“…CIERTAMENTE
MORIRAS”
Capítulo 17
de "Poder para la vida abundante"
Por Victor
Paul Wierwille
En la
comunicación de Dios con Adán, Dios orientó al primer humano a las reglas de la
vida. La única restricción que Dios le puso a Adán está relatada en Génesis 2.
Génesis
2:16.17:
Y mandó
Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer [la
versión Reina-Valera no comunica la
grandeza de ese versículo. En el texto original “podrás comer” son las palabras
“ciertamente comerás”. Una traducción más correcta de ese versículo sería “Y
mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto ciertamente
comerás”.];
mas del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día [no un día,
sino en ese mismo día] que de él comieres, ciertamente morirás.
En el
principio solamente había uno que estaba por encima de Adán, y ese era Dios.
Con excepción de Dios, Adán era el ser supremo. Como soberano de la tierra,
Adán tenía solamente una estipulación restrictiva, siendo la consecuencia de
desobediencia: “…porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.
En el
principio, el espíritu en el hombre hizo posible que Dios le hablase y que el
hombre, a su vez, le pudiera hablar a Dios. El hombre natural de cuerpo y alma
solamente tiene sus cinco sentidos con los cuales adquirir conocimiento. En
contraste, el primer hombre no sólo podía adquirir conocimiento por medio de
sus cinco sentidos, sino que también podía obtener conocimiento a través de su
comunicación con Dios, hecha posible por el espíritu de Dios dentro de él. Adán
tenía dos formas por las cuales él podía conocerlas cosas, y tenía la libre
voluntad para escoger si iba a acumular conocimiento por sus cinco sentidos o
por espíritu-Dios hablándole a él.
Cuando Dios
creó espíritu dentro del hombre, el hombre tenía comunión perfecta con el
Creador en todo momento. Adán también tenía poder supremo en la tierra sobre
aquello que Dios le había dado como dominio.
Génesis
1:26:
…y señoree
[el hombre] en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en
toda la tierra…
Adán tenía
dominio sobre toda la creación de Dios porque Dios le había dado este dominio;
y mientras Adán andaba según el espíritu, tenía perfecta comunión con Dios.
Pero en el momento en que Adán dejó que sus sentidos gobernasen su mente y
cuerpo, en vez de andar por el espíritu, el resultado fue calamidad. ¿Por qué?
Porque entonces él ya no era regido por Dios. Adán tenía la opción de andar por
sus sentidos o andar por el espíritu. El determinaba, por su libre albedrío, si
iba a ser guiado por lo que él podía ver, oír, oler, gustar y tocar o si iba a
ser guiado por Dios.
En Génesis
se desarrolla la historia de Adán. Recuerde que Lucifer, quién había caído,
también es llamado la serpiente.
Génesis 3:1:
Pero la
serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios
había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de
todo árbol del huerto?
¿Sabía la
serpiente lo que Dios había dicho? El sabía lo que Dios había dicho. Con este
conocimiento, la serpiente fue a Eva y dijo: “¿De verdad que Dios ha dicho
esto? ¿dijo Dios que no comáis de todo árbol del huerto?”
Al estudiar
la caída del hombre, podemos observar cuidadosamente cómo el Diablo opera consistentemente.
Lo primero que el Diablo hizo que Eva hiciera -y lo primero que él nos llevará
a hacer- fue que cuestionara la integridad y exactitud de la Palabra de Dios.
El le dijo a ella: “¿De verdad que Dios os dijo que no comáis de todo árbol del
huerto?” El diablo sabía lo que Dios había dicho. El Diablo también sabía que
él quería insinuar una duda en la mente de Eva. Este es el comienzo de los
problemas. El Diablo, disimuladamente, consigue que la gente dude la exactitud
e integridad de la Palabra de Dios, a medida que se disfraza como un ángel de
luz. El Diablo no es tan estúpido como para entremeterse en los asuntos de uno
en una manera directa y detestable. El cuestiona astutamente: “¿De verdad que
Dios dijo que no comáis de todo árbol del huerto?”
