CAPÍTULO II
QUÉ ESTÁ
DISPONIBLE, CÓMO RECIBIRLO,
QUÉ HACER CON
LO QUE SE RECIBE
VICTOR PAUL WIERWILLE
-1-
Para poder hacer conexión con los recursos
del poder de Dios, uno debe conocer antes que nada qué está y qué no está disponible de parte de Dios. Hay
algunas cosas que no están disponibles hoy en día; y si estas cosas no están
disponibles, podemos orar hasta agotarnos y aún así no recibiremos respuesta a
nuestras oraciones. Si queremos hacer conexión efectivamente con los recursos
para la vida abundante tenemos que averiguar lo que está disponible para
nosotros, lo que Dios nos ha prometido. Nosotros aplicamos constantemente este
principio en el mundo secular. Tomemos, por ejemplo, este libro que usted lee.
¿Lo hubiera podido obtener usted si no hubiera estado disponible? Ciertamente
que no. Espiritualmente también ocurre lo mismo. Tenemos que averiguar en la
Palabra de Dios lo que está disponible.
Como un ejemplo de lo que está disponible,
3 Juan 2 nos dice lo que Dios desea para nosotros:
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en
todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
La voluntad de Dios es que nosotros seamos
prosperados. Él nunca quiso que el cristiano fuese abatido por la pobreza y
pisoteado en ningún aspecto de su vida. Él quiso que el creyente cristiano
prosperase. Más aun, la voluntad de Dios para todo creyente es que “tengas
[buena] salud, así como prospera tu alma”. Dios nunca quiso que el creyente
cristiano estuviese enfermo; la enfermedad nunca glorifica a Dios. Él nunca
quiso que el creyente cristiano estuviese lleno de frustraciones, temores y
ansiedades. Dios quiso que nosotros seamos prosperados y que tengamos salud.
Puesto que la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios, el ser prosperados y
tener buena salud tiene que estar disponible.
Revisemos
otros ejemplos de lo que está disponible.
Filipenses
4:19:
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en Cristo Jesús.
La voluntad de Dios es suplir todo lo que
nos falta, nuestras necesidades.
No dice: “lo que es objeto de vuestra avaricia”, Si Dios va a suplir todo lo
que nos falta conforme a sus riquezas en gloria, tiene que haber una provisión
disponible para satisfacer nuestras necesidades. Si la provisión no está
disponible, entonces Él no puede satisfacerlas.
Observen en 2 Corintios 9:8:
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en
vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo
suficiente, abundéis para toda buena obra.
¿Cómo vamos a tener todo lo suficiente en
todas las cosas si esto no es accesible para nosotros?
Revise Romanos 8:37, otro pasaje
maravilloso en la Palabra de Dios que nos muestra algunas de las cosas que
deben estar disponibles.
...en todas estas cosas somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó.
Si nosotros vamos a ser más que vencedores
en toda situación, esto tiene que ser posible. ¿Cómo podría yo ser más que
vencedor si el poder no estuviese disponible?
Lea Efesios 3, comenzando con el versículo
16.
para que [Dios] os dé, conforme a las
riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por
su Espíritu.
¿Cómo voy a ser fortalecido con poder en
el hombre interior por Su Espíritu si no es posible?
Efesios
3:17-19:
para que habite Cristo por la fe en
vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
seáis plenamente capaces de comprender con todos
los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
y de conocer el amor de Cristo, que excede
a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
“Para que seáis llenos de toda la plenitud
de Dios”. ¿Cómo voy a ser lleno de toda la plenitud de Dios si no está
disponible?
¿Cómo voy a poder aplicar los principios
de la Palabra de Dios y encontrar lo que Dios quiere que yo haga si no conozco
las promesas en Su Palabra?
Lo primero que tenemos que encontrar, en
nuestra búsqueda para hacer conexión con los recursos para la vida abundante,
es qué está disponible. Hay cientos de promesas distintas en la Palabra de Dios
que nos capacitarán para prosperar y para estar en buena salud. Uno no puede
utilizar, uno no puede operar, nada más que aquellas promesas que conoce.
