CAPÍTULO XI
LAS TRADUCCIONES
DE LA PALABRA
DE DIOS
VICTOR PAUL WIERWILLE
Al proceder como un obrero, hay
información básica que tiene que mantenerse, empezando con que ninguna
traducción o versión de la Biblia puede ser llamada con propiedad la Palabra de
Dios.
La Biblia de la cual yo he estado citando
se llama la Versión Reina-Valera, (Revisión de 1960), no es la traducción
Reina-Valera. Si yo tuviera en mis manos la traducción de Casiodoro de Reina o
de Cipriano de Valera, tendría una Biblia muy valiosa como artículo de
colección. Una vez que se hace la traducción de un texto original, como el
texto de Esteban del cual Casiodoro de Reina hizo su traducción y versión. (Y
esta versión fue revisada luego por Cipriano de Valera), la traducción, esa
primera copia, se llama una traducción. Cuando los estudiosos empiezan a
revisar la traducción en cualquier forma, se vuelve una revisión.
Ahora, dije que ninguna traducción, menos
aun una versión, puede ser llamada con propiedad la Palabra de Dios. En cuanto
se sabe, no hay textos originales existentes hoy en día. El manuscrito fechado
más antiguo está escrito en arameo estranguelo. Hay una posibilidad que algunos
de los manuscritos más antiguos en arameo estranguelo sean anteriores al año
434 D.C. Aquéllos a los que los estudiosos o letrados se refieren como originales
en realidad son del año 430 y más tarde. Estos manuscritos no son originales,
los originales son aquéllos que fueron escritos por santos hombres de Dios
siendo inspirados por el Espíritu Santo. En el mejor de los casos tenemos
copias de los originales. Cuando me refiero a la Palabra de Dios, no quiero
decir una copia o una traducción o una versión; quiero decir la Palabra de Dios
que fue originalmente dada por revelación a santos hombres.
Puesto que no tenemos originales y que los
manuscritos más antiguos datan del quinto siglo D.C. ¿cómo podemos regresar a
la profecía auténtica la cual fue recibida cuando santos hombres de Dios
hablaron? Para conseguir la Palabra de Dios en cualquier traducción o de
cualquier versión, tenemos que comparar una palabra con otra palabra y un versículo
con otro versículo. Tenemos que estudiar el contexto de todos los versículos.
Si es la Palabra de Dios, entonces no puede tener una contradicción pues Dios
no se puede contradecir a Sí mismo. El error tiene que estar ya sea en la traducción
o en el entendimiento de uno. Cuando lleguemos a esa original Palabra respirada
de Dios, lo cual yo confío que podemos hacer, entonces una vez más seremos
capaces de decir con toda la autoridad de los profetas de antaño: “Así dice el
Señor”.
Noten cuidadosamente lo que a continuación
se explica acerca de la Palabra: (1) no hay textos originales en existencia hoy
en día; (2) no había divisiones de capítulos en los manuscritos originales; (3)
no había divisiones de versículos en los manuscritos originales. Nuestra actual
división de la Biblia en capítulos, en ambos testamentos, el Antiguo y el
Nuevo, data de alrededor de 1250. Nuestra división de la Biblia en versículos
data de alrededor de 900 D.C. en el Antiguo Testamento, y de 1551 en el Nuevo.
Dios no puede ser culpado por el error en
la división de versículos o capítulos. Los capítulos y versículos sólo son
buenos para una referencia rápida. Pero debemos tener presente que los capítulos
y los versículos son todos hechos por el hombre y, por lo tanto, desprovistos
de autoridad en cuanto a dividir correctamente la Palabra de Verdad.
Observemos algunos ejemplos de divisiones
deficientes en capítulos y versículos.
Génesis
1:31:
Y vio Dios todo lo que había hecho, y he
aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Luego viene el capítulo 2 el cual comienza
con “Fueron, pues...” Esa segunda palabra inmediatamente me dice que algo está
mal porque “pues” muestra el resultado de lo que ya ha sido dicho. El capítulo
1 cerró con “Y fue la tarde y la mañana
el día sexto”. Y el capítulo 2 comienza:
Fueron, pues, acabados los cielos y la
tierra, y todo el ejército de ellos.
Versículo
2:
Y acabó Dios en el día séptimo la obra que
hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.
Versículo
3:
Y bendijo Dios al día séptimo, y lo
santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
Versículo
4:
Estos son los orígenes de los cielos y de
la tierra cuando fueron creados.
El versículo 4 es un pensamiento
enteramente nuevo. Los tres primeros versículos del capítulo 2 terminan el
pensamiento del primer capítulo. El segundo capítulo debería comenzar con el
versículo cuatro: “Estos son los orígenes...”
