UN ESTUDIO
DE 1 CORINTIOS 12
Capítulo 11
de "Recibiendo el espíritu santo hoy"
Por Victor
Paul Wierwille
Los
capítulos doce, trece y catorce de 1 Corintios le han causado a los creyentes
mucha dificultad y confusión. Esto ha sido en gran parte debido a que no hemos
leído estos tres capítulos como una unidad. La mayor parte de nosotros, me
temo, hemos magnificado 1 Corintios 13, sacándolo frecuentemente fuera de su
contexto, a expensas de los capítulos doce y catorce. Hemos hecho esto en
prejuicio de nosotros mismos.
Noten que el
libro de 1 Corintios fue escrito a la Iglesia.
1 Corintios
1:2:
a la iglesia
de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser
santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.
La Iglesia
está compuesta de creyentes renacidos. Por lo tanto, lo que encontremos en 1
Corintios será a nosotros, y específicamente para nosotros en el presente tanto
como a creyentes en cualquier tiempo en la Era de la Iglesia.
Además, el
versículo citado nos informa que 1 Corintios fue escrita a los santos. ¿Quiénes
son los santos? De acuerdo con la Biblia, los santos del Nuevo Testamento son
los creyentes convertidos y nacidos de nuevo, quienes tienen vida eterna.
Este
versículo afirma que 1 Corintios fue escrita a los santos en cualquier lugar, o
sea, aquellos que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros que
invocamos el nombre de Cristo Jesús como nuestro señor y salvador personal encontramos
que 1Corintios está escrita a nosotros al igual que aquellos en Corinto.
Así pues, 1
Corintios 12 a 14 están escritos a los santos en la Iglesia de Dios, y tratan
principalmente el tema de pneumatikos, “cosas del espíritu”.
1 Corintios
12:1:
No quiero,
hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.
La palabra
griega para “espirituales” es pneumatikos, que quiere decir “aquellos que
pertenecen a, es determinado por, influenciado por o procede del Espíritu.
La palabra
“dones” no está en ningún texto griego. El leer esta palabra “dones” dentro de
este versículo ha causado gran confusión, argumentos teológicos y malentendidos
denominacionales
Los
creyentes pertenecientes a la familia de la fe reciben instrucciones
específicas de no ser ignorantes en cuanto a cosas del espíritu, cosas
espirituales o asuntos espirituales, pneumatikos, dentro de la Iglesia.
Una
traducción literal del versículo 1 de acuerdo al uso sería: “No quiero,
hermanos, que ignoréis acerca de los asuntos pertenecientes, determinados,
influenciados o procedentes del Espíritu”, o tal vez más sencillamente: “No
quiero, hermanos, que os falte información acerca de los asuntos espirituales”.
Versículo 2:
Sabéis que
cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los
ídolos mudos.
Un “ídolo
mudo” está hecho de madera o piedra y no puede hablar. La razón por la cual los
gentiles habían adorado “ídolos mudos” es que ésta era la forma o camino que se
les había enseñado. Nadie va jamás, en su búsqueda espiritual, más allá de a
donde se le lleva: no puede recibir más allá de lo que cree y no puede creer
más allá de lo que se le enseña.
Versículo 3:
Por tanto,
os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios [pneuma theou] llama
anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo
[pneuma hagion].
El impacto
espiritual de este versículo no tiene paralelo. Cualquier hombre, aun un
pecador, podría decir con su boca: “Jesús es el Señor”; pero para decirlo de
una manera genuina, un hombre debe haberse arrepentido, haber nacido de nuevo
del Espíritu de Dios y haber hecho a Jesús señor en su vida. Querer decir
verdaderamente que Jesús es el señor de nuestras vidas es llevar a cabo las
órdenes de Dios en obediencia a Su voluntad. Hablar “por el Espíritu de Dios”
es hablar en lenguas según Dios, que es Espíritu, da que se hable. Nosotros
creemos que Dios quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir; y en este
versículo la Palabra dice que es imposible que cualquier hombre diga con
respecto a su vida “Jesús [es el] Señor, sino por el Espíritu Santo” – que es
por medio de hablar en lenguas.
En el
versículo antedicho la Versión Reina-Valera añade el artículo “el” y escribe
con mayúscula la palabra pneuma, Espíritu, y la palabra hagion, Santo. Esta es
una libertad tomada sin fundamento. Añadir el artículo “el” es cambiar el
texto. Al omitir el artículo, como en todos los textos críticos griegos,
solamente pneuma hagion, casi se explica a sí mismo. Nuestro problema reside en
nuestra falta de buena voluntad para creer y cambiar. Aquí pneuma hagion es el
don proveniente del Donador. En todo lugar en el Libro de Hechos donde se
menciona la evidencia externa inicial con respecto al recibimiento del don, la
evidencia es siempre hablar en lenguas. Así pues, por pura lógica, lo mismo se
debe aplicar aquí ya que éste no es el Espíritu Santo, sino simplemente pneuma
hagion, espíritu santo, que es el don.
El creyente
debe verdaderamente hacer a Jesús señor. Nosotros aceptamos felizmente muchos
otros puntos, pero este paso final es difícil. Porque cuando de veras le
hacemos señor, tenemos que cambiar tanto de nuestro pensar y actuar; y esta
renovación de la mente es ciertamente difícil.
