CONOCIENDO
LOS DERECHOS FILIALES
Capítulo 23
de "Poder para la vida abundante"
Por V.P.
Wierwille
Ninguna
persona puede andar confiadamente en la mente renovada hasta que reconozca su
posición legal en Cristo. Uno tiene que conocer sus derechos filiales. Yo soy
un hijo de Dios, renacido del Espíritu de Dios. ¿Qué significa esta filiación
para mí? Para entender esto tendré que saber lo que recibí cuando fui redimido,
lo que obtuve cuando Dios me justificó. Tengo que descubrir qué es la justicia,
qué es la santificación, y que es el ministerio de la reconciliación. Tengo que
entender todas estas cosas si voy andar con la grandeza y el poder de Dios.
Anteriormente
hemos estudiado la redención y la filiación. Leímos que somos herederos de Dios
y coherederos con Jesucristo. Sabemos que, con la redención, tenemos la
simiente incorruptible de Dios nacida adentro y así tenemos vida eterna. Ahora,
¿qué de los demás beneficios?
Romanos
5:19:
Porque así
como por la desobediencia de un hombre [Adán] los muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno [Jesucristo], los muchos serán
constituidos justos.
Si Dios, por
medio de Jesucristo, constituye justa a una persona, entonces esa persona es
justa.
1 Corintios
1:30:
Mas por él [Dios]
estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención.
Si Dios nos
ha dado estas cosas, tenemos la sabiduría de Cristo, su justificación, su
santificación y su redención.
La palabra
“santificado” quiere decir “ser puesto aparte”. Antes de que un hombre sea
renacido del Espíritu de Dios, él es un hombre de cuerpo y alma; eso es todo.
Pero cuando es renacido, él es separado por Dios para el cielo y ni siquiera el
infierno puede impedirle que vaya.
Después de
ser separado para el cielo, ¿qué viene con la justificación, la justicia, y los
demás derechos filiales?
Filipenses
3:9:
y ser
hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley [Si usted
guarda los diez mandamientos, no es hallado en él porque tiene su propia
justicia por la ley.], sino la [justicia] que es por la fe de Cristo, la
justicia que es de Dios por la fe.
¿Cuán justo
es Dios? El es Justo. Entonces, espiritualmente, un creyente es tan justo- tan
libre del pecado-como Dios. Esto es lo que la Palabra dice.
Romanos
habla de la justificación o la liberación de la penalidad del pecado. El
contexto se refiere a Jesucristo.
Romanos
4:25:
El cual fue
entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
El texto
“original” dice: “El cual fue entregado por nuestras transgresiones y
resucitado cuando nosotros fuimos justificados”. Fuimos completamente liberados
de la penalidad del pecado cuando Dios le resucitó. Romanos 3 dice que así como
ningún hombre recibe justicia por la ley, tampoco es ningún hombre justificado
por ella.
Romanos
3:20:
Ya que por
las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque
por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Ninguna
carne es justificada delante de Dios por la ley. Así que no importa con qué
diligencia un hombre trabaje para guardar la ley, no importa cuántas veces él
se arrodille y ore hasta el amanecer, él no va a ser justificado por estas
acciones sinceras.
Romanos
3:21-25:
Pero ahora,
aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley
y por los profetas;
la justicia
de Dios por medio de la fe en [de] Jesucristo, para todos los que creen en él.
Porque no hay diferencia,
por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
siendo
justificados gratuitamente [no de mala gana o con vacilación] por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús,
a quien Dios
puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados,
Romanos 5:1:
Justificados,
pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo.
Siendo
justificados por la fe de Jesucristo, nosotros tenemos paz. La paz no es algo
por lo que se trabaja; la obtenemos cuando le recibimos a él. Estamos en paz
con él. Si renovamos la mente, estaremos en paz y actuaremos pacíficamente
porque tenemos la paz de Dios.
Romanos
5:6-9:
Porque
Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
Ciertamente,
apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno [algún
hombre] osara morir por el bueno.
Mas Dios
muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió
por nosotros.
Pues mucho
más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
¿Cómo puede
la gente enseñar que los cristianos tienen que pasar por la tribulación como
está escrito en el Libro del Apocalipsis? Romanos dice categóricamente que
hemos sido salvo de la ira venidera.
Romanos
5:10:
Porque si
siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho
más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
Mire usted a
2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es”. No
dice “Cristo en usted”. Cristo en una persona es salvación; una persona en
Cristo es la mente renovada, la comunión que uno tiene con él.
2 Corintios
5:17,18:
De modo que
si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas [en la mente de
uno] pasaron; he aquí todas son hechas nuevas [en la mente de una persona al
grado que él está en Cristo, comunión].
Y todo esto
proviene de Dios, quien nos reconcilió [tiempo pasado] consigo mismo por
Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.
En los
Evangelios Jesús tenía el ministerio de reconciliar a los hombres con Dios,
Jesús dijo: “Yo edificare mi iglesia”. En la Administración de la Iglesia los
creyentes renacidos, usted y yo, tenemos
esta responsabilidad. Si él nos dio el ministerio de la reconciliación, somos
responsables por su utilización, su operación, su funcionamiento. Nosotros que
tenemos el ministerio de la reconciliación podemos sentarnos y no hacer nada.
Pero a menos que otros sean informados sobre el nuevo nacimiento, sobre el
espíritu santo y sus manifestaciones, a menos que se les diga lo que son sus
derechos filiales, ellos nunca sabrán. Ahora usted y yo tenemos este
ministerio.
