EL CUERPO PARTIDO Y LA SANGRE DERRAMADA
SANIDAD EN LA SANTA COMUNIÓN
Por Victor Paul Wierwille
Capitulo 9 de
"La Biblia me lo dice"
Gran número de cristianos están sufriendo de falta de fuerza
e integridad física. En la mayoría de
los casos su falta de bienestar se debe ya sea a enseñanza equivocada o a una
falta total de enseñanza acerca de la
materia que trata este estudio. La mayoría
de los cristianos están completamente familiarizados con el significado de la
sangre derramada pero no con el cuerpo partido en la ceremonia de la comunión.
El aspecto del cuerpo partido del servicio de Comunión merece estudio y
enseñanza.
El valor de este estudio sobre la vida abundante depende
enteramente sobre qué posición retenga usted referente a la Palabra de Dios. Si
usted cree que la Biblia es la Palabra de Dios y que es la respuesta de Dios a
las necesidades del hombre, entonces usted será capaz de manifestar los
resultados en su vida.
De acuerdo a Malaquías 3:6, Dios dice: “Porque yo Jehová no
cambio…” El es el mismo todo el tiempo. Lo que El fue una vez, El siempre es.
Lo que hizo una vez, el siempre lo hace. El
Dios que yo conozco, que yo enseño y predico, y por quien yo trabajo, es
el mismo Dios que el Dios de Abraham, David y Pablo. Dios no ha llegado a ser
ni un poquito más débil a través de estos años.
La productividad de este estudio, gran parte, depende si
usted está buscando o no liberación de la enfermedad. Si usted no está buscando
completa liberación para su vida, sino una excusa para el cautiverio, este
estudio no le será de provecho. Hay gente que cree que la voluntad de Dios para
ellos es estar enfermos. Hay gente que cree que Dios es el autor de la
enfermedad, el sufrimiento y toda clase de maldad para la humanidad. Hay gente que cree que Dios los hace mejor
cristianos al mandarles enfermedades y dolencias. Todas estas posiciones son
contradicciones directas a la Palabra de Dios.
Dios no envía enfermedad, dolencia y pecado a la vida de nadie para
hacerlo un cristiano más digno o más santo, ni tampoco envía Dios enfermedad y
dolencia para probar a la gente.
Cuando la iglesia corintia estuvo manifestando enfermedad,
división y contienda, Pablo no los
aplaudió por sus enfermedades. El no dijo: “Que ustedes estén enfermos es una
señal del amor de Dios”. Ni tampoco dijo Pablo: “Carguen su enfermedad
pacientemente pues Dios los está probando”. El Apóstol Pablo, según la epístola
a los Corintios, los reprendió y se esforzó por corregirlos por estar enfermos.
El los reprendió no como individuos sino como una congregación, como
cristianos, porque ellos no discernían el cuerpo del señor apropiadamente. Ellos no se daban cuenta de que Jesús, que
fue sacrificado en la cruz del Calvario, había logrado en su cuerpo algo para
ellos. Pablo señaló que ya no era
necesario sufrir enfermedad y dolencia.
La era de la ley fue totalmente diferente a la era de la Iglesia.
Deuteronomio 28:15-6 habla sobre la maldición de la ley, aquellas cosas que
sobrevinieron a los hombres que eran desobediente a la ley.
Deuteronomio 28:15
Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios,
para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos
que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti
todas estas maldiciones, y te alcanzarán.
Versículo 22:
Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de
ardor…
Versículo 27:
Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores,
con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.
Versículo 28:
Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de
espíritu.
Versículo 35:
Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y
en las piernas… sin que puedas ser curado.
Versículo 60:
Y traerá sobre ti todos los males de Egipto…
Versículo 61:
Asimismo toda enfermedad y toda plaga… Jehová la enviará
sobre ti…
La mayor parte de toda esta sección trata de enfermedad y
dolencia.
La Iglesia, el cuerpo de creyentes, no está más bajo la
maldición de la ley. Por la gracia de Dios por medio de Jesucristo somos ahora
capaces de vivir la vida más abundante.
