CAPÍTULO XX
REMISIÓN Y
PERDÓN DE PECADO
VICTOR PAUL WIERWILLE
Antes de ir más adelante, necesitamos
clarificar la diferencia entre la posición y el estado de un creyente. Estas
palabras son ilustradas, con la mayor facilidad, observando la posición y el
estado de una familia terrenal. En mi familia terrenal, soy hijo del Sr. Ernest
Wierwille y Sra. ¿Por cuánto tiempo voy a ser hijo de esa familia? Mientras
viva. Esa es mi posición. ¿Qué me dice de mi posición en mi familia celestial?
Mi posición en la familia de Dios, como mi posición en mi familia terrenal, es
la de un hijo. ¿Por cuánto tiempo seré hijo? El espíritu es eterno, luego mi
posición en la familia de Dios es eterna.
Puesto que mi
posición en mis familias celestial y terrenal es siempre la de un hijo, ¿cuál
es mi estado? Mi estado en la familia Wierwille fluctuaba algunas veces; cuando
me portaba mal era todavía hijo de mi padre terrenal porque él tenía su simiente
en mí.
Mi
comportamiento determinaba mi estado dentro del hogar.
Cuando mi padre no aprobaba mi
comportamiento y mi estado necesitaba ser edificado, yo iba a mi padre y decía:
“Papi, lo siento”. Papá siempre aceptaba mis gestos de disculpa. Mi filiación
no tenía relación alguna con lo que yo hacía; pero mi estado era afectado
directamente por mis acciones.
¿Qué me dice de un hijo de Dios? En
el momento que una persona renace, está en perfecto alineamiento y armonía con
su Padre celestial. Pero, como situación hipotética, digamos que después que
hube renacido, puesto que no se me había enseñado mucho de la Palabra de Dios,
continué pecando. Cuando fui salvo, todos los pecados cometidos previamente
fueron borrados; pero al poco tiempo, cometí algunos nuevos. ¿Cómo podía yo
volver a la comunión perfecta con Dios? De la misma manera como volvía a las
gracias de mi padre terrenal. Yo le decía a mi Padre celestial: “Padre, siento
haber pecado y no haber vivido de acuerdo a tu Palabra”. Entonces estaba una
vez más en armonía con el Padre.
No es
suficiente que Dios en Cristo esté en usted, sino que usted tiene que estar en
él. Cristo en usted es filiación (posición), pero usted en Cristo es comunión
(estado). 1 Juan señala cómo una persona vuelve a ganar comunión con su Padre
espiritual.
1
Juan 1:9:
Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel
y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Este versículo no tiene absolutamente
nada que ver con ser salvo o ganar filiación. Este versículo está hablando de
restablecer comunión después de la salvación. Confesar los pecados de uno no es
salvación. (Confesar al Salvador es salvación). “Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad”. ¿Qué pecados debemos confesar? Aquellos que hemos cometido
después de ser salvos. Puedo acordarme de esos porque los acabo de cometer. No
tengo que acordarme de todos los cometidos durante los últimos diez o veinte
años.
Cuando
confieso mi pecado, Él me limpia de toda maldad, (pecado cometido después de la
salvación). Cada vez que pecamos, debemos confesar nuestros pecados de modo que
permanezcamos en comunión con nuestro Padre, y que nuestro estado con Él esté
en perfecta armonía. La razón por la que mucha gente no recibe respuesta a sus
oraciones es que ellos sufren de comunión rota. Cuando hemos confesado nuestra
comunión rota y estamos de buenas con Dios, podemos orar y obtener respuesta a
nuestras oraciones. Entonces podemos andar ante Dios, y las peticiones que le
hagamos serán cumplidas. Cristo en nosotros (salvación) y nosotros en Cristo (comunión)
determina la abundancia de nuestra vida cristiana.
Estudiemos
confesión en su uso exacto. Hay dos tipos de confesión: para salvación, y para
restablecer comunión rota. La palabra “confesar” en Romanos 10:9 es
arrepentimiento para salvación. Después que se dio comienzo a la Iglesia en el
día de Pentecostés, Pedro predicó un tremendo sermón. Él concluyó en Hechos
2:38: “Pedro les dijo: Arrepentíos...” Él no dijo: “Arrepentíos de vuestros
pecados”. “Arrepentirse” es simplemente confesar que Jesús es el Señor y creer
que Dios le levantó de los muertos. Pedro les dijo que se arrepintieran, “...y bautícese
cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón [remisión, según el
texto] de los pecados...” Cuando uno se arrepiente, ¿qué sucede? Se recibe
remisión de los pecados, se vuelve hijo de Dios.
