domingo, 28 de octubre de 2012


Introducidos en Su presencia
En la presencia de Dios no estés con los brazos cruzados. Celebra Su presencia y aprende a recibir de Él. Responde a Su presencia. No contristes al Espíritu Santo.

Cuando te mueves en la gloria de Dios, sólo cuentas con dos cosas: la guía del Espíritu Santo y la palabra rjéma. No hay patrón específico ni estructura existente para guiarte.

Atrae Su presencia con tu adoración y hambre de Él. Nadie debería decirte cómo adorar, ni instruirte para levantar tus manos o poner palabras en tu boca. Es como decirle a un esposo que tiene que decirle a su esposa que la ama.
Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. -Isaías 6:3
¿No es esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano. -Habacuc 2:13

Las tres dimensiones de lo Sobrenatural
No podemos entender la gloria si no entendemos primero la fe y la unción. La batalla que los predicadores siempre tenemos es introducir a la gente en la presencia de Dios. Ya en la presencia no hay batalla. Ya estamos rendidos.
La Fe

1.     HEBREOS 11:1
1Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

La fe es un acto voluntario basado en nuestro conocimiento o convicción, es la aceptación de la información recibida de la Palabra de Dios.

Es la entrada legal a lo invisible o al ámbito sobrenatural. Es la llave para operar y trabajar en el ámbito eterno. Es la habilidad del creyente para creer algo que no es razonable.
La fe es AHORA y requiere una revelación presente. Usted no puede tener una fe presente sin una revelación presente. Hoy no vemos milagros en la iglesia porque los milagros ocurren en el AHORA, no ayer. La mayoría de las decisiones que tomamos están basadas en el tiempo, no en la fe. Si no es ahora, no es fe. La fe es un requisito previo para entrar en la gloria. Mucha gente quiere entrar en la gloria pero ni siquiera sabe qué es la fe. En esencia, es la sustancia del mundo espiritual.

Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. -Juan 11:4

Cada uno de nosotros ha recibido una medida de fe. Primero debes creer para luego ver la gloria de Dios. Entrar en Su gloria es una recompensa por tu fe; es Su más alto galardón. La fe es sobrenatural, pero nosotros la hemos reducido a algo natural. La hemos reducido a mensajes optimistas y motivacionales. Pero cuando predicas de la fe, los milagros más asombrosos suceden porque es AHORA, desde una revelación presente.
2. La Unción
La unción es un aspecto del poder sobrenatural de Dios que nos llena de poder para cumplir el propósito y llamado aquí en la tierra. Es uno de los aspectos de Su poder operando a través de nosotros. Cada uno de nosotros ha recibido por medida. Nos necesitamos unos a otros porque tenemos las medidas que otros no tienen, y viceversa.
Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. -Efesios 4:7
No lo tenemos todo en nosotros; nos necesitamos unos a otros. La unción es el poder de Dios trabajando a través de ti. Es el sello en tu espíritu para experimentar la gloria.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. -Efesios 1:13

La unción nos fue dada para la tierra. En el cielo no hay ciegos, sordos ni enfermos. No hay quebrantados de corazón ni oprimidos. En el cielo no se necesita la unción; es para la tierra. No es para tu orgullo o fama. Dios quiere desatar Su unción sobre gente humilde que ame al pueblo.  Esta es su voluntad que privilegio y honor llevarla acabo.
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos. -Lucas 4:18
Dios nos da unción porque todos hemos caído de la gloria de Dios. El hombre estaba bajo la gloria, no la unción, antes del pecado y entonces Dios nos dio la unción.
Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. -Romanos 3:23
3. La Gloria
La gloria de Dios es la presencia manifestada de Dios mismo. Es el ámbito de la eternidad. Es la eternidad revelada, sin límites o restricciones. Es la atmósfera de Dios mismo. Cada manifestación es de la naturaleza y carácter de Dios mismo. No es Suponer operando a través de nosotros, sino que es Dios mismo haciendo Sus obras.
Hemos limitado a Dios porque pensamos que Él tiene que hacer Su trabajo a través del ser humano. Si bien esto es verdad en la unción y en la fe, en Su gloria Él trabaja por Su propia iniciativa. Está más allá de la fe y la unción. Es Dios mismo, en todos Sus atributos y majestad.
Cuando Dios hace un milagro en ti sin que tengas la fe para creerlo o la unción para manifestarlo, es Dios mismo tocándote directamente. Yo he estado en reuniones donde, sin yo siquiera tocar a nadie, han sucedido milagros tras milagros. No tenía nada que ver con mi fe, unción o dones, sino con la gloria de Dios.

Fe, unción, y gloria…
La fe no es la unción; la unción no es la gloria; y la gloria no es la fe.
1. La fe pone demanda sobre la unción de un hombre.
Cuando se ejerce fe, esto atrae la unción y jala del manto. La fe y la unción trabajan juntas. Cuando vas a un servicio, jala del manto del hombre de Dios. Ha habido momentos en que he querido terminar un servicio pero no pude porque la gente estaba jalando del manto. Su fe me estaba jalando. 
Si viniste atormentado, ¡jala! Hay una unción para milagros en el manto de este ministerio; ¡pon demanda en la unción! Muchos de ustedes pararon de recibir de sus pastores porque se familiarizaron con sus mantos y dejaron de jalar.
¡Comienza a jalar la transformación y los cambios! Dios te ha sellado y te ha marcado para tener una experiencia con la gloria!

2. La Gloria de Dios pone la demanda en Dios mismo.
¿Quieres una porción de Dios o a Dios mismo? En la unción el hombre es visto. Desafortunadamente, la gente mira al hombre como el que tiene la gran unción pero cuando Dios usa la humanidad la gente se equivoca y comienza a idolatrar al hombre.

