viernes, 4 de septiembre de 2015

72 - AGUIJONES DE LA VIDA   Y COMO TRATARLOS

Las actitudes de las personas ante las circunstancias adversas, por un lado, los que viven siempre insatisfechos, con la queja permanente en la boca y que acaban (bañados) de amargura.  Por el contrario, en el otro polo encontramos a personas cuya reacción ante las tormentas de la vida, los aguijones es sorprendentemente positiva: azotadas por los más duros embates luchan contra uno o varias experiencias, son capaces de disfrutar del más ,pequeño detalle y de mantener un espíritu admirable de superación. Su ejemplo nos estimula y su ánimo es contagioso!

Para nosotros, como creyentes, la capacidad de superar un trauma no depende sólo ni en primer lugar del buen uso de mis recursos interiores —La fuerza que está en mí»-, sino de la fuerza sobrenatural que proviene de Dios y que transforma mis debilidades en fortalezas. 2 Co. 12:9. «Mi gracia te es suficiente. Porque mi poder se perfecciona en la debilidad». Y por ello Pablo puede llegar a exclamar: «Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co. 12:10).

Cuando logramos aceptación o creencia en la integridad de la Palabra de Dios, El mérito no está en nuestro propio esfuerzo, sino en la gracia de Dios, nosotros pondremos de nuestra parte todo lo posible, haremos bien en esforzarnos. pero la gracia es el requisito imprescindible para la victoria sobre nuestras debilidades.

¿Qué significa aceptar?
Aceptar no es resignarse: Para muchos la aceptación es la conclusión a la que llegas cuando «ya no puedes hacer nada más». Entonces «no queda más remedio que aceptar». Es una rendición sin‘condiciones_después de una ardua lucha.

EI fatalismo nace de la convicción de que: •no podemos hacer nada para luchar contra nuestro destino, Por supuesto; el creyente no está de acuerdo con esa idea.  Somos responsables por lo que hacemos con lo que hemos recibido.
Una de las peores actitudes en la lucha contra situaciones circunstancias de la vida  es la resignación fatalista generadora de tanta pasividad como amargura.
El que se que da cruzado de brazos tiene muchas posibilidades de acabar agriando su vida y la de los que le rodean. De ahí la importancia de no  confundir estar contento con estar contentado
Por eso el  ser feliz o desdichado no depende tanto de las circunstancias, sino de nuestra actitud ante estas circunstancias. Nuestra actitud determinara los resultados.

1.- Aprender a ver diferente
2.- Aprender a pensar diferente
3.- Aprender a vivir diferente
1 – APRENDER A VER DIFERENTE: «He aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación   (Filip. 4:11)
El elemento clave para llegar a ver diferente es el contentamiento.  Pablo pronuncia una lección sobre el contentamiento. y lo hace desde la cárcel de Roma y en peligro  de muerte: no se dirige a sus lectores de una posición de tranquila comodidad.
La naturaleza del contentamiento
¿Qué quería decir Pablo al afirmar «he aprendido a contentarme»? La palabra original -autarkeia nos da mucha luz sobre su significado implica no depender de, estar por encima de las circunstancias:
Su énfasis está en la autonomía. en no quedar ligado a los acontecimientos o problemas.
Si no se logra un mínimo de contentamiento, nuestro ánimo va a depender por completo de las circunstancias  buenas o malas y entonces la vida se convierte en un auténtico problema  emocional con bruscas oscilaciones.

El secreto del contentamiento por tanto. radica en lograr cierta «independencia» de los acontecimientos vitales y no quedar atrapados por ellos.

El contentamiento del apóstol pablo no es con las circunstancias o con el contexto de tener o no tener en abundancia o de tener escasez sino con la voluntad de Dios, por la figura Elipsis, dice he aprendido a contentarme, elipsis, con la voluntad de Dios cualquiera sea mi situación, que era lo importante para el apóstol Pablo, la voluntad de Dios cualquiera fuera su situación en abundancia o en escasez aprendió ser autárquico con la voluntad de Dios, y no suficiente en si mismo, porque eso es muy limitado y nadie es suficiente en si mismo pero con Dios con toda palabra que procede de la boca de Dios, El es el que suple toda necesidad, cuando ha sido autárquico por la voluntad de Dios, entonces ha aprendido a contentarse.