Con esta
duda puesta en la mente de Eva, ella reacciona a la serpiente según se relata
en el versículo 2. “Y la mujer respondió a la serpiente…” Esta es la próxima
trampa. Una persona no puede impedir que se acerquen las influencias satánicas,
pero uno puede evitar que ellas hagan morada o permanezcan en la mente. Uno no
siempre puede evitar que venga un mal pensamiento, por ejemplo, pero uno se
puede abstener de darle cabida e incubarlo. La complicación de la situación con
Eva no fue que el Diablo le había dicho ella: “¿Conque Dios os ha dicho: No
comáis de todo árbol del huerto?” El problema tomó raíz cuando Eva comenzó a
participar conversando y “razonando” con el Diablo.
Génesis 3:2:
Y la mujer
respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer.
Pero ¿fue eso lo que dijo Dios? De hecho, según el
texto original, Dios había dicho “De todo árbol del huerto ciertamente
comerás”. ¿Sabe usted lo que hizo Eva? Ella omitió la palabra “ciertamente”. Si
se omite una palabra de la Palabra de Dios, ¿sigue siendo todavía la palabra de
Dios? No, se ha vuelto una interpretación privada. Omitiendo una palabra, Eva
ya no tenía la Palabra. Ella continuó su conversación.
Génesis 3:3:
Pero del
fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni
le tocaréis, para que no muráis.
Dios nunca
dijo cosa alguna sobre tocar el fruto. ¿Qué había hecho Eva ahora? Ella había
añadido a la Palabra de Dios. Cuando uno añade a la Palabra de Dios, ¿es aún la
Palabra de Dios? De nuevo, se vuelve interpretación privada. En el momento en
que se quita o añade una palabra, uno ya no tiene la Palabra. Dios nunca dijo
lo que Eva dijo que El había dicho. ¿Pero estaba siendo sincera ella? Ella
estaba siendo sincera, pero estaba totalmente equivocada.
¿Qué más
hizo Eva a la Palabra de Dios? “No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no
muráis”. Dios había dicho: “Porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás”. No había equivocación al respecto. Eva cambió la verdad de la Palabra
de Dios de “el día que de él comieres, ciertamente morirás” a “para que [tal
vez, algún día] no muráis”. Ella cuestionó la integridad de la Palabra de Dios.
Siguiendo el
patrón, lo primero que el Diablo indujo a Eva a hacer fue cuestionar la Palabra
de Dios. Eva cometió el segundo error al considerar la pregunta que el diablo
había propuesto. En tercer lugar, Eva omitió de la Palabra de Dios; en cuarto
lugar, ella añadió a la Palabra de Dios; y en quinto lugar, ella cambió la
Palabra de Dios de un absoluto, a un tal vez. Aquí está el camino en espiral
hacia abajo. Hasta el día de hoy, siempre que Satanás quiere atacar a hombres y
mujeres de Dios, él siempre los lleva a cuestionar la integridad de la Palabra
y luego a cambiarla de modo que la Palabra no exista más.
El tercer
capítulo de Génesis es tan oportuno hoy y mañana como lo fue en el día en que
sucedió, hace muchos miles de años, cuando Adán y Eva pasaron por la
experiencia. Cuando hombres y mujeres a través de la historia han escuchado a
Satanás, comenzaron cuestionando la integridad de la Palabra de Dios. La gente
dice: “Bueno, de todas maneras no es la Palabra de Dios”, o “Tiene muchos mitos
en ella, muchas interpolaciones, mucho error. Después de todo, usted no puede
creer todo eso, porque fue escrito por seres humanos”. Y así comienza la gente
a cuestionar la integridad de la Palabra; ellos comienzan a dudarla. Lo
siguiente es que esta gente nos habla a nosotros. Nosotros comenzamos a considerar sus dudas. “Bueno,
tal vez tiene razón. Tal vez el hombre sí vino de un animal unicelular”. Antes
de que nos demos cuenta, pensamos que es una buena idea que el hombre haya
venido de una ameba, así que comenzamos a cambiar la Biblia. Omitimos una
palabra o añadimos una palabra o cambiamos algunas palabras. Arreglamos la
Palabra a nuestra conveniencia y, por lo tanto, no tenemos la verdadera
Palabra.