Juan 2 es otro ejemplo de mala disposición
de los capítulos. Una de las razones por la cual la historia de Nicodemo no ha
sido entendida es que nunca hemos leído los versículos que la preceden como
parte del contexto. Juan 2:23 debería ser lógicamente Juan 3:1.
Estando [Jesús] en Jerusalén en la fiesta
de la pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
Versículo 24:
Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos,
porque conocía a todos,
Versículo
25:
y no tenía necesidad de que nadie le diese
testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.
Capítulo
3, versículo 1:
Había un hombre de los fariseos que se
llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
El leer estos tres versículos antes de
comenzar este tercer capítulo, explica el contexto para la venida de Nicodemo.
Jesús sabía lo que había en Nicodemo. Con esta introducción o antecedente al
escenario de la historia, se entiende fácilmente a Nicodemo.
Juan 7:53 es
un ejemplo de un capítulo que está dividido en la mitad de un versículo.
Cada uno se fue a su casa;
El capítulo 8,
versículo 1 comienza:
y Jesús
se fue al monte de los Olivos.
Debería
leerse: “Cada uno se fue a su casa; y Jesús se fue al monte de los Olivos”.
Entonces debería haber una división de capítulo para comenzar: “Y por la mañana
volvió al templo...”
Si la división de capítulos no estaba en
los originales, ¿qué me dice de los títulos insertados en distintas secciones
del texto? Estos títulos tampoco son parte de la Palabra original respirada de
Dios y generalmente están escritos en letra negrilla. Estos son los que el
hombre ha añadido.
Los párrafos y referencias son todos
hechos por el hombre. Los párrafos son interpretaciones de lo que los
traductores piensan. Ellos indican que un tema está completo y que uno nuevo
comienza. Algunas veces los traductores dejan de reconocer la división
apropiada de los temas. Las referencias, las cuales están al final de la
página, nos dicen lo que, según el pensamiento de los editores, tiene conexión
con ese versículo. Algunas veces ellos están en lo cierto, algunas veces se
equivocan. Todas estas marcas han sido añadidas y pueden confundir al
estudiante común y corriente que es nuevo con la Biblia porque él puede pensar
que han sido dadas por Dios mismo.
Dios dio la Palabra original. Él no es en
nada responsable por los errores que los hombres han introducido por sus
títulos o referencias o marcas de párrafos. El hombre cometió todos esos errores.
La puntuación es otro ardid hecho por el
hombre. Si usted quiere que la Biblia diga algo para justificar su teología,
todo lo que tiene que hacer es manipular la puntuación. A la Palabra de Dios se
le puede hacer decir algo que en realidad no dice con solamente poner una coma.
Cada traductor siguió su propio plan o su propia norma lo cual hace que toda la
puntuación sea desprovista de autoridad divina.
Observamos un caso en que la Versión
Reina-Valera evita la inserción de puntuación añadiendo una palabra que toma el
lugar de una coma:
Lucas
23:43:
Entonces Jesús le dijo [al malhechor]: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
La palabra
“que” no aparece en ningún texto griego, y ha sido añadida por los traductores.
Si quitamos la palabra “que”, lo que nos queda es: “...De cierto te digo hoy
estarás conmigo en el paraíso”. Ahora tenemos una pregunta: ¿modifica la
palabra “hoy” al verbo “decir” o al verbo “estar?” Los traductores de la
Versión Reina-Valera dieron su interpretación con la inserción de la palabra
“que” entre “digo” y “hoy”, haciendo que “hoy” modifique “estarás”. Otras
versiones dan su interpretación poniendo una coma o dos puntos antes de la
palabra “hoy”, mientras que otras ponen la coma o los dos puntos después de la
palabra “hoy”. ¿Por qué? Porque un grupo enseña que en el momento en que uno
muere, se va al cielo, mientras que otros grupos enseñan que en el momento en
que uno muere, no va necesariamente al cielo pues hay un periodo
de espera entre la muerte y el cielo, entonces Jesús no le podía decir a ese
malhechor: “Hoy estarás conmigo en el cielo”, puesto que el malhechor hubiera
tenido que esperar cierto tiempo. Por otro lado, otros dicen que el hombre se
va al cielo inmediatamente después de la muerte de modo que la coma antes de la
palabra “hoy” está de acuerdo con su teología.
Si un hombre se va a ir al cielo hoy en
día, el cielo tiene que estar disponible. Algunos enseñan que el cielo está
disponible. Si hubieran estudiado la Palabra, sabrían que el cielo no está disponible.