Muchas veces
“creyentes incrédulos” me han dicho que
es posible maldecir a Dios cuando se habla en lenguas ya que el que habla no
entiende lo que habla. Esto, absolutamente, no es verdad. El tercer versículo
de este capítulo afirma claramente que nadie llama anatema a Jesús cuando habla
por el espíritu de (proveniente de) Dios. Ya que es imposible hablar en lenguas
a menos que uno haya recibido el don proveniente del Espíritu Santo, podemos
tener confianza completa de que esta manifestación absolutamente nunca puede
ser pervertida al punto impensable de maldecir a Dios. Cuando un hombre ha
nacido de nuevo del Espíritu y habla en lenguas, el idioma y la materia que él
habla se originan en Dios y no pueden hacer otra cosa que glorificar Su nombre.
Además: “Y nadie puede llamar [verdaderamente] a Jesús [su] Señor” sino por
medio del pneuma hagion, que es el don en manifestación.
Versículo 4:
Ahora bien,
hay diversidad* de dones, pero el Espíritu [pneuma] es el mismo.
Los efectos
producidos son de diversas clases. La palabra griega para “dones” es charismata,
que quiere decir “dones de gracia”, de parte de Dios al hombre. Aquí, la
Palabra está hablando sobre dones, no manifestaciones. Los dones de Dios son
“asuntos espirituales”, pneumatikos, al igual que las manifestaciones.
Hay dos
grupos principales de estos dones de gracia:
1. A los creyentes – vida eterna (Romanos
6:23)
a. La habilidad de manifestar espíritu
santo.
2. A la Iglesia del Cuerpo – ministerios de apóstoles, profetas,
evangelistas, pastores y maestros (Efesios 4:11).
*La palabra
“diversidad” es la palabra griega diairesis, una palabra compuesta de día que
quiere decir “a través” y haireō que quiere decir “selección” u “opción”. Por
lo tanto, el entendimiento literal es charismata, dones, “a través de la
selección o la opción de Dios” o “a través de la selección o la opción de Dios
hay dones”.
Pero es el
mismo Donador - Espíritu, Señor, Dios, en todo caso en que un don es dado.
Noten que en
el caso genitivo, según se usa aquí en el versículo 4, “diversidad de dones”,
ambos los “dones” y la “diversidad” son los efectos de la operación de gracia
de Dios.
Versículo 5:
Y hay
diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
Dios da
diferentes ministerios en la Iglesia para beneficiar a ambos los que están dentro
y fuera de los confines inmediatos de la Iglesia, todos para la gloria del
mismo Señor.
La palabra
“diversidad”, como en el versículo 4, es la palabra griega diairesis* que es el
acto de dividir a través de la selección o la opción de Dios. Esta es la
prerrogativa absoluta de Dios. “Ministerios” es la palabra griega diakonia que
quiere decir “ministerios cuyo servicios
benefician a otros”. Esto simplemente prueba que los ministerios, dones de
gracia de Dios, han de ser de servicio en beneficio a otros. Los charismata
están divididos de tal manera que no sólo son sus ministerios o servicios de
beneficio a otros, sino también de provecho al que está ministrando
En esencia
este versículo dice que la división de los dones es la prerrogativa de Dios a fin
de hacer los ministerios en la Iglesia del mayor servicio y beneficio para
todos.
Versículo 6:
Y hay
diversidad [diairesis] de operaciones, pero Dios, que hace [energeō] todas las
cosas en todos, es el mismo.
El verbo de
la Palabra griega para “operaciones” está traducido “hace” en la última parte
de este versículo y en el versículo 11, mientras que en el versículo 10 es
“hacer”. Quiere decir “aquello que es hecho”. De esta palabra griega energēma,
obtenemos nuestra palabra en español “energía”.
Los efectos producidos o hechos son diversidades, diairesis, o clases
distribuidas. Dios actúa deliberadamente haciendo división de los dones, tal
como apóstoles, profetas, evangelistas, maestros y pastores; mas es el mismo
Dios que da energía a todos los dones. Dios no da nueve dones del Espíritu sino
que da un don de pneuma hagion que da energía a nuestra habilidad espiritual de
manifestar nueve operaciones, además de dar energía a los cinco ministerios de
servicio para el cuerpo de la Iglesia.
Las nueve operaciones
basadas en una fuente de poder es como la batería de mi carro que acumula
energía eléctrica. Esta energía eléctrica produce varias operaciones. Yo
utilizo la energía al tocar la bocina o al mover la llave de la ignición o al
usar la radio o al encender los faroles o al encender el calentador. Todas
estas operaciones son producidas por la misma energía de la única batería.
*La palabra
“diversidad” es la Palabra griega diéresis. Una palabra compuesta de día que
quiere decir “a través” y haireō que quiere decir “selección” u “opción”. Por
lo tanto, el entendimiento literal es charismata, dones, “a través de la selección o la opción de
Dios” O “a través de la selección o la opción de Dios hay dones”
El versículo
6 expone claramente que hay diversidad de operaciones producidas por Dios, eso
es a las que da energía el mismo Dios.
Tal vez
surja la pregunta: “¿Por qué entonces no manifiesta cada persona llena de
espíritu las nueve evidencias del espíritu?” Yo les pregunto: “¿Por qué no
empieza la bocina de mi carro a tocar en cuanto me siento en él?” La razón es
obvia. Primero debo apretar el botón de la bocina para hacer el contacto; el
poder o la energía ya está provista para yo usarla, pero permanece latente
hasta que me entero de su existencia y entonces la activo
En esencia
este versículo dice: “Entre los dones de gracia que son dados por Dios, hay
diferentes clases de efectos producidos, pero es el mismo Dios quien es
Espíritu y Señor quien da energía a todos los dones”.