¡En la gloria, Dios demanda que lo miremos a Él! Mucha gente sabe cómo extender la mano al manto pero no sabe cómo recibir directamente de Dios. No pongas a Dios en una caja. Por la fe, toma lo que es tuyo directamente de Dios. Dios quiere introducirte en la gloria Él mismo hoy.
Unción vs. gloria
  • La unción nos fue dada para sanar al enfermo, en la gloria de Dios, la enfermedad es ilegal. Hay una inmunidad sobrenatural dada en la presencia de Dios. Estamos adictos a la unción del hombre. Sí, la unción es de Dios pero puedes salir de allí e ir directamente a Él.
  • En la unción, Cristo es el sanador, por su llaga fuimos curados. En la gloria, Él Dios es nuestro creador. ¡Lo necesitamos como ambos!
  • En la unción, trabajamos. En la gloria, descansamos.
  • La unción fue dada para cortarle la cabeza a los gigantes. En la gloria, los gigantes no entran.
Dios quiere llevarte de gloria en gloria. Si te falta un órgano, hueso, carne o cabello en algún lugar de tu cuerpo, la gloria de Dios viene sobre ti ¡ahora! Si tienes un miembro más corto que el otro, recibe tu milagro ¡ahora! Todo problema mental en tu vida o en la vida de tus hijos, ahora mismo se arregla en el nombre de Jesucristo dando gracias a Dios Padre por medio de el colos. 3:17

¿Cómo hacemos la transición de la unción a la gloria?
El mayor nivel de fe que puedes tener es dejar que Dios sea Dios.

La gente quiere controlar todo en el servicio y Dios no puede ser Dios en esas condiciones. Déjalo hacer lo que Él quiera hacer en tu vida y en la vida de tu iglesia.

Es el mayor nivel de fe que puedes tener. Dios ha querido llevarte a un nuevo nivel por mucho tiempo pero no tienes el hambre para eso. La razón por la que Dios me llevó a esta nueva dimensión fue mi hambre por Su presencia y la gloria de Dios.

A mí no me preocupa lo que la gente piense de mí; yo estoy hambriento y sediento de Dios. Yo estoy cansado de los predicadores que tienen un gran ego que quieren el centro de la atención. ¡Dios quiere ser visto!
Muchos pastores no saben lo que es entrar en la presencia de Dios. Pastor, ¿cuándo fue la última vez que lloraste en Su presencia? ¿Cuándo fue la última vez que fuiste quebrantado? ¡Has endurecido tu corazón! Deja que Dios penetre en ti. ¡Abre tu boca y clama a Él otra vez!
JEREMIAS 29:11-13 11Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 12Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; 13y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

La gente que atraviesa crisis hoy es la gente que no hizo la transición cuando Dios lo quería. Ahora mismo, toma la decisión de soltar y dejar que Dios sea Dios.
Jeremias 33:3 
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces
Toma la decisión de darle a Dios Su lugar. ¡Deja que Él sea visto! Si tienes que llorar o clamar como un loco, ¡hazlo! Humíllate otra vez ante Dios y búscalo hasta que ya no seas el mismo. Dios quiere desatar Su gloria. Jesús predicó el reino, el poder y la gloria.

Salmos 34:1-10 1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.
2        En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
3        Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.
4        Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.
5        Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.
6        Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.
7        El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.
8        Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.
9        Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.
10       Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.

La gloria es el movimiento de Dios. ¿Dónde te estancaste? ¿A qué te has conformado? Necesitas tener hambre y sed de Dios otra vez. Necesitas la pasión por las cosas nuevas que Dios tiene si estás dispuesto a tomar la decisión. ¿Quieres el don del hombre o Su presencia?

Si queremos lo de Dios y lo buzcamos a El de todo nuestro corazón y confiamos en El no tendremos falta de ningún bien, es tanto lo que Dios nos ha dado, nos da y nos dio en Cristo que nos puso y nos bendijo en los lugares celestiales:
por esto podemos decir con todo nuestro ser y alma todo lo que uno es y tiene siempre:          
Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.
2        En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
Amen.
jca

viernes, 26 de octubre de 2012


LA FE DE DIOS
.             Romanos 12:3  Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno
La fe se origina en el cielo y comienza a operar desde allí. La fe que tú y yo tenemos viene de allí. ¿Cuándo vino a ti?

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Juan 3:6
Cuando nacemos de nuevo, en ese momento, recibimos la fe. Nuestra fe no vino de un hombre o una organización, vino del cielo. La fe que tienes viene de Dios.
En Marcos 11:22, la Biblia dice: “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios”.
En el original dice: “Tened la fe de Dios”.
La fe de Dios

Antes de venir a Jesús no tenías fe, y yo no tenía fe. ¿Cómo fui salvo? Cuando oí la Palabra, la fe vino a mi espíritu. De otro modo, tú y yo no tenemos la habilidad para creer. La fe que tú y yo tenemos ahora vino de Jesúcristo. Se originó en Él. Tú y yo no tenemos la habilidad innata para creer. La vieja naturaleza sólo tiene la habilidad de dudar.
Antes de que vinieras a Cristo, sólo podías dudar porque no tenías fe. Ahora que has nacido de nuevo, que has venido a Jesús, tienes la fe de Dios. Ahora tu fe se origina en otro mundo.
En otras palabras, de acuerdo a Romanos 12:3, Dios nos ha dado una medida de fe.