2 Corintios
5:19:
Que Dios
estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los
hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
¿De qué me
sirve tener el ministerio de reconciliarle a usted con Cristo a menos que yo tenga
la Palabra para informarle cómo ser reconciliado, cómo ser salvo, cómo ser
lleno del espíritu santo, cómo operar las manifestaciones, cómo creer para que
sus oraciones sean respondidas, cómo andar? Note usted que Dios no nos ha dado
la palabra de la reconciliación; El nos la encargó. Si El nos la encargó,
nos la entregó completamente, Dios se
limitó a usted y a mí en esta administración.
2 Corintios
5:20,21:
Así que,
somos [no cuando muramos, sino en este momento] embajadores en nombre de
Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de
Cristo: Reconciliaos con Dios.
Al que no
conoció pecado [a Jesucristo], por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
El versículo
20 dice: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo…” ¿Por qué no
comportarse como un embajador? Si el presidente de su país le llamase para ser
un embajador, usted saldría a comprar un esmoquin nuevo y una corbata negra.
Compraría un paraguas y un sombrero de copa nuevo, nuevas maletas, y los otros
accesorios. ¿Por qué? Porque usted ha sido comisionado para representar lo
mejor de su nación.
Cuando usted
es renacido del Espíritu de Dios, la Palabra dice que usted es un embajador en
nombre de Cristo. ¿Sabe usted cómo luce el embajador cristiano típico? Luce
aplastado con todos los pecados del mundo y completamente vencido mientras
“lleva su cruz”. Está desanimado, malhumorado y derrotado. No se sorprenda de
que nadie se acerque para oír el mensaje de este embajador. El no podría
entusiasmar ni siquiera un ratón hacia un tarro de basura, mucho menos
interesar al mundo seglar en su reconciliación con Dios. Si ser cristiano es un
trabajo tan difícil, poca gente será impresionada por su ejemplo paupérrimo.
¿Cuándo
vamos a creer nuestros derechos filiales? ¿Por qué no caminar por las calles en
nuestras comunidades, en nuestras ciudades, en nuestros pueblos, en las varias
regiones de nuestros países con nuestras espaldas rectas y nuestras cabezas en
alto y decir: “Yo soy un hijo de Dios. Soy embajador para el Señor Jesucristo.
¿Cómo está usted esta mañana? Bueno, ¡yo estoy maravillosamente bien!”? Hemos
llegado a acostumbrarnos tanto a ver al cristiano promedio apesadumbrado y
derrotado que nadie proyecta la actitud del embajador de Dios con derechos
filiales. Usted y yo somos lo que la Palabra de Dios dice que somos, y seremos
lo que la Palabra de Dios dice que seremos. Y ella dice que somos hijos de
Dios.
1 Juan 3:2:
Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es.
Además de
ser embajadores, como creyentes también somos llamados a ser mensajeros,
testigos, soldados y obreros. Como mensajeros debemos, como Epafrodito,
ministrar las necesidades de los demás.
Filipenses
2:25:
Mas tuve por
necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de
milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades.
Como
testigos debemos informar a otros sobre Cristo. Nuestra responsabilidad como
testigos es muy extensa y exigente.
Hechos
22:15:
Porque serás
testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.
Hechos 1:8:
Pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de
la tierra.
Como
soldados de Cristo no debemos enredarnos indebidamente en lo trivial de esta
vida, como nos advierte 2 Timoteo.
2 Timoteo
2:3,4:
Tú, pues,
sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
Ninguno que
milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo
tomó por soldado.
Pero
nosotros debemos pelear una buena batalla según amonesta 1 Timoteo.
1 Timoteo
6:12:
Pelea la
buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste
llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
El lenguaje
figurado de soldado y de lo militar se encuentra a través de toda la Biblia.
Tal vez el consejo más crítico para nosotros como guerreros de Cristo se nos da
en Efesios.
Efesios
6:12:
Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo [mundo],
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Nuestra
batalla no es física, es espiritual. Por lo tanto tenemos que equiparnos con
armadura espiritual para pelear contra las potestades de maldad.
Efesios 6:13:
Por tanto,
tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y
habiendo acabado todo, estar firmes.
Como obreros
trabajamos con Dios, según lo dice 1 Corintios.
1 Corintios
3:9:
Porque
nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios,
edificio de Dios.
Nosotros
laboramos en muchos aspectos de la vida cristiana; pero nuestra responsabilidad
más fundamental como obreros es la base de este libro.
2 Timoteo
2:15:
Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Además de
ser embajadores, mensajeros, testigos, soldados y obreros, se nos ha dado el
ministerio de la reconciliación, y se nos ha encargado la palabra de la reconciliación.
¿Cuándo vamos a declarar lo que dice la Palabra sin preocuparnos de lo que
puedan decir los vecinos? Tenemos que renovar la mente a lo que dice la
Palabra, no a nuestros vecinos.
Por esto es
que murió Cristo; por esto es que Dios dio a su hijo unigénito. Usted y yo
deberíamos tener la valentía de declarar lo que dice la Palabra de Dios. Vea
Colosenses.
Colosenses
2:6,7:
Por tanto,
de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y
sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados,
abundando en acciones de gracias.
Efesios
1:17-23:
Para que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de
sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
alumbrando los
ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os
ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
y cuál la
supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la
operación del poder de su fuerza,
la cual
operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los
lugares celestiales,
sobre todo
principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no
sólo en este siglo [mundo], sino también en el venidero;
y sometió
todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia,
la cual es
su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
El tener la
mente renovada mientras nos mantenemos firmes en nuestros derechos filiales es
la supereminente grandeza de su poder para con nosotros lo que creemos. Cuando
nosotros pongamos la mente de Cristo en nuestras mentes, y empecemos a vivir a
su manera, no solamente serán abundantes nuestras vidas, sino que las vidas de
otros serán cambiadas por nuestro ministerio de reconciliación.
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