domingo, 5 de mayo de 2013


CORRECCION - O  TODOS CONTRA TODOS
 Lo vemos en la historia de la Iglesia. Cada vez que Dios ha hablado o hecho algo, el diablo se ha movido paralelamente. Para cada trigo de Dios, Satanás ha sembrado su cizaña (Mateo 13:37-43). En el Nuevo Testamento encontramos la obra de Jesús, el Espíritu Santo y el evangelio. Pero también nos sorprende que Iglesias como la de Corinto le daban la bienvenida a “otro Jesús”, “otro Espíritu” y “otro evangelio” (2 Corintios 11:4).
¿Estoy diciendo que Dios se ve impotente ante los sustitutos del diablo? ¡No! “Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?” (Isaías 43:13). Jesús dijo claramente: “Es necesario que vengan tropiezos” (Mateo 18:7). Sólo la fe genuina permanece a través de todos los obstáculos (Mateo 13:18-23; Santiago 1:2,3).
Seamos sabios Pero también debemos ser sabios y,
“para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros”, no debemos ignorar “sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11).

Hace algunos años, Dios comenzó a advertir a Su Iglesia sobre cómo ciertos hombres estaban enseñando mentiras de este mundo haciendo las pasar como verdades bíblicas.
Y no solo habían logrado hacerse muy famosos, sino realmente ricos. Y muy lejos de avergonzarse por esto, ellos le enseñaban a los demás (y aun lo hacen) a que todos pueden lograrlo también.     Y a esto lo llaman “ministerio”. El Señor habló claramente de que esto no tenía nada que ver con él, y que debía ser confrontado.
 Fue una obra de Dios para despertar a Su Iglesia a la santidad y el regreso a Su Palabra.    ¡Cuanta misericordia de Dios hay en que él nos limpie día a día!

Cuando el Señor abrió nuestros ojos, al menos un poco, y comenzamos a darnos cuenta que él demandaba más santidad y fidelidad a Su Palabra en la Iglesia de hoy, fue ni más ni menos que por Su gracia. Muchos fuimos confrontados, y con la misma palabra de exhortación, exhortamos a otros. Dios estaba obrando. Y seguramente el Señor sigue usando a muchos en esa tarea.
Pero de pronto, casi sin darnos cuenta, esto se transformó en una bonita guerra de ‘todos contra todos’ donde la unidad con cualquier hermano parece ser imposible ya que cada uno, al instante de conocerlo, saca su kilométrica lista de ‘verdades irreconciliables’, para decirte que si no estás de acuerdo él volverá por donde vino. ¿Qué fue lo que pasó?  

No es lo mismo:           De “contender ardientemente por la fe” (Judas 3) se pasó, como si fuera lo mismo, a un “contender sobre opiniones” (Romanos 14:1). Pero hay una diferencia enorme entre luchar las peleas de Dios por verdades fundamentales de la Palabra, y comenzar a discutir con todo el mundo defendiendo nuestras opiniones personales sobre tal o cual cosa.
Pablo explicó claramente a la Iglesia en Roma que existen los hermanos débiles en la fe. Él no se refería, en este caso, a personas que en medio de las dificultades flaquean. ¡No! Él hablaba de personas inmaduras que consideran sus propias opiniones como “la verdad de Dios” ¡Y cuídate de no estar de acuerdo con ellos! ¡Si transgredes una de sus leyes eres un ‘apóstata’ y un ‘hereje’!

Por esto Pablo escribió: “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones” (Romanos 14:1). En aquella época muchos tenían sus propias opiniones acerca de qué debían comer y qué no, qué días debían guardar para esto y para aquello y cuáles no.
Romanos 14:2-6: “Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios“.

Así, sin duda, nos sucede muchas veces. No solamente con la comida o sobre ciertos días. Cuántas opiniones personales andan por ahí dando vueltas y transformando a la iglesia en un campo de batalla feroz.