AUTARQUES significa, suficiente, fuerte contando con lo suficiente, como para no necesitar ayuda apoyo independiente de las circunstancias externas.

Se trata de encontrar a distancia correcta entre lo que nos sucede y cómo nos afecta.

La Introspección. La introspección, valga esta sencilla comparación, es como la sal en la comida: un poco es conveniente porque nos ayuda a escuchar nuestras voces interiores y desarrollar capacidad de reflexión. 
No podemos hurgar todo el tiempo en nuestro interior nos lleva a extraviarnos en un laberinto de sensaciones, sentimientos y dudas angustiantes  introspección sólo surgen « qués?».porque?

Superar una adversidad o problema no es tanto solucionarlo, sino ser capaz de contemplarlo «desde arriba». Esta nueva visión es el primer paso para experimentar la paz aun en medio de la tormenta.
Cuando logro subir al lugar alto y contemplar desde una distancia correcta, se abre a ‘mis ojos una perspectiva panorámica de toda la vida. Mi visión se agranda.
Sobre todo. me ayuda a poner en su lugar lo que es realmente importante en la vida.  MATEO 6:33
Vislumbrar a Dios más allá del cualquier cosa .
Poco a poco aprendo a ver que Dios no está tan lejos como yo sentía, sino el Dios que rescata del hoyo mi vida y me corona de favores y misericordia y me sacia de bien .

2.- Aprender a pensar diferente. Como se piensa, así se siente.

«Llevando cautivo todo pensamiento... a Cristo» (2 Co. 10:5)
Aprender a pensar diferente, lo que sentimos depende en gran manera de lo que pensamos. Lo importante en nuestra vida no es o que nos pasa sino cómo lo interpretamos.  En otras palabras. no puedes controlar lo que te sucede. pero sí puedes decidir cuánto te afecta.

Si’ logramos entender y aceptar esta realidad, podremos empezar a controlar nuestras emociones mucho mejor de lo que habíamos imaginado.
Ante todo. El pensamiento viene antes que la emoción y eso que nos hace sentir bien o mal. afortunados o desdichados. Mis emociones vienen determinadas por mí forma de pensar.
Por esta razón ante un mismo acontecimiento, las personas reaccionan de muy diversas formas. Porque lo interpretan de manera distintas. Observemos esta frase:    «No puedo
Sí. los pensamientos son los responsable de nuestras emociones. Una ilustración nos ayudará entenderlo: mi personalidad es como un jardin en el que planto constantemente semillas. los pensamientos. Según la semilla, así será la planta. Puede ser un pensamiento de ánimo y entonces me hará sentir bien, o puedo sembrar ideas pesimistas. desalentadoras y me causarán desazón. Aun sin darme cuenta. le estoy enviando a mi mente mensajes todo el tiempo que influyen mucho en mi estado de ánimo, mi calidad de vida e incluso en mi salud.

La conclusión es obvia: ser felices o desdichados. en gran manera, depende de nuestra reacción ante la desgracia. En esta reacción contamos con una poderosa herramienta, el cerebro, que podemos poner a nuestro favor como un aliado o en contra nuestra como un enemigo. .
Este proceso de «re-aprender a pensar» se parece al aprendizaje de una lengua extranjera: hay que practicarlo, requiere voluntad y no es instantáneo.
 Analicemos en primer lugar el pasaje de Corintios: «Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Co. 10:5).

Requiere un esfuerzo. La idea de «llevar cautivo» implica una lucha previa. Uno debe pelear contra LOS pensamientos negativos, desarmarlos y hacerlos prisioneros o
cautivos. Todo ello excluye una actitud pasiva, hay que esforzarse, y aquí la voluntad juega un papel clave.        
El destinatario es Cristo y la meta la obediencia.
El siguiente paso después de dominar y hacer cautivos mis pensamientos negativos es presentarlos a Cristo.

El control del pensamiento no busca solo  en primer lugar mi beneficio personal. Lograr la paz mental es tal como el mismo Pablo .lo expresa en Fil. 4:7 Pero esta paz que «sobrepasa todo entendimiento no es la meta sino uno de sus efectos beneficiosos,

LA META ES MAYOR OBEDIENCIA A LA VOLUNTAD DE DIOS.

