CAPÍTULO XXV
EL ESPÍRITU SANTO
Y EL FRUTO
DEL ESPÍRITU
VICTOR PAUL WIERWILLE
VICTOR PAUL WIERWILLE
La última preparación
que hizo Jesucristo antes de su ascensión fue instruir a sus apóstoles sobre la
venida de lo que nosotros llamamos Pentecostés, el día en que fue fundada la
Iglesia. Con el establecimiento de la Iglesia, se dio la promesa del Padre.
Hechos 1 relata estos acontecimientos.
Hechos
1:4, 5 y 8:
Y estando juntos, les mandó que no se
fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual les dijo,
oísteis de mí.
Porque Juan ciertamente bautizó con agua,
mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
A la Iglesia se le dio
una gran habilidad con la venida del poder inherente del espíritu santo. Antes
de estudiar la Palabra de Dios para ver lo que se quiere decir por el espíritu
santo, clarifiquemos primero la diferencia entre el Donador, Espíritu Santo, y
el don, espíritu santo.
En esta cuestión está
involucrada una ley. Dios no puede dar puré de papas con salsa o libros o
casas. Dios puede dar solamente lo que Él es. Puesto que Dios es Espíritu
Santo, Él tiene que dar esto como Su don. En el día de Pentecostés Él dio
espíritu santo. Las mismas palabras se usan en el texto crítico griego y en el
arameo; y estos textos no han diferenciado entre el Donador y Su don. Ahí es
donde ha entrado la confusión. Dios es Espíritu Santo con E mayúscula y con S
mayúscula; Su don, que fue dado en el día de Pentecostés, fue pneuma hagion, que es espíritu santo, y
siempre debe ser traducido con una e minúscula y con una s minúscula. Dios dio
lo que Él es --Espíritu Santo-- Su don es el poder desde lo alto, espíritu
santo.
Puesto que este don es
espíritu, no es posible verlo, oírlo, olerlo, gustarlo o tocarlo. ¿Cómo entonces
puedo saber por mis sentidos lo que recibí cuando Dios puso Su espíritu en mí y
me hizo un ser de cuerpo, alma y espíritu? Por la Palabra de Dios. La Palabra
de Dios me dice lo que he recibido y entonces yo lo pongo en mi mente
deliberadamente y empiezo a actuar sobre el conocimiento de Su Palabra. A
medida que actúo, veo las manifestaciones del espíritu en el mundo de los
sentidos.
El Espíritu Santo da un
don a un creyente que recibe, pero este don; que es uno, tiene nueve partes o
manifestaciones. No hay más ni menos que nueve manifestaciones del espíritu.
Estas son expuestas en 1 Corintios 12.
1
Corintios 12:7-10:
Pero a cada uno le es dada la manifestación
del Espíritu para provecho.
Porque a éste es dada por el Espíritu
palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;
a otro, fe
por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.
A otro, el hacer milagros; a otro,
profecía; a otro discernimiento de espíritus; a otro, diversos [diferentes]
géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
El don proveniente del
Espíritu Santo fue dado en el día de Pentecostés, y está tan fácilmente
disponible en nuestros tiempos como lo estuvo para los apóstoles, pues todos
nosotros pertenecemos a la Iglesia de Dios. El don viene con la aceptación por
parte de un individuo de Cristo como su Señor de acuerdo con Romanos 10:9. El
Libro de Hechos y las Epístolas Paulinas hacen referencia constantemente al
poder del espíritu santo, o si no, demuestran el poder que aquellos hombres de
Dios sabían que tenían: La razón por la que vemos tan poco (si es que vemos
algo) de la manifestación del espíritu hoy en día es porque nunca se nos ha
enseñado. Tenemos el don, espíritu santo, pero las manifestaciones tienen que
ser operadas por nosotros; y sobre esto la mayoría de los creyentes no saben
nada.
Las manifestaciones se
dividen por su uso en tres grupos: (1) manifestaciones de inspiración; (2)
manifestaciones de información; (3) manifestaciones de impartir poder. Las características
de las manifestaciones sugieren los nombres. Lo que sigue será una definición
breve de lo que hacen las nueve manifestaciones para quienes las operan.
I.
Las manifestaciones de
proferimiento, de hablar, de adoración, de inspiración.
1. Hablar
en lenguas: Presentar un mensaje de Dios en un idioma desconocido al que
habla lo cual edificará el espíritu. El hablar en lenguas es para uso en la
vida privada de oración, a menos que el mensaje sea interpretado en una reunión
de creyentes.
2. Interpretación
de lenguas: Interpretar el hablar en lenguas en una reunión de creyentes.
Edifica, exhorta y consuela al cuerpo presente, a medida que Dios da la
expresión a quien habla, y quien habla la presenta.
3. Profecía:
Presentar en una reunión de creyentes un mensaje proveniente de Dios en el
idioma de los presentes, un mensaje que les edificará, exhortará y consolará.
II.
Las manifestaciones de
revelación, de información, de instrucción, de conocimiento.
1.
Palabra de ciencia: Recibir información
proveniente de Dios sobre cualquier situación dada sobre la cual el creyente
por sus cinco sentidos no puede saber.
2. Palabra
de sabiduría: Recibir instrucción por parte del creyente sobre qué hacer
con la información que él ha recibido por medio de palabra de ciencia.
3. Discernimiento
de espíritus: Recibir información por parte de un creyente sobre la presencia, ausencia e identidad de espíritus;
si los espíritus son malos, pueden entonces ser echados fuera en el nombre de Jesucristo.
III. Las manifestaciones de acción, de poder, de
impartir.
