LA FE VIENE
POR EL OÍR LA PALABRA DE DIOS
Capítulo 18
de "Poder para la vida abundante"
Por V.P.
Wierwille
Cuando se le
dio dominio al Diablo y el hombre se volvió un ser de cuerpo y alma, ¿qué le
pasó a la relación del hombre con Dios?
Efesios 2:11,12:
Por tanto,
acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne,
erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la
carne.
En aquel
tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los
pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Ellos
estaban sin Dios porque cuando el hombre pecó perdió su espíritu, su relación
innata con Dios. El hombre, estando sin espíritu, estaba sin Dios y sin
esperanza en este mundo.
Efesios 2:1:
Y él os dio
vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.
¿Qué quiere
decir muertos? El hombre parecía estar vivo. Tenía cuerpo y alma pero estaba
muerto en delitos y pecados porque no tenía espíritu. Salmos dice que todos los
hombres son concebidos y nacen en pecado. Esto no quiere decir que los padres
fueron pecaminosos en la forma en que tuvieron relaciones. El hombre es
concebido y nace en pecado porque no tiene espíritu.
Teniendo
solamente cuerpo y alma, ¿cómo vuelve a tener un hombre natural una conexión
con el mundo espiritual? Las cosas espirituales sólo se pueden conocer por el
espíritu, así como las cosas del reino natural sólo se pueden conocer por los
cinco sentidos. Puesto que el hombre no puede conocer a Dios, ¿Cuál es el
puente que se extiende sobre el abismo que hay entre el hombre natural y Dios?
El puente es la fe.
Pero el
hombre natural no tiene fe porque la fe es un elemento espiritual. ¿Cómo
entonces consigue fe para sobrepasar ese abismo?
Romanos
10:17
Así que la
fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
La fe viene
al hombre natural por el oír. El hombre de cuerpo y alma puede oír. El hombre
tiene libre albedrío, y tiene una mente, de modo que puede creer si lo quiere.
“Así que la
fe es por el oír…” ¿Por oír qué? ¿Lo que dice Juan o Enrique? ¿o lo que dicen
“Selecciones”, o “Bohemia”, o “Vanidades” o ”Panorama”? La fe no viene de esa forma. La fe viene por oír
una cosa-la Palabra de Dios.
Antes de ir
más adelante clarifiquemos la diferencia entre las dos palabras “fe” y
“creencia”. Estas dos palabras no son sinónimas a pesar de que la Reina-Valera
y otras traducciones las han usado intercambiadamente. La fe es una realidad
espiritual interna, mientras que la creencia es una acción de la mente humana.
El hombre natural de cuerpo y alma puede creer; pero el hombre natural no puede
tener fe.
Gálatas
3:22:
Más la
Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en
Jesucristo fuese dada a los creyentes.
El hombre
natural de cuerpo y alma, el hombre que no ha sido salvo, no tiene fe. La fe es
espiritual y el hombre natural no la puede tener. Pero el hombre de cuerpo y
alma puede creer.
Gálata 3
continúa: “Pero antes que viniese la fe…” entonces tiene que haber habido un
tiempo en que la fe no existía.
Gálatas
3:23,24:
Pero antes
que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados bajo la ley,
encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
De manera
que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a [hasta] Cristo, a fin de que
fuésemos justificados por la fe.
La ley fue
el ayo hasta Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe, ¿la fe de
quién? La fe de Jesucristo. Nosotros, hombres naturales de cuerpo y alma,
debemos ser justificados por la fe.
Gálatas
3:25:
Pero venida
la fe, ya no estamos bajo ayo.
Desde que
vino la fe, ya no estoy bajo la ley porque Cristo fue el fin de la ley.
Si la fe
vino por Jesucristo, ¿hubo fe en el Antiguo Testamento? ¿Hubo entonces fe en los
Evangelios? No pudo haber habido porque Jesucristo vino a hacerla disponible, y
la ley no fue cumplida completamente hasta Pentecostés. Absolutamente nadie
podía tener fe hasta que Jesucristo hizo la fe disponible.