Éstas son las señales de que una persona realmente ha nacido de nuevo:
1. Arrepentimiento genuino
2. Hambre por Dios
3. Cambio y transformación
4. Odio al pecado
5. Hambre por la santidad
Si realmente eres nacido de nuevo, tienes hambre de Dios. Debes buscar a Dios. Debes indagar a Dios. Si realmente has nacido de nuevo del cielo, debes odiar el pecado, y amar la santidad.


En la iglesia primitiva, la gente era realmente convertida porque el mensaje no era barato. Hoy el mensaje ha sido abaratado; no hay temor de Dios detrás del mensaje. La gente se arrepiente y llora lágrimas de cocodrilo. Cuando hay temor de Dios detrás del mensaje, la gente  se arrepiente de corazón.
Ahora, la gente viene a la iglesia,  vuelve a su casa y vuelve al pecado.
¿Dónde está el poder de Dios? ¿Dónde está el fruto del arrepentimiento?
¿Dónde está el hambre de Dios?
No me des ese viejo cuento: “Yo amo a Jesúcristo”. Si amas a Jesúcristo, ¿por qué volviste a pecar otra vez? Viniste a la iglesia y ahora ¿volverás a arrastrándote de nuevo al pecado?

Cuando quieres más de Dios nunca es suficiente. Cuando tienes verdadero arrepentimiento quieres más de Dios.

Las señales del nuevo nacimiento son las siguientes: Verdadero arrepentimiento, cambio y transformación, odio al pecado y amor por la santidad.
Si no hay cambio en tu vida entonces debes arrepentirte otra vez. Ésta es la razón por la que no tenemos poder en las iglesias.

La revelación trae expectativa
Tú tienes la fe de otro mundo, así que abstente de hablar palabras de incredulidad. No tienes excusa para no creer en Dios.
Ya que la fe tiene la atmósfera del cielo, cuando se la declara desde la revelación, produce una gran expectativa. Cuando la hablas de tu cabeza no produce nada, pero si la habla desde la revelación creará en ti una expectativa.
En el cielo hay una continua expectativa, y la fe que tienes viene de allí. ¿Por qué? Porque en el cielo, cada segundo, Dios revela algo nuevo.
En el Antiguo Testamento los ángeles cantan “Santo, santo, santo”. La palabra “santo” significa diferente, diferente y diferente. Los ángeles están a la expectativa: ¿Qué va a revelar Dios ahora?

Hoy no hay expectativa porque las iglesias predican todo el tiempo el mismo mensaje. Siempre lo mismo no se habla del señor Jesucristo, lo tienen inactivo y el esta muy activo, el se encarga de muchos asuntos que el Padre le ha delegado.
En el cielo, hay una continua expectativa porque la revelación siempre trae algo nuevo. Dios va a crear una expectativa de algo nuevo. Con tu fe comienzas a crear una expectativa por sanidad o por milagros. Así que la fe que viene de la revelación produce expectativa. Cuando no escuchas algo nuevo, no tienes ninguna expectativa, Dios es un Dios de vida y vive para siempre.


Lo que no puedes creer, no lo puedes obtener porque la fe es la moneda del cielo. Lo que no puedes creer no lo puedes comprar, por tomar un ejemplo. En el cielo compras por fe, vendes por fe, te mueves por fe y recibes milagros por fe, y por la gran misericordia de Dios y por su Gracia.
Tienes una moneda mayor que el dinero, mayor que la fama, mayor que tu intelecto y mayor que tu diploma. Si tienes fe, puedes tomarlo, si crees todo es posible. ¿Dónde está tu fe? En el cielo. Lo que no puedes creer es como que no lo puedes comprar.

¿Por qué Dios te dio fe?
Dios te dio fe para que los imposibles doblen sus rodillas. Así que las enfermedades doblarán sus rodillas. Tienes una moneda mayor que el dinero, mayor que las riquezas, mayor que cualquier cosa. ¡Tú tienes fe!

¿Cuál es el origen de tu fe?
¿Qué has hecho con la simple fe que Dios te dio cuando fuiste salvo? Si tomas un nuevo creyente y le preguntas: “¿Crees que Dios puede abrir esos ojos?”, él dice: “Sí”. Pero si tomas a un creyente “vino viejo”, que ha ido a la iglesia por 20 años, él no está seguro y necesita 80 confirmaciones.
Yo tengo uno aquí que lleva tres meses salvo echando fuera demonios, trayendo liberación a la gente.
Cuando naces de nuevo en Dios y tienes las señales que mencioné tendrás la clase de fe de Dios.
La fe causa que tengas la perspectiva del cielo. Ahora tendrás la perspectiva del cielo. Debería ser normal para ti caminar en lo sobrenatural.
La perspectiva es ésta: Nada es imposible para Dios. Mi perspectiva es ésta: Yo puedo hacer todo a través de Cristo.
¿Dónde está tu fe? Quiero que te levantes y la gastes la uses ahora. ¿Cómo gastas tu fe? Gastas tu fe a través de las palabras. Debes declarar: Dios es capaz de sanarme, Dios puede restaurar mi matrimonio y Dios puede liberarme ¡AHORA!