Ya no solo hablamos de congregaciones que se creen dueñas únicas de la verdad, sino que cada uno, porque ha leído no sé qué libro, ha visto tal video por internet o recibido una supuesta revelación sobre un versículo, cree que él es el mesías salvador de la Iglesia de hoy. Él ha encontrado justo ‘esa verdad sobre las cosas que a la Iglesia no la dejan ser lo que Dios quiere’.
Él es el que tiene la pieza clave, el engranaje fundamental, el secreto mejor guardado que, al ser aplicado, solucionará todos los problemas del cristianismo actual.
Una nueva opinión personal
Pero al escucharlo, lleno de tal celo que tu vida corre peligro si lo contradices, finalmente no encuentras que no se trata más que de una nueva lista de opiniones personales.¡Qué fácil es sentarse delante de una computadora y opinar como experto! 

He aquí un prototipo de algún diálogo de estos, perdido en el ciberespacio:
Licenciado opinólogo:      - ¿Eclesiología? Ah sí, la Iglesia debe ser así y así.
– ¿Evangelización? Huy, sí, la forma de ganar almas es esta y esta otra.
– ¿Temas pastorales? Ja, son mis preferidos. Dame 5 minutos y te explico la forma bíblica de pastorear.
Hermano desprevenido:          - Ay, qué lindo hermano. ¡Qué interesante haberlo conocido! Una pregunta: ¿qué hace usted para el Señor?
Licenciado opinólogo: - Ah… ¿qué hago para el Señor? Bueno, mi trabajo secular no me deja mucho tiempo… pero el Señor sabe.
Él jamás ha hecho nada. No tiene experiencia y todas sus opiniones han nacido simplemente de haber leído no se qué y de haber visto no sé cuánto. Nunca ha puesto en práctica nada de eso. Pero él cree tener cada punto en la ‘i’ correcta. Él olvidará gustoso que Santiago 1:19 dice: “todo hombre sea pronto para oír y tardo para hablar”, y hablará y hablará.
No habrá puesto el hombro en la mies del Señor nunca, pero ¡ay, cómo castigará con su más alto ‘celo santo’ cualquier error de aquellos que sí han puesto sus manos en el arado

Un buen remedio para cuando nos transformamos en ‘licenciados opinólogos’ es que pongamos en práctica nuestra fe. Haz algo. Vive tu fe. Pon en práctica tus opiniones personales. Allí verás cuanto de lo que hablabas era opinión gratuita y cuanto era la verdad de Dios. Y luego enseña con la base sólida de estarlo viviendo.
Muchas veces transformamos opiniones personales en una verdad que defendemos de tal manera que cualquiera que la ponga en duda corre peligro de ser quemado en nuestra hoguera.
Estamos bien.
David estaba muy tranquilo cuidando ovejas, pero Isaí, su padre, le mandó que vaya al campo de batalla para llevarle provisión a sus hermanos y ver cómo estaban (1 Samuel 17:17,18). Cuando llega David al lugar donde supuestamente se estaba librando la guerra, se lleva una gran sorpresa: nadie estaba peleando ninguna guerra. Un gigante llamado Goliat aparecía día tras día delante del campamento de Israel diciendo: “Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis” (1 Samuel 17:8,9).

Esto lo había hecho por 40 días, y nadie hacía nada. Incluidos, por supuesto, los hermanos de David. Todos miraban asustados como este gigantón se burlaba de ellos.
Hasta podemos imaginar a todo Israel orando con voz temblorosa: “Señor haz algo. Señor haz algo”.
En el transcurso de todo aquello encuentra por fin David a sus hermanos y cumpliendo con el mandato de su padre, dice 1 Samuel 17:22 que “preguntó por sus hermanos, si estaban bien”. Mas, ¿y cómo van a estar? Obviamente bien: ¡si no habían hecho nada!. Su tarea era estar peleando las batallas del Señor pero en su lugar estaban bien escondiditos esperando que un viento frío soplara sobre Goliat. La pregunta estaba un poco de más ¿no? Sin duda ellos estaban bien, sanos y salvos…. y de seguro hasta descansaditos. No habían hecho nada.
Soberbia y la malicia de tu corazón
Igual con los hermanos de David. Ellos estaban perfectamente bien. No habían hecho nada. Pero, he aquí algo más que interesante: Luego de preguntarle a sus hermanos cómo están, David dice: ” ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” (1 Samuel 17:26). Él, aunque apenas es un jovencito, decide ir a pelear contra este filisteo.
Y a los hermanos, al darse cuenta de esto, de pronto ¡les viene un precioso ‘celo santo’! Ellos no habían hecho absolutamente nada. Pero eso sí: para criticar con todo fervor, nadie como ellos.
Y le dicen a David: “¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido” (1 Samuel 17:28).
¡De pronto los hermanos de David eran expertos en reclamar responsabilidad al joven y hasta podría parecer que tienen don de discernimiento!
Cómo termina la historia, ya lo sabes. David no tenía tiempo para opiniones. Él les responde: “¿no es esto, mero hablar?” (1 Samuel 17:28). 

