sábado, 2 de julio de 2016

85  - Cuatro clases de amor.

Hay cuatro palabras griegas para amor que es importante que los cristianos comprendan. Son agape, fileo, storge, y eros. Tres de ellas aparecen en la Biblia.

Si vamos a comprender la Biblia y el mundo bíblico, es importante que comprendamos lo que significan estas palabras y cómo difieren.
La palabra griega para amor sexual o amor apasionado es eros, de la cual obtenemos palabras tales como “erótico.” Cuando eros era utilizado como nombre propio, se refería al dios griego del amor. La palabra griega eros no aparece en el texto bíblico.

La palabra griega que se refiere al amor de Dios, una de las clases de amor que debemos tener hacia las personas, es agape. Agape es la naturaleza misma de Dios, porque Dios es amor          1  Juan 4:7-   Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.   1Jn 4:12  Nadie ha visto jamás a Dios.(A) Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.   , 16b). 1Jn 4:16  Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 

La gran clave para comprender agape es darse cuenta de que puede ser reconocido a partir de la acción que inspira. De hecho, hablamos a veces del “modelo de acción” del amor agape. La gente de hoy está acostumbrada a pensar del amor como un sentimiento, pero ése no es necesariamente el caso con el amor agape. Agape es amor a causa de lo que hace, no debido a cómo se siente.
Dios de tal manera “amó” (agape) que dio a Su Hijo. No se sintió bien Dios al hacer eso, pero fue lo que por amor debía hacerse. Cristo de tal manera amó (agape) que dio su vida. Él no quería morir, pero él amó, así que hizo lo que Dios requirió. Una madre que ama a su bebé enfermo permanecerá despierta toda la noche cuidándolo, lo cual no es algo que ella desea hacer, pero es un acto verdadero de amor agape.
El punto es que el amor agape no es simplemente un impulso generado por sensaciones. Más bien, el amor agape es un ejercicio de la voluntad, una decisión deliberada. Esta es la razón por la cual Dios puede ordenar que amemos a nuestros enemigos

Mateo 5:44;   Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Ex. 23:1-5). 1  No admitirás falso rumor.(A) No te concertarás con el impío para ser testigo falso. :2  No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios; :3  ni al pobre distinguirás en su causa.(B) :4  Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. :5  Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.(C) 

Él no nos ordena que “tengamos buenos sentimientos” para con nuestros enemigos, sino a tener una actitud amorosa hacia ellos.
El amor agape se relaciona con la obediencia y el compromiso, y no necesariamente con el sentimiento y la emoción. “Amar” a alguien es obedecer a Dios en favor de otra persona, buscando para él o ella, la bendición y beneficio a largo plazo.

La manera de saber que amamos (agape) a Dios es que obedezcamos Sus mandamientos.   Jesús dijo: Juan 14:21 “¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece”. Hay cristianos que dicen que aman a Dios, pero su forma de vida es contraria a la voluntad de Dios. Estas personas confunden sus sentimientos de afecto por Dios y creen que ese es el verdadero amor agape. Jesús hizo la siguiente aclaración:      (Juan 14:24 a). “El que no me ama, no obedece mis palabras”

El amor es el carácter distintivo de la vida cristiana en lo referente a otros cristianos y a toda la humanidad. Lo que “por amor” debe hacerse, puede no ser siempre fácil, y el amor verdadero no es “sentimentalismo exagerado”. El amor genuino a menudo conlleva un costo. Por ejemplo, castigar a los criminales para mantener a la sociedad segura, es amar, pero no fácil o agradable. Y pedir que alguien deje tu reunión bíblica porque persiste en pecar intencionadamente, es amor, pero nunca fácil
1Corintios 5:1-5  De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre.(A) :2  Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción? :3  Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. :4  En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, :5  el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
  
Esto no quiere decir que el amor agape no tenga sentimientos asociados, y la situación ideal ocurre cuando lo que debe hacerse por amor, también es lo que deseamos hacer. Los cristianos deben ser conocidos por su amor los unos a los otros      Juan 13:35  En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