Jesús no la
trajo cuando nació en Belén; no la trajo cuando murió en la cruz; la trajo
cuando todo fue cumplido en el día de Pentecostés. No hay fe en los Evangelios
o en el Antiguo Testamento. Cuando leemos la palabra “fe” antes del libro de
Hechos, estamos leyendo simplemente un error en traducción. ¿Cuántas veces
piensa usted que la palabra “fe” aparece en el Antiguo Testamento en la Versión
Reina-Valera? Solamente aparece tres veces: en Números 35:30, Isaías 57:11 y en
Habacuc 2:4. Leyendo “fe” en contexto, uno verá que quiere decir ya sea
“fidelidad”, “constancia” o
“testimonio”. Hay una vasta diferencia entre ser fiel y tener fe. La mayoría de
la gente piensa que hay fe en el Antiguo Testamento por causa de Hebreos 11:
“Por la fe Noé”, “Por la fe Abraham”, “Por la de Isaac”, “Por la fe Jacob”,
“Por la fe Sara”. Sin embargo en el Antiguo Testamento no dice que Abraham tuvo
fe. Dice que Abraham creyó a Dios, Isaac creyó a Dios, Jacob creyó a Dios.
Estos hombres tenían cuerpo y alma; podían creer pues tenían una mente; podían
oír la palabra; podían ver los Diez Mandamientos y creer lo que veían. Gálatas
3:6 dice de Abraham: “Abraham creyó a Dios, y
le fue contado por justicia”. Hebreos 11 debería, con exactitud, leerse:
“Por creencia Noé”, “Por creencia Abraham”; “Por creencia Isaac”, y así
sucesivamente.
En el
antiguo Testamento, Dios cubría sus pecados. Los miembros de la Iglesia de
Gracia no tiene sus pecados cubiertos: éstos son completamente lavados. El nos
limpia. Dios nos puede limpiar porque una cosa he venido a ser y esa es la fe.
Romanos
10:4:
Porque el
fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Cuando el
hombre de cuerpo y alma oye la Palabra de Dios y cree lo que oye, Romanos 10:9,
recibe la “fe de Jesucristo” y justicia.
Romanos
3:22:
La justicias
de Dios por medio de la fe en [de] Jesucristo, para todos lo que creen en él…
¿Cuánta fe
es la fe de Jesucristo? Es justamente lo que uno recibe, ni más ni menos. ¿Cómo
puede conseguir más fe una persona cuando la Palabra dice que la “fe en [de]
Jesucristo [es] para todos los que creen en él”?
Romanos
12:3:
Digo, pues,
por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga
más alto concepto de sí que el que deba tener, sino que piense de sí con
cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
¿Cuál
es esa medida de fe que Dios reparte a
cada uno cuando cree? La Palabra dice que es la fe de Jesucristo.
Gálatas
2:16:
Sabiendo que
el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de
Jesucristo.
No somos
justificados por las obras de la ley; somos justificados por la fe de
Jesucristo.
Gálatas
2:20:
Con Cristo
estoy juntamente crucificado [El texto original es: Con Cristo fui juntamente
crucificado.] y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí.
Cuando
Cristo fue crucificado, yo fui crucificado juntamente con él, sin embargo,
todavía vivo -cuerpo y alma. No solamente tengo cuerpo y alma, sino que tengo
espíritu cuando soy nacido de nuevo. Y ahora no vivo por mis sentidos, sino por
la fe de Jesucristo que me es dada espiritualmente. Simplemente utilizo mis
sentidos para poner en operación esa fe.
Observe
Efesios 2:8. “Porque por gracia [favor divino] sois salvos por medio de la fe…”
¿La fe de quién? No la mía propia, sino la fe de Jesucristo la cual es el
puente que se extiende sobre el abismo que hay entre el hombre natural de
cuerpo y alma y Dios que es Espíritu.
Efesios
2:8-10:
Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe [La fe de Jesucristo es el don de Dios
para cada hombre cuando él cree en el Señor Jesucristo]; y esto no de vosotros,
pues es don [proveniente] de Dios;
No por obras
[Si la salvación es por gracia, no puede ser por obras], para que nadie se
gloríe.
Porque somos
hechura suya [de Dios], creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Cuando este
hombre natural de cuerpo y alma oye la Palabra de Verdad y cree, recibe la fe
de Jesucristo. Una persona nunca puede recibir o alcanzar más fe que eso.
Cuando una persona recibe esta fe. Se hace miembro de una familia. Dios es el
Padre y nosotros sus hijos.
Gálatas
6:10:
Así que,
según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la
familia de la fe.