Versículo 7:
Pero a cada
uno le es dada la manifestación del Espíritu
[el pneuma] para provecho.
La palabra
“pero” pone este versículo en contraste, no en correspondencia, con aquello que
precede. Aquí en el versículos 7 cambiamos de dones a manifestaciones. Ya no
estamos tratando sobre dones, estamos tratando sobre evidencias, cosas
manifestadas. Todos los dones de Dios son espirituales y no pueden ser vistos
en el mundo de los sentidos hasta ser manifestados. No podemos ver espíritu. La
palabra “manifestado” quiere decir “demostrado en el mundo de los sentidos o
evidenciados”.
El
privilegio de manifestar las nueve operaciones sobrenaturales en la Iglesia
está determinado por el Espíritu. La razón por la cual la palabra
“manifestación” está en su forma singular aunque hay nueve en números es la
misma razón por la cual la palabra “fruto” es singular, y aun así hay nueve
frutos enumeradas en Gálatas 5:22. Es como un racimo de uvas con nueve unidades
en él. Así tenemos un don con nueve manifestaciones o evidencias diferentes.
La
manifestación del espíritu santo tiene nueve partes separadas y sin embargo
unidas componiendo el todo, y el todo es dado a cada hombre para beneficio a sí
mismo y para el bien común de la Iglesia.
Todo
creyente lleno del espíritu tiene el privilegio y la responsabilidad de
evidenciar o manifestar el espíritu en la Iglesia para beneficio de todos.
Noten muy cuidadosamente que “a cada uno le es dada la manifestación”. Por lo
tanto, todo el que es renacido de Dios y de tal manera está lleno del don de
espíritu santo, tiene potencialmente las manifestaciones. Recuerden, el don es
dado a cada uno, pero ya que el don es espíritu entra en manifestación
solamente cuando el hombre cree y actúa en conformidad. A menos que el que
recibe crea en su habilidad de operar estás manifestaciones, ellas nunca serán
evidenciadas. El que recibe debe hablar en lenguas, interpretar y operar las
otras siete manifestaciones.
Noten luego
las últimas dos palabras – “para provecho”. La palabra “para” es pros indicando
el punto de vista hacia el final. También podría ser traducido “hacia”.
“Provecho” da el entendimiento añadido de beneficios superiores “enteramente”,
en otras palabras, inmediatamente y a lo último. Una traducción literal de
acuerdo al uso del versículo 7 sería: “Pero a cada uno le es dada la
manifestación del espíritu hacia provecho para él a lo último, al igual que de
inmediato.
Toda la
manifestación del espíritu es de provecho. Y se saca provecho del evidenciar
cada manifestación. Por eso es que yo busco inmediatamente el provecho cuando
la gente manifiesta cualquier cosa que ellos llaman espiritual o proveniente de
Dios. Si lo que están manifestando no es beneficioso, no puede ser proveniente
de Dios quien es el Padre de nuestro señor y salvador Jesucristo y el Donador
del don de pneuma hagion.
Naturalmente,
“para provecho” conduce a una pregunta, a saber, ¿cómo da o cómo dará provecho?
¿Cuál es el provecho en cada una de las nueve manifestaciones? La contestación
es dada en los versículos 8 al 10.
Versículos
8-10:
Porque a
éste es dada por el Espíritu [el pneuma en la Iglesia] palabra de sabiduría; a
otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu [el pneuma];
a otro, fe
por el mismo Espíritu [pneuma]; y a otro, dones [charismata] de sanidades por
el mismo Espíritu [pneuma].
A otro, el
hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus
[pneumata]; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de
lenguas.
La primera
palabra en el versículo 8 es “porque” que es una conjunción que pone este
versículo en correspondencia con el provecho del versículo 7, y nos informa que
la Palabra de Dios ahora nos va a dar la información específica en cuanto a
cómo este provecho viene a ser.
Las palabras
“a éste” en el versículo 8 son una palabra en griego, hō, que es el caso dativo
del pronombre relativo hos; ya que está en el caso dativo esta palabra hō debe
ser traducida “a uno” o “para uno”, y por el contexto hō debe ser traducida
“para uno”. “Uno”, al igual que “éste”, es un pronombre relativo, y se puede
intercambiar con la palabra “aquél”. Un pronombre relativo se refiere al
sustantivo más cercano que lo antecede. Por lo tanto, usando el sustantivo en
lugar del pronombre, el versículo leería: “porque para aquél [queriendo decir el
provecho]”.
Con este
entendimiento de la usanza griega, los versículos del 8 al 10 serían exactos y
más enfáticos si se tradujeran como sigue:
Porque
palabra de sabiduría es dada por el Espíritu para provecho;
y palabra
ciencia es dada por el mismo Espíritu para otro [allos] provecho;
y fe
[creencia] por el mismo Espíritu para otro [heteros] provecho;
y dones de
sanidades son dados por el mismo Espíritu para otro [allos] provecho
Y el hacer
milagros es dado por el mismo Espíritu para otro [allos] provecho
y profecía
es dada por el mismo Espíritu para otro [allos] provecho;
y
discernimiento de espíritus es dado por el mismo Espíritu para otro [allos]
provecho;
y diversos
géneros de lenguas son dados por el mismo Espíritu para otro [heteros]
provecho;
e
interpretación de lenguas es dada por el mismo Espíritu para otro [allos]
provecho.