¿Cuántas conoce usted?
Sólo hay un lugar posible donde podemos ir
para averiguar lo que Dios tiene disponible para nosotros: tenemos que acudir a
la Palabra de Dios.
Muchas veces las cosas que la gente ha
dicho que Dios hace, Su Palabra dice justamente lo contrario; cosas que ellos
dicen que Él no hace, Él declara en Su Palabra que Él sí las hace. En este
libro, Poder para la vida abundante, asegurémonos en nuestra búsqueda
bíblica de la vida abundante, que primeramente averigüemos lo que está
disponible de modo que nosotros, como pueblo de Dios, no seamos destruidos por
falta de conocimiento. Cuando sabemos qué está disponible, entonces podemos
aprender los otros principios que están involucrados en hacer nuestra vida más
abundante de modo que podamos manifestar la grandeza del poder de Dios.
-2-
Cuando yo era un muchacho, mi madre me
decía los sábados en la noche antes de que yo fuera al pueblo: “Pórtate bien”:
Esta advertencia en realidad nunca me ayudó porque uno no puede hacer que un
muchacho se porte bien diciéndole que se porte bien. Muy pocas veces la gente
lee la Palabra de Dios porque se les dice que la tienen que leer. La gente
nunca hace conexión con los recursos de la oración porque se les dice que deben
orar. Yo no le digo a usted que usted debe leer la Biblia; yo le enseño a usted
cómo leerla. Yo no le digo que usted debe orar; yo le digo cómo orar. Yo no le digo
que usted tiene que creer; yo le enseño cómo creer.
Es importante que sepamos cómo.
Desde pequeños se nos ha enseñado como recibir cosas materiales. Si no se nos
hubiera enseñado cómo recibir un objeto material, este libro podría estar disponible,
pero no sabríamos cómo hacer para tomarlo o recibirlo. De igual modo es con la
Palabra de Dios. Las cosas espirituales pueden ser recibidas según los mismos
principios mediante los cuales recibimos este libro en el plano natural o
material. En este libro no sólo buscamos lo que está disponible de parte de
Dios sino que también descubrimos cómo recibir aquello que está disponible.
Por muchos años yo me moví entre grupos en
los que oía constantemente a gente que predicaba pecado, condenación, fuego
infernal y otros temas negativos. Estos ministros, bien intencionados, no le
decían a la gente cómo librarse del pecado, ellos sólo decían que el pecado era
malo. Decirle a alguien que algo es malo no le ayuda a superarlo. Yo aprendí
esa lección en una forma dura.
En el pueblo de mi segunda congregación
vivía un hombre que era alcohólico. Por cerca de dos años muchos de nosotros
habíamos orado para que este hombre viniera a la iglesia de modo que pudiese
oír el sermón que yo había preparado sobre los abusos del alcohol. Por fin, un
domingo en la mañana, cuando yo menos lo esperaba, él vino y se sentó en el
último banco. Mientras yo caminaba hacia el púlpito, habiendo apenas notado su
presencia, yo me decía: “Bueno, bueno...aquí está él esta mañana”. Yo puse a un
lado el sermón de esa mañana y fui a los archivos de mi mente y saqué el sermón
que había preparado sobre el abuso y el pecado de beber en exceso. Prediqué con
toda la fuerza que tenía. Al terminar, me di palmadas en la espalda por haber
predicado contra la bebida con tanto celo que pensé que Dios tendría que mover
a alguien en el plano espiritual y darme a mi un lugar especial en el cielo.
Caminé desde el púlpito al vestíbulo de la
iglesia donde el ministro le da la mano a la gente a medida que ellos salen del
santuario. Cuando este pobre alcohólico pasó por la línea de dar la mano, él
tenía lágrimas en sus ojos. Me dio débilmente la mano y dijo: “Yo vine a la
iglesia esta mañana para averiguar cómo salir de aquello en que estoy,
pero todo lo que usted hizo fue hundirme más profundo”. Él exclamó: “Si quiere
saber sobre alcoholismo, le puedo decir más de lo que usted jamás podrá saber”.