¿Quiénes
forman la familia de la fe? Aquellos a quienes ha sido dada la fe de Jesucristo
porque han creído.
Digamos que
yo no he sido salvo; soy un hombre natural de cuerpo y alma. Oigo la Palabra;
creo lo que oigo. Y, cuando creo. Dios implanta en mí la fe de Jesucristo, la
cual es “para todos los que creen en él”. Puesto que Dios ha puesto esta fe en
mí, soy ahora de la familia de la fe. Dios es mi padre; yo soy su hijo.
¿Cómo debemos
tratar a los miembros de la familia de la fe? La Palabra de Dios dice que
debemos hacer mayormente el bien a los de la familia de la fe. Frecuentemente,
en nuestro dominio terrenal, hacemos el bien a todos los que están fuera de la
familia; dentro de la familia, actuamos con poco cariño entre uno y otro. Los
cristianos también parece que no pueden llevarse bien entre sí. Estamos siempre
peleando sobre si tenía o no tenía ombligo Adán, o si podrían o no podrían seis
ángeles sentarse en la cabeza de un alfiler, o si deberíamos marchar sobre la
capital o alejarnos de la capital. Los cristianos no son buenos el uno con el
otro en lo más mínimo. Y sin embargo la Palabra dice que debemos ser
especialmente buenos con la familia de la fe. ¿Por qué? Porque es la familia de
Dios y nosotros por lo tanto tenemos tanto en común.
Tito 1:4:
A Tito,
verdadero hijo en la común fe…
“La común
fe” es esa fe que es común a todo creyente nacido de nuevo. Es la fe de la
familia.
Tito 1:13:
…Por tanto,
repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe.
Asegúrate de
que los hijos de Dios estén actuando apropiadamente como una parte de la
familia de la fe.
Hay otras
clases de fe en la Biblia además de la fe de la familia. Una vez que nos hemos
vuelto miembros de la familia de la fe, podemos entonces operar la
manifestación de fe (creencia) de modo que nosotros podamos vivir con el poder
de Dios. La manifestación de fe (creencia) es creencia especial de mente
renovada de acuerdo a las manifestaciones de revelación. Renovar la mente de
uno consiste en poner la Palabra de Dios en la mente y luego vivirla.
La
manifestación de fe (creencia) es llamada frecuentemente uno de los “dones” del
Espíritu. No son dones del Espíritu; son manifestaciones del espíritu, según se
relata en 1 Corintios 12. La manifestación de la fe es la manifestación de
creencia.
Gálata
revela otro tipo de fe y esa fe es un fruto del espíritu. Buen fruto viene del
buen cultivo. Para cultivar uno usa buen fertilizante o alimento natural para
las plantas. Gálatas 5 habla de nuestros jardines espirituales personales.
Gálatas
5:22,23:
Mas el fruto
del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre,
templanza; contras tales cosas no hay ley
Este es el
fruto del espíritu. Note que la palabra “fruto” está en singular. Está dicho de
esa forma porque están todos en un grupo o en un racimo, como las uvas.
Gálatas: 5:22 no dice, como dicen muchos comentarios, que el amor es un fruto
de las buenas obras. Cuando dice “fruto del Espíritu” quiere decir fruto del
espíritu. Si hubiera querido decir fruto de las buenas obras habría dicho fruto
de las buenas obras.
Uno produce
fruto del espíritu por la operación de las manifestaciones del espíritu. La
persona que tiene la fe de Jesucristo tiene la habilidad para operar las nueve
manifestaciones. El puede hablar en lenguas, puede interpretar, puede
profetizar, puede operar la palabra de ciencia, la palabra de sabiduría, el
discernimiento de espíritus, fe (creencia), milagros y sanidades.
Los varios
tipos de fe son: (1) creencia, (2) fe de Jesucristo, (3) fe de familia, (4)
manifestación de fe (creencia), (5) fe fruto del Espíritu. Debemos estar alerta
a los varios usos de esta palabra si vamos a dividir correctamente la Palabra
de Verdad.
Fue una gran
revelación para mí cuando descubrí que nunca en la Palabra de Dios se le dice a
la Iglesia que tenga fe. ¿Por qué? Porque ser nacido de nuevo del espíritu de
Dios es tener la fe de Jesucristo. Somos renacidos del espíritu de Dios, somos
hechura suya, tenemos la fe de Jesucristo. No podemos obtener más fe que eso.