Gálatas 3:13:
Cristo nos redimió de la maldición de la ley,
hecho por nosotros maldición (porque está escrito:
Maldito todo el que es colgado en un madero).
Si hemos sido redimidos de la maldición de la ley entonces
no tenemos más la maldición sobre nosotros. “Cristo nos redimió [tiempo pasado]
de la maldición de la ley…” Eso quiere decir que él nos redimió, no sólo de
algunas de las cosas mencionadas en la maldición, sino de todas ellas, lo cual
incluye enfermedad y dolencia.
Si la Iglesia ha sido redimida de la enfermedad y la
dolencia, entonces, ¿por qué estaba enfermiza y débil la Iglesia corintia?
1 Corintios 11:29-30
Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir
el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre
vosotros,
y muchos duermen.
La iglesia corintia estaba bien enterada de lo que la sangre
de Cristo significaba, pero no estaban logrando discernir el cuerpo del señor.
No dice cuántos miembros tenía la iglesia corintia, pero se
puede documentar el número en otro grupo del Antiguo Testamento. Algunos
eruditos estiman que dos millones y medio de personas salieron de Egipto,
porque fueron 600.000 hombres más esposas e hijos.
Éxodo 12:37
Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot,
como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños.
Salmos 105:37:
…Y no hubo en sus tribus enfermo.
Siempre hay algo obviamente erróneo cuando hay miembros en
la Iglesia que están débiles y enfermizos y la gente se está muriendo
prematuramente. Si Dios puede sacar a dos millones y medio de personas de
Egipto sin ninguna enferma entre ellas, entonces, ¿qué hay que El no pueda
hacer en el día en que vivimos? ¿No hará Dios en esta Era de la gracia lo
mismo, si no más, de lo que hizo en el tiempo de la ley? La grandeza de este
día en que vivimos es mayor que la de los días de Moisés. Jesucristo se levantó
de los muertos, el espíritu santo está en la gente cristiana con gran poder
potencial.
Hechos 13:38,39 Sabed, pues, esto, varones hermanos:
que por medio de él se os anuncia perdón de pecados,
y que de todo aquello de que por la ley de Moisés
no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo
aquel que cree.
Los hijos de Israel habían estado en Egipto por
cuatrocientos años y habían sido terriblemente maltratados por los patrones
egipcios.
Éxodo 2:23,24:
Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto,
y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre,
y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos
con motivo de su servidumbre.
Y oyó Dios el gemido de ellos,
y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
Por 80 años Israel había estado esperando que apareciera su
libertador.
Éxodo 3:10
Ven… y te enviaré [Moisés] a Faraón, para que saques de
Egipto
a mi pueblo, los hijos de Israel.
Y Dios los sacó bajo el liderato de un hombre llamado
Moisés. Moisés llegó a ser el portavoz
de Dios; y en preparación para la liberación de los israelitas esclavizados,
Dios instruyó a la gente por medio de Su portavoz.
Éxodo 12:3,6-8,11
Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo:…
tómese cada uno un cordero…
… lo inmolará… entre las dos tardes.
Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes
y en el dintel de las casas…
Y aquella noche comerán la carne…
…es la Pascua de Jehová.
Dios dio su Palabra; aquellos que oyeron y creyeron
obtuvieron los resultados.
Dios le dijo a Moisés que él debería decirle a la gente que
hicieran dos cosas: (1) tomar la sangre del cordero y rociarla en el dintel y
los dos postes de las casas y (2) comer la carne. La sangre y la carne eran igualmente
importantes, igualmente significativas en lo que concierne a la Palabra de Dios
y al pueblo de Israel. Esto fue la Pascua de Jehová.
