miércoles, 31 de diciembre de 2014

LOS REQUISITOS O CUALIFICACIONES
PARA LA ORDENACIÓN
Por V.P. Wierwille
Capítulo Cinco de
"Ordena mis pasos con Tu Palabra"

No hay un mayor compromiso o entrega que pueda ser hecho por un hombre o una mujer que aceptar el llamado de Dios a la ordenación. Ninguna responsabilidad excede el compromiso de una persona que es ordenada al ministerio cristiano. Ya que la ordenación es una responsabilidad tan trascendental, sin duda la Palabra de Dios hace claro quién está cualificado para ser ordenado como ministro de Dios. ¿Cuáles son los requisitos de Dios? El capítulo anterior de este libro examinó el primer capítulo de la epístola de Pablo a Tito, que establece las cualidades que un obispo o líder debe poseer. En este capítulo, vamos a hacer un estudio a profundidad de I Timoteo 3 para obtener más información sobre los requisitos para la ordenación.

I Timoteo 3:1
[Esta es] Palabra fiel: Si alguno anhela obispado [ser supervisor o anciano], buena obra desea.

“Esta es palabra fiel” literalmente dice: “Fiel es la palabra [de Dios]”*, “la Palabra es fiel”. Si una persona aspira a la ordenación en un oficio (o función) de liderazgo, desea algo que Dios llama “buena obra”. Dios aprueba el deseo de una persona de aspirar a un puesto de liderazgo. Después de dar Su aprobación a tal deseo en el versículo 1, los versículos 2-7 Dios enumeran las cualificaciones específicas para este tipo de liderazgo.

Versículo 2:
Pero es necesario que el obispo [un supervisor o anciano] sea irreprensible [anepil‘ptos], marido de una sola mujer, sobrio [n‘phalios], prudente, decoroso [kosmios], hospedador [philoxenos], apto para enseñar [didaktikos].

Un líder en la Iglesia tiene que ser “irreprensible”. Ahora bien, esta palabra “irreprensible” no lleva en absoluto la connotación que un lector podría suponer. “Irreprensible” en su significado profundo denota que un obispo debe estar “preparado en todos los puntos, a fin de no ser atrapado en cualquier sitio por un antagonista”. La palabra griega para “irreprensible”, anepil'ptos, se usa en la literatura griega secular para un luchador que está preparado en todos los puntos para que no pueda ser atrapado por un oponente. ¿Cómo una persona puede llegar a estar preparado en todos los puntos para no ser atrapado por un antagonista? Por medio de la Palabra de Dios. Esto es el porqué estudiamos para presentarnos aprobados delante de Dios como obreros que no tenemos de qué avergonzarnos, dividiendo correctamente la palabra de verdad. ¡Qué gran responsabilidad para un candidato a la ordenación, de estar preparados en todos los puntos.

* Esta misma frase griega (pistos ho logos) también se utiliza en I Timoteo 1:15; 4: 9; II Timoteo 2:11; Tito 3: 8.



Además de estar preparado por medio de conocer la Palabra de Dios, un obispo debe ser “marido de una sola mujer”.  Yo no sé si esta afirmación signifique que cada obispo deba tener esposa o no; pero si es así, él debe tener sólo una.

La palabra griega para “sobrio” en realidad significa “lúcido” o “de mente despejada”. “No llegar a estar en una situación problemática, incluyendo no llegar a estar intoxicado” es lo que denota. Un líder no es un extremista de una manera u otra. Es estable en todos los asuntos. Ese es el significado de n'phalios.

La palabra griega para “sobrio” significa “una mente sana y racional con el fin de refrenar sus pasiones”.

“Decoroso” es “bien organizado, de buen comportamiento, discreto y respetable”.
Hospedador significa que un obispo es generoso con sus invitados y cálido con los extraños. Esto implica que el líder sabe cómo conducirse, cómo ser el más atento anfitrión o anfitriona, sabe como presentarse (como lucir) y cómo hacer que los huéspedes se sientan confortables. A eso se refiere la palabra “hospitalidad”.