Aquella respuesta me partió el alma. Yo pensaba que había predicado un sermón
tremendo. Pero este hombre salió diciendo que había venido confiando en que tal
vez yo le diría cómo salir del dilema en que estaba; en vez de esto,
simplemente le había dicho menos de lo que él ya conocía.
Dejé de dar la mano y regresé a mi oficina
donde me arrodillé a orar junto a mi silla en la oficina. Yo casi nunca me
arrodillo cuando oro, pero de alguna forma esa mañana caí de rodillas junto a
mi silla y le pedí a Dios que me perdonase. Yo le prometí al Padre que si Él me
perdonaba, nunca predicaría un sermón negativo mientras viviera, nunca
condenaría a nadie. ¿Por qué? Yo le quiero enseñar a la gente cómo hacer
conexión con los recursos para una vida abundante, no una vida menos abundante.
No puedo remediar lo que la gente ha sido
en el pasado; todo lo que puedo hacer es enseñar que lo que ellos fueron en el
pasado puede ser perdonado y olvidado y que pueden seguir adelante con la
grandeza del poder de Dios. Por esto es que nosotros no sólo debemos conocer lo
que está disponible si es que
vamos a vivir la vida abundante, sino que también debemos saber cómo
recibir las cosas espirituales de Dios. Después de haber recibido de Dios, en
tercer lugar, debemos saber qué hacer con estas cosas espirituales.
-3-
Primero: Qué está disponible; segundo: cómo recibir; y tercero: qué hacer
con ello después de haber recibido. Por ejemplo, aquí está este libro. Está
disponible y yo sé cómo recibirlo, pero a menos que sepa qué hacer con él
después de haberlo recibido, no lo puedo utilizar para el propósito para el
cual fue diseñado. Yo sabía que el libro estaba disponible; sabía como
recibirlo; pero si luego lo usara como una azada de jardín, no me serviría muy
bien, ¿verdad? El libro no está diseñado para eso. Este libro fue diseñado para
lectura. En el plano espiritual nosotros debemos saber qué hacer después de
haber recibido lo que está disponible. Hay gente que sabe qué está disponible,
y que sabe cómo recibir algo; pero cuando llega el momento de saber qué hacer
con ello después de tenerlo, están totalmente desorientados, y especialmente en
el tema del Espíritu Santo. Para encontrar el uso debido debemos, otra vez, ir
a la Palabra de Dios.
Yo creo que la Palabra de Dios es la
Voluntad de Dios, y que si vamos a conocer la voluntad de Dios tenemos que
volver a la Palabra de Dios. Uno no
puede escuchar al hombre en la calle. Él dice: “Bueno, ésta es la voluntad de
Dios”. Él puede estar en lo cierto o puede estar equivocado. Usted y yo podemos
tener precisión y estar seguros solamente si acudimos a la Palabra de Dios.
Nadie puede conocer la voluntad de Dios sin conocer la Palabra de Dios. La
Biblia es la Palabra revelada de Dios. Esta Palabra de Dios quiere decir lo que
dice y dice lo que quiere decir, y Dios tiene un propósito para todo lo que Él
dice, dónde lo dice, por qué lo dice, cómo
lo dice, cuándo lo dice, y a quién se lo dice.
Si vamos a hacer conexión con los recursos
para la vida abundante, no solamente debemos saber qué está disponible, cómo
recibirlo y qué hacer con ello, sino que también debemos poner nuestras
necesidades y nuestros deseos paralelos. Si nuestras necesidades son livianas y
nuestros deseos pesados, no estamos balanceados. Si nuestros deseos son
livianos y nuestras necesidades pesadas, nunca obtendremos una respuesta.
Cuando creemos, nosotros obtenemos resultados en oración si nuestras
necesidades y deseos son iguales.
Miren en Mateo 18:19:
...si dos de vosotros se pusieren de
acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por
mi Padre que está en los cielos.
En el texto griego las palabras “se
pusieren de acuerdo” es “sinfonizar”. Si las dos personas se ponen de acuerdo,
ellas están en armonía, ellos tienen sus necesidades y deseos paralelos porque
“les será hecho”.