Quiero que usted note algo más. Cuando el Señor pasó sobre
Egipto y los primogénitos de los egipcios fueron muertos, Dios protegió las
casas de los hijos de Israel debido a la sangre que ellos rociaron en el dintel
y en los postes. Sólo la sangre los protegió. El Relato de Éxodo no menciona
nada acerca de ver un esqueleto o la carne del cordero colocada fuera de la
puerta. Si algún padre hebreo hubiese dicho: “Oh, esa Palabra de Dios que
Moisés está hablando es una tontería; yo no creo en esa clase de cosas. Es
tonto matar un cordero y rociar la sangre sobre nuestro dintel de puerta, y
luego pensar que el heridor no vendrá. Yo no lo haré. Yo rehúso escuchar a
Moisés; él no puede ser el hombre de Dios”. Si el padre realmente hubiese
creído esto, el hijo mayor de esa familia hubiese muerto junto con los
primogénitos de los egipcios incrédulos.
Después de prestar protección a los hijos de Israel por el
derramamiento de sangre, ¿cuál fue el propósito del mandamiento: “…comerán la carne…”? Dios les dijo que comieran la carne del
cordero para que sus necesidades físicas fueran suplidas. Viendo a esos hebreos aquella noche en
Egipto, ellos no lucían cambiados en el exterior. Pero algo había sucedido
porque los israelitas actuaron según la Palabra de Dios.
La creencia se indica por medio de actuar según lo que Dios
ha prometido. La gente hebrea guiada por Moisés demostró creencia. Dios les dio
integridad física cuando comieron la carne del cordero, y literalmente tuvo
piedad de sus vidas porque ellos siguieron Sus instrucciones al rociar la
sangre. Ni un segundo antes de que comieran el cordero recibieron ellos
integridad. Pero, esa noche cuando comieron la carne la carne del cordero cuya
sangre habían rociado sobre el dintel y los postes de la casa, ellos comieron
salud, física para sí mismos. El heridor pasó sin herir a los israelitas obedientes,
y a la mañana siguiente todos estaban completos en todos los aspectos.
Esta gente actuó según la Palabra de Dios tal como fue
hablada por Moisés. Algunos de ustedes
están diciendo: “Bueno si hubiese un Moisés hoy día, yo creería”.
¿Lo haría usted? Siempre que hay un hombre de Dios hablando
la Palabra de Dios, usted tiene la Palabra absoluta. Cuando yo estoy predicando el evangelio, yo
soy el hombre de Dios con Su poder en mí, y todo el que crea las palabras que
hablo obtiene resultados cuando actúa según ellas. Esto promete la Palabra.
Así como la sangre del cordero fue el cubrimiento por los
pecados de los hijos de Israel, así la sangre de Jesucristo fue vertida por el
pecado. El cuerpo de Cristo fue ofrecido por las consecuencias del pecado (esto
es, enfermedad, dolencia y necesidad) al igual que el comer la carne fue la
sanidad para los necesidades físicas de los hijos de Israel.
Mateo 8:17:
El mismo [Jesús] tomó nuestras enfermedades [estar
incompletos],
y llevó nuestras dolencias.
Estas dos cosas Jesús hizo por nosotros pues él es nuestra
pascua.
1 Corintios 5:7:
…porque nuestra pascua, que es Cristo,
ya fue sacrificada por nosotros.
En el pasaje de Éxodo 12, Israel estaba comenzando su
jornada desde la tierra de Egipto, la tierra de esclavitud, a la tierra
prometida. En esa jornada uno puede encontrar una verdadera comparación para la
jornada de cada persona hoy en día. Describe la jornada que un cristiano puede
hacer desde el tiempo de la esclavitud, la derrota y la frustración, hasta la
vida más abundante. La única diferencia es que los hijos de Israel miraban
hacia delante al tiempo de la cruz de Jesús, mientras que nosotros miramos
hacia atrás a los logros en cruz de Jesús.