Que tu fe supere las excusas

¡Llénate de fe y deja las excusas a un lado para lograr lo que te propones.
Lucas 22:31-32 dice: Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Todos conocemos este pasaje cuando Jesús profetizó que Pedro lo negaría, pero lo que más me impacta es la frase:
“Que tu fe no falte”. Porque eso significa que la fe puede faltarnos en algún momento, aunque yo aprendí que Dios nos ha dado a cada uno la medida de fe que nos sostendrá siempre. Entonces, ¿a veces nos da fe y a veces nos la quita? ¿Por qué nos falta la fe en ciertos momentos? Claro que Dios nos ha dado una fe particular y personal que nos sirve para enfrentar nuestros retos, pero de nosotros depende que nunca nos falte.
Pedro, por ejemplo, necesitó una fe diferente a lo largo de su vida. Cuando caminó sobre el agua y luego se hundió, vemos que tenía fe, pero luego, en un instante, la perdió. Después, necesitó fe para aprender con el Señor, aunque luego, la perdió al momento de negarlo. Por eso, Jesús le dijo que rogaba para que su fe no le faltara y así fue, porque se convirtió en el apóstol que confirmó a miles.

Entonces, es posible que la fe nos falte en algún momento, pero nuestra responsabilidad es que nunca falte, sino que aumente. Seguramente, cuando sales de la iglesia, llevas bien puestos los pantalones y te sientes dispuesto a conquistar el mundo. Podrías decir: “Ahora sí conseguiré el aumento de sueldo que deseo”. Pero si a al primer intento no lo logras, poco a poco, tu fe decae. Algunos salen convencidos de que es el momento para encontrar novia o novio, pero luego de algunos días van decepcionándose y pierden la fe. Ya no pides gustos sobre la persona ideal, sino que le pides a Dios que te mande ¡alguien que por lo menos respire! Eso no puede suceder. Tu fe no debe faltarte, al contrario, debe fortalecerse frente a las adversidades.
De hecho, la dificultad comienza cuando le pides algo a Dios, de lo contrario no necesitaríamos fe. Al momento de decidirte a emprender algo, viene el problema, la resistencia. En ese momento es cuando necesitamos apretarnos más los pantalones y demostrar que creemos de verdad. Por ejemplo, al enviar a Moisés a liberar al pueblo, Dios le dijo que endurecería el corazón de Faraón. ¿Por qué endurecerlo si lo que necesitaba era que lo ablandara? Porque el Señor necesitaba ver la convicción de Moisés y de Su pueblo, ya que es necesario tener carácter para pedir bendición y también para recibirla, administrarla y compartirla. Pedir con fe y obtener lo que deseamos es solamente el inicio del camino hacia el éxito que culmina al alcanzar el beneficio de quienes nos rodean.
No más excusas
1 Samuel 17:34-36 relata: David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.
Cuando quiero aprender acerca de la fe, me gusta leer sobre los héroes de quienes habla Hebreos 11. Personalmente me gusta ponerme en los zapatos de esas personas. Imagino qué hubiera hecho si me toca cuidar a las ovejas de mi padre y veo un león o un oso llevándose a una. ¡Seguramente corro pero para el lado contrario a donde va el león Pero David los enfrentaba, tal como hizo con Goliat. 
Eso es usar la fe al extremo, sin excusas. Estoy seguro de que si mi papá hiciera un inventario de las ovejas y ve que falta una, no me regañaría si le explico que se la llevó un león. Como tú no regañarías a tu hijo si no enfrenta y mata a un ladrón que entra a tu casa. Cualquier padre le diría a su hijo: “Qué bueno que estás bien y no te sucedió nada, lo material se recupera”. Así que David tenía la excusa perfecta para no usar su fe y evitar al león o al gigante. De hecho, nadie le pidió que se enfrentara a Goliat. Al contrario, el rey Saúl le pidió que no lo hiciera porque estaba en desventaja. Sin embargo, David usó su  de fe y logró más de lo que le pedían. ¿Hasta cuándo pondremos excusas para no utilizar nuestra fe o creencia?

Abraham tenía la excusa perfecta para no creer por un hijo. Pudo decirle a Dios: “Mira, estoy casi muerto”. Noé también tenía la excusa perfecta para no creer y evitar construir el arca ya que nunca había llovido, pero no buscaron excusas y continuaron creyendo a pesar de todo. Muchas veces utilizamos excusas para librarnos de la culpa, al ver que no logramos hacer realidad las promesas de Dios en nuestra vida. Los jóvenes se excusan en el abandono de sus padres para no estudiar o andar en malos pasos, los trabajadores se excusan en la actitud exigente de los jefes para no esforzarse y comprometerse con sus metas, los empresarios se excusan en la difícil situación del país para no invertir y hacer crecer sus negocios. Claro que son excusas perfectas y válidas, pero aunque todo esté en contra, debemos decir: “Dios está conmigo y ¡derrotaré al devorador!” ¡Llénate de fe y deja las excusas a un lado para lograr lo que te propones!
De hortaliza a héroe
Lucas 17:6 explica: Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.
Marcos 4:30-32 también comparte: Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra.
Jesús comparó la fe con el grano de mostaza pero no porque fuera pequeña como este, sino porque la fe, como el grano, debe rebasar las expectativas y llegar a ser la más grande. El Señor no dijo: “Que tu fe sea pequeña como el grano de mostaza”, dijo que imitáramos al grano de mostaza que crece muchísimo. Al pensarlo, este grano de mostaza también tenía la excusa perfecta para no crecer porque es la más pequeña de las semillas, pero no buscó excusas y se convierte en un árbol enorme. Entonces tenemos dos parámetros, el del grano de mostaza y el de los héroes. ¿Cuál seguirás?
Te desafío a ser como los héroes que van más allá de toda expectativa humana y confían totalmente en el Señor. En mi grupo de amistad, cuando llega el momento de pedir, me gusta hacer petición por cosas materiales porque sé que a mi Padre puedo pedirle todo lo que deseo, no solo lo que necesito. Por eso, en el Padre Nuestro le pedimos el pan de cada día para hoy, es decir que pedimos abundancia. 
Entonces, yo pido una computadora nueva para el semestre, además de bendición y prosperidad para mi familia. Imagina que en tu grupo una pareja de ancianos pidiera un hijo o que un amigo pidiera que Dios le ayude a construir un bunker en su casa porque él y su familia repoblarán la tierra luego de la extinción. ¡Seguramente pensarías que están locos! Pues justamente eso es lo que sucedió con Abraham y Noé. Todos pensaban que estaban dementes, pero ellos creyeron esperanza contra esperanza, no pusieron excusas y lograron el propósito para el cual estaban llamados. Ellos fueron más allá, no tuvieron fe de semillas de mostaza sino de héroes.
Los mismo debemos hacer nosotros.. Siempre busca ir más allá con tu medida de fe, sin excusas ni pretextos. Si pedías porque tu hijo volviera a casa, ahora pide porque sea el joven que enseñe valores a toda tu comunidad, y más aún, pide como héroe porque llegue a ser el predicador más grande de tu país. Si tienes una pequeña cafetería, usa tu fe como el grano de mostaza que se convierte en la más grande de la hortalizas y pide un restaurante, pero luego, atrévete a usar tu fe como un héroe y pide por una cadena de restaurantes en toda Latinoamérica.
Si nos atrevemos a usar nuestra fe sin excusas, estoy seguro de que seremos los héroes del libro de Dios que leerán las futuras generaciones. Cuéntale tus sueños a las personas para que te vean como un loco. Porque llegará el día cuando vean que lograste hacer tus sueños realidad. Si Dios lo ha puesto en tu corazón es porque quiere que lo logres. ¡Inyecta la fe de los héroes a tus peticiones, supera la fe de la hortaliza más grande y verás que alcanzarás nuevas alturas!.                          jca