«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre: si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza. en esto pensad.» (Fil4:8)

Queremos destacar los siguientes aspectos:
Los ocho elementos de la lista tienen una clara connotación moral. Afectan no sólo mi ánimo o sentimientos, sino mi conducta. En la medida que yo cultive —pensar en»- esta lista de virtudes, estaré influyendo también en los demás, afectará no sólo mi mente. sino también mi conducta y mis relaciones.
El verbo «pensar» (logizomai no significa tanto tener en mente o recordar, sino sobre todo reflexionar, ponderar el justo valor de algo para aplicarlo a la vida.
De manera que su efecto positivo no es fugaz. sino que afecta a mi vida de forma profunda y duradera. Es un hábito que moldea mi conducta.
La paz de Dios, beneficio

La introducción al versículo 7 objeto de nuestro análisis no puede ser más extraordinaria: «Y la paz de Dios. que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones en Cristo Jesús» (Fil. 4:7) Para los hebreos, el shalom es una paz completa. que afecta a toda la persona, mente. cuerpo y espíritu (Pues bien, dice Pablo, esta paz es de Dios, viene de él. y su resultado es que nos mantiene «guardados)) —cobijados- en Cristo Jesús.

Hay una relación inseparable entre la paz de Dios y el Dios de paz.
Vamos a identificar, en primar lugar, cuáles son los hábitos de pensamiento negativo más frecuentes en la persona afligida.  Ante la adversidad la persona suele darse tres explicaciones:
1.- La culpa es mía. Se busca una causa personal a la adversidad. Culpabilizarse  es una reacción propia del duelo que desaparece con el tiempo.
2.- No va a cambiar nunca. Esto  será permanente. No se ve ninguna luz en el futuro: todo parece negro. Es como si el mundo se acabara.
3- Va a arruinar toda mi vida. Sus efectos son globales, afectan todas las áreas. Estoy incapacitado para hacer nada.

Darse uno mismo estas explicaciones personales. permanentes y globales para las cosas malas que le suceden en la vida produce un sentimiento de derrota e impotencia. ¿Cómo luchar contra estos hábitos negativos de pensamiento?

¿Cómo podemos combatir estas pautas tan negativas? Recordemos tal como pensamos así sentimos: no son las circunstancias, sino las actitudes lo que nos hace felices o desdichados. Por ello necesitamos aprender preguntas estimulantes que produzcan respuestas positivas y, finalmente, sentimientos de esperanza.

1.- ¿Puedo hacer yo algo para cambiar o mejorar esta situación? ¿Hay algún remedio con el que pueda contribuir a aliviarla Si es así, por pequeño que sea el paso inicial, empieza ya. A veces. pequeños cambios producen grandes modificaciones.

2.- ¿Hay algo o alguien por lo que puedas estar agradecido? Busca motivos de gratitud a Dios o a los demás en medio de tu problemas.

¿Por qué muchas personas se empeñan en bajar con tanta frecuencia al sótano. incluso se quedan allí mucho tiempo? ¿Tanto cuesta subir a lo alto y llenar nuestra mente de la palabra de Dios de luz, de aire fresco y gratitud.?
No olvidemos que David sufrió una opresora experiencia de aguijón de parte de una persona. Saúl. que le persiguió durante 18 años para matarle.
David tenía muchos motivos para quejarse al Señor y lamentar, como en realidad hace en algunos de sus salmos. Y sin embargo. cuán luminosas y estimulantes son aquí sus palabras:
«Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice. alma mía, a Jehová.
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades.
El que sana todas tus dolencias:
El que rescata del hoyo tu vida.
El que te corona de favores y misericordias:
El que sacie de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila. » (Sal. 103:1-5)
Observemos cómo el salmista. dialoga consigo mismo y le envía a su mente mensajes de estímulo y de esfuerzo: «bendiga todo mi ser su santo nombre» y «no olvides ninguno de sus beneficios».

Cuánto necesitamos todos aprender de David. tanto los que viven afligidos por una experiencia como los que no. Subir a lo alto de nuestra mente y evitar en lo posible instalarnos en el sótano es la mejor manera para poder exclamar ((Bendice alma mía al Señor y no olvides ninguno de sus. Beneficios
La diferencia entre  una vida plena; y una vida amargada no radica tanto en las circunstancias del entorno sino en  las actitudes del corazón. .