La tercera palabra para “amor” que necesitamos examinar es fileo, que significa “tener un interés especial en alguien o algo, con frecuencia enfocado en una asociación cercana; tener afecto por, gustar, considerar a alguien un amigo.”  Sería probablemente provechoso si fileo nunca fuera traducido “amor” en el Nuevo Testamento, porque se refiere a un fuerte agrado o a una fuerte amistad.
Por supuesto, vemos cómo a fileo se lo traduce “amor”, porque en la cultura moderna decimos que “amamos” cosas que nos agradan mucho: “yo amo el helado”, “yo amo mi automóvil”, “yo amo la manera en que tu cabello se ve”, etc. La palabra fileo implica una conexión emocional fuerte, y por lo tanto se utiliza para “amor” o amistad profunda, entre amigos. Usted puede agape a sus enemigos, pero usted no los puede fileo.
La diferencia entre agape y fileo queda muy clara en Juan 21:15ss, pero desafortunadamente se obscurece en muchas traducciones. Después de ser levantado de los muertos, Jesús se encontró con Pedro. Aquí está la versión corta de lo que se dijeron el uno al otro.

Jesús: Simón…¿tú me amas (agape) más que a éstos?
Pedro: Sí, Señor; tú sabes que te amo (fileo).
Jesús: Simón…¿me …amas (agape)?
Pedro: Sí, Señor, tú sabes que te amo (fileo).
Jesús: Simón…¿tú me amas (fileo)?
Pedro: [afligido] Señor…tú sabes que te amo (fileo).

¿Por qué hay una diferencia en las palabras que se utilizan para “amor” en esta conversación? ¿Por qué Jesús utilizó agape y Pedro utilizo fileo? Jesús le preguntaba a Pedro si él lo amaba con el amor de Dios, un amor que puede requerir sacrificio. Después de todo, Jesús acababa de pasar por una horrenda tortura por la salvación de Pedro (y la nuestra), algo que él no deseaba hacer pero que hizo de todos modos debido a su amor agape. En cambio, Pedro evitó una posible tortura negando a Jesús.
Jesús dos veces le preguntó a Pedro “¿tú me agape?” (Es decir ¿estás deseoso de hacer por mí aquellas cosas que tú no deseas hacer?). Pedro, por otra parte, todavía se sentía atormentado por haber negado a Jesús, y tenía esperanzas de que su amistad siguiera intacta. ¿Le recriminó Jesús a Pedro que lo hubiera negado? ¿Lo seguiría tratando como a un socio y compañero cercano? Pedro no estaba seguro dónde estaba parado en su relación con Jesús, así que intentaba hacerle saber a Jesús que en él seguía teniendo a un amigo verdadero, y que tenía amor fileo por Jesús.

La tercera vez que Jesús le habló a Pedro, descendió al nivel de Pedro y le preguntó si Pedro era, de hecho, un amigo verdadero (fileo), lo cual afligió a Pedro. Sin embargo, era importante porque Jesús sabía lo que Pedro no sabia: que Jesús ascendería al cielo, y Pedro y los otros quedarían para realizar su trabajo en la Tierra, lo cual requeriría que todos ellos fueran sus buenos amigos e hicieran su voluntad aun cuando significase adversidad.

La cuarta palabra griega que necesitamos comprender es storge, que es el amor y el afecto que ocurre naturalmente entre padres e hijos, que puede existir entre hermanos, y que existe entre maridos y esposas en un buen matrimonio. Ocurre en Romanos 12:10   Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.  en la palabra filostorgos, que es una palabra compuesta por filos (la forma sustantiva de fileo) y storge. Romanos 12:10 es un versículo muy importante, que nos guía a ser muy cariñosos y amables unos con otros.

Romanos 12:10 (traducción expandida del autor)    En cuanto a su amor fraternal, que haya entre ustedes una profunda amistad y afecto familiar.