miércoles, 24 de octubre de 2012


CONSIDERACIONES  A LA IGLESIA FIEL

 Advertencias de Cristo.

 En la parábola del trigo y la cizaña
(Mateo 13:24-30), 24Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Cristo advirtió de la manera en que se sembraría la doctrina pura de Cristo y la doctrina de Satanás. La doctrina pura, sería sembrada de manera franca sin secretos de ninguna clase; pero la doctrina falsa sería sembrada de manera sigilosa y sutil
(1 Pedro 2:1). 1Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
Ambas crecerían juntas y serían reconocidas al crecer y dar frutos, cada una según su naturaleza y Cristo daría su destino final.

El sistema religioso, falso que opera de muchas maneras con estrategias distintas, produciendo doctrinas falsas y pretendiendo ser principios del Reino de Dios.

Ha llegado el tiempo cuando el engaño, la apariencia y la religiosidad ha encubierto el poder corruptor en el seno de muchas iglesias cristianas desprevenidas; y éstas están engrosando las multitudes de la Iglesia Mundial apóstata (2 Timoteo 3:1-5; 4:3-4).
Cristo subrayó esta realidad: “Y respondiendo Jesús les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos”. (Mateo 24:4, 5, 11, 23-24).


Advertencias del apóstol Pablo
(Romanos 16:17-18).
17Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. 18Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.

El apóstol Pablo preocupado por la salud espiritual y doctrinal de las iglesias, hasta en sus saludos insertaba advertencias como lo hizo en la carta a los romanos.
Aquí les dice que tuvieran cuidado de aquellos que causaban divisiones y tropiezos en contra de la doctrina (de Cristo), les advierte de personas que aparentaban ser cristianas, pero que en realidad eran individuos que con sus enseñanzas y prácticas menoscababan la verdad del Cristianismo y se constituían en su peor amenaza, no eran más que “mercaderes de la fe.”

En este tiempo abundan los mercaderes de un evangelio falso; pero
tienen embelesados a miles y miles de ingenuos creyentes, quienes no entiende o no se dan cuenta de las estratagemas de Satanás
(2 Corintios 11:13-15).
3Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

 Advertencias del apóstol Pedro (2 Pedro 2:1-3).

Satanás siempre ha tratado de infiltrarse en grupos de creyentes, a través de falsos maestros. Desde su encuentro con Eva se ha dedicado al engaño, es su arma eficaz y certera a través de toda la historia humana. (Juan 8:44
).
Pedro advierte que los falsos profetas niegan el señorío soberano de Jesucristo. El error básico de los falsos maestros es que no someten su vida de cada uno de ellos al Señorío de Cristo.

Al contrario ponen a la gente a su señorio y ellos son la cabeza de la Iglesia y no el señor Jesucristo, son muy sutiles terminan predicándose a ellos mismos.
Y solo ellos tienen la revelación de Dios  y todos tienen que consultarle como manejar su vida y el ingenuo o de buen corazón obedece porque cree que es la voluntad de Dios, y los alejan de la comunión con Dios.

 Advertencias del apóstol Judas (Judas 4, 16, 10).

Hoy como en el pasado se han infiltrado a la Iglesia maestros falsos con pretensiones de ser verdaderos, y que en la superficie parecen ser lo real pero cuya intención verdadera es desviar al pueblo de Dios de la verdad revelada

(Mateo 7:15; Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapacesHechos 20:29; Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 1 Timoteo 4:1-3; Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. 1 Juan 2:18, Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. 233Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.).

Judas los llama entre otras cosas
“hombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.”
(Judas 4). Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.

Hombres sin reverencia que cada vez se infiltran más en la iglesia de Dios para corromperla y obtener ganancias lucrativas.
“apostatas con arrogancia intelectual e ignorancia espiritual porque ni siquiera saben que han sido segados por Satanás (2 Corintios 4:4). Las cosas espirituales están más allá de su mente porque no ha sido regenerada para entender (1 Corintios 2:14)”.