Cuántos hemos descuidado llegar a la gente de Dios con esta
verdad acerca de la carga de nuestras dolencias por Jesús. Nosotros hemos
enseñado que Jesús llevó nuestro pecado pero hemos descuidado el enseñar la
otra mitad --que él “…llevó nuestras
dolencias”. La Palabra de Dios es clara
en cuanto a estas dos partes específicas en la muerte de Jesús. No estoy
predicando una nueva doctrina, no estoy enseñando un evangelio nuevo; estoy
enseñando el evangelio que Pedro, Pablo y el resto de los apóstoles enseñaron y
predicaron, el cual trajo liberación a los creyentes. Yo creo en la obra
completa de Jesucristo, no sólo para salvación del pecado sino también para salvación de
enfermedad. Si Pedro puede decir: “…En el nombre de Jesucristo… levántate y
anda”, yo también puedo, su pastor también, usted también, porque la Palabra lo
dice. Estamos limitados sólo al punto en que limitemos la Palabra de Dios en
nosotros. El, Jesucristo, cargó con nuestra enfermedad y nuestro pecado.
Los elementos de la Pascua para Israel son equivalentes a la
Santa Comunión para la Iglesia. El cordero de Pascua tenía dos partes
importantes: sangre y carne. Así también, la muerte del cordero de Dios tenía
dos elementos: sangre y carne, simbolizados en la santa Comunión por la copa y
el pan
1 Corintios 10:16:
La copa de bendición que bendecimos,
¿no es la comunión de la sangre de Cristo?
El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de
Cristo?
1 Corintios 10:16 tiene los dos elementos descritos muy
claramente; aun así por años no me di cuenta del gran poder de sanidad física
en la comunión.Yo siempre creí que la “Celebración de la cena del Señor siempre
ha sido considerada por la iglesia como el santuario más íntimo de toda la
adoración cristiana”, como está asentado en nuestra liturgia de Comunión. Pero
yo no había sido enseñado en las iglesias o seminarios a los cuales asistí que
el cuerpo de Jesús fue dado por mi integridad física, aunque la Biblia dice que
es así. La enfermedad ha venido sobre la Iglesia, aunque participamos de ambos
elementos, porque no hemos discernido apropiadamente el cuerpo del señor.
Salmos 103:3:
El [Dios] es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias.
Hay dos partes: pecado y dolencia, una es removida por la
sangre del cordero y la otra por la carne del cordero.
Isaías 53:5:
Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz
fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Este pasaje profetiza los logros del mesías prometido,
Jesucristo. De nuevo, note los dos elementos: perdón y sanidad. La integridad
tiene dos partes espiritual y física.
En el Antiguo Testamento hay siete nombres diferentes para
Dios que describen su naturaleza. Uno de los siete es Jehová Rapha que es
hebreo, y quiere decir: “…Yo soy Jehová tu sanador”. Como se da en Éxodo 15:26.
Una parte integral de la naturaleza de Dios es sanidad
física. El señor, en el tiempo en que los hijos de Israel salían de Egipto, les
dio la promesa: “Yo soy Jehová tu sanador”.
El sigue siendo el mismo Señor hoy día. Satanás causa enfermedades y las
dolencias. Dios hizo disponible la salvación y la sanidad.
1 Pedro 2:24:
Quien llevó él mismo nuestros pecados
en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros,
estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia;
y por cuya herida fuisteis sanados.
Mientras Jesús andaba aquí sobre la tierra demostrando la
voluntad de Dios, llegó el momento para el cumplimiento de aquellos que está
relatado en 2 Corintios.
2 Corintios 5:21:
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado,
para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Jesús, que no tuvo pecado, fue hecho pecado por usted y por
mí: “para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.
No hay palabras para describir el amor mostrado en la
crucifixión de Jesús. Jesús, el hijo de Dios, sin ningún pecado --que no hizo
otra cosa sino el bien para la gente, sanando sus cuerpos rotos y dándoles la
Palabra de Dio-- ahora iba a ser crucificado por ellos. Le golpearon y
entretejieron una corona de espinas para ponerla en su cabeza. Escupieron en su cara y le pegaron.
Finalmente le guiaron por aquel escabroso camino al calvario.
