CAPÍTULO VI
QUE EL HOMBRE
DE DIOS SEA PERFECTO
VICTOR PAUL WIERWILLE
Después de establecer cómo llegó a existir
la Palabra de Dios, el siguiente paso en nuestro proceso de construcción es
encontrar cuál es la función de Su Palabra. Observemos otra vez 2 Timoteo 3:16
Toda la Escritura es inspirada por Dios
[respirada de Dios], y útil para enseñar, para redargüir [reprender demostrando
el error], para corregir, para [lo cual es] instruir en justicia.
Toda la Escritura desde Génesis hasta
Apocalipsis es útil. ¿Para qué es útil? Es “...útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. Toda la escritura es útil
en tres áreas: (1) enseñar, lo cual es cómo creer correctamente; (2) redargüir,
lo cual es reprender en los lugares donde no estamos creyendo correctamente,
demostrando el error; y (3) corregir, lo cual es ponernos de vuelta en la
creencia correcta. Toda la Palabra de Dios hará precisamente eso. Nos enseñará
cómo creer correctamente, nos redargüirá en los lugares donde estemos creyendo
equivocadamente, y nos corregirá de modo que podamos de nuevo creer
correctamente. Estos tres son todos “instruir en justicia”.
Muchas veces
viene un crítico de la Biblia y dice: “Bueno, la Biblia no es verdad. Yo pienso
que hay demasiadas contradicciones; la Biblia realmente es sólo otro libro
entre tantos”. Este no es el testimonio de la Palabra de Dios. El testimonio de
la Palabra de Dios es que toda la Escritura es respirada de Dios y es útil para
enseñar, lo cual es cómo creer correctamente, cómo creer positivamente. Si
nosotros vamos a hacer conexión con los recursos para la vida en abundancia,
tenemos que saber cómo creer correctamente. A aquella gente que dice que la
Biblia tiene muchos errores en ella, me gustaría decirles que la verdadera
Palabra de Dios es precisa desde Génesis hasta Apocalipsis. Los errores se han
introducido porque el hombre ha propagado esos errores. Los hombres han
introducido sus opiniones y deseos en la Palabra. Cuando los hombres vienen y
dicen que ellos no creen en la Biblia, debemos recordar que la Biblia nunca fue
escrita para el incrédulo, para el agnóstico o para el infiel; la Biblia no fue
escrita para los rechazadores de Dios y los negadores de Dios. La Biblia fue
escrita para hombres y mujeres que quieren encontrar respuestas. La Palabra de
Dios es dada a los hombres y mujeres que quieren hacer conexión con los recursos para la vida más
abundante. Por esto el crítico que viene de afuera de la Palabra de Dios no
tiene tierra firme en que pararse para juzgar a la Palabra porque la Palabra ya
lo ha juzgado a él.
La Biblia fue escrita de modo que usted
como creyente no tenga que ser llevado por doquiera de todo viento de doctrina,
teoría, o ideología. Esta Palabra de Dios no cambia. Los hombres cambian, las
ideologías cambian, las opiniones cambian; pero esta Palabra de Dios vive y
permanece para siempre. Ella permanece, ella se mantiene firme. Veamos esto en
Juan 5:39: “Escudriñad las Escrituras...” No dice: escudriña a Shakespeare, o
Kent, o Platón, o Aristóteles, o los escritos de V. P. Wierwille, o los
escritos de una denominación. No, lo que dice es: “Escudriñad las Escrituras...” porque toda la Escritura es
respirada de Dios. No todo lo que Wierwille escriba será necesariamente
respirado de Dios, no lo que Calvino dijo, ni Lutero, Ni Wesley, ni Graham, ni
Roberts; si no las Escrituras --ellas son respiradas de Dios.
Juan
5:39:
Escudriñad las Escrituras; porque...en
ellas tenéis la vida eterna; y ellas [las Escrituras] son las que dan
testimonio de mí.
Las Escrituras nos dicen la verdad sobre
el Señor Jesucristo, y sobre Dios; esto es doctrina --es creencia correcta.
Juan
17:8:
porque las palabras que me diste, les he
dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y
han creído que tú me enviaste.
Jesús le dio las palabras que Dios le
había dado a él, las Escrituras, la Palabra de Dios. Juan 17:14 dice: “Yo les
he dado tu palabra...” Sin la Palabra de Dios, la cual es creencia correcta,
usted y yo nunca podríamos caminar en la grandeza del poder de Dios.
Juan
17:17:
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es
verdad.
La Palabra es verdad. Este es el
testimonio que la Palabra da de sí misma. Tarde o temprano tenemos que venir al
testimonio de la Palabra misma y dejarla que hable. Nunca bajamos la Palabra de
Dios a nuestro nivel; siempre nos levantamos al nivel de la Palabra de Dios.