Aprender a vivir diferente
«Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado...»
.¿Por qué hay árboles que se parten cuando sopla el huracán y otros. por el contrario. se adaptan a la fuerza agresora de viento inclinándose? La respuesta es importante porque ahí radica su capacidad de sobrevivir; La palabra clave es flexibilidad;
Ante el trauma. las personas somos como los árboles: tenemos una capacidad de adaptación que nos permite resistir y reorganizar la vida después del impacto de la experiencia traumática, A esta capacidad elástica se la conoce hoy con el nombre de resilencia.
Podríamos definir la resiliencia como la facultad de recuperarse después del trauma. El término se emplea en dos grandes áreas: en la metalurgia se aplica a la capacidad de un material de recuperar sus condiciones iniciales después de haber sufrido un golpe fuerte, De manera parecida. en física alude a la resistencia de los materiales a la presión y la recuperación de su estructura; ha tenido que aprender: «Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia: en todo y por todo estoy enseñado» (Fil. 4:12).
Aunque Pablo aqui alude sobre todo a su situación material; sabemos que su vida constituye un excelente ejemplo de adaptación a uno o varios problemas o aguijones.

Disposición a cambiar. El cambio es parte integral de la vida. De hecho, nuestra supervivencia como raza depende en gran medida de la capacidad de cambiar para adaptarnos a alas circunstancias nuevas; Sin embargo a la mayoría de personas los cambios nos producen ansiedad porque nos abocan a situaciones desconocidas; El primer requisito es la flexibilidad como ya apuntábamos antes.

Ser flexible es esencial para aprender a convivir con la nueva situación porque disminuye el estrés del cambio y nos permite, así, luchar mejor; Por el contrario, su opuesto que es la rigidez nos lleva a quedar anclados en el pasado añorando «lo que antes era o tenía» y lamentando. «que cualquier tiempo pasado fue mejor». Una persona rígida no sabe adaptarse al presente, teme al futuro y se refugia en el pasado. Esta actitud es un gran obstáculo para la adaptación.

El apóstol Pablo fue un verdadero maestro de la flexibilidad y la disposición a adaptarse a cambios— contentarse- a nuevas situaciones. Su dramática conversión supuso un cambio tan radical que afectó hasta lo más profundo de su identidad, simbolizado en un nombre nuevo. Saulo. el perseguidor, pasó a ser Pablo el perseguido: de una posición social respetable. pasó a ser un paria para sus ex colegas fariseos: de tener autoridad, pasó a sufrir azotes y cárcel. En un memorable pasaje Pablo nos abre su corazón para compartir con detalle algunos de estos cambios tan significativos (Fil. 3:4-8).
De igual manera en Corintios nos da algunas pinceladas de su estado emocional: «como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada. mas poseyéndolo todo» (2 Co. 8:9-10).

No hay por qué avergonzarse ni sentirse humillado por tener que pedir ayuda cuando se necesita. En el fondo, esta es la esencia misma del Evangelio: «este pobre clamó y le oyó Dios» (Sal. 34:6).
El requisito esencial aquí es la confianza. tan importante como aprender a confiar en ti mismo, es saber confiar en los demás.

La relación de David con Jonatán es un ejemplo de este prinicipio. En su larga lucha contra el aguijón que significaba la persecución a muerte de Saul, David establece con Jonatán, su amigo del alma, un vínculo de confianza tan fuerte que llega a decir:
«Más dulce me fue tu amor que el de las mujeres)). Y en otro texto leemos: «el alma de Jonatán quedó ligada con la de David. y lo amó Jonatán como a si mismo)) (1 S. 18:1-3). Humanamente la vida de David dependió en muchas ocasiones de la ayuda y la información de Jonatán. Fue la clave que le permitió huir —adaptarse- durante tantos años de desierto absurdo. Si. esta es la forma de actuar de Dios: Él raramente nos deja solos ante el aguijón. Dios suele proveer de un Jonatán que nos ayuda decisivamente en nuestra lucha. Qué gran privilegio.

Es admirable comprobar los sentimientos de Pablo hacia Epafrodito en el pasaje de Fil. 2:25-30. Intenta descubrir quiénes son tu Jonatán o tu Epafrodito en tu lucha contra el aguijón. Esta es una de las experiencias más enriquecedoras de una vida.