Después de
que la mujer, Eva, le respondió al Diablo, él continuó la conversación.
Génesis 3:4:
Entonces la
serpiente dijo a la mujer: No moriréis.
El Diablo
sutilmente llevó a Eva hasta el punto de cuestionar la Palabra omitiendo una
palabra, añadiendo una palabra, cambiando una palabra. Cuando él finalmente
tuvo a Eva en un estado de mente dócil, salió y mostró sus verdaderos colores.
El Diablo, audaz y llanamente, dijo: “No moriréis”. Esa declaración no es una
omisión, una adición o un cambio. Es una contradicción directa de lo que Dios
había dicho en Génesis 2:17. La verdadera Palabra de Dios decía: “Ciertamente
morirás”, y el Diablo dijo: “No moriréis”.
Las mismas
cosas diabólicas suceden hoy en día. Cuando un hombre está muerto, nosotros
vamos a la funeraria y vemos su cadáver. El está muerto. Pero alguna dulce
persona viene y dice: “Oh, él no está muerto, él está volando por allá en el
cielo porque yo supe de él anoche en una sesión espiritista”. La misma clase de
mentira que el Diablo propuso allá en Génesis 3, aún es propuesta por iglesias
hoy en día. El Diablo dijo: “No moriréis”. Los que lloran al muerto dicen: “El
no está realmente muerto; él simplemente salió de este mundo hacia algo mejor”.
Estas son verdaderas contradicciones de la Palabra de Dios.
El blanco
primario del Diablo es la Palabra porque si él se puede deshacer de la Palabra,
no queda nada. Queda poco de la Palabra en las iglesias de hoy. Satanás siempre
está causando divisiones con cosas ajenas a lo que importa para que la gente no
tenga cuidado, o tiempo, de estudiar la Palabra. La gran tragedia es que él ha
tenido bastante buen éxito. Hoy en día la gente solamente habla de la Palabra.
Ellos no la creen. Más aun, ellos no pueden juntar la Palabra de modo que
encaje con exactitud y precisión. Una persona puede asistir a la mayoría de los
colegios bíblicos en el mundo y aún no conocer la Palabra de Dios. Uno puede
ganar un conocimiento impresionante alrededor de la Palabra, pero no conocerá
la Palabra. De otra manera, no estaríamos cayendo en las mismas trampas que
Adán y Eva si nuestros maestros y predicadores supieran la Palabra.
Cuando Dios
dijo: “Ciertamente morirás”, y el Diablo dijo: “No moriréis”, uno de ellos
tenía que estar mintiendo. Siga el discurso del Diablo en Génesis 3:
Génesis
3:4,5:
Entonces la
serpiente dijo a la mujer: no moriréis.
sino que
sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis
como Dios, sabiendo el bien y el mal.
El Diablo
dice lisonjeramente: “Van a ser tan inteligentes como Dios. Van a saberlo
todo”.
Lo que sigue
está relatado en Génesis 3:6. “Y vio la mujer…” ¿Está “vio” en la categoría del
espíritu o de los sentidos? Está en la categoría de los sentidos. Mientras Adán
y Eva vivieron por revelación de Dios, la vida fue perfecta; pero en el momento
en que se permitió a los sentidos que dominasen sobre el espíritu, resulto la
calamidad.
Génesis 3:6:
Y vio la
mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos [los
sentidos], y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Así que cayó
el hombre porque fue desobediente a la Palabra de Dios. La Palabra de Dios
decía: “Usted puede hacer esto, pero no aquello”. El Diablo dijo: “Prosiga
usted y hágalo porque será tan listo como Dios”. Eva, según lo dice el relato,
anduvo definitivamente por sus sentidos; luego Adán, por su propia voluntad, la
siguió a la catástrofe. Dice en la Biblia que Eva fue engañada por el Diablo.