CONCLUSIÓN:  
POR EL CONTRARIO EN UNA IGLESIA DONDE ESTA LA SANA DOCTRINA SE VIVE ASI:

“Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía” (Salmo 133:1).
Este Salmo tan exquisito tiene la fragancia de una rosa y el perfume de la unidad entre los creyentes.

En ningún otro texto del Antiguo Testamento se describe la verdadera unidad espiritual con las figuras y la gracia como se hace en este pequeño Salmo de David.

Al igual que el óleo perfumado bajaba desde la cabeza y resbalaba por las vestiduras sacerdotales, así la unidad en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, es motivo de bendición divina.

Como el rocío fertiliza y vigoriza las plantas, la unidad de los cristianos en una congregación fertiliza la vida del espíritu.

El salmista quiere que los hermanos anden la senda de Dios juntos.

Pero juntos en armonía.

Cuando Cristo oró pidiendo al Padre: “Que sean uno, así como nosotros… que todos sean uno” (Juan 17:11 y 21), se estaba refiriendo a la unidad y armonía que quería ver entre los miembros de la Iglesia que El fundó a precio de sangre.

Dos gatos amarrados por el rabo están juntos, pero no hay armonía entre ellos.

En cuanto uno se descuida el otro le clava las uñas.

Un comentario hebreo a los Salmos escrito en el siglo XVIII dice que los judíos estaban unidos solamente cuando acudían a Jerusalén para celebrar la Pascua . Pero entre ellos había discriminación de clase, orgullo de tribu, ambiciones, sentido de superioridad y otras lacras.
Estaban juntos, pero actuaban en ocasiones como si fueran enemigos.

La palabra armonía es un sustantivo femenino que indica unidad, concordia, paz, amistad, relación sana entre las personas.

Toda la Biblia contiene un mensaje de armonía. La voluntad de Dios, por ella murió Jesucristo, es que sus hijos vivan en armonía.

La armonía debe empezar por uno mismo . La mujer que desee transmitir perfume al hombre que ama debe empezar aplicando unas gotas en su propio rostro.

La armonía debe partir de la mente . Uno de los peores enemigos de la armonía son los pensamientos descontrolados, injustificados. Salomón lo pone muy claro:
“Porque cual es su pensamiento en su corazón tal es él” (Proverbios 23:7).

Si no hay armonía en tu mente, olvídate, no podrás vivir en armonía con los demás.


Si la armonía está dentro de uno mismo se proyecta en la congregación . Inmediatamente después de la conversión de Pablo, Lucas dice que “las iglesias tenían paz”
(Hechos 9:31Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.) ¡Qué delicia!

Paz es símbolo de armonía. Donde hay paz hay armonía. Donde hay armonía hay paz.

La armonía en la Iglesia se rompe por disputas que no tienen sentido.
Por comportamientos infantiles. Porque la envidia impide reconocer los dones del hermano o de la hermana. Porque somos demasiado orgullosos para pedir perdón.

¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía… porque allí envía el Señor bendición y vida eterna” (Salmo 133:1-3).