He marcado
en corchetes que la palabra griega para “otro” usada con la manifestación de
creencia y géneros de lenguas es heteros, la cual es distinta de allos que es
asociada con las otras siete manifestaciones. ¿Por qué se usa heteros dos veces
y allos siete veces? Debe haber una razón para el uso de dos palabras griegas
diferentes las cuales en todos los casos son traducidas “otro”.
Allos es
traducida “otro” y tiene un uso exacto en la forma “otro” cuando pueden haber
más de dos envueltos (Véase Mateo 4:21; 21:8, 36,41.)
Heteros se
usa para “otro” cuando solamente dos están envueltos. (Véase Mateo 6:24 y Lucas
5:7.)
Dos de las
nueve manifestaciones son específicamente para que solamente el creyente
individual tenga provecho. La manifestación de lenguas y la manifestación de
creencia son un provecho solamente a la persona que está recibiendo de Dios.
Hablar en lenguas da provecho al creyente por medio de la edificación de su
espíritu. La manifestación de creencia, que se demuestra cuando un hijo de Dios
cree para que lo imposible venga a ser según su mandato de acuerdo con su
revelación recibida (palabra de ciencia, palabra de sabiduría y discernimiento
de espíritus), da provecho solamente al creyente que la opera. Otras personas
pueden recibir provecho del resultado de la operación, pero no de la
manifestación misma. Ya que ninguna otra persona deriva provecho del uso de
creencia y lenguas, heteros se usa porque sólo Dios y el creyente están
envueltos, así pues es también una usanza genérica. Todas las otras
manifestaciones pueden ser de provecho para otros además de la persona que esté
operando las manifestaciones.
Los
versículos del 8 al 10 no son una enumeración de las nueve manifestaciones del
espíritu, llamadas erróneamente “dones del Espíritu”, en su propia secuencia y
orden de manifestación unificada. Ustedes notarán que son evidencias
específicas u operaciones como beneficios, a las que da energía del mismo
Espíritu. Las manifestaciones son evidencias del don proveniente del Espíritu
Santo. No son el don mismo sino las operaciones de él. Si Dios hubiese querido
decir “don” o “fruto”, El lo hubiera dicho. El quería decir manifestación, por lo
tanto, El lo dijo así.
Las
manifestaciones son evidencias del don de pneuma hagion, espíritu santo. Las
manifestaciones son nueve en número, ni más, ni menos; y todas las nueve están
“envueltas” en el don de pneuma hagion, espíritu santo, que es recibido por el
creyente en el momento del nuevo nacimiento.
Si estudian
las nueve manifestaciones cuidadosamente, encontrarán que siete de estas nueve
evidencias del espíritu santo estuvieron en operación en varios momentos a
través de los tiempos del Antiguo Testamento – todo excepto hablar en lenguas y
la interpretación de lenguas.
Cuando
contemplen las manifestaciones del espíritu santo disponible a todos los
creyentes después de Pentecostés, notarán cómo, por su propia naturaleza, se
dividen en tres grupos con tres manifestaciones específicas en cada grupo.
Estos grupos son:
Ӏ.
Manifestaciones de proferimiento, de hablar, de adoración, de inspiración (los
nombres sugieren las características de la manifestación particular):
Muchos
géneros de lenguas
Interpretación
de lenguas.
Profecía
ӀӀ. Manifestaciones de revelación, de
información, de instrucción, de conocimiento (los ojos y oídos de la Iglesia):
1. Palabra de ciencia
2. Palabra de sabiduría
3. Discernimiento de espíritus
ӀӀӀ. Manifestaciones de acción, de
poder, de impartir:
1. Fe (creencia)
2. Dones de sanidades
3. Hacer milagros
El Espíritu
Santo, que es Dios, da energía a todas las nueve manifestaciones en cada
creyente, por medio de la presencia del don, pneuma hagion, el espíritu santo
que mora dentro del creyente. El creyente demuestra el poder desde lo alto en
manifestaciones actuando según la Palabra.
Las
manifestaciones de inspiración, que ministran al individuo y son de beneficio a
la Iglesia, también pueden ser llamadas manifestaciones de adoración porque
éstas pueden ser usadas específicamente en adoración pública. También son
manifestaciones de “proferimiento” o de “hablar” porque son proferidas o
habladas por el creyente según él es inspirado.
Diversos
géneros de lenguas, interpretación de lenguas y profecía son las evidencias del
espíritu santo que la Palabra de Dios considera específicamente en el
decimocuarto capitulo de 1 Corintios. Pablo estaba alarmado a causa del mal uso
y abuso de estas manifestaciones en la Iglesia. Como una demostración o
evidencia de la presencia del espíritu santo, el poder desde lo alto, las
manifestaciones tenían que usarse apropiadamente por parte de todo individuo y
en todo momento.
Versículo
11:
Pero todas
estas cosas [todas las nueve manifestaciones] las hace [reciben energía de] uno
y el mismo Espíritu [pneuma], repartiendo a cada uno en particular como él
quiere.
Los
versículos del 8 al 10 son una cláusula subordinada refiriéndose al provecho de
las manifestaciones. Estos tres versículos, hablando técnica y gramaticalmente,
deberían ser un paréntesis en correspondencia con el versículo 7 elaborando
sobre el provecho. En el versículo 11 la Palabra de Dios de nuevo coordina el versículo
7 con la conjunción pero, que de nuevo contrasta los provechos antes
mencionados en los versículos 8 al 10 y relaciona al versículo 11 con el
versículo 7.
