Recibiendo
el espíritu santo hoy
Por Victor
Paul Wierwille
Dedicado a
los
Que
Han
anhelado…pero han dudado
Han
esperado…pero han temido
Han tenido
hambre…pero no han sido satisfechos
Que
Desean
recibir hoy
El don
proveniente del Espíritu Santo
En toda su
plenitud.
A fines de
los años ‘60 y comienzo de los ‘70 la curiosidad y el interés sobre el don
proveniente del Espíritu Santo han aumentado considerablemente a través del
mundo. El hablar en lenguas, una de las nueve manifestaciones del don de espíritu
santo, ha causado bastante furor en la iglesia organizada y ha sido objeto de
creciente publicidad a través de los medios de comunicación.
Mientras que
ciertos grupos y ciertos individuos están evidenciando el hablar en lenguas y
tal vez ciertas otras manifestaciones, poco es el conocimiento concreto sobre
el don de espíritu santo que está disponible a aquellos que están buscando
recibir, o a aquellos que se están preguntando sobre la significación exacta de
lo que están manifestando.
Recibiendo
el espíritu santo hoy está dedicado a los que “han anhelado – pero han dudado;
han esperado – pero han temido; han tenido hambre – pero no han sido
satisfechos”. Los sinceros en su búsqueda han encontrado la respuesta a sus
necesidades y sus oraciones en este libro.
Recibiendo
el espíritu santo hoy es un manual que explica cómo recibir. También es un
estudio bíblico profundizado del campo del Espíritu Santo.
-¿Qué es el
don de espíritu santo?
-¿Quién está
capacitado para recibir el espíritu santo?
-¿Cómo recibe
uno el espíritu santo?
-¿Qué es
hablar en lenguas – y cuál es su propósito?
-Miedos
comunes sobre recibir el don de espíritu santo.
-Un estudio
de los cinco casos en Hechos donde grupos e individuos recibieron y
manifestaron el espíritu santo.
-Un estudio
de 1 Corintios 12, 13 y 14.
Recibiendo
espíritu santo hoy es comprensivo [exhaustivo], pero está escrito con
simplicidad; ha sido investigado cuidadosamente, pero se explica de una forma
realista. Este libro es una necesidad para todo cristiano que quiera hacer
conexión con el Espíritu Santo – y que sin embargo no lo quiera hacer en las
tinieblas, el miedo y la frustración que causa la falta de enseñanzas de la
Palabra de Dios.
Toda las
Escrituras en este libro se citan de la Versión de la Biblia Reina-Valera 1960.
Todas las inserciones explicativas del autor dentro de un versículo se ponen en
corchetes. Todas las palabras griegas están en cursivas y están en letras del
abecedario español.
Prefacio
Cuando yo
servía mi primera congregación, un misionero coreano me pregunto: “¿Por qué no
busca usted la mayor de todas las cosas en la vida que enseñaría a los
creyentes cristianos el cómo de una vida verdaderamente victoriosa?” Este reto
fue el principio de una búsqueda que me llevó a través de muchas horas de
examinar diferentes traducciones, varios texto griegos y “originales” arameos,
buscando la fuente del poder que era manifestado en los comienzos de la
Iglesia.
Finalmente
me di cuenta de que la experiencia a la que se referían las Escrituras como
“recibir el Espíritu Santo” estaba y está realmente disponible a todo creyente
renacido hoy en día. Creí para recibir el don de espíritu santo y yo también
manifesté.
Desde que
recibí en manifestación el espíritu santo he tenido el deseo de poner por
escrito los anhelos y temores que sentía concerniente a recibirlo. El compartir
mi búsqueda con creyentes que hoy buscan ser investidos de poder desde lo alto
puede ayudar a guiarlos a la respuesta a los deseos de su corazón.
Yo sabía por
medio de la Biblia que lo que Dios mandó el día de Pentecostés todavía estaba
disponible. Tenía que ser, pues Dios no cambia. Sabía que el recibir el poder
desde lo alto en el día de Pentecostés había significado mayor habilidad para
los apóstoles y discípulos años atrás, y que yo necesitaba y deseaba la misma
bendición. Yo sabía que si la iglesia algún día necesitaba el espíritu santo en
manifestación lo necesitaba ahora.