Todo creyente renacido tiene fe igualmente medida. Si Dios le hubiera dado a
usted más fe cuando usted fue salvo que lo que yo recibí, entonces Dios hace
acepción de personas, lo cual, por supuesto, es una contradicción a la Palabra
de Dios. El hijo más joven en la familia de Dios tiene la misma cantidad de fe
que el santo más viejo. Todos tienen la fe de Jesucristo. Puesto que la mayoría
de la gente que ha nacido de nuevo del Espíritu de Dios no sabe que tienen la
fe de Jesucristo, no la pueden usar.
Esto explica
la diferencia aparente en la gente cristiana: por qué un creyente es, para así
decirlo, un cristiano anémico mientras otro creyente se convierte en un
cristiano muy saludable o robusto. Ambos tiene la misma fe, pero uno alcanza un
plano más alto de vida cristiana que el otro porque sabe más, cree más, y por
lo tanto, opera mas. La anemia cristiana viene de ser enseñado poco, creer
menos, y operar menos aun. La persona que cree más, recibe abundantemente; el
otro, que cree poco, recibe en proporción. Nunca se recibe hasta que primero se
cree.
El Antiguo
Testamento y los Evangelios son acerca de hombres que existieron solamente por
sus cinco sentidos. Solamente podían entender y creer aquello que podían ver
pues la fe no había venido todavía.
Juan 6:30:
Le dijeron
entonces [a Jesús]: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos?
¿Qué obra haces?
En los
Evangelios, la fe no había venido todavía de modo que los hombres tenían que
ver primero y entonces creerían. No podían entender nada excepto aquello que
estaba en el mundo de los sentidos. Otro ejemplo de esto se da en Juan 20:8
cuando dos discípulos vieron la tumba vacía de Jesús.
Entonces
entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y
creyó.
Era un
hombre de conocimiento por los sentidos el que vio la tumba vacía. El vio y
entonces creyó. Otro ejemplo familiar se encuentra en Juan 20.
Juan
20:24-29:
Pero Tomás,
uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
Le dijeron,
pues, los otros discípulos [a Tomás]: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no
viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los
clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Ocho días
después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó
Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a
vosotros.
Luego dijo a
Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Entonces
Tomás respondió y le dijo: !Señor mío, y Dios mío!
Jesús le
dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y
creyeron.
Hasta el día
de Pentecostés, la gente vio y entonces creyó. Hoy en día nosotros creemos
primero y entonces vemos.
A aquellos
que viven en Pentecostés y después de Pentecostés durante la Administración de
la Iglesia, Romanos 10 les da los pasos para salvación.
Romanos
10:9,10:
Que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con
el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
El hombre
que confiesa a Jesús como señor y cree que Dios levanto de los muertos recibe
salvación. Cree primero y entonces recibe.
2 Corintios
4:18
No mirando
nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se
ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Cualquier
cosa que se puede ver está en la categoría de los sentidos; y las cosas de los
sentidos son siempre temporales. Pero aquello que usted no puede ver -el
espíritu de Dios, la fe de Jesucristo, la justicia de Dios, justificación, santificación-
todas estas son las cosas que son eternas.
¿Cómo puede
un hombre de cuerpo y alma conseguir la fe de Jesucristo? ¿Cómo puede conseguir
la justificación de Dios, redención y santificación? La respuesta es simple.
Para recibir todo esto de Dios debemos hacer una cosa-creer. La siguiente
pregunta es: ¿Qué debemos creer?
Para
responder esto, debemos ver primero lo que Dios efectuó en Cristo, lo cual a su
vez Cristo efectúa dentro de nosotros a medida que nosotros, de cuerpo y alma,
creemos.
Jesucristo
era el plan de Dios desde el principio para manifestar a Dios, que es Espíritu,
en el nivel de los sentidos, de modo que el hombre de conocimiento por los
sentidos pudiera ser redimido. Dios en su presciencia sabía que Adán y Eva
pecarían y que El tendría que mandar a su Hijo para redimir a la humanidad.
Dios, siendo consistente y observante de la ley, tenía que obrar dentro de un
marco legal para redimir al hombre. Puesto que por el hombre vinieron el pecado
y la muerte, por el hombre también tendría que venir la redención del pecado y
la muerte. Jesucristo era un ser humano que físicamente tenía los procesos de
vida fundamentales y soportó todas las cosas. Hebreos 4:15 dice que él “…fue
tentado en todo [todas las cosas] según nuestra semejanza pero sin pecado”.
