CAPÍTULO XIV
EN SU USO
PREVIO
VICTOR PAUL WIERWILLE
Si la Escritura no se interpreta a sí
misma en el versículo o en el contexto, entonces la interpretación se encuentra
en su uso previo. En el primer uso de una palabra, expresión o idea, la explicación
es generalmente lo suficientemente completa como para sostenerse en todas las
otras referencias en la Biblia. Si Dios cambia alguna vez el uso de una palabra
o expresión, Él siempre lo explica.
Para ver esta gran verdad de cómo la
Palabra se interpreta a sí misma en su uso previo, observe 2 Corintios 12. 2
Corintios 12 es el pasaje sobre el aguijón en la carne de Pablo, el cual ha
sido un problema para mucha gente. Tengo una colección en mi biblioteca de
cosas distintas que ministros y teólogos han escrito a lo largo de los años
para explicar el aguijón de Pablo. Estos hombres han salido con catorce
conclusiones distintas. La Palabra nos dice qué era el aguijón en la carne de
Pablo y así pues no nos apoyamos en adivinanzas y no podemos, por lo tanto, tener catorce
opiniones contradictorias.
2 Corintios 12:7:
Y para que la grandeza de las
revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne,
un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.
¿Dice ese
versículo qué era el aguijón en la carne de Pablo? No. Pero nos dice quién
envió el aguijón. La gente que enseña que el aguijón en la carne de Pablo era
una enfermedad enviada por el Padre de nuestro Señor Jesucristo tiene que haber
mentido porque este versículo dice que fue enviado por Satanás. ¿Por qué lo
envió Satanás? Para estorbar y obstruir a Pablo en su trabajo.
2
Corintios 12:8-10:
respecto a lo cual [el aguijón en la carne]
tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.
Y me ha dicho [Dios]: Bástate mi gracia;
porque mi poder se perfecciona en la debilidad [o humildad]. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el
poder de Cristo.
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en
las debilidades [no dice enfermedades], en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil [humilde], entonces soy
fuerte.
El aguijón en la carne no ha sido
explicado todavía aunque sabemos más de él. Nada de lo que queda en el Nuevo
Testamento explica el aguijón en la carne. ¿Entonces qué hacemos? Tenemos que
volver en nuestras Biblias al lugar en que las palabras “aguijón en la carne”
fueron usadas por primera vez.
Números
33:55:
Y si no echareis a los moradores del país
[incrédulos] de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos
serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os
afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.
Los habitantes, la gente, serán por
aguijones en sus ojos y por espinas en sus costados. ¿Quiere decir usted que un
cananeo colgaba de su ojo y otro cananeo estaba pegado a su costilla? ¿Qué son
“aguijones en vuestros ojos” y “espinas en vuestros costados?” Son figuras
literarias y no se han de tomar literalmente.
Este versículo tan sólo, puesto que es el
primer uso de la expresión en la Biblia, dice que “aguijones en vuestros ojos”
y “espinas en vuestros costados” son gente. El uso previo explica entonces el
aguijón en la carne de Pablo. No necesitamos adivinar o interpretar
privadamente. Satanás envió a Pablo un aguijón en la carne para obstruirle en
su trabajo. ¿Qué obstruía a Pablo? Gente. Este versículo en el libro de Números
interpretó la figura literaria de modo que podemos entender 2 Corintios 12:7.
Para completar la cosa revisemos dos escrituras más para afirmar más aun el
significado del aguijón en la carne.
Josué
23:13:
Sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará
más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo [las
naciones, las cuales están compuestas de gente], por tropiezo, por azote para
vuestros costados y por espinas [aguijones] para vuestros ojos, hasta que
perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado.
Josué muestra la misma verdad porque la
gente de nuevo era “por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y
por espinas [aguijones] para vuestros ojos”.
¿Puede imaginarse usted a una nación de
gente como los amorreos dentro del ojo de una persona?. Eso es lo que quiere
decir. El aguijón en la carne siempre representa gente que está aguijoneando y
tratando de abofetear y desalentar.