Durante mi
entrenamiento académico en un colegio, una universidad, cuatro seminarios, por
medio de los comentarios que estudié y de mis años de búsqueda e investigación
entre varios grupos religiosos que se daban por adherentes a la disponibilidad
del espíritu santo, aparecieron muchas cosas contradictorias a la exactitud de
la Palabra de Dios escrita. Yo sabía que sus enseñanzas eran sinceras, pero la
sinceridad no es garantía de la verdad.
La Palabra
de Dios es Verdad. Oré que yo pudiera poner a un lado todo lo que había oído y
pensado de mí mismo, y empecé de nuevo con la Biblia como mi manual y libro de
texto. No quería omitir, negar o cambiar
ningún pasaje, pues siendo la Palabra de Dios la voluntad de Dios, la Escritura
tiene que encajar como anillo al dedo.
Si usted es
un creyente cristiano, le exhorto sinceramente a estudiar este libro. No
permita que sus enseñanzas y sentimientos pasados lo desanimen de continuar
para recibir lo mejor de Dios. Si usted necesita poder y habilidad para encarar
los lazos de esta vida, puede que usted encuentre su respuesta mientras lee
este libro. Es mi oración que usted sea edificado, exhortado y consolado.
Para
aquellos que estén examinando las Escrituras deseando saber las razones por
qué, cómo, qué, o dónde, les sugiero que hagan un estudio cuidadoso tanto de la
Introducción como de los apéndices de este volumen. Para aquellos que
simplemente desean recibir, lean los capítulos 1 al 5 y disfruten Su gran
presencia y poder.
2 Timoteo
2:15:
Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
A sus
ayudantes y colegas todo escritor les tiene una deuda profunda. Esta sexta
edición ha sido leída y estudiada cuidadosamente por hombres y mujeres de
habilidad bíblica y espiritual. A todos ellos les estoy muy agradecido.
Introducción
Unas
palabras de explicación se necesitan para aquellos que no han sido presentados
a la idea de que un mayor entendimiento del significado de las Sagradas
Escrituras puede obtenerse a través de la comparación de las versiones en
español con los manuscritos griegos de los cuales las versiones en español
fueron traducidas.
Yo creo que
la Palabra de Dios es verdad, así que debemos buscar la Palabra como fue dada
originalmente por inspiración divina más allá de la Versión Reina-Valera o de
cualquier otra versión. Esto lo puede hacer cada creyente. Aun si el creyente no tiene conocimiento del
griego o del arameo, él es capaz de cotejar la exactitud de la Palabra cuando
se le dan las palabras griegas o arameas en letras de nuestro abecedario como
yo he hecho en este libro. Creo que ustedes estarán conmovidos con el
entendimiento más profundo de las Escrituras que puede ser suyo a través de
este tipo de comparación.
En lo que se
refiere al estudio del sustantivo griego pneuma, traducido “espíritu”, se nos
presenta una dificultad. En los manuscritos griegos la palabra pneuma nunca
está en mayúscula. Algunos sustantivos no afectan el sentido de un pasaje por
estar en mayúsculas o minúsculas, pero esto no es cierto con la palabra pneuma.
“Espíritu” con E mayúscula y “espíritu”
con e minúscula son dos cosas diferentes. Por lo tanto, cuando la
palabra pneuma es traducida “Espíritu” con E mayúscula es una interpretación y
no una traducción, y como tal no tiene mayor autoridad que la persona o
traductor que la hizo.
Los editores
de ediciones impresas del Nuevo testamento griego difieren entre sí en cuanto
al uso de las mayúsculas para la palabra pneuma. En otras palabras, ¿cuándo
debe traducirse pneuma “Espíritu” con E mayúscula y cuándo “espíritu” con e
minúscula? Recibimos poca o ninguna
ayuda de la Versión Reina-Valera o de los manuscritos griegos; y no podemos
recibir ayuda alguna de los textos griegos impresos ni del texto arameo
Peshitta.
En nuestra
Versión Reina-Valera la palabra pneuma se usa 386 veces. Se traduce con E
mayúscula, Espíritu-147 veces; e, espíritu-143 veces; espirituales-1 vez;
aliento-1 vez; viento-1 vez; demonios- 1 vez; y con la palabra hagion, santo,
se traduce Espíritu Santo 92 veces.