Sin embargo, este versículo habla del paraíso y el paraíso no es el cielo. El
cielo es el cielo y el paraíso es el paraíso. Cuando la Palabra de Dios dice
“paraíso”, quiere decir “paraíso”. El paraíso está presente en Génesis,
capítulos 1 y 2, al final del cual el paraíso ya no es accesible. No está
disponible otra vez hasta el libro de
Apocalipsis el cual habla de un nuevo cielo y una nueva tierra donde habita la
justicia.
El paraíso siempre es un lugar sobre la
tierra. Si nos vamos a ir al paraíso, tiene que estar disponible. ¿Le decía
Jesús al malhechor ese día. “...De cierto te digo hoy...” o era “...De cierto
te digo, hoy...” Puesto que el paraíso no existía en el día de la crucifixión,
Jesús tenía que decir al malhechor que en algún momento en el futuro él estaría
con Jesús, no en el cielo, sino en el paraíso.
Leamos la oración con la precisión literal
de la palabra “paraíso” en mente.
...De cierto te digo hoy
[que] estarás [en un día que viene en el futuro] conmigo en el paraíso.
Esto calza con el resto de la Palabra de
Dios. La inserción de una palabra extra, en lugar de una coma en su lugar
debido, ha causado tanto error al dividir la Palabra.
Un ejemplo de un grave error de puntuación
es en Hechos 21 el cual, cuando lo vi por primera vez, encontré difícil de
creer. A mí se me había enseñado que los hombres de Dios en la Biblia, como
Abraham, Pablo y Juan, nunca cometieron errores. Estos hombres estaban sobre un
pedestal, mientras que nosotros, los otros humildes cristianos, les mirábamos
con asombro y boquiabiertos porque ellos estaban a un nivel al cual pensábamos
que nunca podríamos aspirar. El pasaje del Apóstol Pablo en Hechos 21 me dio
una buena sacudida cuando se descubrió el error en el uso de los dos puntos y
la coma.
Hechos
21:14:
Y como no le pudimos persuadir [a Pablo],
desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Este
versículo, en la forma que tiene la puntuación, obviamente dice que ellos
trataron de persuadir al Apóstol Pablo que cambiase de opinión y no fuese a
Jerusalén; pero como Pablo no cambiaba de opinión, ellos finalmente le dijeron:
“Está bien, Pablo, anda y haz la voluntad del Señor. Ve a Jerusalén”. Pero esto
no es lo que dice.
Para entender los antecedentes de esta
situación, regresemos a Hechos 20:22.
Ahora, he aquí, ligado yo en
espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer.
Pablo estaba ligado en espíritu. Estar
“ligado en espíritu” quiere decir que uno no está espiritualmente libre. Pablo
quería ir, pero algo le machacaba la mente diciendo: “No vayas”.
Pablo dijo: “Yo voy a ir a Jerusalén”;
pero cuando hizo esta declaración estaba ligado en espíritu, se sentía
restringido. Él sabía que no debía ir.
Versículo 23:
salvo que el Espíritu Santo por todas las
ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones
[si voy a Jerusalén].
Versículo
24:
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo
preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el
ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la
gracia de Dios.
¿No suena
maravilloso, sincero, devoto? ¿Pero de qué servía la sinceridad de Pablo
en ir a Jerusalén cuando el espíritu ya le había dicho que no fuese?
Hechos
21:3:
Al avistar Chipre, dejándola a mano
izquierda. Navegamos a Siria y arribamos a Tiro, porque el barco había de
descargar allí.
Versículo
4:
Y hallados los discípulos [allí], nos
quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no
subiese a Jerusalén.
¿Cuál era pues la voluntad de Dios? Que
Pablo no fuera a Jerusalén. ¿Pero quién estaba determinado a ir?
Versículo 8:
Al otro día, saliendo
Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea, y entrando en casa de
Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él.
Versículo
9:
Este tenía cuatro hijas doncellas que
profetizaban.
El versículo
nueve no dice lo que las doncellas profetizaron. Yo le apostaría, sin embargo,
que ellas no profetizaron sobre el precio del café, o sobre quién ganaría el
próximo juego de pelota. ¿De qué está hablando el contexto? De un hombre que
quería ir a Jerusalén mientras que la voluntad del Señor era que no fuera.
Pablo persistió, sin embargo. En contexto sabemos cuál fue el tema de la
profecía de las doncellas.
Después de un periodo de tiempo vino otro
mensaje para Pablo.
Versículo
10:
Y permaneciendo nosotros allí algunos días,
descendió de Judea un profeta llamado Agabo.