Después, “apto para enseñar” significa “capaz y diestro en la enseñanza”. Si una persona tiene la capacidad natural de liderazgo y hace lo que la Palabra dice, entonces él va a aprender a enseñar y a estar siempre preparado para enseñar.

Entonces, “un supervisor debe estar preparado en todos los aspectos, siendo marido de una sola mujer, lúcido, teniendo una mente sana a fin de que refrena sus pasiones; él también debe ser discreto y respetable, hospitalario, y debe ser capaz y estar listo para enseñar”. Esta es una traducción literal de acuerdo al uso del versículo 2.

Versículo 3:
No dado al vino, no pendenciero [pl‘kt‘s], no codicioso de ganancias deshonestas [aischrokerd‘s], sino amable [epieik‘s], apacible [amachos] , no avaro [aphilarguros].;

Un líder no es “dado al vino”; si bebe, lo hace con moderación. Y él no es “pendenciero”, es decir, él no está impaciente por reñir o buscar pleitos. Tampoco es codicioso de ganancias deshonestas. Más bien un líder es equitativo (imparcial), justo y tolerante. Un líder actúa con estricta justicia y misericordia apacible; es decir, él no muestra favoritismos. Esta es una cualidad muy importante que un obispo debe tener.

 “…No pendenciero…” Un “pendenciero” es aquel que es contencioso, uno que siempre quiere buscar pelea. Un líder de Dios, sin embargo, no es así. Él está poco dispuesto a reñir, prefiriendo la paz.

“…No es codicioso…” La palabra griega para “codicioso” significa “amar el dinero”. Un líder no es avaro; él no ama el dinero. El dinero no es la fuerza motivadora de un líder.

Versículo 4:
Que gobierne [proist‘mi] bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción [hupotag‘]  con toda honestidad [semnot‘s].

Un líder es una persona que se hace cargo de su propia casa, teniendo a sus hijos “en sujeción”. “Sujeción” significa “obediencia amorosa”. La palabra griega para “sujeción” es la misma palabra que se usa en relación con esposas en I Timoteo 2:11. La sujeción no significa que los niños son esclavos, como tampoco una esposa lo es. Un obispo no maltrata a su familia, pero él tiene los hijos bien educados. Eso es lo que significa. Los hijos no deben gobernar la casa. Los hijos de un líder están “en sujeción con toda seriedad”, con todo el respeto. Los hijos respetan a su padre.

Versículo 5:
(Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)

Si un hombre no puede gobernar su propia casa, ¿cómo podría supervisar a la Iglesia de Dios? Él puede pensar que puede, y puede presentar una apariencia convincente, pero la Palabra de Dios dice que él no puede supervisar el Cuerpo de Cristo si no puede primero gobernar bien su casa. Entonces la Palabra de Dios está en lo correcto o no lo está.

Versículo 6:
No un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.

Un líder no debe ser un novato, un neófito (neophutos). Alguien que es una promesa en una fraternidad es un “neófito”. En otras palabras, el líder ordenado no es alguien que renació una noche y es ordenado como anciano en la Iglesia a la mañana siguiente. Más bien, es alguien que se ha mantenido fiel día tras día, semana tras semana, e incluso año tras año, hasta que sea el momento adecuado para que él asuma responsabilidades de liderazgo. “…No sea que [con el fin de que no] se enaltezca por el orgullo….” “Enaltecido por el orgullo” significa “hinchado, o envanecido”. Una persona que es madura (experimentada) en la Palabra no se envanece con presunción como un neófito podría hacerlo. Él no es movido ni por la alabanza ni por la crítica.

“…Caiga en la condenación del diablo…”. La palabra “condenación” es “juicios”. Un hombre hinchado o envanecido puede probablemente, en algún punto, caer en juicios (en decisiones o criterios) diabólicos.

Versículo 7:
También [Pero] es necesario que tenga [también] buen testimonio [martus]* de los de afuera, para que no caiga en descrédito [oneidismos] y en lazo del diablo.