Cristo
¿Puede haber una experiencia más traumática tanto física como moralmente? En la cruz. Cristo experimentá una de las muertes más sádicas desde el punto de vista físico y sobre todo la mayor injusticia y el mayor dolor moral que jamás hombre alguno haya sufrido aguijón en el NT. se refiero precisamente a la muerte y al pecado (1 Co. 15:55-56). Cristo tenia que pasar por el mayor de los aguijones —experimentar la muerte y el peso del pecado- precisamente para librarnos a nosotros de su veneno mortal.
Nuestras experiencias de dolor pueden ser muy duras y difíciles de sobrellevar, pero quedan relativizadas ante el aguijón por excelencia que fue la cruz. Ningún aguijón humano puede ser mayor que éste: «Mas él herido fue por nuestras rebeliones . molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados».
Este vivido pasaje profético de Is. 53 nos presenta a Jesús como un experto en el sufrimiento, “doctorado en aguijones”: «despreciado y desechado entre los hombres. varón de dolores y experimentado en quebrantos...» (la. 53:3).
Todo ello porque Dios «cargó en el el pecado de todos nosotros» (lsa. 53:6). sufrimiento injusto Personalmente se me hace difícil leer este pasaje sin emocionarme.

En aquella noche oscura de angustia, vemos al Señor en Getsemaní ante el aguijón de su muerte atroz siguiendo los mismos pasos que hemos visto en el apóstol Pablo:
• «Padre, si es posible, pase esta copa de mi)). Lucha por eliminar el aguijón. Como hombre, Jesús tiene la misma reacción que cualquiera de nosotros: procura evitar aquel trauma, busca cambiar las cosas. Es la fase legítima y natural de lucha.
• «Con gran clamor y lágrimas)). Oración ferviente al Padre. El autor de hebreos nos describe con gran realismo, casi de forma cruda, la intensidad emocional de la lucha en oración de Jesús con el Padre: ((Y Cristo. en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podia librar de la muerte, fue oido a causa de su temor reverente.)>. (He. 5:7). Por el relato de los Evangelios sabemos que «se angustió en gran manera)) y <(estando en agonía oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra)) (Lc. 22:44). Y en Mateo se lee: «mi alma está muy triste hasta la muerte» (Mt. 26:38).
• «Mas no se haga mi voluntad, sino la tuya». Una disposición plena a la obediencia: «pero no sea como yo quiero, sino como tú» (Mt. 26:39). El sometimiento de Cristo a la voluntad del Padre era completo ya desde el comienzo mismo de su vida en la tierra. El cántico de Filipenses 2 nos lo describe con estas palabras: <...se humilló a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz» (Fil. 2:8).