Juan 14:13 es otra tremenda verdad:
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Todo lo que pedimos en nombre de
Jesús, teniendo nuestras necesidades y deseos paralelos, Él lo va a hacer.
En Juan 15:16 hay otra promesa
maravillosa.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo dé.
Si nosotros sabemos qué está
disponible, cómo recibirlo, qué hacer con ello, y tenemos nuestras necesidades
y deseos paralelos, entonces todo lo que pidiéramos será hecho para nosotros.
Hay otra promesa en 1 Juan 5:14:
Y esta es la confianza que tenemos en Él,
que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye.
Si nosotros tenemos nuestras necesidades y
deseos paralelos, podemos pedir cualquier cosa conforme a Su Voluntad. ¿Cómo
podemos conocer Su Voluntad sin conocer Su Palabra? Su Palabra es Su Voluntad.
Otra gran verdad es que la capacidad de
Dios siempre es igual a Su buena Voluntad. Mucha gente dice que Dios está
dispuesto a hacer algo, pero no puede; otros dicen que Él puede pero no lo
quiere hacer. Esto puede ser verdad en el hombre, pero no en Dios. Un hombre
puede tener la capacidad y no tener la buena voluntad, o tener la buena
voluntad y no la capacidad. Por ejemplo, digamos que estoy parado a un lado de
la carretera con una llanta baja y necesito un gato mecánico; usted viene por
la carretera, se detiene y dice: “Hola, ¿en qué puedo ayudarle?” Y yo digo:
“Bueno, necesito un gato”. Pero usted tampoco tiene un gato. Usted está
dispuesto a ayudarme, pero no tiene la capacidad. Por otro lado, digamos que
usted viene por la carretera y sí tiene un gato pero no quiere permitirme que lo
use; entonces usted tiene la capacidad, pero no tiene la buena voluntad. Esto
nunca es cierto con Dios. La capacidad de Dios es siempre igual a Su buena
voluntad; ellas siempre están en armonía. Lo que Dios puede hacer, Él está
deseoso de hacer y lo que Él desea hacer, Él puede hacer.
Miremos en
Romanos 4:20, 21:
Tampoco dudó, por
incredulidad, de la promesa de Dios...
plenamente convencido de que era también
poderoso para hacer todo lo que había prometido.
La capacidad de Dios siempre es igual a Su
buena Voluntad.
Números 23:19 contiene un frase que yo
quiero señalar. “Dios no es hombre, para que mienta...” Las promesas de Dios
siempre son verdaderas y dignas de confianza.
En Romanos 11:29 nosotros leemos de lo
permanente que son los dones de Dios.
Porque irrevocables son los
dones y el llamamiento de Dios.
Cuando Dios da algo, estos dones y
llamamientos siempre son irrevocables. Dios no los retira ni quita. Lo que sea
que Dios haya prometido, eso Él lo cumplirá, eso será respetado por Dios cuando
hombres y mujeres crean en la maravillosa e incomparable Palabra de Dios.
Yo quiero dar un ejemplo más para ilustrar que la capacidad de Dios es igual a
su buena Voluntad.
Hebreos
11:11:
Por la fe también la misma Sara, siendo
estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la
edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
Sara dio a luz a este hijo debido a las
promesas que Dios había hecho muchos años antes “porque creyó que era fiel
quien lo había prometido”. ¿Quién lo había prometido? Dios. Lo que Dios
prometió Él lo cumplió cuando Sara creyó. Así también, lo que Dios promete en
su Palabra, Él lo honrará cuando nosotros creamos.
Si vamos a hacer conexión con los recursos
para la vida abundante, tenemos que ir a la Palabra para averiguar lo que está
disponible, cómo recibirlo y qué hacer con ello después de que lo tenemos.
Vamos a mantener nuestras necesidades y nuestros deseos en balance,
reconociendo que Dios no sólo es capaz sino que también es deseoso de cumplir
cada promesa presentada en Su Palabra.
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