Jesucristo fue el plan de Dios para manifestación en el mundo de los sentidos.
Juan 14:9 declara: “…El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Jesucristo
manifestó a Dios en el mundo, el cual entendía solamente lo que veía, oía,
olía, gustaba o tocaba.
Para
entender el que Dios se manifieste a Sí mismo en la carne a través de Su Hijo,
veamos primero cómo Dios, que es Espíritu, podía tener un Hijo en la carne.
Primero que nada la mayoría de la gente no entiende la Palabra, ni tampoco
entienden a Dios y cómo El opera. No hacen diferencia entre las palabras
“formó”, “hizo” y “creó”; o “cuerpo”, “alma” y “espíritu”. Si nosotros no
entendemos estas verdades, es imposible entender cómo una mujer podría concebir
por el poder de Dios y dar a luz al Señor Jesucristo. El versículo más
iluminador sobre la concepción y el alumbramiento del Señor Jesucristo está en
Hebreos.
Hebreos
2:14:
Así que, por
cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó [“tomó
parte” según el texto] de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que
tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.
Todo niño
que nace en este mundo participa de la carne y sangre* de su madre y su padre.
Hebreos 2:14 dice que Jesucristo “tomó parte”. El texto no dice que Jesucristo
participó (pues se usa una palabra distinta en el griego); él tomó parte de lo
mismo.
La primera
palabra “participó” en Hebreos 2:14 es koinoneō lo que quiere decir “compartir
por completo”. Los niños comparten por completo la carne y sangre de su madre y
su padre. Pero donde dice: “…él también participó de lo mismo”, la palabra
“participó” es en el griego la palabra metechō que quiere decir “tomar solo una
parte”. La parte que él tomó fue de la carne; pero la vida de alma en su sangre
era Dios.
Los niños
participan de ambos carne y sangre, pero Jesucristo no participó de carne y
sangre; él solamente tomó parte. Según la carne, él nació de María; pero según
la vida de alma que estaba en su sangre, él nació por concepción divina. Así
que Judas dijo una verdad cuando dijo: “He entregado sangre inocente”.
La Palabra
de Dios dice que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo y que nació de
María. El fue concebido por Dios. Eso no quiere decir que Dios tuvo relaciones
sexuales con María. Eso es imposible porque espíritu es espíritu; mundo natural
es mundo natural. Dios creó vida dentro de los órganos reproductivos de María.
Dios una vez más tuvo que crear-El tenía que crear vida de alma.
Si El
hubiera querido, Dios podría haber creado vida de alma en cualquier mujer
después de Génesis 3:15. La pregunta es entonces: ¿por qué esperó Dios miles de
años después de la caída para crear vida dentro de una mujer de modo que Cristo
pudiera nacer? Toda mujer, desde Eva hasta María, era físicamente capaz de dar
a luz a Cristo. La razón por la que María fue la que dio a luz al Mesías,
después de miles de años, es que ella fue la primera mujer que creyera
literalmente y sin reservas lo que Dios dijo. Fue ella quien dijo: “…hágase
conmigo conforme a tu palabra…” Por esto es que María concibió y dio a luz al
Señor Jesucristo. El nació de María, pero la simiente en él fue creada por
Dios.
En la
administración de Cristo, era la carne de Cristo que manifestaba a Dios al
hombre de los sentidos; pero es la sangre de Jesucristo la que purifica, redime
y hace posible la vida abundante para la humanidad. Por su herida fuimos
sanados y por su sangre derramada tenemos la remisión de los pecados. Según la
Palabra de Dios, cuando Jesucristo fue circuncidado, fuimos circuncidados** con
él; cuando murió en la cruz del Calvario, la Palabra de Dios dice que nosotros
morimos con él; cuando resucitó, resucitamos con él; y cuando ascendió al
cielo, nosotros ascendimos con él. La Palabra de Dios dice en Efesios 2:6 que
nosotros estamos sentados con él en lugares celestiales mientras que todavía
estamos aquí sobre la tierra. Qué tremendo testimonio.
*“Sangre”
representa vida. Es la figura literaria sinécdoque-una parte puesta por el
todo.
**Colosenses
2:11: “En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano,
al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de
Cristo”.
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