domingo, 25 de enero de 2015

LA LUZ DE LA VIDA
Capítulo Trece de "Ordena mis pasos con Tu Palabra"
Por V.P. Wierwille

A través de la Palabra de Dios vemos la importancia de la luz, tanto de la luz física, como de la luz espiritual. En el primer capítulo del Génesis, cuando Dios estaba preparando esta tierra para nosotros, la primera cosa que dijo fue: “Sea la luz”.

Génesis 1:3:
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

Y una de las últimas cosas que Dios revela en el libro de Apocalipsis también tiene que ver con la luz. El escenario es el nuevo cielo y la nueva tierra.

Apocalipsis 22:5:
No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

La grandeza de todo lo que Dios alguna vez hizo y de todo lo que Él hará entre el momento de Génesis 1:3 y Apocalipsis 22:5 es hacer la luz disponible para el hombre, porque Dios es Luz.

I Juan 1:5:
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

A lo largo de Su Palabra está registrado que Dios es Luz. Ahora, ¿cómo puede alguien decir que tiene la luz si no conoce al Dios verdadero, la fuente de la luz? Nadie puede decir que tiene luz, hasta que conozca a Dios. Dios es luz, y si alguien alguna vez va a tener luz, tiene que tener una relación con Dios, debe conectarse con la fuente.

Ya que Dios es Espíritu*, y por lo tanto no puede ser visto, la única manera en que nuestros sentidos pueden aprender acerca de Dios es yendo a Su Palabra escrita, que está en el reino de los sentidos. Si Dios es luz, Su Palabra es luz. La luz de la Palabra de Dios da a conocer a Dios Quien es Luz. Sin la luz de la Palabra de Dios, la gente nunca conocerá a Dios, y continuará caminando en oscuridad. Ellos pueden decir: “tenemos luz”, pero esto no puede ser verdad. El hecho de que alguien diga que tiene luz está a veces muy alejado de la realidad de que la tenga.

I Juan 1:7:
Pero si andamos en luz, como él está en luz**, tenemos comunión unos con otros…



*Juan 4:24: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que [le] adoren”.
** El Manuscrito de 1850 (“thirteenth century”) omite las palabras “andamos” y “como él está en la luz”. Las palabras restantes permiten al verbo “andar” por elipsis: “Pero si [andamos] en luz, tenemos comunión”. El Manuscrito de 1851 (“tenth century”) dice:" Pero si andamos, como Él es, en la luz tenemos comunión”.

Si yo vivo o “ando” en la luz, Dios y yo tenemos comunión. Si usted anda en luz, Dios y usted tienen comunión. Y mientras tenemos comunión con Dios, Quien es nuestra Luz, tenemos una vida llena de luz.

Cuando los creyentes ven la grandeza de la luz de Dios y realmente la viven, sus vidas son bendecidas, sus familias son bendecidas, sus comunidades son bendecidas. Entonces cuando los creyentes se encuentran esparcidos por todo el mundo bendiciéndolo, el mundo ve la luz, porque Dios es Luz y Su luz está en los creyentes.

II Timoteo 1:7:
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía [de miedo], sino de poder, de amor y de dominio propio.

Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, “sino de poder, de amor y de dominio propio”. Dios hace a las personas poderosas, amorosas y con una mente sana. Dios hace ganadores, no fracasos. Dios está en el negocio de liberar a las personas, no de derrotarlos. Él da a la gente mentes sanas, mentes con juicio. Y nosotros, como gente de Dios que hemos recibido mentes sanas, debemos renunciar a nuestros antiguos caminos errados.

II Corintios 4:1 y 2:
Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.

Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso [a lo deshonesto y secreto]…

¿Sabe usted cuáles son las cosas vergonzosas y ocultas? Y estas no incluyen fumar detrás de un granero. Las cosas vergonzosas y ocultas son planes deliberados de personas para promover su deshonestidad con el fin de engañar deliberadamente a otros acerca de la Palabra de Dios. ¿Cómo alguien puede llegan a este lamentable estado?

… no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios…

Ellos caminan en una conducta inescrupulosa y falsificando la Palabra de Dios, éstas son las cosas ocultas y vergonzosas.

Teniendo este ministerio, no desmayemos; no nos cansamos de nuestro privilegio y responsabilidad. Porque hemos recibido misericordia, hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso y a falsificar o manipular la Palabra de Dios engañosamente. A causa de lo que Dios ha hecho por nosotros, limpiamos nuestras vidas y tratamos la Palabra de Dios con verdad.

… sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.

En vez de andar con astucia y manipulando la Palabra de Dios engañosamente, nos recomendamos a nosotros mismos a toda conciencia humana, en la creencia de lo que es correcto. La conciencia no es más que patrones de hábitos de pensamiento que las personas establecen en sus vidas. Sus conciencias les molestan debido a un patrón de hábito que han establecido. Cuando usted se viste de la mente de Cristo y entrena su conciencia en la doctrina de la Palabra de Dios, entonces su conciencia le guiará con esa Palabra. La Palabra de Dios será el patrón de hábito para mantener su vida cotidiana en el camino correcto.

Versículo 3:
Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto.

Este “evangelio” es el evangelio de la liberación de Dios. La palabra “encubierto” es “velado”. En una boda se puede decir que hay alguien bajo del velo de la novia, pero no es hasta que la novia llega al altar y que el velo se retira de su cara que se puede realmente ver el rostro. Así es el velo del evangelio entre los que se pierden. El evangelio está encubierto, velado a los perdidos. Ellos no pueden verlo lo suficientemente bien como para creerlo. El versículo 4 le dice quién es el responsable de este velo y quiénes son los perdidos.

Versículo 4:
En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos…

Satanás ha cegado a aquellos que se pierden al mantenerlos lejos de la luz verdadera. Él está en el negocio de cegar el entendimiento de la gente, de esa forma ellos no pueden ver claramente la Palabra de Dios. Algunas veces, él demuestra su propia luz falsificada tan brillante que ciega a la gente, o, a veces él hace que todo lo contrario a la Palabra de Dios luzca seductoramente hermoso. Pero el gran propósito detrás de obras de Satanás es cegar a la gente y mantenerlos lejos de la luz verdadera.

Versículos 4 y 5:
… para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.

Satanás ciega los ojos de algunos que no creen, para que el Evangelio de Cristo no ilumine sus vidas.

Versículo 6:
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo [“en la faz de”, es una figura de dicción que significa “a través de la obra que Jesucristo hizo”].

Nosotros somos la realidad viviente de la presencia del poder de Dios mientras procuramos dividir correctamente la Palabra y traemos a libertad a hombres y mujeres. Nosotros caminamos para que la luz de la gloria de Dios en nosotros pueda ser vista por los demás.

Ahora bien, esto no significa que estamos exentos de cometer errores. De hecho, la Palabra de Dios nos enseña que vamos a cometer errores. Pero cuando cometemos un error, no es de una forma deliberada o elaborada y astuta dividiendo mal la Palabra. Nuestros errores son simplemente una cuestión de falta de conocimiento o por no hacer lo mejor. Tal vez la próxima semana sabremos más de la Palabra de Dios, y luego vamos a cambiar. De esto es de lo que se trata la vida.

Versículo 7:
Pero [Porque] tenemos este tesoro [la luz del conocimiento de la gloria de Dios] en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,

Este gran tesoro que tenemos es “la luz del conocimiento de la gloria de Dios”, de la cual se habla en el versículo 6. Este, que es el tesoro más valioso de Dios, se encuentra en vasos de barro. Estos “vasos de barro” son nuestros cuerpos. Tenemos este precioso tesoro en nuestros cuerpos físicos. Dios contrasta así de dramáticamente al vaso de barro con la excelencia de Su poder. ¡Qué contraste! Qué dinámica yuxtaposición o unión.

Con este conocimiento de la gloria de Dios, podemos llegar al punto en la vida que confiamos totalmente en Dios para que cuide de nosotros y para que nos guíe. Nosotros proclamamos la grandeza de la Palabra a nuestros amigos, a nuestros seres queridos, y todos los demás con quienes entramos en contacto. A cada lugar que vamos, hablamos la Palabra. ¿O tiene usted algo mejor de qué hablar? No. Entonces, hable sobre lo mejor, la Palabra de Dios. Si hay algo que el mundo realmente necesita hoy, eso es la Palabra de Dios. La gente no necesita programas para recibir ayudas, no necesitan programas de rehabilitación, no necesitan armamentos. Ellos necesitan la Palabra. Todas estas cosas pueden tener alguna utilidad, pero sin la Palabra de Dios, la verdadera y básica necesidad del hombre, no puede ser satisfecha. Sólo la Palabra de Dios brinda verdadera satisfacción. Debemos pararnos firmes y proclamar Su Palabra. La luz de la gloria de Dios es el tesoro que tenemos y que queremos compartir. Sólo tenemos una vida por vivir y una vida para dar, y bien podemos dar nuestro mejor por Su máxima prioridad.

