de lenguas”.

Apóstoles, profetas y maestros son dones de ministerios a la Iglesia. Los milagros, sanidades, y diversidades de lenguas son manifestaciones del don proveniente del Espíritu Santo en la Iglesia. Y los que ayudan y los que administran son ministerios de servicio en la Iglesia.

Sea cual fuere la asignación dada por Dios a una persona, él o ella deben proceder a llevarla a cabo. Una persona puede tener el ministerio de un apóstol, un profeta, o un maestro, como ayudante o magistrado, o ser eficaz al profetizar, pero ¿qué provecho habrá hasta que la habilidad sea puesta en marcha? Una persona puede tener el ministerio de la enseñanza de la Palabra de Dios, pero en lugar de enseñar la Palabra de Dios, él puede sentarse y no hacer nada. Entonces esa habilidad no será de beneficio para nadie. El Cuerpo de Cristo se perfecciona a medida que cada persona lleva a cabo su asignación en ese Cuerpo.

La misma verdad acerca de las funciones en el Cuerpo se expone en Romanos 12, que es el contexto del capítulo trece de Romanos, que es el objeto de este estudio.

Romanos 12:4:
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función.

No todos los creyentes tienen la misma función en el Cuerpo de Cristo. Nuestras tareas o asignaciones difieren de uno a otro.

Versículo 5:
Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

La razón por la que todos somos miembros los unos de otros es que estamos concertados y unidos entre sí* y somos interdependientes en un Cuerpo. La función de cada individuo es de vital importancia.

Versículo 6:
De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe [creencia].

Este versículo tiene una tremenda traducción literal de acuerdo al uso. “De manera que tenemos charismata [habilidades espirituales, funciones en el Cuerpo] que difieren según el favor divino que nos ha sido dado, si es en el ministerio de profecía, sigan profetizando de acuerdo a la proporción de su creencia”. Nuestras habilidades espirituales son charismata, funciones dadas por Dios.

Versículo 7:
O si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza.


*Efesios 4:16: “De quien todo el cuerpo [de Cristo], bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.


En el contexto los versículos 6 y 7 quieren decir que la persona que tiene una habilidad dada por Dios en la profecía debe profetizar activamente. Y si otra persona tiene un tipo diferente de ministerio, él o ella debe estar activo haciendo ese tipo de ministerio. Por ejemplo, si usted tiene el ministerio de la enseñanza, debe estar ocupado en la enseñanza.

Versículo 8:
El que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

La primera parte del versículo 8 lógicamente está relacionada con los versículos 6 y 7: “Aquel que profetiza, que siga profetizando; el que ministra, que siga ministrando; o el que enseña, que se aplique en la enseñanza; o el que exhorta, en la exhortación”. Aquel o aquella que tienen el ministerio de exhortación deben ser diligentes en la exhortación.

Entonces el versículo 8 debería comenzar con: “El que reparte o da, hágalo con simplicidad”. La palabra “simplicidad” es la palabra griega haplot’s que significa literalmente “claridad” o “sencillez”. El que da que lo haga con simplicidad, no con condiciones o con segundas intenciones. Nunca debe dar con la actitud de “qué puedo sacar de ello”.

Aquel que preside, debe presidir con diligencia, poniendo un esfuerzo celoso.

Y el que tiene misericordia debe hacerlo con alegría. “Misericordia” es la retención del castigo, cuando el castigo es merecido. La palabra griega para “alegría” es hilarot’s, de donde se deriva la palabra “hilaridad”. Dios está diciendo, en otras palabras, que si usted está mostrando misericordia a alguien, debe disfrutarlo realmente.

¿Sabe usted cómo llega a ser hermoso y fácil mostrar misericordia con alegría? Todo lo que tiene que recordar es la misericordia de Dios para con usted. Cuando se acuerda de la misericordia de Dios para con usted, entonces nunca tendrá ninguna dificultad en mostrar misericordia con alegría para con un hermano o hermana. Cuando me acuerdo de las cosas por las que Dios me perdonó cuando merecía castigo, no tengo ninguna dificultad en perdonar a los demás. Es solo cuando me envanezco y me olvido de mis propios defectos de los cuales Dios ha retenido para mí el castigo, que me convierto en un crítico de los demás. Así sucede con cada uno de nosotros.

Una traducción del versículo 8 de acuerdo al uso es: “El que da de algún modo en la Iglesia, que lo haga con sencillez; el que preside o está a cargo, que lo haga con diligencia; y el que muestra misericordia, que lo haga con gran alegría”. ¿Ve cómo encaja tan perfectamente esto?
Todas las instrucciones están dadas sobre las actitudes que hombres y mujeres en el Cuerpo de Cristo deberían tener mientras llevan a cabo estos beneficios entre el pueblo de Dios.

Ahora, en este contexto de Romanos 12, que da al creyente las instrucciones específicas respecto a las funciones de la Iglesia, llega este gran, y por lo general mal entendido, decimotercer capítulo de Romanos.

Romanos 13:1
Sométase toda persona a las autoridades superiores [exousia, autoridad ejercida]; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.

