viernes, 18 de agosto de 2017

CAPÍTULO XXV

EL  ESPÍRITU  SANTO
Y  EL  FRUTO  DEL  ESPÍRITU
VICTOR PAUL WIERWILLE




La última preparación que hizo Jesucristo antes de su ascensión fue instruir a sus apóstoles sobre la venida de lo que nosotros llamamos Pentecostés, el día en que fue fundada la Iglesia. Con el establecimiento de la Iglesia, se dio la promesa del Padre. Hechos 1 relata estos acontecimientos.

     Hechos 1:4, 5 y 8:
     Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual les dijo, oísteis de mí.
     Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
     Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.

A la Iglesia se le dio una gran habilidad con la venida del poder inherente del espíritu santo. Antes de estudiar la Palabra de Dios para ver lo que se quiere decir por el espíritu santo, clarifiquemos primero la diferencia entre el Donador, Espíritu Santo, y el don, espíritu santo.

En esta cuestión está involucrada una ley. Dios no puede dar puré de papas con salsa o libros o casas. Dios puede dar solamente lo que Él es. Puesto que Dios es Espíritu Santo, Él tiene que dar esto como Su don. En el día de Pentecostés Él dio espíritu santo. Las mismas palabras se usan en el texto crítico griego y en el arameo; y estos textos no han diferenciado entre el Donador y Su don. Ahí es donde ha entrado la confusión. Dios es Espíritu Santo con E mayúscula y con S mayúscula; Su don, que fue dado en el día de Pentecostés, fue pneuma hagion, que es espíritu santo, y siempre debe ser traducido con una e minúscula y con una s minúscula. Dios dio lo que Él es --Espíritu Santo-- Su don es el poder desde lo alto, espíritu santo.

Puesto que este don es espíritu, no es posible verlo, oírlo, olerlo, gustarlo o tocarlo. ¿Cómo entonces puedo saber por mis sentidos lo que recibí cuando Dios puso Su espíritu en mí y me hizo un ser de cuerpo, alma y espíritu? Por la Palabra de Dios. La Palabra de Dios me dice lo que he recibido y entonces yo lo pongo en mi mente deliberadamente y empiezo a actuar sobre el conocimiento de Su Palabra. A medida que actúo, veo las manifestaciones del espíritu en el mundo de los sentidos.

El Espíritu Santo da un don a un creyente que recibe, pero este don; que es uno, tiene nueve partes o manifestaciones. No hay más ni menos que nueve manifestaciones del espíritu. Estas son expuestas en 1 Corintios 12.

     1 Corintios 12:7-10:
     Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
     Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;
     a otro, fe  por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.
     A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro discernimiento de espíritus; a otro, diversos [diferentes] géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

El don proveniente del Espíritu Santo fue dado en el día de Pentecostés, y está tan fácilmente disponible en nuestros tiempos como lo estuvo para los apóstoles, pues todos nosotros pertenecemos a la Iglesia de Dios. El don viene con la aceptación por parte de un individuo de Cristo como su Señor de acuerdo con Romanos 10:9. El Libro de Hechos y las Epístolas Paulinas hacen referencia constantemente al poder del espíritu santo, o si no, demuestran el poder que aquellos hombres de Dios sabían que tenían: La razón por la que vemos tan poco (si es que vemos algo) de la manifestación del espíritu hoy en día es porque nunca se nos ha enseñado. Tenemos el don, espíritu santo, pero las manifestaciones tienen que ser operadas por nosotros; y sobre esto la mayoría de los creyentes no saben nada.

Las manifestaciones se dividen por su uso en tres grupos: (1) manifestaciones de inspiración; (2) manifestaciones de información; (3) manifestaciones de impartir poder. Las características de las manifestaciones sugieren los nombres. Lo que sigue será una definición breve de lo que hacen las nueve manifestaciones para quienes las operan.

I.     Las manifestaciones de proferimiento, de hablar, de adoración, de inspiración.

     1.  Hablar en lenguas: Presentar un mensaje de Dios en un idioma desconocido al que habla lo cual edificará el espíritu. El hablar en lenguas es para uso en la vida privada de oración, a menos que el mensaje sea interpretado en una reunión de creyentes.

     2.  Interpretación de lenguas: Interpretar el hablar en lenguas en una reunión de creyentes. Edifica, exhorta y consuela al cuerpo presente, a medida que Dios da la expresión a quien habla, y quien habla la presenta.

     3.  Profecía: Presentar en una reunión de creyentes un mensaje proveniente de Dios en el idioma de los presentes, un mensaje que les edificará, exhortará y consolará.

II.                Las manifestaciones de revelación, de información, de instrucción, de conocimiento.

1.      Palabra de ciencia: Recibir información proveniente de Dios sobre cualquier situación dada sobre la cual el creyente por sus cinco sentidos no puede saber.

     2.  Palabra de sabiduría: Recibir instrucción por parte del creyente sobre qué hacer con la información que él ha recibido por medio de palabra de ciencia.

     3.  Discernimiento de espíritus: Recibir información por parte de un creyente sobre la  presencia, ausencia e identidad de espíritus; si los espíritus son malos, pueden entonces ser echados fuera en el nombre de Jesucristo.