Si, sin
embargo, notamos diferentes formas de la palabra pneuma utilizadas en el Nuevo
Testamento y las variaciones de uso de esta palabra en su contexto en las
Escrituras, obtendremos un mejor entendimiento de las variaciones de
significado de la palabra pneuma. Es sólo entonces que obtenemos un entendimiento
más exacto del significado de pneuma.
Ya que Dios
quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir y tiene un significado para
todo lo que dice, no podemos traducir cada uso de las palabras griegas pneuma
hagion como “el Espíritu Santo” insertando el articulo “el” a voluntad cuando
no existe en los manuscritos ni en los texto griegos. Los traductores de cada
edición en español no sólo han añadido el articulo “el” sino que también se han
tomado la libertad de añadir una E o una S mayúscula a su antojo.
El plan de
este libro es dar a cada lector las palabras griegas en transliteración. En
esta forma el lector puede ver por sí mismo en letras españolas las palabras
exactas que aparecen en cada versículo de la Escritura en los textos antiguos
manuscritos griegos. Para información más detallada acerca de la exactitud
inherente e inequívoca de la Palabra de Dios en cada uno de los 386 versículos
donde la palabra pneuma está usada en el Nuevo Testamento, refiérase al
Apéndice III.
Cuando
consideramos la palabras griegas pneuma hagion sin el artículo “el” como se ve
en cincuenta pasajes en los textos griegos del Nuevo testamento, descubrimos
que estás palabras nunca son usadas en
el sentido de “el Espíritu Santo”, que es Dios el Donador. De tal forma pneuma
hagion, cuando se refiere a aquello que vino el día de Pentecostés, debe ser
traducido siempre con e minúscula y s minúscula. Pneuma hagion según se usa en
el Nuevo Testamento refiriéndose a aquello que se recibió en manifestación el
día de Pentecostés siempre se refiere a lo que el Donador, el Espíritu Santo,
Dios dio. Un versículo de Juan 3 ilustrará esto claramente.
Juan 3:6:
…lo que es
nacido del Espíritu, [el pneuma, Espíritu, Dios], espíritu [pneuma] es.
El Donador
es Dios, el Espíritu. Su don es espíritu. La negligencia en reconocer la
diferencia entre el Donador y Su don ha causado gran confusión en el campo de
estudio del Espíritu Santo como también en el entendimiento del nuevo
nacimiento.
El don
proveniente de El Espíritu Santo, el Donador, es pneuma hagion, espíritu santo,
poder desde lo alto, habilidades espirituales. Este poder es espíritu en
contraste a los sentidos. Espíritu es sagrado al contrario de la carne que es
llamada por Dios profana. Dios es Espíritu Santo y Dios sólo puede dar aquello
que El es; por lo tanto, el don proveniente del Donador es necesariamente
espíritu santo.
El don es
espíritu santo, pneuma hagion, que es una habilidad espiritual inherente,
dunamis, poder desde lo alto. Este don es “Cristo en vosotros, la esperanza de
gloria” con toda su plenitud.
Pneuma
hagion, según se usa en el Nuevo Testamento comenzando en el día de
Pentecostés, se refiere a aquello que es recibido en el momento de salvación y
a la recepción interna de las nueve evidencias o manifestaciones, llamadas
“dones” erróneamente.
La palabra
griega dunamis traducida “poder” no es poder manifestado, sino poder inherente
recibido, habilidad espiritual dada al creyente. Exousia, la palabra griega de
la cual obtenemos la palabra “ejercer”, es nuestra autoridad y derecho dados
por Dios como hijos renacidos de El para ejercer dunamis, que es poner nuestro
poder inherente en operación. Este poder, sin embargo, será manifestado solo
hasta el grado que nuestras mentes estén renovadas y que actuemos según lo que
ha sido recibido. Piensen de dunamis, poder, como la energía potencial recibida
cuando recibimos el espíritu santo, pneuma hagion. Es energía por dentro pero
sin hacer ningún trabajo. Por lo tanto no es de ningún uso práctico – como los
caballos de fuerza en un carro cuando el automóvil está detenido. Hay otra
palabra, energēmata que se traduce “operaciones” es Energēmata como la energía
cinética, que es dunamis en uso u operación. Las Escrituras dan nueve
operaciones, energēmata que son las operaciones de esta energía potencial,
dunamis, como poder. Cuando un creyente ejerce exousia, su total autoridad como
hijo de Dios, esta energía potencial, dunamis, es puesta a trabajar y entonces
es manifestada en el mundo exterior de los sentidos. Así pues el espíritu
santo, pneuma hagion, “poder desde lo alto”, es puesto en operación por la
voluntad del hombre que produce las manifestaciones del espíritu, siendo éstas
vigorizadas por el Espíritu Santo que es Dios.