Jesús «fue oído a causa de su temor reverente>) (He. 5:7). ¿En qué sentido fue oído? Dios no le libró de la muerte.
Cristo tuvo que pasar por el trago amargo de la cruz, Desde nuestra perspectiva humana ser oído por el Padre debería implicar una respuesta afirmativa a su petición, es decir librarle de la copa de la muerte.
Pero sabemos que esto no fue así. Dios le oyó en el sentido de que envió un ángel del cielo para fortalecerle.
Es muy evidente en el texto de Lucas la relación causa efecto entre la petición de Jesús <(Padre, si quieres, pasa de mi esta copa» (Lc. 22:42) y la respuesta inmediata del Padre: <(Se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle>) (Lc. 22:43). Gran lección para nosotros: Dios no siempre nos va a librar del aguijón, pero siempre nos dará los recursos necesarios para luchar contra él.
Concluimos. Cristo sufrió y superó de forma admirable el más grande aguijón. Por ello «no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades» (He. 4:15). Cristo nos ayuda en nuestros aguijones de dos grandes maneras: por un lado, porque nos da un ejemplo supremo es nuestro modelo a seguir. Pero también, y sobre todo, porque su gracia sobrenatural nos fortalece en nuestra debilidad. todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Dependemos de Cristo porque por la  gracia se hace perfecta en nuestra debilidad.
«Cuando soy débil, entonces soy fuerte»
«Mi gracia te es suficiente; porque mi poder se perfecciona en la debilidad»
La primera reacción de Pablo fue lógica y natural: le pide al Señor que le quite el aguijón. Ante una situación de sufrimiento es legítimo pedir que Dios lo elimine si es su voluntad. Hasta el Señor Jesús mismo pidió al Padre que «si es posible, pase esta copa de mi, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Pablo oró «tres veces», expresión que no hay que tomar de forma literal sino que más bien significa «numerosas veces» tal como apuntan muchos comentaristas. Sin embargo, la respuesta a esta oración ferviente y prolongada no es la liberación, sino la provisión de lo necesario para vivir con gozo su situación de sufrimiento crónico.
¡Dios no le quita, le da! Esta idea es esencial para comprender cómo ve Dios nuestros aguijones. Para nosotros la «solución» consiste en eliminar el problema. La visión de Dios, sin embargo, es muy distinta: para él lo más importante no es la ausencia de sufrimiento, sino su presencia en medio de este sufrimiento y los recursos que tal presencia conlleva. ¿Cuáles son estos recursos?
Lo que en español aparece como un simple adjetivo posesivo «mi», en el original es un genitivo cuya traducción literal sería: «el poder de mí» y la «gracia de mí», estructura gramatical que busca resaltar su procedencia. Este énfasis confirma nuestro argumento: hay unos recursos que trascienden la capacidad del ser humano, van más allá de cualquier técnica psicológica o de medidas sociales. Son los recursos que vienen de Dios
Gracia: «Mi gracia te es suficiente»  Pablo necesitaba aprender. La palabra «gracia» «mi gracia», esta gracia es el poder de Dios operando de formas muy concretas en la persona y en sus circunstancias.  «afanado y turbado estás por el aguijón, pero una sola cosa es necesaria. Te basta mi gracia».
¿Qué significa, entonces, esta expresión «mi gracia te es suficiente»? La gracia es el conjunto de recursos sobrenaturales que vienen de Dios gratuitamente y que nos permiten luchar contra el aguijón con un poder divino.
Ahí radica la diferencia esencial entre la persona creyente y la no creyente al afrontar el sufrimiento: en sus recursos. La situación de aguijón puede ser la misma, pero el creyente tiene unos medios de los que carece la persona sin una fe personal en Dios.
¿En qué sentido la gracia es suficiente? Pablo recibe justo lo necesario para que la aceptación sea «de buena gana» (2 Co. 12:9) y «con gozo» (2 Co. 12:10). No se trata de soportar el aguijón o de sobrevivir en medio de la prueba. Esta actitud no es suficiente. Mal asunto cuando aceptamos las espinas a regañadientes, sólo porque no hay más remedio. Dios no quiere esta aceptación forzada más cercana a la resignación. El nivel de suficiencia que Dios pide es mucho más alto: Él no quiere hijos «gruñones», sino «más que vencedores» (Ro. 8:37).
Poder: «Porque mi poder se perfecciona en la debilidad»
El Señor no se limita a decirle que se conforme con su gracia, como si fuera una orden. Por ello la exhortación va acompañada de una explicación convincente: «mi poder se perfecciona en la debilidad». Aquí radica el secreto que nos ayuda a entender por qué la gracia de Dios nos basta.
«Cuando soy débil, entonces soy fuerte»  Por pura lógica, una debilidad es un obstáculo para cualquiera, una limitación. Así concebía Pablo su aguijón al principio. La lección que el apóstol debe aprender ahora es que Dios piensa exactamente al revés. No se trata sólo de que la espina no estorba al Todopoderoso, sino que precisamente es ahí -en la debilidad- donde el Señor puede manifestar su poder.
Y aún es más, este poder divino se perfecciona, se hace «completo», en esta debilidad. Por ello Pablo afirma: «...por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades para que repose sobre mí el poder de Cristo» (2 Co. 12:9). Él dijo de sí mismo «yo soy la luz del mundo... la luz en las tinieblas resplandece» (Jn. 8:12; Jn. 1:5). La luz de Cristo puede brillar con mucha más intensidad en mis momentos de oscuridad, en la penumbra del dolor.

Es en «la noche oscura del alma», que empezamos a comprender esta gran paradoja: Entonces soy fuerte porque cuanto mayor es la oscuridad, tanto más brilla su luz.