CAPÍTULO I
LA FUENTE DE AGUA VIVA
VICTOR PAUL WIERWILLE
La clave primera y más básica para el
poder para la vida abundante es que la Biblia es la Palabra y la Voluntad
reveladas de Dios. Esta clave
es el secreto más grande en el mundo hoy día. Es un secreto no porque Dios lo
esté guardando para Sí Mismo; es un secreto porque la gente no ha creído. La
mayoría de la gente no cree que la Biblia es la Palabra y la Voluntad reveladas
de Dios. Ellos extraen un segmento de la Palabra de Dios e insertan otro. Pero
para ser lógicos y consistentes, o la Biblia entera es la Palabra de Dios desde
Génesis hasta Apocalipsis, o no es la Palabra de Dios en ninguna parte. Saber
que la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios es el primer paso en nuestra
búsqueda de poder para una vida abundante.
Jeremías
2:13 dice:
Porque
dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron
para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.
¿A quién le está hablando Dios? Él dice
“mi pueblo”. Él no está hablándole a gente que está fuera de Su rebaño; Él esta
hablándole a aquéllos dentro del corral cuando dice “dos males ha hecho mi pueblo: [primero] me
dejaron a mí, fuente de agua viva...” Dios es una fuente, opuestamente a
cisternas, las cuales pertenecen a la gente.
Una fuente
tiene un suministro ilimitado de agua. Cuando la gente deja a Dios, quien es
una fuente, ellos cavan para sí mismos cisternas, las cuales son hechas por el
hombre y sólo tienen capacidad para una cantidad limitada. Si la cisterna es de
cincuenta barriles de capacidad, entonces cincuenta barriles es el máximo
suministro que una persona puede obtener de ella. Cuando la gente deja a Dios,
la fuente de agua viva, ellos cavan para sí mismos, no fuentes, sino cisternas.
Además, esas cisternas están rotas; dejando escapar siempre sus limitados
suministros.
Yo también fui como una cisterna rota en
un momento de mi vida. También había cavado para mí mismo un sistema teológico
supuestamente válido. Yo había leído esto, había leído aquello, había concluido
esto, había concluido aquello; pero justamente cuando necesitaba poder, no
tenía las fuentes necesarias. Cuando necesitaba el suministro ilimitado de agua
viva, todo lo que tenía era un hueco vacío. Este dilema es lo que me trajo a
los años de investigación bíblica. La búsqueda de una solución a mi cisterna
vacía incitó mi comienzo en el campo bíblico.
¿Se ha preguntado usted alguna vez, o ha
considerado cuál es el pecado más grande
que usted puede cometer? Si usted le preguntara a los residentes de su
comunidad, ¿sabe lo que ellos dirían? Una persona diría que el pecado más
grande es el asesinato; otro diría que es el adulterio; otro diría que es otra
cosa. Usted obtendría una multiplicidad de respuestas con respecto al pecado
más grande.
¿Qué dice la Palabra de Dios respecto a
esta pregunta? Mateo 22 nos lo dice.
Mateo
22: 37, 38:
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande
mandamiento.
Si ese es el primero y grande mandamiento,
entonces ¿cuál es el primero y grande pecado? Por simple lógica es quebrantar
el primero y grande mandamiento, es decir, no amar a Dios, amar algo más de lo
que amamos a Dios, o poner algo por encima de Dios, cavando nuestros propios
sistemas religiosos, nuestras propias ideologías, nuestros propios patrones de
pensamiento; en lugar de adherirnos a la revelación divina de la incomparable y
maravillosa Palabra de Dios.
Observen en:
Óseas
4:6:
Mi Pueblo fue destruido, porque le faltó
conocimiento...
Nuevamente Dios le está hablando a Su
pueblo cuando Él dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”.
Esta falta de conocimiento no es en las ciencias, filosofía, periódicos o
respecto a la última película. Si el pueblo de Dios es destruido hoy en día,
sólo hay una razón: una falta de conocimiento de la Palabra de Dios. Esta falta
de conocimiento de la integridad y grandeza de la Palabra de Dios, que la
Palabra revelada de Dios es la Voluntad de Dios, es la razón por la cual Su
pueblo es destruido.
Muchas veces la gente me dice en mis
clases sobre Poder Para la Vida Abundante: “Dr. Wierwille, usted de veras se
emociona por su investigación bíblica”. Claro que sí; ¿por qué no debería yo
entusiasmarme con la grandeza de la Palabra de Dios y su mensaje de recursos
ilimitados? Cuando yo jugaba baloncesto, estaba totalmente envuelto y
entusiasmado por el juego. Llegué a tomarlo muy en serio y a tener un fervor
tremendo por ese deporte. ¿Por qué no tener un tremendo fervor por la grandeza
de la Palabra de Dios, la cual es mucho más duradera y rinde mayores beneficios?
A un hombre se le admira por ser un fanático del fútbol o del baloncesto; pero
cuando él se atreve a emocionarse por la grandeza de la Palabra de Dios, la
gente piensa que a este fanático de la Biblia le “falta un tornillo”. Con toda
seguridad algo debe andar mal con nuestra escala de valores. La Palabra de Dios
es tan tremenda, tan maravillosa, tan rica, que cuando Jesucristo dijo que él
vino para que tengamos vida, y para que la tengamos en abundancia, nosotros
deberíamos, naturalmente, responder con entusiasmo. No sólo necesitamos tener
un conocimiento de la integridad y exactitud de la Palabra de Dios, sino que
también debemos tener el fervor, la creencia entusiasta, el sumo interés de manera que otros hombres
y mujeres puedan saber que la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios.
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