Juan 14 fue
dicho antes de Pentecostés y habla sobre el espíritu.
Juan 14:17:
…porque mora
con vosotros, y estará en vosotros.
En el tiempo
de los acontecimientos de Juan 14 este pneuma hagion que estaba prometido no
había sido dado todavía. Justo antes de su ascensión, Jesús instruyo a los
apóstoles a no irse de Jerusalén, sino esperar allí hasta que el don de
espíritu santo hubiera sido vertido.
Hechos
1:4,5:
…que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días.
De tal
forma, sabemos que el recibir de pneuma hagion es lo mismo o es igual a “la
promesa del Padre”. Más instrucción es dada en Lucas.
Lucas 24:49:
…yo enviaré
la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de
Jerusalén, hasta que seáis investidos [vestidos o ataviados] de poder [dunamis,
habilidad espiritual] desde lo alto.
Por lo
tanto, pneuma hagion, “la promesa del Padre” es “poder desde lo alto”, y el
recibirlo es ser bautizado con el espíritu santo, pneuma hagion.
Ya estamos
claros en cuanto a exactamente qué vino el día de Pentecostés, y en cuanto al
significado absoluto de pneuma hagion como “poder desde lo alto”, que es poder
espiritual inherente, dunamis. Fue el don proveniente del Donador lo que vino
en Pentecostés, pneuma hagion, y debería ser entendido siempre como tal y
traducido con e y s minúscula.
Debemos
recordar constantemente que Pentecostés fue la primera vez en la historia de la
civilización que se hizo posible para cualquiera el ser renacido. Jesucristo
vino para hacer disponible el nuevo nacimiento. Este no estaría disponible
hasta que Cristo no cumpliera su misión. Si esto no fuera cierto, Cristo vivió,
murió y resucitó en vano, pues en ese caso todos hubieran podido renacer sin el
sacrificio de Cristo. Es seguro que no podemos tener algo antes de que esté
disponible y el nuevo nacimiento no estuvo disponible hasta Pentecostés.
Pentecostés empezó la Iglesia del Cuerpo y aquellos que renacieron por gracia
fueron los primeros miembros de la nueva comunión. Sin embargo, lo que ellos
habían recibido no fue completamente revelado hasta algunos años más tarde
cuando el “misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos”, fue
revelado a Pablo (Romanos 16:25,26; Efesios 3:5,9; 5:32; Colosenses 1:25-27; 1
Corintios 2:1-10).
En Hechos
leemos acerca del poder del espíritu
santo.
Hechos: 1:8:
…recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo [el hagion pneuma,
PODER DESDE LO ALTO, el don]…
La palabra
“recibir” también ha causado gran cantidad de confusión en el campo del
Espíritu Santo. Un problema de semántica ha surgido a causa de los diferentes
significados y las distintas usanzas de palabras. La palabra “recibir” puede
ser usada en el sentido de recibir algo espiritualmente como también recibir
algo en manifestación en el mundo de los sentidos.
Hay dos
palabras griegas traducidas “recibir” que deben ser definidas y entendidas con
exactitud. Estas palabras griegas son dechomai y lambanō. Cotejando cada uso en
el Nuevo Testamento, los siguientes son los significados exactos: dechomai es
un recibir subjetivo indicando que por la decisión propia de una persona algo
espiritual ha ocurrido; lambanō es un recibir objetivo indicando que por la
decisión de una persona ella manifiesta exteriormente aquello que ha sido
recibido interiormente. En otras palabras, recibir espiritualmente es dechomai,
y recibir en manifestación en el mundo de los sentidos lambanō. De tal manera,
uno puede recibir algo espiritualmente, dechomai, sin recibirlo en
manifestación, lambanō, en el mundo de los sentidos.