Jueces 2:3 da
testimonio de la misma verdad.
Por tanto, yo también digo: No los echaré
[a la gente] de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros
costados, y sus dioses os serán tropezadero.
La gente sería por azote en sus costados.
Ahora leamos de nuevo 2 Corintios 12:7.
Y
para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue
dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee...
¿Qué era el
aguijón en la carne de Pablo? Gente. En todos los lugares donde fue Pablo había
gente que constantemente trataba de alterar el evangelio predicado por Pablo.
Estas personas que le seguían eran espinas en sus costados, aguijones en sus
ojos, aguijones en la carne. Esas personas eran los mensajeros de Satanás
enviados para abofetear, para obstruir su ministerio, para debilitar su trabajo.
Recuerde el pasaje de Hechos que dice que
después de haber terminado de predicar Pablo, la gente lo sacó de la ciudad, lo
apedreó y lo dejaron por muerto, pero a la mañana siguiente Pablo estaba
predicando de nuevo. Escuchen otro testimonio de Pablo.
2
Corintios 11:24:
De los judíos cinco veces he recibido
cuarenta azotes menos uno.
Los judíos azotaron a Pablo cinco veces
con un instrumento de cuero largo y con bolillas de acero en las puntas. ¿Quién
azota a la gente? Gente. Si hubiéramos sido Pablo me imagino que para ese
momento hubiéramos estado orando también: “Señor, saca este aguijón fuera de mi
carne, quita estas espinas”.
2
Corintios 11:25:
Tres veces he sido azotado con varas; una
vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado
como náufrago en alta mar.
Tres veces fue Pablo azotado con varas,
las cuales eran látigos que tenían pedazos de metal o hueso al final de las
correas. Tres veces le azotaron con varas, treinta y nueve azotes cada vez. Yo
oigo a gente que dice: “Oh, nosotros nos sacrificamos por el Señor; ponemos
nuestras monedas en el cesto de la colecta”. Mire al Apóstol Pablo. Cinco veces
lo azotaron con látigo; tres veces lo azotaron con metal en las puntas de las
correas; una vez lo apedrearon y lo dejaron por muerto.
2
Corintios 11:26-28:
en caminos muchas veces; en peligros de
ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los
gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar,
peligros entre falsos hermanos;
en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en
hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez,
y además de otras cosas, lo que sobre mí se
agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.
¿Quién era responsable por todo esto que
le sucedía a Pablo? Satanás, el diablo. Él inspiraba y poseía a la gente que
obstruía a Pablo. Satanás inspiraba a la gente religiosa tanto como a gente no
religiosa para que actuasen como mensajeros suyos obstruyendo a Pablo.
No es de admirarse que Pablo dijera
en 2 Corintios 12:8: “Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo
quite de mí”.
Cuando Pablo oró, el Señor contestó,
según se presenta en el versículo 9: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque
mi poder se perfecciona en la debilidad [tu humildad]”. En otras palabras el
Señor dijo: “Mientras mantengas tu vista en mí, Pablo, yo me encargaré del
resto, pues Mi poder se perfecciona en que tú eres desafiado a manejar la
situación”.
“El Aguijón en la carne de Pablo” es un
capítulo en mi obra titulada Estudios Sobre la Vida Abundante,
Volumen I. Ahí es estudiado en más detalle que en el que acabamos de examinar.
La clave que debe entenderse aquí es aquella de interpretación en el uso
previo. Esto elimina toda adivinanza y toda interpretación privada.
“Entendiendo primero esto, que ninguna
profecía [ni una sola palabra de aquello que es predicho o declarado en la
Palabra de Dios]... es de interpretación privada”.
Tiene que interpretarse a sí misma en su
propio versículo o en el contexto de todo lo escrito, o en su uso previo. Esas
son las tres formas principales en que la Palabra de Dios se interpreta a sí
misma.
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