“Sométase toda persona [cada individuo] a las autoridades superiores…” Por lo general, esto se interpreta en el sentido de que las autoridades superiores se refieren a los gobiernos políticos. Esto no es y no puede ser verdad. Está muy claro a medida que seguimos el curso del pensamiento de Romanos 12 que este primer versículo de Romanos 13 habla de las funciones dentro del Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Dios no está hablando sobre el Congreso o el Presidente o del Tribunal Supremo de los Estados Unidos o de los que tienen autoridad gubernamental en la estructura política de cualquier nación. La Palabra de Dios aquí está hablando del Cuerpo de creyentes en relación a las autoridades superiores en dicho Cuerpo. Dice que cada alma, cada persona, se someta a las autoridades superiores. Las autoridades superiores son los charismata, las habilidades espirituales y asignaciones, que Dios ha puesto en la Iglesia para ayudar al Cuerpo a funcionar correctamente. Este es el contexto inmediato de este decimotercer capítulo.

“…Porque no hay autoridad sino de parte de Dios…” Todo el que tiene esta autoridad superior en la Iglesia la recibió de Dios- “…. y las que hay, por Dios han sido establecidas”. “Autoridad” se traduce de la palabra griega exousia, que significa “autoridad ejercida”. Nunca se puede decir que los poderes gubernamentales son establecidos por Dios, ¿verdad? ¡Pero comentaristas de la Biblia lo piensan! Han dicho que los poderes mundanos son ordenados por Dios, y ellos citan esta Escritura. Eso no es en absoluto lo que se habla aquí. Esto habla de la Iglesia, de las autoridades dentro de la Iglesia. De aquellos a quienes Dios ha dado autoridad para gobernar el Cuerpo y son ordenados o asignados por Dios.

Una traducción literal de acuerdo al uso de Romanos 13:1 es: “Todo creyente debe estar quietamente sometido a, y tener amorosa reverencia hacia las autoridades superiores colocadas en la Iglesia por Dios. Porque no hay autoridad ejercida en el Cuerpo sino la que especifica y apropiadamente ha sido designada por Dios”.

Versículo 2:
De modo que quien se opone a la autoridad [a la autoridad que Dios ha establecido en la Iglesia], a lo establecido [diatag‘, ordenado, dispuesto]  por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación [krima, juicio] para sí mismos.

Aquí la palabra “autoridad” de nuevo es la palabra exousia, autoridad ejercida. “Establecido” es la palabra griega diatage, que significa “ordenado, dispuesto, puesto”. La palabra “acarrean” es la palabra lambanÇ, “reciben al final de que todo es manifiesto”. “Condenación” es krima que significa “juicio”. Una traducción literal de acuerdo al uso del versículo 2 es la siguiente: “El creyente en el Cuerpo que está en contra o se define a sí mismo por encima de la autoridad ejercida en la Iglesia, ya sea por su palabra o sus acciones se juzga a sí mismo, porque se opone a lo establecido por Dios”.

Versículo 3:
Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella.

Los “magistrados” son aquellos que ejercen autoridad dentro del Cuerpo. La palabra “temor” es la palabra griega phobos, que significa “miedo o terror”. “Tener temor de la autoridad” es tener respeto, reverencia, admiración por la autoridad (exousia) que Dios ha puesto en la Iglesia.

Los magistrados de la Iglesia están instituidos (establecidos) para fomentar las buenas obras y evitar u obstaculizar el mal. Los creyentes deben reverenciar (respetar, dar honor) a los que ejercen esta autoridad. Los creyentes deberían hacer aquellas cosas que son buenas y así recibirán alabanza de los magistrados.

Versículo 4:
Porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.

Este “servidor” no es un ministro en un gobierno secular, sino que este versículo está hablando de las autoridades superiores en la Iglesia, de los que ejercen autoridad en la Iglesia. Ellos son ministros de Dios para traer los beneficios de Dios a la gente de Dios, ellos actúan “para tu bien”.

 “…Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada…” La “espada” se ha dicho que significa escopetas, rifles militares, tanques, balas. No. ¿Qué espada lleva el hombre de Dios? La Palabra de Dios. Él trae la Palabra. Él es el ministro de Dios, uno que ejecuta justicia por medio de leer y enseñar al malhechor la Palabra. El magistrado ejecuta justicia al mostrar la Palabra al malhechor y declarando: “Así dice el Señor”.

Versículos 5 y 6:
Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.

Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.

Una traducción literal del versículo 5 es: “Por lo tanto, el creyente debe actuar amorosamente en reverencia y sumisión, porque sabe que si no lo hace, va a ser corregido por la Palabra. Si usted edifica la Palabra en su vida como un patrón de hábito, entonces usted no necesitará ninguna corrección”.

El versículo 6 comienza diciendo: “Porque por esto pagáis también los tributos”. “Usted debe dar dinero. Una de las razones por las que usted da dinero es que los magistrados en la Iglesia son los ministros de Dios, sirviendo constantemente al pueblo de Dios de acuerdo a la Palabra de Dios.*

Versículo 7:
Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

¿Está Dios hablando de un gobierno secular? No. Él está hablando de las autoridades superiores en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Habla de dar a los ministros de Dios lo que sea que es debido, ya sea tributo, impuesto, respeto, u honra.

Asegúrese de que usted está dando a las autoridades superiores en el Cuerpo todo lo que es debido. Es una cosa terrible pensar que la gente reverencia al estado y a los gobiernos locales y nacionales más de lo que ellos reverencian al Dios Todopoderoso y Sus ministros. Veamos que nosotros los creyentes mantengamos la Palabra de Dios en reverencia y no tengamos deudas con nuestros líderes en el Cuerpo de Cristo, porque ellos son las altas autoridades ordenadas por Dios para mantener el orden en la Iglesia para el beneficio del Cuerpo entero.




* Vea I Corintios 9:1-19, especialmente el versículo 14: “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.”



 Traducción por Claudia Juárez Garbalena

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