En Hechos 8:14 y 15 ambas palabras griegas
para “recibir” son usadas.
Hechos
8:14,15:
Cuando los
apóstoles…oyeron que Samaria había recibido [dechomai–espiritualmente] la palabra de Dios [en otras palabras,
estaban espiritualmente salvos, pues creían de acuerdo con los versículos 12 y
13], enviaron allá a Pedro y a Juan;
los cuales,
habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen [lambano – manifestaran
en el mundo de los sentidos] el Espíritu Santo [pneuma hagion];
Así pues,
podemos ver que el conocimiento de la palabra exacta es necesario para entender
el significado de la palabra “recibir”. Es posible recibir algo espiritualmente
sin nunca recibirlo en manifestación; sin embargo, uno debe recibir [dechomai]
espiritualmente antes de poder recibir en evidencia o manifestación [lambanō]
en el mundo de los sentidos. La palabra “recibir” en los versículos 17 y
19 de Hechos 8 es lambanō.*
Es de
muchísima importancia estar agudamente consciente de que el Espíritu, el
Donador, es Dios y que su don es poder desde lo alto.
Hechos 2:4:
Y fueron
todos llenos del Espíritu Santo [pneuma hagion, el don, poder desde lo alto], y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu [el pneuma, el Donador] les daba que hablasen.
El Espíritu
Santo, Dios, no fue con lo que fueron llenos, sino por quien fueron llenos, lo
que hizo posible que ellos hablaran en lenguas. Lo que ellos hablaron fue según
el Espíritu, el Donador, Dios, se los dio – no a sus mentes sino a su pneuma,
espíritu, que fue Su Don. Una vez dado por Dios y recibido por el hombre, el
don se convierte en la responsabilidad del recipiente, de este modo es el
espíritu del creyente.
La Palabra
de Dios se refiere al espíritu santo, pneuma hagion, que fue recibido
espiritualmente y recibido en manifestación en el mundo de los sentidos el día
de Pentecostés, en varios diferentes términos: “la promesa del Padre”, “el
poder desde lo alto”, ser bautizado con el Espíritu Santo, “el don de
Dios”. Este libro expone a sus lectores
el estudio y la explicación de este don.
________________________________________________________________________________
*Ver
Apéndice I, para todas las referencias de escrituras en el Nuevo Testamento
donde lambanō o dechomai son usadas.
PRIMERA
SECCION
Esta sección
está principalmente diseñada para ayudar a recibir el don proveniente del
Espíritu Santo al que lo busca. Muchos han anhelado recibirlo, y he tratado de
presentar este tema de la recepción de este magnífico poder para que todos los
que sinceramente deseen recibir el espíritu santo lo pueden hacer.
Confío en
que la sencillez de este estudio será su mejor recomendación. Conociendo los
enredos de doctrinas religiosas sobre el Espíritu Santo, he sido librado de
aquellas confusiones, saliendo de ellas con la convicción y la certeza de que
la verdad, toda la verdad, es básicamente fácil de entender. Las vestimentas
oscuras de la teología encubren la sencillez de la Palabra. Sin embargo, les
aseguro que este estudio no ha sido simplificado demasiado, porque aquello
inclinaría hacia el error. Al cumplir con la exhortación bíblica de hacernos
como niños, podemos recibir en manifestación la plenitud del poder proveniente
del Espíritu Santo.
CAPÍTULO 1
El Don
proveniente del Espíritu Santo
¿Ha recibido
usted espíritu santo, el poder desde lo alto? Muchos cristianos creen que pneuma
hagion, espíritu santo, se recibe automáticamente en el momento de salvación.
Ellos creen que cuando una persona confiesa a Jesucristo como su señor y
salvador personal, esa persona recibe vida eterna que es pneuma hagion,
espíritu santo. Esta no es toda la verdad. Aparentemente hay algo más después
de la salvación para que el cristiano reciba en manifestación, lambanō.