*La palabra “testimonio” viene de la palabra griega para “mártir”, martus. Martus está relacionado con la raíz sánscrita smr- o smarami, “para recordar”; en el lenguaje Zend [lengua antigua iraní], mar significa acordarse. Un testigo es alguien que recuerda. Cuando usted es traído a una corte como testigo, usted debe recordar o acordarse. Pero entonces, ¿cómo la palabra “mártir” se asocia con sangre y muerte? Debido a que los cristianos que atestiguaron sus creencias fueron muertos (Hechos 22:20). La palabra griega se convirtió en anglicismo, y un mártir llegó a ser alguien que muere por sus creencias.

Ser creyente es tener un buen testimonio del Cuerpo de creyentes que están fuera de su familia inmediata. Él debe tener un buen testimonio entre los creyentes. Este “buen testimonio” tiene que ser entre aquellos del Cuerpo a quienes él supervisa.

La palabra “para que” tiene que ver con las consecuencias para un obispo si él no tiene una buena relación con creyentes fuera de su familia. Si una persona que no cumple con los requisitos o que no tiene un buen testimonio fuese puesta en una posición de liderazgo, como obispo   -un administrador o anciano- esa persona podría “caer en descrédito y en lazo del diablo”. Y la palabra “descrédito” significa que el líder podría comenzar a ser culpado y criticado por los creyentes. “Lazo” es una “trampa”. El obispo podría caer en una trampa del diablo. Sin embargo, mientras más tiempo un líder camina en la Palabra revelada de Dios, él no va a caer en esa trampa.

Ahora hemos leído por nosotros mismos los principios básicos del andar para el liderazgo. Estos siete versículos de I Timoteo 3 son algunos de los versículos principales en la Palabra de Dios que cualquier hombre o mujer deben mantener en su mente, en orden prepararse para asumir responsabilidades de liderazgo. Los hombres y las mujeres que desean ser líderes de Dios deben vivir de acuerdo con estos principios. Si no lo hacen, van a terminar en la trampa del diablo.

Romanos 12:1 dice: “Os ruego, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo…” Esto significa que un creyente, y sobre todo un líder, no duermen hasta las diez de la mañana. Alguien llamado por Dios tiene que ser la primera persona lista por la mañana para trabajar, preparándose para servir a la gente de Dios. Un líder se levanta, ora, lee la Palabra de Dios, y habla en lenguas; él debe estar preparado con la grandeza de la Palabra de Dios viviendo en su corazón y en su mente. Después de que hombres o mujeres son ordenados, ellos son los únicos que deben establecer el ritmo; ellos deben usar su tiempo y energía para estar a la vanguardia. Cuando hombres y mujeres son ordenados por Dios, ellos son los responsables de conducir a la gente de Dios. No importa lo que sea necesario hacer; los líderes simplemente lo hacen. ¿Por qué? Debido a que son ordenados por Dios; ellos están llamados por, y comprometidos con el Altísimo.

Y cuando Dios llama a líderes, Él espera que ellos permanezcan fieles en Su Palabra. Ellos no tienen amigos cuando se trata de la Palabra, excepto aquellos amigos que quieren estar con ellos en la Palabra. La Palabra de Dios tiene que permanecer intacta y sin mancha (inmaculada), porque Dios la magnificó por encima de Su nombre. Es Su Palabra la que nos muestra Su voluntad. Ningún hombre conocerá la voluntad de Dios sin conocer la Palabra de Dios. Cualquiera puede imaginarla o tratar de adivinarla. Pero los verdaderos creyentes no pueden darse el lujo de adivinar; estamos tratando con verdades eternas. Estamos tratando con Dios. Estamos tratando con lo que nos llevará a través de toda la eternidad. Si la Palabra de Dios está equivocada, entonces no tenemos nada. Pero nosotros no creemos que la Palabra de Dios este equivocada; creemos que la Palabra de Dios es la voluntad de Dios, que la Palabra de Dios quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir, y que Dios tiene un propósito para todo lo que dice, dónde lo dice, cómo lo dice, a quien Él dice que y cuando lo dice.