Juan 19:17:
Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la
Calavera.*
La cruz que Jesús cargó estaba compuesta de todo lo que
había en contra de nosotros.
Colosenses 2:14
Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola
en la cruz.
Fue ese castigo físico por el cual él pasó que trajo nuestra
sanidad. En Isaías 53:5 leemos: “por su llaga fuimos nosotros curados”, y en 1
Pedro 2:24: “por cuya herida fuiste sanados”.
Al final de su vida terrenal cuando le estaban golpeando y
azotando, Jesús en su cuerpo físico estaba pagando el precio para la integridad
física de la humanidad. Cuando él permitió que su cuerpo fuera golpeado y
azotado, Jesús nos estaba redimiendo de la enfermedad y dolencia. No fue su
cuerpo, sino su sangre la que fue derramada en el Calvario para la remisión del
pecado
Mateo 26:28:
Porque esto es mi sangre del nuevo pacto,
que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
Las palabras “sangre derramada” son una figura literaria y
no quieren decir literalmente “sangre”, sino la vida ha salido de la sangre. La
sangre de Jesús fue derramada --él
murió-- para la remisión de los
pecados, no por las enfermedades.
Jesús fue nuestro substituto completo. El fue nuestra
pascua. Fue muerto por nosotros. En vez de tener que vivir bajo la maldición de
la ley, ahora somos libres de esa maldición. Ahora vivimos por gracia por medio
de creer en la obra finalizada de Jesucristo, el cordero de Dios.
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* Y él [Jesús], cargando su cruz” es la frase de la cual se
ha inferido que Jesús cargó la cruz de madera. Esto no concuerda con los
pasajes claros en los otros tres evangelios. Ellos estipulaban claramente que
Simón de Cirene cargó la cruz de madera desde la puerta del Pretorio.
Cuando usted y yo creamos y conozcamos nuestros derechos
legales en Cristo, y cuando conozcamos y creamos en el significado total de la
Santa Comunión, no toleraremos más las enfermedades. Las enfermedades y el
pecado pierden su poder sobre nosotros cuando discernimos apropiadamente el
cuerpo y la sangre del señor.
La copa en la Santa comunión representa la sangre de
Jesucristo; el pan representa el cuerpo de Cristo. Ya que Jesús llevó mi pecado
y enfermedad en la cruz del Calvario, entonces cuando vengo a la Comunión en
memoria de él y como de ese pan y bebo de esa copa, tengo sanidad y perdón de
pecados porque “llevó el mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero…por cuya herida fuisteis sanados”.
El señor Jesús instituyó este nuevo pacto de la Santa
Comunión simbolizando su sangre y su cuerpo.
1 Corintios 11:23-25:
…Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
y habiendo dado
gracias, lo partió, y dijo:
Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido;
haced esto en memoria de mí.
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado,
diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre;
haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de
mí.
La iglesia corintia fue amonestada a seguir celebrando la
cena del señor. Después de dar cada
elemento, la escritura dice: “haced esto en memoria de mí”. No sólo es hacerlo,
sino “hacerlo en memoria de Cristo”
Para tener memoria de alguien o de algo, primero tenemos que
tener conocimiento concerniente a esa persona o cosa. Tenemos que saber lo que
Cristo logró por su muerte antes de poder tener memoria de los resultados de su
sufrimiento y muerte por nosotros.
Actuar según la promesa de Dios trae el resultado que Dios dijo que
traería.
Romanos 10:11:
La Escritura dice: ningún hombre
que crea en él--que se adhiera a,
se atenga a y confíe en él--será [jamás] avergonzado o
desilusionado.
[Traducción amplificada.]
Vaya a la mesa de Comunión sabiendo que sus pecados están
perdonados y que por su herida fue usted sanado. Esto no depende de los
sentimientos que usted pueda o no tener; depende de los logros de Jesucristo.
Al serle servido el pan, recuerde que Cristo dijo: “Esto es
mi cuerpo que por vosotros es partido”.
Con creencia reciba y dele gracias a Dios por su integridad física como
espiritual.
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