Bendición y vida eterna para los que promueven la unidad. Amen

jca


martes, 16 de octubre de 2012


Consideraciones sobre la infidelidad 
La fidelidad y sus enemigos en la sociedad de hoy
En nuestros días asistimos a una extraña paradoja en los países occidentales: gozamos de una calidad de vida muy alta, nunca antes se había disfrutado de tanto bienestar material. Sin embargo, al mismo tiempo hay muchos más casos de depresión, ansiedad, estrés y soledad que nunca. La gente vive mucho mejor, pero se siente mucho peor. La prosperidad material no ha proporcionado bienestar emocional ni existencial. Y el panorama futuro no parece más halagüeño: la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha pronosticado que para el año 2020 la depresión será la segunda enfermedad en importancia después del cáncer.
Un ejemplo nos ilustra esta sorprendente paradoja. En el ranking de ciudades del mundo con mayor calidad de vida (año 2009) Viena, Zurich y Ginebra encabezaban la clasificación. A primera vista, son lugares privilegiados para vivir; sin embargo, detrás se esconde una realidad muy distinta: Viena ha sido durante muchos años -y aún hoy lo es- una de las ciudades con un mayor índice de suicidios del mundo. Por otro lado Zurich y Ginebra están en Suiza, país con un alto índice de toxicomanías. La conclusión no parece difícil de deducir: allí donde hay un mayor nivel de prosperidad material, abundan los conflictos personales, familiares y de relaciones.
El cuerpo está mejor cuidado que nunca, pero la mente y el espíritu están quizás peor que nunca.
Quisiera destacar, sin embargo, una causa frecuente de este deterioro personal y social que he podido observar repetidamente en mi práctica: una crisis colosal de fidelidad; me refiero no sólo a la fidelidad conyugal o en la pareja, sino en todas las relaciones humanas.
Muchos problemas hoy tienen que ver con la inestabilidad de las relaciones, la fragilidad de los vínculos, la erosión del compromiso. Lo que los sociólogos llaman inestabilidad social esconde una crisis del valor fidelidad donde los vínculos sólidos que solían ser para toda la vida se han vuelto algo precario y con «fechas de caducidad» muy cortas.
El lema hoy parece ser «nada a largo plazo». Con ello se ha perdido un baluarte de seguridad en la convivencia y una fuente de identidad personal. Sin duda, ello pasa factura, una factura que la estamos pagando en forma de una auténtica epidemia de relaciones rotas con su cortejo acompañante: los problemas emocionales, en especial ansiedad, depresión y soledad.
Podríamos comparar las relaciones en nuestros días a las semillas que caen junto al camino: crecen rápidamente bajo el influjo de las primeras lluvias, pero se desvanecen tan rápido como crecen porque carecen de raíces y son muy frágiles. Asistimos a una eclosión de «relaciones cortas» en todos los ámbitos: en el trabajo, entre amigos, incluso en la vida de iglesia. Esto afecta con fuerza a la familia donde van creciendo relaciones frágiles y superficiales que se desgajan ante cualquier presión externa al modo como uno arranca una planta sin apenas resistencia. La contraposición a las «relaciones cortas» son las «relaciones firmes, como la planta en la buena tierra que da frutos».
Para ello vamos a considerar, en primer lugar, qué es la fidelidad y por qué es tan importante.
1. ¿Por qué he de ser fiel?: la importancia de la fidelidad
Entendemos por fidelidad el cumplimiento de las promesas y pactos por encima de los sentimientos y de las circunstancias. La persona fiel no cambia aquello que ha prometido, ocurra lo que ocurra, «en salud o en enfermedad». El ejemplo por excelencia es el Señor Jesús quien «es el mismo ayer, hoy y por los siglos» (Heb. 13:8).
La fidelidad es una actitud profunda que nace del corazón y piensa más en mis deberes que en mis derechos, piensa antes en el «tú» que en el «yo». La gravedad en cualquier tipo de infidelidad radica precisamente en la ruptura de la promesa o la dejadez en el compromiso.
La fidelidad no suele ser una conducta aislada, limitada a una esfera de la vida (la sexual), sino un rasgo más de un carácter moral y de una estructura de personalidad. Así, el cortejo inseparable de la fidelidad son valores como el esfuerzo, la perseverancia, la paciencia y expresan, en último término, una buena mayordomía en todos los ámbitos. De la misma manera, la infidelidad suele ir acompañada de indolencia, búsqueda del beneficio inmediato y personal, una baja tolerancia a las contrariedades o frustraciones, mentiras y engaño, etc.
La persona fiel en sus relaciones suele ser fiel en todas las áreas de su vida, «porque el que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel» (Lc. 16:10). Recordemos cómo la enseñanza principal de Jesús sobre la fidelidad se basó en la parábola de los talentos, es decir en una buena administración de todo lo que Dios ha puesto en nuestras manos (Mt. 25:14-30).
Un ejemplo admirable lo tenemos en José, el patriarca del Antiguo Testamento quien desde muy joven fue fiel en todo lo que se le encomendó. La fidelidad a su amo egipcio se evidenció no sólo en la esfera sexual –rechazando el acoso repetido de la mujer de Potifar- sino en todas las áreas de su vida. Ello explica el éxito de José en las diferentes esferas donde tuvo responsabilidad: con Potifar (Gn. 39:3-4), en la cárcel (Gn. 39:21-23) y como gobernador de Egipto (Gn. 41-42). La fidelidad expresa, por tanto, una actitud vital profunda y global de lealtad y compromiso.
La fidelidad es importante por varias razones:
Como motor de cohesión social y de estabilidad emocional
La fidelidad es como el cemento que cohesiona nuestras relaciones. Constituye una salvaguarda que nos da seguridad más allá de los vaivenes de los sentimientos. En un mundo fracturado por el pecado, los sentimientos son fluctuantes y están sujetos a cambios frecuentes y repentinos.
El corazón humano es «engañoso más que todas las cosas» (Jer. 17:9). Por ello las relaciones humanas requieren una base sólida, objetiva, que les confiera una garantía de estabilidad. La fidelidad expresada en promesas y pactos es como un ancla que mantiene la nave segura en la hora de la tormenta. Si nuestras relaciones dependen sólo de los sentimientos, entramos en una especie de tiovivo existencial donde no hay nada seguro y donde la desconfianza acampa a sus anchas.
Por el contrario, donde hay fidelidad, hay confianza. Una persona fiel genera seguridad, paz y estabilidad a su alrededor.
La confianza que da la fidelidad es el mejor antídoto contra la ansiedad, la inseguridad y los celos en las relaciones.