Si hemos de tener una vida cristiana maravillosa, obediente a la voz de Dios, y a tener una enriquecedora comunión con otros cristianos, necesitaremos ejercitar todas estas tres clases de amor. Necesitamos amor agape porque algunas de las cosas que Dios requiere de nosotros no son ni divertidas ni fáciles, pero necesitan ser hechas.
Necesitamos tener amor fileo porque necesitamos amigos verdaderos que se mantengan a nuestro lado, gente que esté conectada emocionalmente con nosotros y con quien podamos compartir nuestros pensamientos y sensaciones más íntimas.
Finalmente, los cristianos necesitamos brindarnos amor storge unos a otros, un afecto familiar profundo que nos conforte y nos ayude a sentirnos conectados a toda nuestra familia espiritual.
(traducción de Daniel de Oliveira)



Para vuestra consideración:
El amor no es un sentimiento

Quizás el más común dolor humano proviene de confundir amor con sentimiento.
AGENTES DE CAMBIO   AUTOR Óscar Margenet  10/04/16 
La diferencia que hay entre el significado humano y el significado divino del verbo amar.
El amor es central en la Revelación de Dios al hombre. El estudiante de la Biblia sabe que sin Dios no hay amor, porque Dios es amor. Sin embargo, hay escritos de autores respetados por su coherencia científica que nos ayudan a entender cuáles mecanismos humanos son los que nos llevan a errar tanto en nuestra vida diaria cuando de amar se trata.

‘La nueva psicología del amor’  título en castellano de ‘El camino menos transitado’, me ayudó en la búsqueda de respuestas a preguntas no siempre bien respondidas en mi iglesia local.
Dr. Scott Peck  Para el cristiano bien informado leer a Peck no será tiempo perdido ya que mucho de su pensamiento deriva de pasajes bíblicos conocidos. Abordaremos su explicación sobre el amor.
Ya he mencionado que el amor es una acción, una actividad. Esta premisa cuestiona el principal concepto falso que hay acerca del amor y que es preciso rectificar, que el amor es un sentimiento.
Muchas personas tienen un sentimiento amoroso y, sin embargo, actúan de manera destructiva y nada afectuosa. Por otro lado, un individuo que ama con sinceridad a menudo procede de manera constructiva con respecto a una persona que conscientemente le disgusta y por la que, no sólo no siente ningún amor, sino que puede llegar a sentir hasta repugnancia.
El sentimiento amoroso es la emoción que acompaña la experiencia de la catexis . Como se recordará, la catexis es el resultado de un proceso por el cual invertimos nuestra propia energía a un objeto al que previamente hemos concedido gran importancia, convirtiéndolo en lo que suele llamarse ‘objeto de amor’.
Una vez ‘catectizado’, el objeto - al que comúnmente nos referimos como ‘objeto de amor’- se carga con nuestra energía y establecemos una relación subjetiva y unilateral de íntima identificación con él como si fuese parte de nosotros mismos, y es precisamente esta relación entre nosotros y el objeto, a lo que llamamos catexis. Dado que es posible tener muchas relaciones de este tipo al mismo tiempo, es lícito referirse a nuestras catexis.
El hecho de retirar nuestra energía de un objeto de amor, de forma que éste pierda su importancia para nosotros, es el proceso contrario al que nos hemos referido.
El concepto erróneo de que el amor es un sentimiento, se debe a la confusión entre la noción de catexis y la de amor. La confusión es comprensible, puesto que se trata de procesos semejantes, aunque también presentan notables diferencias.
En primer lugar, como ya hemos señalado, podemos catectizar cualquier objeto, animado o inanimado, con espiritualidad o sin ella; por ejemplo, una persona puede concentrar sus emociones en las acciones de una compañía o una joya, llegando a sentir amor por ellas.
En segundo lugar, el hecho de catectizar a otro ser humano no significa que nos importe su desarrollo espiritual, ya que, precisamente, la persona independiente suele temer el desarrollo espiritual de un cónyuge al que haya catectizado.