Hay un doble
reflexivo único en el versículo 11 en las palabras “uno y el mismo Espíritu”
con el énfasis hecho por uno y mismo. La palabra que sigue, “repartiendo”,
diaireō, es “distribuyendo”.
Las últimas
cinco palabras del versículo 11, “en particular como él quiere”, han causado un
sinfín de confusión. Algunos enseñan que ningún creyente puede tener más de una
manifestación, la cual llaman un don, tal como un “don de hablar en lenguas” o
como un “don de interpretación de lenguas”. Aun más, algunos enseñan que estos
“dones” sólo pueden ser dados por Dios cuando el creyente está “santificado”,
cuando es lo suficientemente santo como para recibir, y que nunca se da más de
un “don” a un creyente. Sin embargo dicen que en muy raras ocasiones puede ser
posible tener dos “dones” en manifestación.
Francamente,
aun en la superficie de tales declaraciones y enseñanzas, uno puede ver
fácilmente gran error bíblico. Si esto fuese cierto, entonces Dios haría
“acepción de personas”, lo cual la Palabra dice que El no hace (Hechos 10:34;
Efesios 6:9; Colosenses 3:25).
Aquellos que
enseñan la teoría de “un don” no toman en cuenta la última parte del versículo
11: “repartiendo a cada uno en particular como él quiere”. Ellos dicen: “Dios
reparte a cada uno en particular como El [Dios] quiere”. Mi contestación es:
¿cómo puede cambiar la voluntad de Dios cuando Su voluntad está declarada tan
claramente en el versículo 7 que todas las manifestaciones son dadas a cada
uno? Por lo tanto, “como él quiere” quiere decir “como cada hombre quiere”.
Las palabras
“en particular” en el versículo 11 es la palabra griega idia proveniente de
idios, queriendo decir “su propio”. Este es el único lugar en la Biblia donde
la palabra idios está traducida “en particular”. Idios, por lo general, se
traduce “su” o “suyo”. Por ejemplo, “a lo suyo vino”, “sus ovejas”, “su propia
tierra”, “sus siervos”, “su casa”.
En 2 Pedro
1:20 idios está traducida “privada”; y si es “privada” de seguro que es “suya”.
La palabra idios ocurre 114 veces, pero ni una vez se traduce “en particular”
excepto por el versículo 11. Esta traducción en este versículo es lo
suficientemente anormal como para ser sospechosa. Sería más consistente con la
Palabra de Dios traducir idios como los traductores han hecho en otros lugares,
a saber, como “su propio”.
Así pues, si
traducimos la última parte del versículo 11 “distribuyendo a cada hombre lo
suyo propio”, tendremos la verdad en vez del error. Los exponentes han dicho
que la frase “como él quiere” quiere decir “como Dios quiere” implicando muy
compacta y precisamente que no es la voluntad de Dios para un creyente que éste
posea y opere todas las nueve manifestaciones del espíritu. La voluntad de Dios
se puede determinar solamente por medio del la Palabra de Dios. En el versículo
7 Dios declaró Su voluntad específicamente al decir que la manifestación del
espíritu (el pneuma) le es dada a cada uno para provecho. En otras palabras,
todas las nueve manifestaciones están disponibles a todo hombre; pero cada
persona, a causa de su habilidad para creer, puede tener una cualidad de
experto muy especial, genos, en una de las manifestaciones en la Iglesia.
Así pues,
hay armonía entre los conceptos aparentemente contradictorios de los versículos
7,8 y 11. Justamente otra prueba irrefutable de que la Biblia no se contradice.
Todo creyente lleno del espíritu tiene todas las nueve manifestaciones, pero
todas las nueve no siempre están en condición de ser operadas en la misma
persona porque puede que la persona no crea lo suficiente. Un creyente puede
tener un fuerte deseo de manifestar una de las evidencias más que las otras.
Entonces este creyente sobresaldrá en ésta como su contribución personal al
cuerpo de creyentes llenos del espíritu en la Iglesia, aunque opere eficazmente
las otras manifestaciones en su vida privada. Esta es la prerrogativa de un
creyente, “como él quiere”. Dios le da energía a todas las manifestaciones en
todo creyente, pero el creyente puede manifestar, en la Iglesia, una de las
manifestaciones más eficazmente de acuerdo con su propia creencia para
beneficios de todos.
Esta es una
realidad sorprendente que concuerda con cada segmento de la Palabra. Dios da el
don que es espíritu; pero una vez dado, es el que recibe el don, a saber, el
creyente lleno del espíritu, el que es responsable por su operación. Como
ilustración, usted puede tener la fuerza y habilidad de pararse sobre sus pies,
pero puede ser que usted no quiera pararse. En otras palabras, tener habilidad
no significa necesariamente que usted utilizara esa habilidad. Ciertamente las
leyes de Dios funcionan con tanta precisión como las leyes físicas de la
naturaleza.
Las
evidencias del don, el espíritu santo, pneuma hagion, en el creyente lleno del
espíritu en el mundo de los sentidos son de acuerdo a la creencia de cada
hombre. Dios está más ansioso de dar que nosotros de recibir. En este momento,
no es Dios, sino nuestra creencia, que hace posible la realidad de nuestro
recibir en manifestación. Dios quiere que estas manifestaciones sean
demostradas ahora en cada creyente de acuerdo con la creencia del hombre. Si un
creyente no actúa, no manifestará nunca el don de Dios.
Reiteremos
hasta aquí en 1 Corintios 12. Palabras claves que se hallan en los versículos
4,5 y 6 son las siguientes:
“dones” –
charismata – dones de gracia que son habilidades dadas por Dios, siempre en
relación vertical al hombre. Dios al hombre.