Adán nunca fue engañado; él simplemente la siguió.
El error de
Adán fue cataclísmico, pues Dios había dicho: “Porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”. ¿Qué murió en el día en que Adán y Eva comieron del árbol
del conocimiento del bien y del mal? ¿Tenían todavía Adán y Eva cuerpos y
almas? Ciertamente que sí. Lo que ellos ya no tenían era su conexión con Dios,
espíritu. Por esto es que Dios dijo: “El día que de él comieres, ciertamente
morirás”. Muchas veces gente del clero, teólogos o comentarios han dicho:
“Bueno, ellos no murieron realmente. Fue solamente que las simientes de muerte
espiritual fueron plantadas en ellos, porque la Palabra de Dios dice que Adán
vivió algunos 800 años después de eso”. La Palabra no está de acuerdo con esta
explicación. La Palabra dice: “El día [el mismo día] que de él comieres,
ciertamente [absolutamente] morirás”. Uno tiene que entender el hombre de
cuerpo, alma y espíritu, para estar consciente de exactamente qué sucedió en el
día en que Adán contravino la única regla de Dios.
El espíritu
desapareció. La razón por la que el espíritu fue llamado muerto es que ya no
estaba ahí. Toda su conexión espiritual con Dios se perdió. Desde ese mismo día
Adán y Eva fueron sólo cuerpo y alma-como cualquier otro animal.
El hombre,
siendo cuerpo y alma, tenía que depender solamente de sus cinco sentidos. Desde
el día en que Adán comió del árbol del conocimiento del bien y el mal, hasta el
día de Pentecostés, miles de años más tarde, Dios se presentó en concreción
siempre que le quiso hablar al hombre. El tenía que presentarse en alguna forma
para que los sentidos del hombre percibieran y de tal modo entendieran. Moisés,
viajando por el desierto, vio una zarza ardiendo; y del medio de la zarza
ardiente oyó una voz. Los sentidos de Moisés percibieron a Dios. Los hijos de
Israel podían ver los Diez Mandamientos. Este fue el medio por el cual Dios se
presentó en forma concreta para pedirles qué hacer. Anualmente, en el día de
expiación, el sumo sacerdote entraba en el santo de los santos para hacer
sacrificios. Ponía sus manos sobre el macho cabrío y luego lo enviaba al
desierto a morir. Dios había dicho que con la certeza con que los israelitas
veían el macho cabrío irse al desierto, sus pecados iban con él. Ellos
podían ver el macho cabrío, podían ver
las tablas de piedra, podían ver la zarza ardiente.
Dios tenía
que presentarse en forma concreta porque los hombres no tenían medios con que
entender cosas espirituales. Pero puesto que el hombre todavía tenía los cinco
sentidos, podía creer. Esto explica por qué nació Jesucristo. Jesucristo nació
de modo que la gente lo pudiera ver a él; él tenía que ser manifestado en forma
física. Jesús dijo: “…El que me ha visto a mí, ha visto al Padre…” Dios estaba
en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Jesús era la concreción.
Cuando un
hombre de cuerpo y alma me dice: “No creo en su Dios”, yo digo: “Lo sé”. El
puede mirar a un lado y a otro, aturdido, porque esperaba luchar por su
posición, pero no consigue lucha porque yo conozco la exactitud de la
Palabra-él no puede conocer a Dios pues es un hombre natural y solamente
entiende el mundo de los cinco sentidos.
1 Corintios
2:14:
Pero el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente.
El hombre
natural no puede conocer cosas espirituales porque se han de discernir
espiritualmente. Habiendo resumido la situación en un versículo de Escritura,
Dios no se podía haber expresado más claramente. Porque las cosas de Dios son
espirituales, ellas deben conocerse por el espíritu. Por eso es que la Palabra
dice que las cosas espirituales son locura para el hombre natural, científicos.