Cuando les
hablaba a los apóstoles, Cristo hizo una distinción entre el espíritu estando
con ellos y estando en ellos. Juan 14:17, hablando antes de Pentecostés, dice
del pneuma “…porque mora con vosotros [tiempo presente activo] y estará en
vosotros [tiempo futuro]”. Como el pneuma, el espíritu del nuevo nacimiento, y
como pneuma hagion, el poder desde lo alto, el espíritu entró en los apóstoles
en Pentecostés.
Sin la
intervención del Espíritu Santo nadie puede ser salvo. Después de la conversión
o salvación, sin embargo, la Palabra de Dios claramente enseña que hay un acto
de recibir en manifestación el espíritu santo. El propósito primordial de
recibir el espíritu santo en manifestación es darnos poder para la vida
abundante. Como dice Hechos 1:8: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo [el hagion pneuma]”.
El acto de
recibir en manifestación pneuma hagion después de ser salvos está expuesto
claramente en Hechos
Hechos
8:14-19:
Cuando los
apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra
de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan;
los cuales,
habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo [pneuma
hagion];
porque aún
no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido
bautizados en el nombre de Jesús.
Entonces les
imponían las manos, y recibían [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion].
Cuando vio
Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu
Santo [el pneuma el hagion], les ofreció dinero,
diciendo:
Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las
manos reciba [lambano]el Espíritu Santo [pneuma hagion].
La gente de
Samaria a quien Felipe le había predicado el evangelio estaba salva, y sin
embargo ni uno recibió en manifestación el poder desde lo alto, pneuma hagion.
Pero cuando Pedro y Juan les impusieron las manos los samaritanos recibieron en
manifestación.
En la
situación en Samaria tenemos evidencia clara y concisa de que aquellos que
estaban salvos necesitaban recibir en evidencia en el mundo de los sentidos el
espíritu santo, pneuma hagion. Había disponible algo más de lo que ellos habían
recibido en el momento de su salvación. Esta bendición espiritual añadida era
su derecho legal de acuerdo con el mandato dado en el día de Pentecostés.*
Al hablar a
los efesios, Pablo estaba interesado solamente en un asunto: “¿Recibisteis
[lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion] cuando creísteis?”
Hechos
19:1-6:
Aconteció
que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las
regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos,
les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu Santo [pneuma hagion] cuando creísteis? Y ellos le
dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo [pneuma hagion].
Entonces
dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.
________________________________________________________________________________
*Hechos
2:38,39: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón [remisión] de los pecados; y recibiréis el don
del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos,
y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”.
Dijo Pablo:
Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen
en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
Cuando
oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Y
habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo [el
pneuma hagion]; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
Pablo
contaba con que los creyentes recibieran el espíritu santo en manifestación.
Primero fueron instruidos por Apolos sobre Jesucristo, y cuando creyeron,
fueron salvos. Más tarde Pablo les impuso las manos y recibieron en
manifestación pneuma hagion, espíritu santo, el poder desde lo alto, y hablaron
en lenguas y profetizaron.
Es una
verdad comúnmente aceptada entre personas que creen en la Biblia que la era de
la Iglesia empezó en Pentecostés. Pedro predicó el primer sermón en los anales
de la Iglesia el día de Pentecostés y a la conclusión del mensaje la gente
respondió diciendo: “¿qué haremos?”
Hechos 2:38:
Pedro les
dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados; y recibiréis [lambano] el don del Espíritu Santo
[pneuma hagion].
Este
procedimiento, dado por Pedro bajo la dirección del Espíritu Santo, es la orden
para la era de la Iglesia del Cuerpo. La explicación es evidente por sí misma
si tomamos la Palabra como está escrita sin sacarla de contexto.
De acuerdo
con Hechos 1:4 y 5, Jesús ordenó a sus apóstoles a recibir el espíritu santo,
pneuma hagion. En Mateo 28:19 y 20, Jesús instruyó a sus discípulos a ir y
enseñar “todas las cosas que os he mandado”. El les ordenó que esperasen hasta
que hubieran sido investidos con el espíritu santo, poder desde lo alto, que
vendría en Pentecostés. Después de esto, después de Pentecostés, debían ir y
enseñar a otros. Los creyentes desde ese momento (Pentecostés) en adelante no
han de esperar a que el espíritu santo sea dado, sino que han de recibir el
espíritu santo que fue dado en Pentecostés. Esta promesa es para todos y a
todos los creyentes. Hechos 2.39 dice: “Porque para vosotros es la promesa, y
para vuestros hijos, y para todos lo que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llamare”. De nuevo tenemos una orden directa en Efesios 5:18 que
amonesta: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien
sed llenos del Espíritu [pneuma]”.
Cuando la
Palabra de Dios da una orden directa, nosotros que somos de Cristo debemos
creer y obedecer. Tenemos también la enseñanza clara de Pablo sobre el tema.
Pablo dice por revelación en 1 Corintios 14:5: “Así que, quisiera que todos
vosotros hablaseis en lenguas…” 1 Corintios 14:13 dice: “…el que habla en
lengua extraña, pida en oración [crea] poder interpretarla”. Pablo establece en
1 Corintios 14:37 que si algún hombre se cree profeta, o espiritual, “reconozca
que lo que os escribo son mandamientos del Señor”.
En la Escritura
también se dan otras razones por las cuales debemos recibir el espíritu santo:
para tener poder para servicio cristiano, poder para vida cristiana y poder
para testificar eficazmente.
Hay poder
potencial en el agua de las Cataratas del Niágara, pero es poder desenfrenado a
menos que el gran dínamo lo convierta en energía utilizable. Si usamos nuestras
habilidades espirituales dadas por Dios, entonces seremos testigos eficaces de
Su poder desde lo alto, al ser Su habilidad liberada por nosotros.
Juan
16:13-15:
Pero cuando
venga el Espíritu [el pneuma] de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque
no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir.
El me
glorificará; porque tomará [lambanō] de lo mío, y os lo hará saber.
Todo lo que
tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará [lambanō] de lo mío, y os lo hará saber.
El Espíritu
Santo dará revelación a aquellos llenos con pneuma hagion, y de ese modo guiará
a toda la verdad, no a la verdad a medias, pues es la verdad total la que
libera a los hombres.
La
declaración de Jesús a los apóstoles de que el Espíritu Santo “os hará saber
las cosas que han de venir” ciertamente incluye abrir la Palabra por revelación
divina. La declaración: “El me glorificará”, quiere decir que El nos hará
capaces de ver más claramente a Cristo glorificado; y si renovamos nuestras
mentes seremos más como él, seremos formados a semejanza del salvador como nos
revela Gálatas 4:19. 1 Juan también establece esta verdad.
1 Juan 3:2
Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es.
Nosotros
algún día, en la venida gloriosa del señor, seremos como él. Hasta que ese día
llegue en la plenitud de los tiempos, tenemos el bendito privilegio de recibir
pneuma hagion en manifestación. Este poder desde lo alto está en nosotros con
el propósito de que podamos ser forjados a la semejanza de nuestro
bienaventurado señor y salvador y redentor cada vez más, día tras día.
Romanos
8:11:
Y si el
Espíritu [el pneuma] de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu [pneuma] que mora en vosotros.
Aquellos que
han recibido el espíritu santo saben que esto es cierto ahora, y que será
cierto a mayor escala en el momento de su venida.
La única
forma en que podemos obtener la victoria sobre los deseos carnales del cuerpo y
la carne está expresada en Romanos.
Romanos
8:13:
Porque si
vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu [pneuma] hacéis
morir las obras de la carne, viviréis.
Después de
recibir el espíritu santo tenemos el poder desde lo alto dentro de nosotros
para ayudarnos en nuestra debilidad y en nuestra flaqueza. El espíritu santo
nos ayuda en nuestras oraciones haciéndonos capaces de orar eficazmente y
haciendo posible oraciones respondidas.
Romanos
8:26,27:
Y de igual
manera el Espíritu [el pneuma] nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos
de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu [el pneuma] mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Mas el que
escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu [el pneuma],
porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Con toda
esta evidencia obtenida de la Palabra de Dios y con las bendiciones que
acompañan el recibir el poder desde lo alto, ninguna persona salva debería
rehusar el manifestar el mismo espíritu santo que los apóstoles y discípulos
recibieron. Conmueve mi alma el tener
esta maravillosa bendición adicional y alabo Su nombre ya que creyendo extendí
la mano y recibí.
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