El arrepentimiento, es para el
pecador que no ha sido salvo. Él se arrepiente confesando con su boca al Señor
Jesucristo, el que salva del pecado. ¿Cuántas veces se puede arrepentir una
persona? Leamos la respuesta definitiva en Hebreos.
Hebreos
6:4-6:
Porque es imposible que los que una vez fueron
iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del
Espíritu Santo,
y asimismo gustaron de la buena Palabra de
Dios y los poderes del siglo venidero,
y recayeron, sean otra vez renovados para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y
exponiéndole a vituperio.
Estos
versículos son usados para enseñar precisamente lo opuesto de lo que dicen.
Personas que dividen incorrectamente la Palabra, sostienen que si una persona
que fue salva una vez se hace pecadora, nunca puede ser salva de nuevo. Estos
versículos ni siquiera sugieren tal doctrina errónea. ¿Qué es imposible según
estos versículos? Renovar otra vez a los pecadores para arrepentimiento. Si una
persona se pudiera arrepentir por segunda vez, tendría que ser una renovación.
Dice muy claramente que es imposible renovar otra vez a un hombre pecador para
arrepentimiento.
¿Cuántas veces puede un hombre ser
salvo? ¿Cuántas veces se puede arrepentir? Una vez. ¿Cuántas veces puede una
persona nacer físicamente? Nicodemo hizo esa pregunta: ¿Puede uno entrar por
segunda vez en el vientre de su madre y nacer de nuevo? De igual manera, es
imposible una vez que una persona ha nacido de nuevo, del Espíritu de Dios, sea
renovada otra vez para arrepentimiento, porque no se puede “des-salvar”. Es
imposible ser renovado para arrepentimiento porque el arrepentimiento es un
evento de una sola vez. La simiente de Cristo, la cual es implantada en el
momento de la salvación, es eterna.
Después de confesar al salvador del pecado
(arrepentimiento), la confesión de los pecados trae a la persona salva de
vuelta a la comunión.
2
Corintios 7:10:
Porque la tristeza que es según Dios
produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse...
Si uno pudiera ser salvo por segunda
vez, tendría que ser capaz de arrepentirse de haberse arrepentido la primera
vez. Qué necio se vuelve todo esto.
Yo solía
demostrar esto en las clases con un vaso de agua. El vaso representaba el
cuerpo; el agua adentro representaba el alma. Ponía un botoncito blanco en un
hilo dentro del agua, y les decía a los de mi clase que esto era ahora la
simiente de Cristo, de la cual dice la Biblia que es vida eterna. Luego,
ilustraba lo que la mayoría de la gente piensa que es la vida eterna: Hoy confieso
con mi boca todos mis pecados, adentro va el botón, la simiente de Cristo;
ahora estoy salvo. Pero mañana en la mañana tengo un mal pensamiento. ¡Epa!
Dios quita el botón, Su espíritu. Entonces soy solamente cuerpo y alma de nuevo,
no-salvo. Me siento mal y espero que venga la siguiente campaña evangelística.
En la siguiente campaña evangelística voy al altar y confieso mis pecados y
adentro viene el espíritu de nuevo, y así sigue continuamente. Mi padre
terrenal hizo algo mejor que eso. Él puso su simiente en mí una vez y todavía
soy su hijo. ¿Qué me dice de Dios Todopoderoso?
Es enseñanza
diabólica decir que a una persona que ha renacido del Espíritu de Dios, se le
quita el espíritu con cada evidencia de debilidad humana. Mi Padre celestial
hizo Su parte tan bien, que soy Su hijo mientras viva. Como Victor Paul
Wierwille no voy a vivir para siempre; pero como hijo de Dios, tengo Su vida,
la cual es eterna.
El arrepentimiento es un tipo de
confesión. El segundo tipo de confesión es para reparar la comunión rota. Pecar
después de la salvación resulta en comunión rota. No deberíamos pecar, pero el
buen Señor sabe que todo hombre de cuerpo y alma será engañado por el diablo y
pecará, así que Dios estableció [para Sus hijos] una forma para salir del pecado,
comunión rota; Él hizo que fuera posible que, cuando rompamos comunión, podamos
confesarle nuestro pecado de comunión rota y entonces él nos da perdón del
pecado.