Nunca venga a la Palabra de Dios con su escepticismo, su duda, su opinión. Usted
viene a la Palabra de Dios y deja que hable por
sí misma y entonces usted
reevalúa y readapta su vida a la integridad y la precisión de la Palabra de
Dios.
¿Qué más hace la Escritura además de
enseñar? También es útil para redargüir. La Escritura nos redarguye cuando no
estamos creyendo correctamente. La Palabra nos dice dónde estamos errados; nos
amonesta por nuestra creencia equivocada. Ningún hombre tiene derecho a
redargüir a cualquier otro hombre. La Palabra de Dios es la que tiene que redargüir,
porque lo que yo pueda permitir en mi vida, puede que algún otro no lo permita
en su vida.
Romanos
14:22:
¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante
de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.
Yo he experimentado la censura de la gente
cuando a ellos no les gustaban las corbatas que yo usaba, para citar un
ejemplo. Me movía entonces entre círculos que enseñaban que si usted ofendía a
alguien con sus acciones, tenía que dejar de hacerlas. De modo que me deshice
de la corbata vieja sólo para darme cuente que la nueva corbata ofendía a
alguien más.
Traté toda forma posible de agradar a la
gente porque la gente me reprobaba por usar esto o por usar aquello. He llegado
al punto en mi vida en que sólo me interesa lo que Dios piensa y no lo que
piensa la gente. Tomo mi reprensión no de lo que dice la gente, sino de lo que
dice la Palabra. Estas Escrituras son respiradas de Dios y estas Escrituras son
útiles para creer correctamente. Donde nosotros estamos creyendo y actuando
equivocadamente, la Palabra nos redarguye.
Después de enseñar y redargüir, ¿cuál es
la tercera cosa que hace la Escritura? No sólo nos enseña creencia correcta y
nos redarguye cuando no estamos creyendo correctamente, sino que nos corrige.
La Palabra de Dios es útil para corregirnos, para traernos de vuelta a creer
correctamente una vez más. Los padres de familia deberían utilizar esta técnica
para educar a sus hijos. La mayoría de nosotros como padres decimos: “no hagas
eso”. Muy pocas veces añadimos la corrección y les decimos lo que deben hacer.
Pero eso es exactamente lo que hace la Palabra. Nos dice dónde estamos creyendo
equivocadamente; pero entonces da la corrección y nos dice cómo podemos volver
a creer correctamente.
Hay muchos ejemplos de corrección en la
Biblia. Tomemos a David, por ejemplo. David estaba fuera de orden. Él encontró
a la hermosa Betsabé y luego hizo matar a su esposo en el frente de batalla de
modo que él, David, pudiera tener a Betsabé por esposa. Pocas personas sabían
de la secuencia de eventos que llevaron al matrimonio de David, pero nadie
tenía derecho a decir cosa alguna porque David era rey y toda mujer en el reino
era técnicamente la propiedad del rey o pertenecía al rey. Sin embargo, sucedió
que había un pequeño profeta cuyo nombre era Natán con quien Dios tuvo una
conversación. Una vez Dios dijo a Natán: “Natán, anda y dile a David que ha
pecado”. Y Natán dijo: “Oh, Señor, que no sea yo. Yo no quiero ir donde David
porque el viejo David es diestro en cortar cabezas”. Pero el Señor insistió:
“Anda y dile de un hombre que tenía muchas ovejas y su vecino sólo tenía una
ovejita y esa ovejita era tan preciosa para él que la llevaba a la mesa con él
y la llevaba a la cama con él; la criaba en su seno. Cuéntale esa historia.
Cuéntale cómo el hombre rico tuvo una vez una visita. Y en vez de tomar una de
sus propias ovejas para alimentar a su visitante, el hombre rico fue donde su
vecino y tomó su única oveja y la mató”.
Entonces Natán fue a ver a David y dijo:
“Rey David, algo terrible ha pasado en este reino. Un hombre rico tenía una
visita y, ¿sabe lo que hizo este hombre? Fue donde su vecino y tomó esa única
ovejita que era tan preciosa, lo único
que tenía el pobre vecino, y la trajo a su casa y la mató”. Natán le contó a
David la historia completa. David se puso muy furioso y le dijo a Natán: “Dime
quién es el hombre. Dame su nombre y le haré cortar la cabeza”. Natán miró a
David a los ojos y le dijo: “Tú eres el
hombre”.
¿Cómo le hubiera gustado a usted ser
Natán? Si Natán hubiera ido allá con cualquier otra historia, ¿sabe lo que le
hubiera sucedido? David lo hubiera hecho decapitar. Pero Dios le dijo a Natán
qué decir de modo que David se atrapara a sí mismo. En el momento en que David
dijo: “Dime quién es”, Natán dijo: “Tú eres el hombre”. En ese momento David reconoció
la verdad de lo que Natán le traía de parte de Dios y David dijo: “Bueno, lo
siento”. Él se volvió a Dios y le pidió que le perdonase. Entonces dice en la
Palabra de Dios que David fue un hombre según el corazón de Dios. Él no era un
hombre según el corazón de Dios mientras estaba haciendo payasadas con Betsabé
y haciendo matar a Urías; no, pero cuando volvió a estar en alineamiento, David
fue un hombre según el corazón de Dios. Cuando
usamos correctamente la Palabra y caminamos en su poder, entonces somos hombres
y mujeres según el corazón de Dios.
Así que toda la Escritura es respirada de
Dios, y útil para enseñar --creencia correcta, para redargüir --reprobarnos
cuando estamos creyendo equivocadamente, y para corregirnos -- volvernos a
poner en línea con Dios. Esto es instrucción en justicia. ¿No es ése un versículo
tremendo cuando lo examinamos de cerca para ver la grandeza de la Palabra de
Dios?
Después de exponer en un versículo conciso
la función de la Escritura respirada de Dios--enseñar, redargüir y corregir lo
cual es instruir en justicia-- Dios sigue con la próxima línea en 2 Timoteo
3:17 dando el propósito de la Palabra respirada de Dios.
2
Timoteo 3:17:
a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
El propósito, como lo dice, es “que el
hombre de Dios...” Veamos quién es un hombre de Dios. La palabra “hombre” en
este uso significa “uno que es un portavoz por Dios, uno que habla por Dios”.
Deuteronomio
33:1:
Esta es la bendición con la cual bendijo
Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.
Moisés era un hombre de Dios porque habló
por Dios. Deuteronomio 18:15 dice:
Profeta de en medio de ti, de tus hermanos,
como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis.
Moisés era este hombre de Dios. Él era un
profeta, uno que habla por Dios. La grandeza de esto es que cada vez que un
creyente habla la precisión de la Palabra de Dios, él es como un hombre de
Dios. Cuando usted habla la precisión de la Palabra de Dios, usted es como un
hombre de Dios. Cuando nosotros hablamos Su Palabra, hablamos como si Dios
mismo hablase.
El propósito de Dios es “que el hombre de
Dios [el que habla por Dios] sea perfecto...” Alguien puede venir y decir:
“Bueno, usted no puede ser perfecto”. La Palabra de Dios dice que nosotros
debemos serlo.
La palabra griega para “perfecto” sólo se
usa esta vez en la Biblia lo cual la hace especialmente interesante en
investigación y precisión bíblica. La palabra “perfecto” es la palabra griega artios usada como un adjetivo. Artios es definida y se usa en dos
formas. Uno de sus usos es para describir a un barco cuando está equipado para
su viaje, teniendo a bordo todo lo que se necesita para hacer un viaje exitoso.
Siempre que el barco esté tan perfectamente equipado que no le falte nada,
entonces la palabra que se usa en griego es artios.
El otro uso de artios concierne a las articulaciones móviles. La forma en
que la cabeza del fémur calza en la cavidad del hueso ilíaco, en la cadera, por
ejemplo, se conoce como artios. Si
uno tuviera la más mínima partícula extraña en esa articulación de la cadera,
el dolor sería agudísimo.
La Palabra de Dios declara que el
propósito de la Palabra de Dios es que el hombre de Dios sea perfecto, sin
ningún cuerpo extraño que cause una mancha.
El propósito es que el hombre de Dios sea
tan perfecto que él tenga todo lo que se pueda necesitar en cualquier
situación, sin que le falte nada. Él está completamente preparado para un viaje
exitoso.
El propósito de la Palabra de Dios es que
el hombre de Dios sea perfecto, no por fuera, sino por dentro. Uno no puede
tener perfección por fuera a menos que primero tenga perfección por adentro. El
propósito de la Palabra de Dios es que el hombre de Dios sea perfecto por
adentro como punto de partida.
“A fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado...” En este punto, la traducción ha fallado en
comunicar el impacto de este versículo. La palabra “preparado” viene de la
misma raíz griega que la palabra “perfecto”. La palabra griega para “perfecto”
es artios; la palabra griega para
“preparado” en 2 Timoteo 3:17 es exartizó.
Exartizó es un verbo mientras que artios
es un adjetivo. Literalmente dice: “A fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente perfeccionado...” No solamente debe ser el hombre de Dios
perfecto, sino entera y entera y enteramente perfeccionado.
En dos cortos versículos de la Escritura,
la Palabra nos dice su propia función y su propósito.
2
Timoteo 3:16, 17:
Toda la Escritura es inspirada por Dios,
y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia
a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
¡Qué
revelación fundamental para nuestro estudio y entendimiento de la Palabra de Dios!
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