“ministerios”
– diakonia – ministerios, formas de servir, un sirviente que ministra. Esto es
siempre charismata en acción aplicada horizontalmente. Hombre al hombre.
“operaciones”
– energēmata – efectos, operaciones. Siempre los efectos producidos por la
operación interna, energeō, dados energía por el Espíritu, y como tales,
evidencias en el mundo de los sentidos.
He aquí la
verdad importante: todos los energēmata están en cada persona llena del
espíritu santo, pneuma hagion.
Versículos
6:
…pero Dios,
que hace todas las cosas en todos, es el mismo [ho de autos estin theos ho
energōn ta panta en pasin].
Noten las
siguientes traducciones de la última parte del versículo 6:
Versión
Reina-Valera 1960 - “…pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el
mismo”.
Versión
Moderna- “…mas el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos”.
Versión El
Nuevo Testamento Viviente – “…pero siempre es un mismo Dios el que realiza la
obra en nosotros y a través de cada uno de los que somos suyos”.
Biblia de
Jerusalén - “…pero es el mismo el Dios que obra todo en todos”.
Versión
Casiodoro de Reina (1569) – “…mas el mismo Dios es, el cual obra todas las
cosas en todos”.
Miren de
nuevo a la primera parte del versículo 11 para entendimiento adicional.
Versículo
11:
Pero todas
estas cosas [las nueve manifestaciones de pneuma hagion en un creyente] las
hace [energeō] uno y el mismo Espíritu [pneuma]…
La palabra
“hace” es una forma verbal de la misma raíz griega que la palabra energēmata,
el sustantivo usado en el versículo 10 cuando se refiere al hacer milagros. En
otras palabras, las nueve cosas llamadas “dones” no son dones, sino evidencias,
resultados, efectos, las manifestaciones del don, pneuma hagion, producidas por
la operación, energeō, del Espíritu, pneuma.
Una
traducción literal del versículo 11 es: “Pero todas estas nueve manifestaciones
de espíritu santo en un creyente son producidas y dadas energía por el
Espíritu, distribuyéndole a cada hombre lo suyo propio, y en los efectos
producidos, como el hombre quiere”.
La palabra
“dones” en conexión con la manifestación de sanidades en el versículo 9 todavía
tiene que ser estudiada si vamos a entender con precisión los versículos 7 al
11. Puesto que las nueve evidencias son manifestaciones del don del espíritu
santo en un creyente, ¿por qué entonces hay una manifestación, sanidades, a la
que se llama un “don”?
La palabra
“dones” está en plural* en el versículo 9, enseñándonos que una vez que Dios,
por medio de las manifestaciones en un creyente lleno del espíritu, ha sanado a
una persona de una enfermedad, Dios tiene la habilidad y el deseo de sanar a la
persona una segunda vez de la misma enfermedad, y así lo hace; entonces se
convierte en “dones de sanidad” para el que ha sido sanado. Cuando un individuo
cree que va a ser sanado y es liberado de dos o más enfermedades, también es
“dones de sanidades” como vemos en la Palabra de Dios en 1 Corintios 12:28.
De todas las
nueve manifestaciones de la misericordia y gracia de Dios, sólo sanidades es un
“don”, charisma. En efecto, estos dones son entregados a la persona o personas
con necesidad de sanidad por aquellos que ministran. Un ejemplo de esto se
encuentra en Hechos donde Pedro le habló al inválido en la Puerta Hermosa del
templo.
Hechos
3:6,7:
…No tengo
plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret,
levántate y anda.
Y tomándole
por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y
tobillos.
Ustedes no
pueden dar el “don de sanidad” a menos que tengan revelación. Pedro y Juan
deben haberle pasado por delante al inválido muchas veces mientras él estaba
sentado mendigando, pero éste era el momento para que él fuese sanado. Cuando
el “don de sanidad” fue puesto en manifestación, el inválido fue sanado. No
solo estuvo en operación aquí la manifestación de sanidad, sino que el “hacer
milagros” también estuvo involucrado pues la sanidad fue instantánea.
Ahora
procederemos a la próxima sección de Escritura en 1 Corintios 12 que es una
ilustración de los primeros once versículos.
1 Corintios
12:12-27:
Porque** así
como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del
cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
Porque por
un solo Espíritu [pneuma] fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o
griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu [pneuma].
*La palabra
“dones” en el versículo 9 es singular en todos los textos arameos y se refiere
a cada sanidad.
** “Porque”
pone estos versículos en correspondencia con los versículos 7 y 11
progresivamente. El versículo 7 da las manifestaciones del espíritu (nueve en
número) como la voluntad de Dios para cada creyente. El versículo 11 muestra
que el creyente sólo manifestará tantas de estas nueve manifestaciones como él
quiera manifestar. Entonces en los versículos 12 al 27 los “miembros” son
nuevamente tantas de las nueve manifestaciones (versículo 7) como el hombre
quiere manifestar, puesto en correspondencia con el versículo 11.
Además, el
cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
Si dijere el
pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Y si dijere
la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
Si todo el
cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el
olfato?
Mas ahora
Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
Porque si
todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Pero ahora
son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
Ni el ojo
puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No
tengo necesidad de vosotros.
Antes bien
los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;
y a aquellos
del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los
que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
Porque los
que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el
cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba,
para que no
haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los
unos por los otros.