El hombre natural va según su razón-según lo que puede ver, oír, oler, gustar y
tocar-y no según la Palabra revelada de Dios.
1 Corintios
1:21:
Pues ya que
en la sabiduría de Dios [sabiduría espiritual], el mundo no conoció a Dios
mediante la sabiduría [sabiduría de conocimiento de los sentidos]…
Después de
haber entendido una vez el cuerpo, alma y espíritu, esta sección entera de la
Palabra de Dios se descubre por sí misma. Romanos 8 es ahora fácil de entender.
Romanos
8:1-8:
Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne [por los cinco sentidos], sino conforme al Espíritu [por
revelación de la Palabra de Dios o por revelación directa de Dios].
Porque la
ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte.
Porque lo
que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne [por medio de
los sentidos], Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a
causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
para que la
justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne
[según los cinco sentidos], sino [que andamos] conforme al Espíritu.
Porque los
que son de la carne piensan en [son obedientes a] las cosas de la carne; pero
los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el
ocuparse de la carne [guiarse por los cinco sentidos] es muerte, pero el
ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Por cuanto
los designios de la carne son enemistad contra Dios [El cerebro de muchos está
en conflicto con Dios-los sentidos versus revelación.]; porque no se sujetan a
la ley de Dios, ni tampoco pueden;
y los que
viven según la carne [quienes viven según sus cinco sentidos] no pueden agradar
a Dios.
La carne no
puede agradar a Dios porque Dios es Espíritu.
Previamente,
nosotros vimos el origen de la Palabra de Dios. El hombre no escribió la
Palabra por el uso de sus cinco sentidos. Gálatas 1 da más testimonio de esto.
Gálatas
1:11,12:
Mas os hago
saber [garantizo], hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según
hombre;
pues yo ni
lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Si el hombre
no recibió el evangelio de hombre alguno, no lo recibió por medio de los cinco
sentidos. Pablo continua:
…sino por
revelación de [proveniente de] Jesucristo.
Pablo
recibió el Evangelio por revelación.
Jeremías 17
también señala la inhabilidad del hombre natural para conocer a Dios y asuntos
asociados con El.
Jeremías
17:5-8:
Así ha dicho
Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y [quien] pone carne [los
cinco sentidos] por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
Será como la
retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los
sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
Bendito el
varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.
Porque será
como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus
raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el
año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Un hombre
confía en el brazo de la carne y el otro confía en Dios. El contraste es obvio.
Observe la
instrucción en Proverbios 3.
Proverbios
3:5,6:
Fíate de
Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo
en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
¿Ve usted
las dos divisiones? Apoyarse en la propia prudencia de uno es andar por los
cincos sentidos, mientras que reconocer a Dios es andar según la Palabra
revelada de Dios o por revelación.
Porque Adán
escogió andar por sus sentidos antes que por la Palabra de Dios, la posición de
Adán y la productividad de la tierra cambiaron drásticamente.
Génesis
3:17:
Y al hombre
dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te
mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con
dolor [trabajo] comerás de ella todos los días de tu vida.
En los
capítulos uno y dos de Génesis no había ninguna maldición. Antes de que el
pecado hubiera venido, antes de que Adán y Eva hubieran actuado de forma
contraria a la voluntad de Dios, no había maldición de la tierra. Adán estaba
en control absoluto de todos los asuntos terrenales; pero inmediatamente
después de la caída, el testimonio en la Palabra dice que la tierra fue
maldita. Dios dijo: “Con dolor [trabajo] comerás de ella todos los días de tu
vida. Espinos y cardos te producirá”. No había espinos y cardos en el paraíso.
Donde no había pecado, no podía haber un rompimiento como éste. No había
enfermedad, no había males, no había muerte. ¿Por qué? Porque no había pecado.
El pecado, cuyo originador es el Diablo, produce enfermedad, mal, muerte; el
pecado produce todo lo negativo que se relata después del tercer capítulo de
Génesis.