En tercer lugar, la intensidad de estas transmisiones de sentimientos, a menudo no tiene nada que ver con la sabiduría o la dedicación. Un hombre y una mujer pueden conocerse en un bar y establecer entre sí un proceso catéctico de tal manera que, a pesar de no haber entre ellos ni citas previas ni promesas, ni siquiera estabilidad familiar, lo que más les importe en ese momento sea la consumación de un acto sexual.
Así pues, podemos concluir que nuestras catexis pueden ser momentáneas y fugaces. Inmediatamente después de haber consumado el acto sexual, los miembros de esta pareja pueden percibirse mutuamente como seres indeseables y poco atractivos. Podemos ‘descatectizar’ las cosas con la misma rapidez con que las ‘catectizamos’.

Por otro lado, el verdadero amor implica dedicación y ejercicio de la sabiduría. Cuando estamos interesados en impulsar el desarrollo espiritual de alguien, sabemos que una falta de dedicación puede resultar dañina y que es muy probable que la otra persona sienta la necesidad de que nosotros le manifestemos nuestro interés.
En un matrimonio, las cosas no son diferentes, pues en un matrimonio constructivo, de igual manera que en una terapia constructiva, los participantes deben prestarse una sistemática atención el uno al otro y, al mismo tiempo, velar por su relación.
Como ya hemos dicho, tarde o temprano las parejas dejan de estar enamoradas, y es en ese momento cuando empieza a surgir la ocasión de encontrar el amor de verdad. Su amor va poniéndose a prueba y podrá establecerse si existe o no, cuando los cónyuges ya no sientan la necesidad de estar siempre juntos, cuando sean capaces de pasar algún tiempo separados.
Esto no significa que los miembros de una relación estable y constructiva como el matrimonio o la psicoterapia intensiva no ‘catecticen’ entre sí y, de alguna manera, también con la relación que los une, pues lo hacen. Lo que quiero decir es que el verdadero amor trasciende la catexis. Cuando hay amor, lo hay con catexis o sin ella, con sentimientos cariñosos o sin ellos.
Es mejor —y ciertamente más placentero— amar de esta manera, pero es posible amar sin catexis y sin sentimientos cariñosos. Es en este caso cuando el amor sincero y trascendente se distingue de la simple catexis.

La palabra clave es entonces ‘voluntad’. He definido el amor como la voluntad de extender nuestro ser con el fin de promover el desarrollo espiritual propio o ajeno. El amor puro es volitivo antes que emocional.
La persona que ama, si lo hace de verdad es porque así lo ha decidido; se ha comprometido a amar, con independencia de sus sentimientos amorosos. Siempre es mejor que los experimente, pero si no es así, el compromiso y la voluntad de amar aún permanecen y pueden ser aplicados.
Por el contrario, no sólo es posible, sino también necesario, que una persona que ama evite actuar movida por sentimientos de amor solamente. debo elegir a la persona en quien concentraré mi capacidad de amar, hacia quien dirigiré mi voluntad de amar.
El verdadero amor no es un sentimiento que nos sobrecoja. Es una decisión reflexiva, de dedicación.
La tendencia habitual a confundir el amor con el sentimiento de amor, hace que la gente se engañe de múltiples maneras. Un alcohólico cuya mujer e hijos necesiten desesperada y urgentemente de su atención, puede estar sentado en un bar diciéndole al camarero con lágrimas en los ojos: ‘Quiero de verdad a mi familia’. Las personas que descuidan a sus hijos de manera tan inaceptable, generalmente se auto consideran padres amantísimos.
Claro está que puede haber un interés personal en la tendencia a confundir el amor con el sentimiento de amor, es fácil y no del todo desagradable encontrar la prueba del amor en los sentimientos que uno experimenta, mientras que puede ser difícil y doloroso buscarla en las propias acciones, pero como el verdadero amor es un acto de voluntad que trasciende con frecuencia los efímeros sentimientos de amor o la catexis, podemos afirmar que amar es proceder con amor’. El amor y el desamor, como el bien y el mal, son fenómenos objetivos y no puramente subjetivos.
Hasta aquí, lo que nos enseña este libro. No puedo menos que concluir encuadrando lo que hemos leído, en el contexto de la carta del apóstol Pablo a los cristianos en Corinto 9:

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”