En vez de iniciar un debate por internet sobre opiniones, simplemente fue, le cortó la cabeza al gigante, con su ejemplo les dijo: “así se hace”, y se volvió a su casa.
Hermano: todo eso que dices que la Iglesia debe hacer, sal y hazlo. Ve a los hospitales, predica el evangelio, entrega tu vida, pon en práctica lo que crees que se debe hacer, ejerce tu ministerio, ama a los imposibles de amar, sé integro, toma responsabilidades, experimenta lo que es que en la intensidad de la batalla las fuerzas desaparezcan. Lo que sea que hayas demandado a los demás, sal y hazlo. ¿Cometerás errores? Sí, sí, seguro que muchos pero:
a) Así se aprende.    b) Ahí te darás cuenta por qué razón otros cometen errores: porque no solo opinaron sobre lo que los demás deberían hacer.
Hermano: enséñanos con tu ejemplo como David. Y lo Util para enseñar es la Palabra.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”                                            (2 Timoteo 3:16-17).
2 Ti. 3:16. «Toda Escritura es inspirada (lit. alentada, soplada)   por Dios, y es útil...» * *Pag. 59 Dic. Figuras de Dicción usadas en la Biblia de Bullinguer-Lacueva
"Inspiración" es de la palabra Griega "theopneustos." Signifca "suspirada por Dios,   el origen de la Escritura es: "Suspirada por Dios" (theopneustos Griego), [o sea], que las palabras de la Escritura deben ser recibidas como de Dios Mismo … literalmente, respirado de Dios.

                  Esto quiere decir que la Sagrada Escritura fue exhalada por Dios.
La inspiración  de las Sagradas Escrituras las convierten en autoridad absoluta y final, la norma suprema de la fe y practica , el manual de Instrucción de Dios, su Voluntad.

Debemos confiar en la Escritura misma, no en la forma en que los hombres la explican según sus conceptos personales. Una cosa es ver la Biblia como una simple recopilación de relatos, y otra muy distinta es reconocerla como un conjunto de instrucciones y ejemplos divinamente inspirados que forman un todo unificador.
La Biblia está repleta de ejemplos de personas como nosotros cuyas vidas nos muestran su obediencia o desobediencia a los principios de Dios.

La Escritura, que es poderosa, por sí misma producirá efecto; confía en ello,                           pues toda es proveniente de Dios y es útil:
para: enseñar (la doctrina correcta que contrasta naturalmente con la falsa),
para redargüir (o reprender por sí misma a las personas por su conducta errónea o sus creencias equivocadas sacando todo pecado y mentira a la luz),
para corregir (para ayudar a alguien que ha caído a volver a ponerse en pie, mostrando el camino de regreso a una vida piadosa)
y para instruir en justicia (adiestrándonos para hacer lo que es justo y aprobado por Dios).

Santiago  3:13  ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.  Stg 3:14  Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;
Stg 3:15  porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.  Stg 3:16  Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
Stg 3:17  Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

Uno tiene que estar de acuerdo con la Palabra de Dios, no con los inventos de ciertos líderes malhumorados o porque buscan su conveniencia y no la edificación de la Iglesia hasta que todos lleguemos a:
Efe 4:11  Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,   Efe 4:12  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
Efesios 4:13  hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;. 
Esto hace un buen Pastor, o un buen líder.                              Jca.

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