Veamos un par de usos de la palabra “luz” en la Palabra, comencemos en Mateo 5 con el fin de obtener una mayor comprensión y apreciación de Dios como luz y de nosotros como Su luz en el mundo.

Mateo 5:14-16:
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

Ni se enciende una luz [una lámpara] y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero [un pilar], y alumbra a todos los que están en casa.

Así alumbre vuestra luz [no sus negativos, no sus dudas, no sus miedos, no sus preocupaciones] delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Nosotros somos la luz del mundo. Supongamos que no siempre vivimos de acuerdo a los caminos de la Palabra. Supongamos que no actuamos como hijos de luz. ¿Nos quedamos allí? No, regresamos a comunión con Dios* y regresamos a vivir Su Palabra e irradiamos Su luz.

Juan 8:12:
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Jesucristo es la luz; él fue la Palabra de Dios encarnada. La persona que sigue a Dios en Cristo Jesús, no andará en tinieblas, sino que “tendrá [absolutamente] la luz de la vida”. Jesucristo es la luz; y usted es luz cuando vive la Palabra de Dios y testifica sobre ella. La gente debe hacer conexión con la luz de Dios a través de Su Palabra para tener vida. De lo contrario, están en oscuridad, muertos en delitos y pecados.

Efesios 5:8:

Porque en otro tiempo erais tinieblas [estabais ciegos], mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.

Dios es Quien que nos ha librado de la ceguera. Él es Quien se llevó la oscuridad de nuestras almas. Dios es Quien nos ha hecho lo que la Palabra dice que somos. Debido a lo que Jesucristo hizo, andamos como hijos de luz, porque somos hijos de Dios.

I Tesalonicenses 5, hablando de la venida de Cristo, contiene esta gran verdad.

I Tesalonicenses 5:5:

Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

Así es. Ustedes no pertenecen a las tinieblas, ustedes no son de la noche. Ustedes son hijos de luz, ustedes son hijos del día. Y si la gente quiere ver la luz, ellos tendrán que mirarlos. Así que denles un poco de luz para que puedan ver, porque ustedes tienen el conocimiento de la Palabra para compartir con la gente, y esa Palabra es luz para ellos.

Filipenses 2:13 y 14:
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Haced todo sin murmuraciones [sin quejas] y contiendas [sin discutir].


I Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.


El texto dice literalmente: “Porque es Dios, Quien trabaja en ustedes”. Dios está trabajando dentro de usted. Murmurar o quejarse, es decir: “Mira, he sido testigo por tres días y no ha pasado nada”. ¿Acaso Dios ha muerto? ¿Recuerda usted a Noé? Él dio testimonio por algún tiempo, de hecho, ¡él testificó por 120 años! Y no se rindió. Si él se hubiera rendido a la revelación que Dios le dio, él se habría perdido aquel viaje en barco. A veces las personas tienen dificultad para pararse firmes por el Dios verdadero incluso momentáneamente. Usted no tendrá ese problema si conoce la Palabra y cree la Palabra. ¿Cuál es el resultado cuando usted no se queja o discute acerca de hacer la voluntad de Dios?

Versículos 15 y 16:
Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

asidos de la palabra de vida…

Usted brilla como luminar en el mundo. No ponga su luz que proviene de la verdad debajo de un almud. Camine en la luz. Hable acerca de ella. Este asido a la Palabra de Vida.

La Luz de la Vida es la Palabra de Dios. La Palabra da luz, haciendo posible que hombres y mujeres renazcan del Espíritu de Dios, que sean llenos del espíritu santo, que caminen en la grandeza de la Palabra de Dios y brillen como luminares. Nosotros proclamamos esa Palabra de Vida.

Dios nos ha llamado a ser Sus luminares, a irradiar Su Palabra en todo el mundo. Así que camine con la cabeza en alto y sus hombros atrás, camine con gozo en su alma, porque tiene la luz de Dios en usted. Donde quiera que usted esté, con Dios en Cristo en usted, ahí está ese resplandor, esa misma luz que brilla intensamente en usted. Levántese y manténgase erguido, no por lo que usted es, sino por lo que Dios le ha hecho ser. Usted tiene la luz de la vida que no puede ser extinguida y que necesita brillar en estos tiempos torcidos y perversos para atraer a la gente a la Luz.




Traducción por Claudia Juárez Garbalena

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