De manera
que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro
recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
Vosotros,
pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Esta sección
entera, versículo 12 al 27, es una ilustración usando el cuerpo humano para
representar la misma verdad que se aplica al cuerpo espiritual, que ha sido
relatada en los primeros once versículos de este capítulo doce.
Los
versículos 12 y siguientes proceden a mostrar cómo la Iglesia es un cuerpo y
cada miembro está completo como uno en ese cuerpo, pero que cada creyente es un
miembro en particular de todo el cuerpo.
Versículos
28-30:
Y a unos
puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero
maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan [charismata,
dones, de sanidades], los que ayudan, los que administran, los que tienen don
[genos, diversidad, clases, géneros] de lenguas.
¿Son todos
apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?
¿Tienen
todos dones [charismata] de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?
Los
versículos 28 al 30 son una expresión de la verdad que cada parte, cada
creyente, tiene un ministerio específico que llevar a cabo, pero sin todo el
cuerpo ninguna de las manifestaciones podría funcionar.
Los
creyentes incrédulos y críticos han tratado de exponer este versículo
principalmente para degradar el “hablar en lenguas”. Ellos han dicho: “hablar
en lenguas es lo menos importante, por lo tanto, Dios lo puso último”. Tal
“lógica” es casi imperdonable. Si usted fuera el último, el más joven en la
familia, ¿lo haría eso el menos importante de todos? Alguien o algo tiene que
ser último. Sólo porque algo esta último en una lista no conlleva la cualidad
de ser el menos importante o no importante. En el lenguaje escrito así como en
el hablado, a menudo leemos y oímos: “Este es el punto último y final, pero
permítanme recordarles que no es el menos importante” o “Ultimo pero no menor”.
La Palabra de Dios no es menos la Palabra de Dios en importancia simplemente
porque algo está último. Sigue siendo la Palabra de Dios. Ustedes no pueden
escribir dos cosas al mismo tiempo. Una debe ir primero y por necesidad otra
debe venir mas tarde. Seguramente, la Palabra de Dios necesita una revisión más
honesta que ésa que estos críticos le han dado. Examinemos cuidadosamente lo
que los versículos 28 al 30 enseñan. Están llenos de verdad e instrucción para
aquellos que quieren aprender.
Una
traducción literal del versículo 28, de acuerdo al uso, sería: “Así, Dios ha
colocado algunos en la Iglesia que tiene el ministerio de apóstoles, profetas y
maestros. Hay algunos que ministran más efectivamente haciendo milagros,
algunos que son muy efectivos ministrando las bendiciones de sanidades, algunos
que son muy diestros ministrando como ayudantes y administradores, y algunos
cuyo ministerio es diversidad de lenguas”.
Las personas
que tiene el ministerio de “diversidad de lenguas” no usan una lengua
exclusivamente, sino que son diestros en manifestar una variedad de lenguas
diferentes. Esto es usar lenguas en un sentido más comprensivo, o sea, el
sentido que la palabra genos describe.
El versículo
28 es el plan de Dios para ministrar en la Era de la Iglesia, en la cual
estamos viviendo. No conozco ningún pasaje de la Escritura que anule esta orden
para la Iglesia de la cual ustedes y yo somos parte. Además, Efesios 4:7 al 18
ayuda a aclarar las charismata, habilidades espirituales, manifestadas en el
mundo de los sentidos como ministerios gobernantes en la Iglesia, también
Romanos 12:4 al 8 le añaden luz a este asunto mal entendido.
Efesios
4:7-18:
Pero a cada
uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don [dōrea]* de
Cristo.
Por lo cual
dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones [doma] a los
hombres.
Y eso de que
subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más
bajas de la tierra?
El que
descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para
llenarlo todo.
Y él mismo
constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros,
a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo,
hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
para que ya
no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina,
por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas
del error,
sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto
es, Cristo,
de quien
todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que
se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor.
Esto, pues,
digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que
andan en la vanidad de su mente,
teniendo el
entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en
ellos hay, por la dureza de su corazón;
La palabra
“don” en el versículo 7 es dōrea que es un beneficio al individuo. La palabra
“dones” en el versículo 8 es la palabra griega doma. Como tales dones, doma,
ellos son beneficios en un plano horizontal a la Iglesia. La palabra griega
charsima es un don de Dios por gracia en una forma perpendicular y no un doma,
no un beneficio en un plano horizontal a menos que sean puestos en uso, puestos
en práctica u operados por un creyente.
*Walter J.
Cummins, “Gifts of God” (American Christian Press. New Knoxville. Ohio, U.S.A.,
1969).(“Dones de Dios”).
Los
charismata, habilidades espirituales, como dones doma son a o para la Iglesia:
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros, para ministrar
beneficios al Cuerpo de Cristo, a saber, para el perfeccionamiento de los
santos.
Romanos
12:4-8:
Porque de la
manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros
tienen la misma función,
así
nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos
de los otros.
De manera
que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
o si de
servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
el que
exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside,
con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Los
versículos que acabo de citar son las mismas charismata, habilidades
espirituales, dadas por Dios al hombre, que se convierten en ministerios doma
en la Iglesia según el creyente los opera. El capítulo doce de Romanos a partir
del versículo 4, le da al operador y creyente instrucciones específicas, no
sólo acerca de los ministerios, sino también acerca de la conducta de su propia
vida.
En Romanos
12:4 la palabra “función” significa
función en un nivel horizontal. “No todos los miembros en el cuerpo tiene la
misma función”.