1. Fe
(creencia): Manifestar la fe de Jesucristo lo que hace posible que un
creyente haga suceder lo imposible por la orden del creyente según la
revelación de palabra de ciencia, palabra de sabiduría y/o discernimiento de
espíritus.
2. Milagros:
Efectuar en el nombre de Jesucristo fenómenos que exceden la ley natural.
3. Sanidad:
Ministrar sanidad en el nombre de Jesucristo para restaurar, curar, hacer sano
o entero, o para reconciliar físicamente. Esta manifestación no es oración por
los enfermos.
Es urgente, si vamos a
tener el poder que Jesucristo hizo disponible, que estudiemos la Palabra de
Dios y empecemos a poner en evidencia las nueve manifestaciones del espíritu
santo.
El don, espíritu santo,
no es el fruto del espíritu del que se habla en Gálatas 5, en la misma manera
en que fruto no es una manifestación o un don. El fruto es el resultado de la
manifestación del espíritu. Primero una persona tiene que recibir espíritu y
luego tiene que manifestar el poder del espíritu en el mundo de los sentidos
para que finalmente sea producido el fruto.
Gálatas
5:22, 23:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley.
Si hemos sido renacidos
y estamos manifestando el don del espíritu santo estamos produciendo amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Nuestro
evidenciar el fruto del espíritu indica la calidad de nuestro andar cristiano.
Con el conocimiento de
nuestros derechos filiales y teniendo la mente renovada, combinado con la
operación de las manifestaciones del espíritu santo produciendo fruto del espíritu,
ciertamente somos más que victoriosos. ¡Ciertamente que podemos ser dínamos de
poder! No necesitamos esperar más porque tenemos el poder de manifestar la vida
abundante ahora.
EPÍLOGO
Como una palabra final a
los estudiantes de la Palabra, note que las Epístolas del Apóstol Pablo siguen
un patrón en su mensaje a la Iglesia. La primera revelación a la Iglesia es el
Libro de Romanos. La siguiente declaración es Corintios. Corintios fue escrita
para corregir el error práctico que se infiltró en la Iglesia porque ellos no
se adhirieron a la revelación en el libro de Romanos. Una vez que una persona
se aleja de la verdad de una revelación, empieza a practicar error; después de
practicar error por un tiempo, el error llega a ser su doctrina. El libro de
Gálatas corrige el error doctrinal que se había infiltrado en la Iglesia porque
ellos habían practicado el error, según se hace notar en Corintios.
Después de Romanos,
Corintios y Gálatas, viene Efesios. Efesios es una gran revelación a la
Iglesia. Filipenses, como Corintios, corrige el error práctico que se infiltró
en la Iglesia debido a su fracaso en adherirse a la revelación dada en el libro
de Efesios. Luego Colosenses corrige el error doctrinal que se infiltró en la Iglesia debido a la
práctica equivocada de Efesios.
1 y 2 Tesalonicenses se
presentan por sí mismas porque hablan sobre el Regreso de Cristo y la Reunión.
Lea usted las Epístolas a la luz que acabo de compartir y nuevas vistas de
entendimiento le serán aparentes a usted.
Efesios aconseja en el
capítulo 6: “Por lo demás hermanos míos, fortaleceos en el Señor...” No nos
dice que nos fortalezcamos en lo que dice un teólogo o en lo que un maestro de
la Biblia pueda decir. Si el teólogo dice lo que la Palabra dice, si el maestro
dice lo que la Palabra dice, entonces usted tiene que fortalecerse en lo que
ellos dicen por causa de la Palabra, y no por los hombres.
Efesios 6:10:
Por
lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y [fortaleceos] en el poder
de su fuerza.
El versículo 11 empieza
entonces con una amonestación al creyente para que se vista de toda la armadura
de Dios. Nunca esté satisfecho con ser solamente un cristiano mínimo. Vístase
de toda la armadura de Dios. Usted tendrá que hablar en lenguas frecuentemente
en su vida privada de oración; tendrá que hablar en lenguas e interpretar en
reunión de creyentes; tendrá que traer en manifestación palabras de profecía en
una reunión de creyentes; tendrá que aprender cómo recibir palabra de ciencia,
palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus, para que pueda llevar a
cabo fe (creencia), milagros y sanidades en su vida diaria.
Efesios 6:11, 12:
Vestíos [vosotros] de
toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas
[los trucos] del diablo.
Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo [mundo], contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes [desde lo alto].
Nuestra lucha, nuestra batalla, no es
contra Juan del Pueblo, contra nuestro vecino, o contra el ministro. Nuestra
lucha es siempre una lucha espiritual contra potestades espirituales, contra la
maldad, y contra espíritus malos que tratan de hacerse pasar por Dios. “Porque
no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra potestades espirituales”.
Efesios 6:13:
Por tanto, tomad toda la
armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado
todo, estar firmes.
Permanezca firme sobre la Palabra de
Dios porque la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios y quiere decir lo que
dice y dice lo que quiere decir. Dios tiene un propósito para todo lo que dice,
dónde lo dice, por qué lo dice, cómo lo dice y a quién se lo dice. Ponga su
conocimiento y confianza en Dios, porque solamente Él es su fundamento sólido.
Efesios es mi oración y bendición
para usted, a medida que usted anda en la vida abundante de la poderosa Palabra
de Dios.
Efesios
3:16-21:
Para que [Dios] os dé, conforme a las
riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en su hombre interior por
su Espíritu;
para que habite Cristo por la fe en
vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
seáis plenamente capaces de comprender
con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la
altura,
y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es
poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos
o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
a él sea gloria en la
Iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos.
Amén.