Miren el esfuerzo que estaba haciendo Dios
para mantener a Pablo fuera de un lío. Primero que nada, le dijo a Pablo
personalmente que no fuera a Jerusalén; Pablo estaba ligado en espíritu. Luego
Pablo fue prevenido por un grupo en Tiro quienes le dijeron, por el espíritu,
que no fuera. Pablo continuó su viaje hasta Cesarea donde cuatro creyentes
cristianas profetizaron. Finalmente Dios mandó a un profeta a hacer el
recorrido desde Jerusalén hasta Cesarea para que interceptase a Pablo en su
jornada y dijese: “Pablo, no vayas a Jerusalén”.
Hechos
21:11:
quien viniendo [Agabo] a vernos, tomó el
cinto de Pablo [una cinta de tela de diez a doce centímetros de ancho la cual
ellos ataban alrededor de sus vestiduras exteriores], y atándose los pies y las
manos, dijo:
Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en
Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.
Agabo predijo que, al llegar a Jerusalén,
Pablo sería entregado en manos de los gentiles.
Versículo
12:
Al oír esto, le rogamos nosotros y los de
aquel lugar, que no subiese a Jerusalén.
Dios había hecho todo para mantener a su
hombre fuera de un gran dilema, pero Pablo estaba determinado a meterse en el
dilema. Dios puede tratar de decirle algo a usted, pero si usted no quiere
escuchar, Él no lo puede forzar a usted.
Versículo
13:
Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón?...
Pablo se lamentaba, para así decirlo: “¿No
saben ustedes que yo estoy listo no sólo a ser atado sino a morir también en
Jerusalén por el nombre del Señor Jesús?” ¡No suena eso magnífico y sincero!
Pero Pablo estaba totalmente equivocado. La voluntad del Señor era que no fuera
a Jerusalén.
Después que los traductores dieron la
Palabra exactamente hasta este punto, llegaron al versículo 14. Los traductores
trataron de ayudar a Pablo a salvar las apariencias en las traducciones modernas
con simplemente poner comas y dos puntos.
Versículo
14:
Y como no le pudimos persuadir, desistimos,
diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Si se dejan las comas y los dos puntos,
hay una complicación de errores pues la verdad del pasaje es claramente obvia.
Cuatro veces la Palabra del Señor para Pablo fue que no fuera a
Jerusalén. Si esa era la Palabra de Dios, entonces tiene que encajar con
el versículo 14 también. ¿Qué hicieron los traductores? Pusieron comas y dos
puntos para justificar su teología pues no podían creer que el Apóstol Pablo
jamás hubiese cometido un error. Permítame preguntar: ¿Fue Pablo a Jerusalén?
Seguro, él fue a Jerusalén. ¿Se metió en problemas? Claro que sí; él casi
perdió su vida allí. Este poderoso hombre de Dios, bajo cuyo ministerio toda el
Asia Menor oyó la Palabra de Dios en dos años y tres meses, en los dos años que
siguieron no ganó una sola alma para el Señor Jesucristo. El único pasaje es en
Hechos 26:28 cuando le testificó a Agripa el rey, quien le dijo a Pablo “...Por
poco me persuades a ser cristiano”. Si los evangelistas que usan este texto se
dieran cuenta de lo que en realidad implica, nunca lo usarían otra vez. En el
contexto, la cita es acerca del ministerio de un hombre que estaba fuera de la
voluntad de Dios. Lo más cerca que Pablo llegó a estar en ganar alguien para el
Señor en todos esos años fue “por poco”.
Quite las comas y los dos puntos de Hechos
21:14:
Y
como no le pudimos persuadir [a Pablo] desistimos diciendo [dejamos de decir:]
hágase la voluntad del Señor
En un momento sus amigos cristianos le
decían a Pablo: “Haz la voluntad del Señor. No vayas a Jerusalén”. Trataron lo
mejor que pudieron para persuadirle, pero como no le pudieron persuadir,
dejaron de decir “haz la voluntad del Señor” porque Pablo estaba determinado a
hacer su propia voluntad. Ahora la Biblia encaja como anillo al dedo, ahora
tenemos la Palabra de Dios. Las comas y los dos puntos han sido todos añadidos
por el hombre. En la Palabra de Dios original no había puntos, ni dos puntos,
ni comas, ni puntos y comas, ni capítulos, ni versículos, ni títulos, ni referencias.
Todas estas cosas han pasado por períodos
de cambio. En este estudio Poder Para la Vida Abundante en el
cual estamos interesados en la precisión y en la integridad de la Palabra de
Dios, debemos volver a esa Palabra original la cual fue dada cuando santos
hombre de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. Debemos
arrancar las teologías de los traductores las cuales han venido con las
artimañas hechas por los hombres, y una vez más descubrir la perfecta Palabra respirada
de Dios.