Génesis
3:19:
Con el sudor
de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella
fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
Cuando Adán
desobedeció la condición impuesta por Dios, algo ocurrió que estableció la
muerte física dentro del hombre. Siempre que rompemos las leyes espirituales de
Dios, traemos para nosotros mismos calamidades físicas.
Génesis 3:22,23:
Y dijo
Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el
mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida,
y coma, y viva para siempre.
Y lo sacó
Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
El verdadero
Dios y su archienemigo el Diablo estaban envueltos en una batalla sin cuartel.
Si se le hubiera permitido a Adán y Eva que permaneciesen en el paraíso después
de la caída, el diablo podría haber vencido a Dios. El Diablo hubiera podido
entonces mantener al hombre para siempre en ese estado de pecado irremisible si
éste hubiera comido del árbol de la vida después de haber pecado una vez. De
modo que esto no sucediera, Dios expulsó a Adán y Eva del jardín o paraíso.
La
interrogante surge en cuanto al dominio de este mundo después de que Adán
escuchó al Diablo y desobedeció a Dios. Jesús habló del dominio de este mundo
mientras él estuvo aquí en la tierra.
Juan 14:30:
No hablaré
ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene
en mí.
En los
capítulos uno y dos de Génesis, el príncipe de este mundo era Adán. En Juan 14,
sin embargo, Jesucristo declara que el príncipe de este mundo nada tiene con
él- ¿Quién es el príncipe de este mundo? Es el Diablo. Observe Lucas 4.
Lucas 4:5,6:
Y le llevó
el diablo [a Jesús] a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos
de la tierra.
Y le dijo el
diablo [a Jesús]: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque
a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy.
El Diablo le
dijo a Jesús “A ti te daré toda esta potestad”. ¿Puede una persona dar algo si
no lo tiene? Sin embargo Lucas 5:5 dice que el Diablo le estaba ofreciendo
todos los reinos, toda la gloria, toda la potestad a Jesucristo.
Si en un
momento Adán tenía todo el poder, dominio y autoridad, ¿cómo entonces llegó a
tenerlo el Diablo? El Diablo dijo: “…a mí me ha sido entregada”. ¿Quién se la
entregó? Adán lo hizo. Adán transfirió aquello que Dios le había conferido a
él, al archienemigo de Dios: el Diablo. Esto hizo al pecado original, en
términos legales, alta traición en contra de Dios. Adán dio el poder que Dios
le había dado a él, al archienemigo de Dios.
En el
principio Dios había conferido el derecho de gobierno, dominio, autoridad y
poder sobre toda la creación de Dios a Adán. Teniendo libre albedrío, Adán
podía escoger cómo deseaba utilizar aquello que Dios le había dado. El pecado
original fue la elección de Adán de transferir su poder conferido, al
archienemigo de Dios: el Diablo. El Diablo entonces, llegó a ser el dios de
este mundo.
2 Corintios
4:4:
En los
cuales el dios de este siglo [el dios de este mundo, Satanás] cegó el
entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Luego hay
dos dioses. Uno es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, y el otro es el
dios de este mundo, el Diablo. Si un hombre dice: “Yo creo en Dios”, siempre le
pregunto cuál. La Palabra dice que hay dos.
El Diablo
tiene ahora el gobierno, el dominio, la autoridad, el poder que Adán poseía
originalmente sobre la creación de Dios. Siempre que el Diablo quiere inundar
el territorio, lo inunda. Cuando él quiere matar gente, los mata. Todo mal y
enfermedad son lo opuesto de lo que el verdadero Dios haría. Para leer un
ejemplo clásico de sufrimiento humano, examine la biografía de Job. Fue el
Diablo quien mató a los hijos de Job en contra de él; fue el Diablo quien mando
la tormenta. ¿Por qué? Porque él tiene el poder, el gobierno, el dominio, la
autoridad sobre la tierra.
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