De acuerdo
al uso los siguientes versículos en Romanos 12 deberían decir:
Romanos
12:6: “Ustedes, entonces, en la Iglesia, teniendo charismata, habilidades
espirituales y funciones, que varían conforme al favor divino o la amistosa
buena voluntad de Dios que les es dada, si es un ministerio de profecía,
ocúpense en manifestar, profetizando conforme a la proporción de su creencia”.
Romanos
12:7: “O si tiene otro tipo de ministerio, ocúpense en ministrar; o si su
ministerio es enseñar, ocúpense en enseñar; o si tiene un ministerio de
exhortación, ocúpense en exhortar”.
Romanos 12:8
debería pues comenzar: “Aquel que reparte en cualquier ministerio en la
Iglesia, que lo haga con liberalidad; el que tenga un ministerio de gobierno,
que lo haga con diligencia; y el que tenga un ministerio que lo haga muy
diestro en misericordia, que haga con alegría”. Todas las instrucciones a
continuación de estos versículos son sobre comportamiento, es decir, conducta.
Habiendo
anotado en detalle la operación de los ministerios y dones en la Iglesia, ahora
regresemos al principal capítulo bajo consideración.
1 Corintios
12:29,30:
¿Son todos
apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?
¿Tienen
todos dones [charismata] de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?
La
traducción literal es: “No todos son apóstoles, ¿no es así? No todos son
profetas, ¿no es así?” Y así sucesivamente. En otras palabras: “¿Tienen todos
en operación el ministerio de un apóstol en la Iglesia? ¿Tienen todos en
operación el ministerio de un profeta en la Iglesia? ¿Tiene todos en operación
el ministerio de un maestro en la Iglesia? ¿Son todos aquellos que ministran
los que hacen milagros en la Iglesia? ¿Tienen todos en evidencia las
habilidades espirituales de ministrar dones de sanidades en la Iglesia?
¿Ministran todos hablando en lenguas en la Iglesia? ¿Ministran todos
interpretando lo que ha sido hablado en una lengua en la Iglesia?”.
La respuesta
es: No, no todos hacen estas cosas en la Iglesia. Pero, no hay ninguna
implicación ni sugerencia de que estas cosas no podrían estar sucediendo en las
vidas de todos los creyentes cristianos individuales.
Pero, en la
Iglesia, ustedes verán en manifestación los ministerios en que la persona que
ministra es especialmente adepta en hacer ciertas cosas espirituales mejor que
otras. Todos los ministerios en la Iglesia, aun aquellos que son “dones”,
charismata de Dios en forma vertical, estarán en manifestación o evidencias en
el plano horizontal entre los creyentes en la Iglesia sólo conforme a la proporción
de creencia del individuo lleno del espíritu que está ministrando. Como
ilustración: si un hombre tiene el ministerio de un apóstol, éste no saldrá por
sí sólo en doma o forma de beneficio a la Iglesia a menos que él crea que puede
ministrar como un apóstol. De igual modo, todos los charismata de Dios, que son
dōrea al individuo y doma a la Iglesia según el que recibe cree para operarlos.
Versículo
31:
Procurad,
pues, los dones [charismata: en la Iglesia] mejores…
Esta
instrucción nos exige a aquellos de nosotros que pertenecemos a la Iglesia a
procurar los mejores dones. La palabra “procurad” significa “desear y buscar
con ahínco” los mejores dones, con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza,
para que podamos tener el poder de Dios en nuestras vidas para ministrar
eficazmente en la Iglesia y combatir los ataques contra la Iglesia de
Jesucristo. Los “mejores dones” a que se refiere son los charismata. Si tenemos
la habilidad, depende de nosotros el lanzarnos al ministerio. Si no tenemos la habilidad
espiritual en evidencia en la Iglesia necesitamos desear con ahínco.
¿Cuáles son
los “mejores dones”, charismata? La palabra “mejor” nos ha confundido hasta el
punto de pensar que un don de Dios puede ser mejor que otro. Esto no puede ser,
pues cada don de Dios es “muy bueno”, sí, perfecto. Pero lo que pudiera ser el
“mejor” don de Dios para una iglesia local puede no ser lo “mejor” para otro
grupo de creyentes en otra iglesia local. Por ejemplo, si una iglesia estuviera
localizada, en un área entre muchos que no están salvos, entonces esa iglesia
debería “procurar con ahínco el mejor don” de un evangelista. Otra iglesia, en
otra área, puede estar localizada entre creyentes cristianos solamente. Esta
iglesia no necesita un evangelista; esta
iglesia debería “procurar con ahínco el mejor don” de un pastor. Recuerden que
este versículo trata sobre charismata, dones de la gracia de Dios, ministerios
de apóstoles, profetas, evangelistas, maestros y pastores.
1 Corintios
12:31:
Procurad,
pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.
¿Un camino
aun más excelente que cuál? Un camino aun más excelente que procurar o desear
con ahínco estos dones, charismata. Este mejor camino que procurar es el camino
que está expuesto en el capitulo trece. Veremos, según estudiamos este
capítulo, que si aplicamos y cuando aplicamos los principios del amor de Dios
en la mente renovada en manifestación en nuestras vidas, no necesitaremos más
“procurar” o “desear con ahínco” nada, pues Dios conoce cada una de nuestras
necesidades y El nos suplirá liberalmente, aun antes que se lo pidamos.
De acuerdo
al uso, el versículo 31 debería decir: “Pero deseen con ahínco operar en la
Iglesia los mejores dones, charismata, y aun así, yo les mostraré un camino más
excelente que procurarlos”.
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