1 Juan habla de comunión y confesión
rota.
1
Juan 1:3-10:
lo que hemos visto y oído, eso os
anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra
comunión verdaderamente es con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo.
Estas cosas os escribimos, para que vuestro
gozo sea cumplido. [No cumplido a medias, no cumplido en dos terceras partes,
sino cumplido.]
Este es el mensaje que hemos oído de él, y
os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
Si decimos que tenemos comunión con él
[Dios], y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad, pero si
andamos en luz, como él [Dios] está en [es] luz, tenemos comunión [Dios y yo]
unos con otros, y la sangre de Jesucristo, Su Hijo, nos limpia de todo pecado
[comunión rota].
Si decimos que no tenemos pecado [comunión
rota], nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados [comunión
rota], él [Dios] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados [comunión
rota], y limpiarnos de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado [no hemos
roto comunión], le hacemos a él [Dios] mentiroso, y Su Palabra no está en
nosotros.
Dios dijo que
todos pecan. ¿Pecamos nosotros en el espíritu? No. Pero en cuerpo y alma
nosotros caemos. Dios dice que si cualquiera dice que no peca, es un mentiroso,
hace a Dios un mentiroso, y la Palabra de Dios no está él.
1
Juan 2:1:
Hijitos míos, estas cosas os escribo para
que no pequéis [rompáis comunión]; y [pero]
si alguno hubiese pecado [roto comunión], abogado [defensor o mediador]
tenemos para con el Padre, a Jesucristo [¿Quién es nuestro defensor?] El Justo.
Un hijo puede salirse de la comunión
con Dios, un hijo puede andar en tinieblas, pero un hijo nunca puede apartarse
tan lejos como para no ser más un hijo. La palabra “apartarse” no se usa nunca
en el Nuevo Testamento en este sentido. Es usada solamente por maestros que no
han sido instruidos, ministros y teólogos que no leen la Palabra ni consideran
a quién están escritas varias partes de ella. La palabra “apartarse” no aparece
en las Epístolas en ese sentido porque nosotros somos hijos de Dios y un hijo
no puede apartarse así.
En el Antiguo Testamento Abraham era
un siervo de Dios. La Biblia no dice que Abraham era un hijo de Dios; pues para
tener un hijo, uno tiene que tener simiente, y la simiente no estuvo disponible
sino hasta que vino Cristo. Esta es la razón por la que los hombres en el
Antiguo Testamento no eran hijos de Dios. Abraham era un siervo de Dios y
Moisés era un siervo de Dios porque la filiación no estaba disponible todavía.
Un siervo puede apartarse por su desobediencia. En su casa, un sirviente puede
apartarse tanto que usted lo podría despedir. Pero usted no puede despedir a su
hijo. Él de todas maneras sigue siendo su hijo.
De vez en cuando en el Antiguo
Testamento, se hace referencia a Israel como si fuera un hijo. Pero leyéndolo
cuidadosamente uno verá que Israel no es un hijo por nacimiento sino por adopción.
Si usted adopta a alguien, él no tiene su sangre; no tiene su simiente en él.
Solamente por adopción tomó Dios a Israel. Era posible apartarse totalmente
durante la Administración de la Ley, pero es imposible durante la Administración
de la Iglesia.
Ahora somos hijos de Dios por nacimiento.
Gálatas
4:6, 7:
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y sí
hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Nosotros no somos siervos, sino
hijos. Estamos en una posición mucho mejor que la de un siervo. Sin embargo,
mire lo que Isaac y Jacob hicieron como siervos. ¿Y qué de usted y yo como
hijos? ¿No tenemos más habilidad, más derechos en la casa que los siervos? La
Iglesia está viviendo tan por los suelos que da lástima. ¿Recuerda lo que
hicieron algunos de los siervos en el Antiguo Testamento? ¿Cuánto más deberá
ser capaz de hacer un hijo?
Gálatas 4:7 dice que puesto que somos
hijos, somos por lo tanto herederos de Dios. Un hijo de Dios es un heredero de
todo lo que su Padre tiene. ¿Cuánto tiene Dios? Nosotros somos herederos de
Dios y coherederos con Cristo según Romanos 8:17. Esto verdaderamente es abundancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario