miércoles, 29 de octubre de 2014

UN ESTUDIO DE HECHOS 19
Capítulo 10 de "Recibiendo el espíritu santo hoy"
Por V.P. Wierwille

Un quinto y último pasaje en Hechos (la Palabra de Dios) con respecto al recibimiento del espíritu santo por parte de cualquiera o de cualquier grupo se encuentra en Hechos 19.

Ya hemos visto el descubrimiento progresivo de las verdades con respecto a recibir el don proveniente del Espíritu Santo en Hechos 2 donde los doce apóstoles recibieron; Hechos 8 donde “medio-judíos”, los samaritanos, recibieron; Hechos 9 contiene el pasaje en el cual un individuo, Pablo, recibió, habiendo sido ministrado por un discípulo llamado Ananías; y luego, en Hechos 10, los gentiles recibieron. Ahora llegamos al pasaje final en Hechos 19.

Para entender Hechos 19 debemos empezar a leer Hechos 18.


Hechos 18:24,25:
Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría,* varón elocuente, poderoso en las Escrituras.

Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso [fervoroso espiritualmente o entusiásticamente espiritual], hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan.

Apolos era un hombre poderoso en las Escrituras; era elocuente; había sido instruido en el camino del Señor, pero sólo hasta un grado limitado. El conocía el bautismo de Juan, que era un bautismo de agua, pero no conocía acerca de la manifestación del espíritu santo. Apolos viajó a Éfeso.

Versículo 26:
Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila…

Aquila y Priscila eran un matrimonio que había salido de la ciudad de Roma a causa de la persecución y había venido a Éfeso. Allí oyeron a Apolos hablando de la Palabra de Dios.

Versículo 26:
… le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.

¡Qué maravilloso es eso! Apolos era elocuente y poderoso en las Escrituras, sin embargo era lo suficientemente humilde como para escuchar y aprender de estos simples discípulos a medida que ellos “le expusieron más exactamente el camino de Dios”.  Aquila y Priscila entendían la Palabra de Dios aun mejor que Apolos, así que cuando oyeron a Apolos predicar y enseñar el nuevo nacimiento pero no las manifestaciones del espíritu santo, se hicieron cargo de explicarle las grandes verdades pertenecientes al Espíritu Santo y a Su don.

Versículos 27, 28:
Y queriendo él [Apolos] pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos [en Acaya] que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído [antes en Acaya];

porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.

Apolos había estado en Éfeso y les había hablado acerca del Señor Jesucristo, probando de las Escrituras que Jesús era el Cristo. Alguna de la gente había creído. Aquila y Priscila le habían expuesto la Palabra de Dios más perfectamente a Apolos y entonces él había ido a Acaya, específicamente a Corinto. Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo pasó por Éfeso.

Hechos 19:1,2:
Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos,

les dijo: ¿Recibisteis [lambanō] el Espíritu Santo [pneuma hagion] cuando creísteis?...

Pablo interrogó a estos discípulos que habían sido ganados para el señor y renacidos bajo el ministerio de Apolos. Les preguntó si habían recibido el don, pneuma hagion, en manifestación cuando o desde que habían creído. Aquí la palabra “recibisteis” es lambanō. El sabía que habían recibido espiritualmente, dechomai. Así que Pablo les preguntó: “Recibisteis, lambanō; manifestasteis pneuma hagion?”

Versículo 2:
… Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo [pneuma hagion].

Ellos habían oído acerca del Espíritu Santo que es Dios; pero no habían oído acerca de recibir en manifestación el don proveniente del Espíritu Santo. Cuando Apolos estaba ministrando en Éfeso, él sólo podía enseñar y sólo enseñó lo que él conocía y entendía, pues ningún hombre puede enseñar más allá de lo que conoce. Ningún hombre puede guiar a nadie más allá de donde él mismo ha sido guiado. Es por esto que hoy mucha gente renacida del Espíritu de Dios no está manifestando el poder proveniente del Espíritu Santo. No han sido enseñados correctamente. No entienden. A algunos no les interesa entender, pero muchos de ellos se acercarían a esta mayor luz si estos mismos “Apolos” –los líderes, los maestros, los ministros- supieran y fueran capaces de ayudar a otros a recibir el don proveniente del Espíritu Santo. Hoy hay creyentes que tendrían que responder a la pregunta de Pablo del mismo modo que lo hicieron estos discípulos de Éfeso: “Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo”.

Versículo 3-5:
Entonces dijo [Pablo]: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.

Dijo Pablo [a estos discípulos en Efeso]: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.*

Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

En estos versículos Pablo interroga a la gente acerca del ministerio de Apolos. Pablo sabía que ellos habían renacido antes que él llegara porque se dirigió a ellos como creyentes y los instruyó con respecto al bautismo que habían experimentado. Pero percibió que todavía no había evidencia exterior o manifestación de la realidad espiritual y presencia de Jesucristo.

El próximo versículo nos dice del ministerio de Pablo a aquellos discípulos.

Versículo 6:
Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo [el pneuma el hagion, refiriéndose al don]; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

Apolos había guiado a esta gente en Efeso a la salvación, pero, no sabiendo acerca de las manifestaciones del espíritu santo, no sabía cómo guiarlos a producir la evidencia del espíritu santo. El mismo Apolos no había tenido esta experiencia así que su ministerio estaba limitado a lo que él conocía.

Lo que le había pasado a los efesios aún sucede hoy en día. Mucha gente ha nacido de nuevo, pero no manifiestan ninguna evidencia en el mundo de los sentidos de que son renacidos del Espíritu de Dios. En otras palabras, no operan el hablar en lenguas, interpretación de lenguas, profecía, palabra de ciencia o sabiduría, discernimiento de espíritus, fe, milagros y dones de sanidad. Estas manifestaciones del espíritu son la evidencia externa del nuevo nacimiento – el poder proveniente del Espíritu Santo.

De modo que Pablo les impuso las manos a estos nuevos creyentes. ¿Por qué les impuso las manos? Por revelación, indicando recibir revelación de Dios acerca de qué hacer con respecto a estos cristianos que no habían puesto en evidencia el don proveniente del Espíritu Santo. Pablo les impuso sus manos y recibió revelación, y el pneuma hagion fue manifestado. Estos discípulos que habían sido renacidos tan recientemente ahora recibieron en manifestación el poder del espíritu santo pues hablaron en lenguas. ¿Quién habló? Ellos hablaron. Ellos movieron sus labios, garganta y lenguas; ellos hicieron sonidos. El idioma que hablaron fue lenguas. Ellos hablaron, pero lo que hablaron fue según el Espíritu les daba que hablasen.
Aquí por primera vez en el libro de Hechos, tenemos en evidencia una manifestación más, a saber, profecía.

Hechos 19:6,7:
Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.

Eran por todos unos doce hombres.

Hay sólo cinco pasajes en la Palabra de Dios con respecto a cualquier individuo o grupo de gente recibiendo el espíritu santo, pneuma hagion, en manifestación. Los cinco, de los cuales éste es el quinto y último, se encuentra en el Libro de Hechos capítulos 2, 8, 9,10 y 19. A medida que consideramos estos recuentos, encontramos verdades maravillosas para compartir con la gente de Dios.

En cada uno de estos pasajes concernientes al recibimiento del don proveniente del Espíritu Santo, está declarado específicamente, o se da a entender tan claramente que no puede escaparse a la vista, que cuando la gente era renacida, era llena del espíritu santo, hablar en lenguas era la manifestación externa de la realidad y presencia interna del don. En los cinco pasajes esta manifestación exterior era la prueba de la realidad de su experiencia.

Nadie puede manifestar el poder hasta que haya recibido el don. El don de Dios es el nuevo nacimiento, el recibimiento del espíritu santo, pneuma hagion, que es la obra de Dios quien es Espíritu Santo. Una vez que hemos recibido el don, espíritu santo, que es “Cristo en vosotros”, tenemos la habilidad dada por Dios de llevar a cabo el acto de manifestar el don hablando en lenguas según el Espíritu nos da que hablemos.

No hay ninguna escritura que enseñe que cuando la gente es renacida no habla en lenguas. La Palabra enseña justamente lo contrario. El don del espíritu santo debe ser manifestado exteriormente. No son las obras del hombre las que se deben manifestar. Un hombre puede ser sumergido, ir a la iglesia, decir  “Aleluya”, parecer religioso y ser devoto, pero eso no es prueba de que ha nacido de nuevo y que ha sido lleno del espíritu santo.

Es importante repetir que no hay ningún pasaje en la Biblia que enseñe que los creyentes que son renacidos del Espíritu de Dios no pueden o no hablan en lenguas. Ya que todos los pasajes en el Libro de Hechos indican claramente que era la voluntad de Dios para aquellos que nacían de nuevo hablar en lenguas y que ellos sí hablaron en lenguas, entonces esto nos obliga a aquellos de nosotros que nos llamamos cristianos a creer la Palabra de Dios y llevar a cabo Su voluntad en estos asuntos. Así pues, nosotros también andaremos en las grandes manifestaciones del poder de Dios.

¿A dónde iremos si no a la Palabra de Dios cuando queremos saber la voluntad de Dios? No podemos ser llevados por lo que dicen los hombres ni por lo que enseñan las diferentes escuelas de aprendizaje. Debemos ir a la precisión literal de la Palabra de Dios. Dondequiera que la Palabra de Dios menciona hablar en lenguas, dice que ellos hablaron “las maravillas de Dios” o que “magnificaron a Dios”. Cuando una persona opera esa manifestación del don, es imposible hablar otra cosa que no sea las maravillas de Dios y de este modo magnificar a Dios. Necesitamos volver a la Palabra de Dios. No debemos escuchar y actuar bajo las opiniones negativas, y muchas veces extraviantes, de la gente. Debemos creer y vivir por la Palabra revelada y el poder revelado de Dios si vamos a complacerlo.



*En los principios de la era de la Iglesia había dos escuelas principales de aprendizaje. Antioquía en Siria y Alejandría en Egipto. El centro griego de aprendizaje el Alejandría, donde Apolos vivía y fue educado, no tenía el conocimiento completo con respecto al espíritu santo que era conocido en Antioquía y por lo tanto a través de la región incluyendo a Éfeso.



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