Así pues, la fidelidad es importante como motor de cohesión social y de estabilidad emocional. Tanto autores cristianos como no cristianos coinciden en este punto: es un ingrediente esencial en todas las relaciones humanas. Ello nos obliga a preguntarnos: ¿se explica la necesidad de fidelidad en términos puramente psicológicos o sociales?
Como expresión del carácter de Dios
Para el cristiano la fidelidad es importante por una razón aún más poderosa: la fidelidad forma parte de la esencia misma del carácter divino: «fiel es el Señor» (2 Ts. 3:3), en Él «no hay mudanza ni sombra de variación». (Stg. 1:17), «porque todas las promesas de Dios son en Él Sí, y en Él Amén» (2 Co. 1:20). Las referencias a la fidelidad de Dios son constantes en las Escrituras. 
Es por completo inconcebible que el Dios de la Biblia esté sujeto a cambios caprichosos de humor, de sentimientos o de ideas como los dioses paganos. Hasta tal punto es así que desde el principio Dios quiso rubricar sus promesas con pactos. Estos pactos eran la expresión de un compromiso inquebrantable.
El pacto ha sido el marco que ha estructurado siempre la relación de Dios con el hombre en general y con su pueblo en particular. Un ejemplo de ello lo tenemos en la historia del arco iris, símbolo del primer gran pacto de Dios con el hombre al prometer que no volvería a destruir nunca más al ser humano de la faz de la tierra: «Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros por siglos perpetuos: mi arco he puesto en las nubes» (Gn. 9:9-13)
Como voluntad de Dios para las relaciones humanas
La fidelidad, sin embargo, no es sólo un atributo esencial del carácter divino sin más. Ello tiene consecuencias para nosotros. Es también su voluntad para las relaciones humanas. Ello es lógico si recordamos que fuimos creados a imagen de Dios y, por tanto, somos llamados a reflejar en lo posible Su carácter. La fidelidad sella las relaciones entre Dios y los hombres, pero también debe sellar las relaciones de los hombres entre sí. Porque Dios es fiel, nosotros debemos serlo también.
La infidelidad rompe el corazón de Dios: «...Haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto y de clamor... porque has sido desleal contra la mujer de tu juventud, siendo ella tu compañera y la mujer de tu pacto» (Mal. 2:13-14). La fidelidad, por el contrario, le agrada tanto que Dios promete la «corona de la vida» al que es fiel hasta la muerte (Ap. 2:10).
Así pues, la fidelidad expresada en el cumplimiento de pactos y promesas es el ancla que salvaguarda nuestras relaciones y les da estabilidad.
2. ¿A quién he de ser fiel?: Las dimensiones de la fidelidad
«Cordón de tres dobleces (nudos) no se rompe pronto» (Ec. 4:12).
El autor del Eclesiastés, con su sabiduría, resume de forma certera en una sola frase el meollo de la fidelidad. ¿Cuáles son estos tres nudos? La fidelidad implica responsabilidad con uno mismo, con el prójimo y con Dios.
Esta metáfora trae a nuestra mente la idea de un triple vínculo con tres rasgos distintivos:
Su fortaleza: el lazo triple es resistente y no se rompe pronto con las presiones ni se afloja con el tiempo.
Su carácter indivisible: ninguna de las partes se puede desgajar de las otras porque forman un todo inseparable. Así, cuando soy infiel a mi prójimo, también lo soy en mi compromiso con Dios y conmigo mismo.
Su interdependencia: se nutren entre sí, se retro-alimentan de manera que la fidelidad a Dios estimula la fidelidad al prójimo y conmigo mismo y viceversa.
La fidelidad con uno mismo
Podríamos definirla como coherencia e implica estabilidad e integridad. Lo opuesto es la persona «inconstante en todos sus caminos» (Stg. 1:8) que dice una cosa hoy y otra totalmente diferente mañana, cambiando conductas, opiniones o sentimientos bajo la presión de las circunstancias o la influencia del entorno. La Escritura la define como «el hombre de doble ánimo» en agudo contraste con la persona íntegra -entera-, de un solo corazón. Marca distintiva de la persona fiel es esta integridad o entereza que la hace confiable en todos los asuntos porque no cambia y cumple sus promesas.
Otro ejemplo de fidelidad en la Biblia lo tenemos en Daniel: «...buscaban ocasión para acusar a Daniel... mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel» (Dn. 6:4). A pesar de la enorme presión sobre sus creencias y su conducta por las circunstancias del exilio, Daniel no cambió, fue constante y coherente con su fe y ello le convirtió en una persona confiable a ojos de sus superiores, en especial del rey quien le promovió a lugares de gran responsabilidad. Daniel se mantuvo firme allí donde lo más fácil era el mimetismo, dejarse arrastrar por la corriente. ¿Su secreto? El «triple nudo» -su fidelidad a Dios, al prójimo y consigo mismo- fue el ancla que le mantuvo firme y Dios le bendijo en gran manera porque el Dios fiel se complace en la fidelidad de sus hijos.
Algunos dirán que para ser fiel con uno mismo, a veces tienes que ser infiel con los demás.¿Es cierta esta idea? La respuesta nos obliga a recordar el concepto de fidelidad antes esbozado. La fidelidad siempre tiene un contenido objetivo al que se es fiel, normalmente expresado en forma de promesas o pactos. Los esponsales en la boda o un contrato de trabajo son ejemplo de este elemento explicito y objetivo que recuerda un acuerdo (valga el juego de palabras). La ruptura unilateral de este acuerdo es una infidelidad, una deslealtad, ya sea en el trabajo, en el matrimonio o en cualquier ámbito de las relaciones.
Hoy en día se rechaza este elemento objetivo con el fin de no sentirse atado. Asistimos a una erosión profunda del valor compromiso en todos los niveles. Un ejemplo lo vemos en la tendencia tan generalizada hoy a vivir en pareja sin casarse. ¿Es por motivos puramente prácticos o económicos? No, la ausencia del vínculo explícito que aporta la ceremonia civil o religiosa hace que el compromiso objetivo sea mucho más light o incluso inexistente. 
La frase «yo no necesito papeles para amar» refleja el sutil rechazo de nuestra generación al compromiso objetivo lo cual lleva inevitablemente a la trivialización de la fidelidad y a las relaciones «cortas» antes mencionadas.
Cuando se anula el elemento objetivo de la fidelidad es sustituido por un criterio puramente subjetivo: «debo ser fiel a mis sentimientos o mis pensamientos que pueden variar a lo largo de mi vida».
Para estas personas ser fiel consigo mismo supone hacer siempre lo que les apetece, sin tener en cuenta los otros dos nudos de la cuerda, Dios y el prójimo. De esta manera, la fidelidad se convierte en simple subjetivismo desprovisto de cualquier elemento de responsabilidad ante otros: «es mi problema y no afecta a nadie más». Esta conducta es un reflejo de las grandes modas ideológicas de hoy y la tendencia a servirse de en vez de servir a.