III.    Las manifestaciones de acción, de poder, de impartir.

     1.  Fe (creencia): Manifestar la fe de Jesucristo lo que hace posible que un creyente haga suceder lo imposible por la orden del creyente según la revelación de palabra de ciencia, palabra de sabiduría y/o discernimiento de espíritus.

     2.  Milagros: Efectuar en el nombre de Jesucristo fenómenos que exceden la ley natural.

     3.  Sanidad: Ministrar sanidad en el nombre de Jesucristo para restaurar, curar, hacer sano o entero, o para reconciliar físicamente. Esta manifestación no es oración por los enfermos.

Es urgente, si vamos a tener el poder que Jesucristo hizo disponible, que estudiemos la Palabra de Dios y empecemos a poner en evidencia las nueve manifestaciones del espíritu santo.

El don, espíritu santo, no es el fruto del espíritu del que se habla en Gálatas 5, en la misma manera en que fruto no es una manifestación o un don. El fruto es el resultado de la manifestación del espíritu. Primero una persona tiene que recibir espíritu y luego tiene que manifestar el poder del espíritu en el mundo de los sentidos para que finalmente sea producido el fruto.

     Gálatas 5:22, 23:
     Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas  no hay ley.

Si hemos sido renacidos y estamos manifestando el don del espíritu santo estamos produciendo amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Nuestro evidenciar el fruto del espíritu indica la calidad de nuestro andar cristiano.
Con el conocimiento de nuestros derechos filiales y teniendo la mente renovada, combinado con la operación de las manifestaciones del espíritu santo produciendo fruto del espíritu, ciertamente somos más que victoriosos. ¡Ciertamente que podemos ser dínamos de poder! No necesitamos esperar más porque tenemos el poder de manifestar la vida abundante ahora.



EPÍLOGO


Como una palabra final a los estudiantes de la Palabra, note que las Epístolas del Apóstol Pablo siguen un patrón en su mensaje a la Iglesia. La primera revelación a la Iglesia es el Libro de Romanos. La siguiente declaración es Corintios. Corintios fue escrita para corregir el error práctico que se infiltró en la Iglesia porque ellos no se adhirieron a la revelación en el libro de Romanos. Una vez que una persona se aleja de la verdad de una revelación, empieza a practicar error; después de practicar error por un tiempo, el error llega a ser su doctrina. El libro de Gálatas corrige el error doctrinal que se había infiltrado en la Iglesia porque ellos habían practicado el error, según se hace notar en Corintios.

Después de Romanos, Corintios y Gálatas, viene Efesios. Efesios es una gran revelación a la Iglesia. Filipenses, como Corintios, corrige el error práctico que se infiltró en la Iglesia debido a su fracaso en adherirse a la revelación dada en el libro de Efesios. Luego Colosenses corrige el error doctrinal  que se infiltró en la Iglesia debido a la práctica equivocada de Efesios.

1 y 2 Tesalonicenses se presentan por sí mismas porque hablan sobre el Regreso de Cristo y la Reunión. Lea usted las Epístolas a la luz que acabo de compartir y nuevas vistas de entendimiento le serán aparentes a usted.

Efesios aconseja en el capítulo 6: “Por lo demás hermanos míos, fortaleceos en el Señor...” No nos dice que nos fortalezcamos en lo que dice un teólogo o en lo que un maestro de la Biblia pueda decir. Si el teólogo dice lo que la Palabra dice, si el maestro dice lo que la Palabra dice, entonces usted tiene que fortalecerse en lo que ellos dicen por causa de la Palabra, y no por los hombres.

     Efesios 6:10:
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y [fortaleceos] en el poder de su fuerza.

El versículo 11 empieza entonces con una amonestación al creyente para que se vista de toda la armadura de Dios. Nunca esté satisfecho con ser solamente un cristiano mínimo. Vístase de toda la armadura de Dios. Usted tendrá que hablar en lenguas frecuentemente en su vida privada de oración; tendrá que hablar en lenguas e interpretar en reunión de creyentes; tendrá que traer en manifestación palabras de profecía en una reunión de creyentes; tendrá que aprender cómo recibir palabra de ciencia, palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus, para que pueda llevar a cabo fe (creencia), milagros y sanidades en su vida diaria.



Efesios 6:11, 12:
Vestíos [vosotros] de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas [los trucos] del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo [mundo], contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes [desde lo alto].

Nuestra lucha, nuestra batalla, no es contra Juan del Pueblo, contra nuestro vecino, o contra el ministro. Nuestra lucha es siempre una lucha espiritual contra potestades espirituales, contra la maldad, y contra espíritus malos que tratan de hacerse pasar por Dios. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra potestades espirituales”.

Efesios 6:13:
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

Permanezca firme sobre la Palabra de Dios porque la Palabra de Dios es la Voluntad de Dios y quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir. Dios tiene un propósito para todo lo que dice, dónde lo dice, por qué lo dice, cómo lo dice y a quién se lo dice. Ponga su conocimiento y confianza en Dios, porque solamente Él es su fundamento sólido.

Efesios es mi oración y bendición para usted, a medida que usted anda en la vida abundante de la poderosa Palabra de Dios.

       Efesios 3:16-21:
       Para que [Dios] os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en su hombre interior por su Espíritu;
       para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
       seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
       y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
a él sea gloria en la Iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.


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