Un llamado al servicio indica que alguien debe hacerse cargo de los problemas y necesidades. Cuando un fontanero recibe una llamada telefónica de alguien con un problema en su tubería, ¿qué hace? Él atiende la llamada. Cuando un electricista recibe una llamada, ¿qué hace? Él atiende la llamada. ¿Y qué hay en cuanto a atender las llamadas de las personas con necesidades espirituales, necesidades que sólo pueden ser atendidas o satisfechas por la Palabra de Dios? Dios ha llamado a líderes para servir a Su pueblo. No importa la cantidad de tiempo que esto tome, no importa lo que deba hacerse, los líderes deben responder al llamado. Ellos son los responsables ante Dios para servir al pueblo de Dios: orar con ellos, amarlos, enseñarles, ministrarles. Ellos simplemente deben dedicar todo su ser en servicio al pueblo de Dios.

La vida de un supervisor no es una tarea fácil. Es un andar disciplinado. Y el único propósito de ordenar a hombres y mujeres es bendecir el cuerpo de Cristo, para tomar cuidado del Cuerpo, para que el cuerpo pueda funcionar más eficazmente y más acertadamente. La ordenación es un llamado al servicio.

Lucas 9 contiene un relato del llamado de Jesucristo a unas cuantas personas para servir junto con él. Quiero leer este registro específicamente para ver las distintas reacciones al llamado que hizo Jesús. Lucas 9:57 dice: “Yendo ellos [Jesús y sus discípulos], uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas”.

Jesús respondió al hombre explicando: “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la [su] cabeza”. La respuesta de Jesucristo no quiere decir que él era extremamente pobre. Esto significa que Jesús se movía entre la gente. Él no tenía un lugar estable donde permanecer día tras día, porque él se estaba moviendo para ministrar a la gente.

El hombre que hablaba con Jesús le dijo: “Señor, te seguiré adondequiera que vayas”. Jesús le dijo, “Si planeas hacer esto, permítanme recordarte que los zorros tienen sus moradas y las aves del cielo sus nidos como hogares, pero el Hijo del hombre no tiene lugar permanente donde vivir, semana tras semana ni mes tras mes”.

Jesús le dijo a otra persona, en el versículo 59 de Lucas 9: “Sígueme. El [el hombre] le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre”. Este es un orientalismo que significa “tomar cuidado de mi familia”. El hombre no estaba diciendo que su padre estaba muerto. Lo que estaba diciendo era, “permíteme quedarme en casa hasta que mi padre muera y haya tomado cuidado de mis responsabilidades familiares, entonces te seguiré”.

En el versículo 60, “Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos...” Todo el mundo sabe que los muertos no pueden enterrar a nadie. Este orientalismo, bien entendido, significa: “Permite a la ciudad que entierre a los muertos”. La respuesta de Jesús fue: “Deja que alguien más cuide de esas responsabilidades. Tengo una responsabilidad aún mayor para ti, ir a predicar el Reino de Dios”.
El versículo 61 dice: “Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa”. En otras palabras, “déjame ir a casa y decir adiós a todos mis amigos y familiares”. Jesús respondió a esta petición en el versículo 62: “ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.

Esta declaración de Jesús es un mensaje que tiene que ver con servir a Dios en la ordenación. Ninguno que es ordenado, y pone su mano en el arado, que acepta el llamado de Dios a la ordenación, es apto para el Reino de Dios, si se da la vuelta o anhela regresar a su vida de antes de la ordenación.

La gente tiene todo tipo de excusas para carecer de compromiso. Pero no hay excusa aceptable. No hay nada en absoluto que excuse a una persona de su compromiso de ordenación. No hay excusa para dar marcha atrás a su antigua vida.

Una vez que usted ha puesto su mano en el arado, y aceptó la ordenación de Dios, usted no debe mirar atrás. Usted debe seguir adelante y mirar hacia el día en que nuestro Señor y Maestro volverá, cuando aquellos que estén vivos y hayan quedado, sean transformados y los muertos en Cristo sean resucitados. Este es el compromiso a largo plazo y de todo corazón, que una persona hace cuando él o ella aceptan el llamado de servir al pueblo de Dios en la ordenación.



 Traducción por Claudia Juárez Garbalena

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